El Espíritu del 48, para nunca olvidar
Johnny Soto Zúñiga
I
Hace 75 años, Costa Rica estaba viviendo la guerra civil más cruenta de su historia, producto de la anulación de la elección presidencial ganada por don Otilio Ulate Blanco, por el infame acto del 1º de marzo de 1948 del Congreso de la República, agregado a las múltiples irregularidades de los gobiernos de Calderón Guardia -1940-1944- y Picado Michalsky -1944-1948-.
La historia ha sido contada a su manera por diversos historiadores, políticos, sociólogos y demás escritores que han realizado sus investigaciones y análisis de los sucesos de la década de los 40s del siglo XX; podemos decir que algunos con sesgo ideológico, otros más imparciales y apegados a la realidad política de la época.
Lo importante es señalar que particularmente respeto las diversas opiniones, anécdotas, y distintas maneras de ver las cosas, eso solo se puede en una democracia consolidada y donde exista la libertad de expresión en todo el sentido de la palabra, y cada quién exprese su testimonio sin miedo a represión de ningún tipo.
El siglo XX, fue marcado por dos atropellos al derecho electoral costarricense, primero en 1917 con el golpe de Estado en contra del Presidente legítimamente electo don Alfredo González Flores, perpetuado por su ministro de la Guerra Federico Tinoco Granados, estableciendo una dictadura durante 30 meses y la segunda con la violación al derecho de sufragio en 1948, que inclusive ya anteriormente en las elecciones de 1944 habían sido fraudulentas en contra de la elección del ex Presidente don León Cortés Castro.
EL ESPIRITU DEL 48 es el testimonio del Caudillo y tres veces Presidente de la República don José Figueres Ferrer, conocido por sus amigos y seguidores como don Pepe. Es el último libro escrito por él, luego de haber publicado Cartas a un ciudadano -1956-, La Pobreza de las Naciones -1973-, Franjas de Luz: Arboricultura en el paralelo 10 -1979-, Así nacen las palabras y los cuentos -1976-; incluso recibió el Premio Nacional de Ensayo Aquileo J. Echeverría en 1973.
En el mes de marzo de 1986, se reúne el escritor y periodista Guillermo Villegas Hoffmeister (q.d.D.g.) y el Rev. Benjamín Núñez Vargas (q.d.D.g.) con don Pepe de 80 años de edad, a fin de asistirlo y ayudarle en todo a que su testimonio sobre lo acaecido en 1948, viniera a llenar ese gran vacío existente a la fecha; al estar ante el protagonista principal de la Guerra Civil, el propio Caudillo y Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional; sus palabras, su visión y su realidad de la década de los 40s por primera vez lo iba a contar quien más sabía; hasta la fecha solamente habíamos oído o leído a algunos escritores que si participaron en la gesta y otros historiadores que solamente nos daban sus propias investigaciones e interpretaciones.
Don Guillermo Villegas describe así la emoción de colaborar con don Pepe, en la realización de este libro: “Falta algo que añadir a lo de grata y honrosa: emocionante. Porque emocionante fue trabajar con don Pepe quien cumplió con su destino. No fue cobarde, no se metió en su casa a esperar a que pasara la muerte para contar, después, el susto. Fue actor principal no en el teatro de las tablas, sino en el teatro de la guerra, donde la vida se juega a cada instante y luego actor en el campo de gobierno, en el que un día estuvo por la fuerza de las armas y dos por la razón de los votos libremente emitidos. Eso, se comprenderá, es una emoción inenarrable.” (El Espíritu del 48. José Figueres Ferrer. Pág. 10)
Asimismo el Rev. Benjamín Núñez señala lo siguiente: “Lleva este libro el título de: El Espíritu del 48. Más que una crónica de hechos, el libro intenta revivir, para sus lectores, aquel estado de ánimo colectivo y aquel ambiente espiritual que dio a la Guerra Civil de 1948, el rango de gesta nacional, la convirtió en un hito brillante de la historia patria y la marcó como un punto de arranque para el futuro.
El Espíritu del 48, descansa en una concepción heroica de la vida, que animó a los costarricenses y los impulsó a rescatar, aún a costa de la vida, los valores que constituyen la esencia de la nación. Ese espíritu generó una mística que movía a las personas de todas las edades, hombres y mujeres, a correr todos los riesgos con tal de restablecer la dignidad nacional.” (Op.cit. pág. 16 y 17)
La historia no se puede nunca olvidar, se puede perdonar en lo personal, o sino que lo perdone Dios, los rencores y odios se pueden olvidar, y ahí nace la reconciliación entre los pueblos, porque en realidad fue muy lamentable los hechos de la década de los 40s del siglo XX, hubieron bastantes muertos en combate, que su número nunca fue precisado, pero un solo muerto se convierte en tragedia, porque la vida humana debe preservarse siempre; las distintas circunstancias llevaron al cruel enfrentamiento entre dos bandos: la oposición liderado por don Pepe Figueres y las fuerzas del gobierno liderados por los denominados “caldero comunistas”- alianza del Partido Republicano -socialcristiano- con el Bloque de Obreros y Campesinos de ideología comunista.
