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Luis Alberto Monge: Un campesino cultivado

Cantinflas contra el cáncer

“En otra ocasión, nos encontramos en Puerto Rico, con motivo de la realización de una campaña porque unas inundaciones habían dejado muchos damnificamos. Con Puerto Rico me unían muchos vínculos. Había interés en mis cursos de la Escuela de Educación Política, adonde llegaban muchos puertorriqueños; saben de mis vínculos con Muñoz Marín y mis conferencias.

“Antes de esto, hablé en actos del Partido Democrático Popular. Ese día, el presidente y yo dictamos nuestros discursos, y horas después le correspondía a ´Cantinflas´. Andaba vestido con saco y corbata, y anoté rápidamente la dirección del cónsul honorario de Costa Rica, que era donde estaríamos en la fiesta. Le dije que cuando terminara, podía integrarse a nuestro grupo. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando, horas más tarde, vi llegar a Mario Moreno! Fue un episodio maravilloso.

“Otro encuentro interesante con ´Cantinflas´ se dio siendo presidente. Durante el penúltimo año, un Miércoles Santo recibo una llamada de él. Me dice, ´Presidente, estoy aquí en San José. No quiero que nadie lo sepa. Admiro mucho esta democracia, y andamos en un crucero. Yo quería que mi hijo conociera Costa Rica. Estamos en Caldera, pero nos trajeron a San José. Sólo quería saludarlo´.

“Yo le dije, ¿cómo va a ser posible que no le brindemos ninguna atención?´, pero Mario tomó la suite y dijo que quería privacidad. Yo llamé a Danilo Jiménez Veiga, que es el mejor imitador de Mario Moreno que he conocido. En Ginebra, era una sensación porque no se podían imaginar que un tico imitara a un mexicano tan, pero tan bien. Danilo siempre andaba una gabardina y una boina en la bolsa de atrás, para hacer el numerito apenas alguien se lo solicitara. Después, Muni (Figueres, su esposa) ya no se lo permitió.

“En ese momento, Danilo era Ministro de la Presidencia, después de Fernando Berrocal, que había estado en el ministerio durante los dos primeros años de mi gobierno. Le dije ´te voy a dar una buena noticia y una mala´. La primera es que está Cantinflas en el país. Me ha insistido en que no necesita nada, pero por cortesía hay que ir, y ponernos a sus órdenes. La mala es que tenés que hacerte cargo de él. Luego, Danilo me contó que tuvo que darle gracias a Dios de que Mario no le pidiera nada, porque estaba con los chunches en el carro para irse para la playa. ´Pensé que si Mario me dice que sí me necesita, me mata Muni´, me dijo Danilo.

“Cuando empecé a recibir noticias de su salud, que eran muy alarmantes, pensé que estaban exagerando, pero estaba en Houston, y cuando llamé, me di cuenta que no era cuento porque, en ese momento, lo estaban trasladando del DF hacia Puerto Rico. Lo llamé, no contestaba, y, entonces, le mandé un fax, diciéndole que se iba a recuperar…

“Pero lo que es ese fax no lo vio él. Ya estaba en coma, y a la mañana siguiente murió. Tengo mucho que agradecerle a Mario Moreno, porque, sobre todo, me curó del cáncer. La lectura que uno hace cuando tiene un cáncer está relacionada con contar con una actitud positiva. Un día compré un paquete con veinte películas de ´Cantinflas´, más otras dos regaladas. Así que, después de la radiación, todos los días veía una película de mi amigo. Ahora tengo hasta las tres primeras que salieron en dvd.

“Lo curioso es que, durante mi estadía en México, mi relación fue con los que llamaban ´los negretistas´, y fue hasta después cuando me hice amigo de Mario Moreno”.

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