Después da un período de ansiedad prolongada, los magistrados Vargas y Guzmán, que forman mayoría del Tribunal Electoral, declaran que Otilio Ulate Blanco ganó las elecciones con 54,931 votos a su favor, contra 44.438 de Calderón Guardia. Koberg, alegando que la declaratoria final corresponde al Congreso, salva su voto, y suscribe un informe personal para decir que los resultados de las votaciones no son concluyentes.
(Koberg está unido por parentesco con altos jefes del Partido Republicano; la administración Calderón impidió que Koberg fuese incluido durante la guerra en la lista negra, como dueño del Almacén Koberg. El Código Electoral da al tribunal el poder de hacer la declaratoria de presidente, que luego ratifica el Congreso. Según el Pacto de Honor el Congreso debía respetar este fallo).