Para comprender la causa que finalmente llevó a una Guerra Civil en 1948, se debe analizar, investigar y los hechos históricos de la década de los años cuarentas, especialmente el desarrollo de los dos gobiernos primero del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia y posteriormente el del Lic. Teodoro Picado Michalsky. La hipótesis del libro de don Pepe, es que la Guerra Civil no la declaró, ni la promovió la oposición, ni tan siquiera él mismo, sino causada por el nefasto régimen de los ocho años, si comprendemos lo anterior podemos entender la verdadera historia, de lo contrario tomamos partido en contra de la hipótesis planteada por el principal protagonista de la Guerra Civil, don Pepe, declarado el personaje del siglo XX, benemérito de la Patria y arquitecto de la Segunda República que inicia con su primer gobierno de 18 meses como Presidente de la Junta Fundadora de la Segunda República, convocar a la Asamblea Constituyente que promulgó la Constitución Política de 1949, y luego entregar el mandato presidencial a don Otilio Ulate Blanco.
Como han sido muchos libros, documentos y escritos realizados sobre la década de los 40s y de la Guerra Civil de 1948, para los interesados en la historia patria, daré un pequeño aporte para los que deseen estudiar o investigar los hechos, lo cual dividiré en dos secciones: 1. Los libros escritos por liberacionistas y 2. Los libros escritos por investigadores de todo signo ideológico.
- Los libros escritos por liberacionistas o que formaron parte del Ejército de Liberación Nacional: El Espíritu del 48 de José Figueres Ferrer. La Guerra de Figueres. Crónica de ocho años de Guillermo Villegas H. Los ocho años de Alberto Cañas. Testimonios publicados en el diario Excelsior y luego editados en varios tomos de Guillermo Villegas. De Calderón a Figueres de Eugenio Rodríguez Vega. Siete Ensayos Políticos, fuentes de la democracia social en Costa Rica de Eugenio Rodríguez. José Figueres Ferrer, El Hombre y su obra de Arturo Castro Esquivel. La huelga de brazos caídos de Roberto Fernández Durán. La Lucha sin fin de Oscar Castro Vega. Rodrigo Facio en la Constituyente de 1949 de Oscar Castro Vega. Figueres y la Constituyente del 49 de Oscar Castro Vega. Raíces del Partido Liberación Nacional, notas para una evaluación histórica de Daniel Oduber Quirós. Revista Surco del Centro de Estudio de Problemas Nacionales.
- Los libros escritos por diversos investigadores, historiadores, académicos, políticos de diversos signo ideológico: Costa Rica y sus hechos políticos de 1948, problemática de una década de Oscar Aguilar Bulgarelli, El 48 de Miguel Acuña. Lucha Social y Guerra Civil en Costa Rica, 1940-1948 de Manuel Rojas. La otra cara del 48 de Rodolfo Cerdas Cruz. Guerra Civil en Costa Rica de John Patrick Bell. Los años 40. Historia de una Política de Alianzas de José Manuel Cerdas y Gerardo Contreras. La Otra Vanguardia de Jaime Cerdas Mora. Calderón Guardia, José Figueres, Otilio Ulate de Mora-Ferreto-Fallas. Hechos militares y políticos de Rafael Obregón Loría. Dr. Rafael A. Calderón Guardia. Reformador Social de Costa Rica compilación de Mario Hidalgo Brenes. Historia de los Partido Políticos. Liberación Nacional de Carlos Araya Pochet. La Social Democracia en Costa Rica de Jorge Enrique Romero. Qué pasó en los años 40 de Fernando Soto Harrison. Teodoro Picado, memorias de Manuel Formoso. La Fase oculta de la Guerra Civil en Costa Rica de Jacobo Schifter. Calderón Guardia de Jorge Mario Salazar Mora.
Los libros señalados anteriormente, son quizás los más importantes, y no se agota en esta lista, existen otros que los interesados pueden ubicar en las distintas bibliotecas del país, sirviendo de base para la investigación histórica de los hechos sucedidos en la década de los cuarentas del siglo XX y la Guerra Civil de 1948 que nunca debemos olvidar, sino siempre conmemorar recordando con el debido respeto.
II
El Caudillo José Figueres Ferrer había decidido que este día sería el comienzo de la Guerra de Liberación Nacional. A las 5 horas, estallaron las hostilidades en San Isidro de El General; dentro de la estrategia militar previamente concebida de lo que se denominó el “Plan Maíz”, que consistiría en liberar aquella población, capturando aviones y abriendo el puente aéreo para el abastecimiento de armas y parque a las tropas revolucionarias. Iban dos cazadoras y un jeep, con 25 revolucionarios; entre ellos: Carlos Gamboa, su hermano Juan Bautista (Tista) Gamboa, Domingo García, Edmond Woodbridge, Roberto Fernández Durán, Max Cortés González, Arturo Sotillo, Domingo Chacón, Jorge Romero, Cayetano Rivera, Julio César Mora, Carlos Castro, Ricardo Arana, Marcelino Jiménez y otros más, salieron de la Finca La Lucha hacia San Isidro. (Este escrito será basado en los libros: El Espíritu del 48 de José Figueres Ferrer y La Guerra de Figueres, crónica de ocho años de Guillermo Villegas Hoffmeister)
Don Pepe consideraba que la toma de San Isidro de El General, sería clave para la revolución; incluso le preocupaba sobremanera que muchos de sus jóvenes revolucionarios estarían en riesgo de perder sus vidas; tras ejecutar el Plan Maíz. Además consideraba que todavía no eran un ejército consolidado; mientras tanto en la capital seguían los políticos tratando de llegar a un arreglo y buscando fórmulas para una salida pacífica; pero ya era tarde. Don Pepe estaba decidido a acabar con la demagogia, la violencia, el engaño, el fraude y la depredación de los bienes del Estado. La toma de San Isidro era inevitable; incluso en la tropa iban dos personas esenciales, los pilotos de aviación: Guillermo Núñez y Otto Escalante; que volarían los aviones capturados hacía Guatemala a traer las armas para el Movimiento de Liberación Nacional.
