En tanto continúan conversaciones conciliatorias, el Partido Comunista rompe la tregua y llama desde su radiodifusora a las armas a sus partidarios, ordenándoles que «tomen sus puestos de combate inmediatamente».
(Hasta aquí los hechos que precedieron a la Revolución, única salida que quedaba a los costarricenses para restaurar la validez de la Constitución y de las Leyes.)