En este país esperaban con impaciencia, Figuls y Cardona Cooper, que ya se les había informado que el inicio de las operaciones sería el 11 de marzo. Antes de entrar al pueblo de San Isidro de El General (Ciudad Ureña), la columna se dividió en dos: Max Cortés y su grupo se encargaron de capturar la Jefatura Política; el otro grupo iba comandado por Carlos Gamboa, que en conjunto con los desamparadeños le correspondía tomar el Reguardo Fiscal. A las 5 de la mañana del día 12 de marzo de 1948 las fuerzas revolucionarias entraron en la ciudad de San Isidro, sin disparar un tiro. El grupo de Cortés, se colocó detrás de la iglesia y abrieron fuego; y el Jefe Político falleció al instante; también lanzaron bombas estilo molotov hechas en La Lucha, que provocaron un gran ruido estruendoso; lo que provoco que los defensores de la Jefatura Política se rindieran; y por otro lado la tropa de Carlos Gamboa atacó el Resguardo Fiscal, y también se rindieron.
La primera fase del Plan Maíz se había ejecutado con estas tres tomas: La Jefatura Política, el Resguardo Fiscal y el Aeropuerto de San Isidro. La segunda fase del Plan sería la toma de los aviones; para lo cual se detuvo al Radio Operador de Taca, don Gilberto Blanco, que resultó simpatizante de la Revolución; mientras tanto, a través del telégrafo, Edmond Woodbridge, procedió a distraer y confundir con mensajes falsos al Gobierno; dichos mensajes daban la impresión de que San Isidro seguía bajo control oficialista (la comunicación se realizaba por radio-telégrafo o Morse y no por radio-teléfono que podrían reconocer las voces). Posteriormente en San José, el Secretario de la Casa Presidencial, don Calixto Madrigal, comenzó a sentir dudas y trató de tender trampas para la identificación de sus interlocutores en San Isidro.
Incluso Madrigal le envió una orden a nombre del gobierno de Teodoro Picado, y Woodbridge le replicó con firmeza: “Aquí no manda ese Gobierno. Que se vaya al carajo! Aquí manda el Ejército de Liberación Nacional.” Ya en el aeropuerto se capturaron tres aviones DC3; inicialmente sería solo un avión; pero la audacia de los revolucionarios llevaron a apoderarse de tres (era la naciente fuerza aérea del Ejército de Liberación Nacional). Seguidamente inicia la tercera fase del Plan Maíz que consistía en establecer el puente aéreo entre San Isidro de El General y la Ciudad de Guatemala, para el aprovisionamiento de armas a los revolucionarios. Tanto el macho Núñez como Otto Escalante pilotearon los aviones hacia Guatemala (llegaron primero al Aeropuerto de la Aurora; pero en realidad tenía que ser en el Aeropuerto Cipresales, donde estaba la Escuela de Aviación del Ejército).
La confusión rápidamente se arreglo con la ayuda del Coronel Cosenza de Guatemala; que no quería el Gobierno de ese país que se hiciera público o se generara un escándalo público. Con los pequeños aviones sobrecargados, volaron de regreso a Costa Rica, llegaron ilesos al Aeropuerto de San Isidro de El General; y esto generó un gran entusiasmo. Aparte de las armas y el parque; venían en los aviones los revolucionarios extranjeros; entre ellos el Coronel Miguel Ángel Ramírez Alcántara, Horacio Ornes Goiscou, dominicanos; Capitán Jorge Rivas Montes, Capitán Mario Sosa, Mayor Francisco Morazán; Presentación Ortega, Alfredo Mejía Lara y Francisco Sánchez “el indio”, todos estos hondureños. Luego en otros vuelos llegaron otros extranjeros: Jacinto López Godoy, Marcos Ortega, el doctor Rosendo Argüello hijo, Francisco Castillo, Octavio Calderón, el doctor Gómez Rovelo, José María Tercero y Adolfo Báez Bone, etc.
Con lo anterior, revisamos la historia y cada año, los 12 del mes de marzo debemos recordar; para nunca olvidar el inicio de la Guerra Civil de 1948; que nos devolvió la paz, el respeto al sufragio; el respeto a los derechos fundamentales de todos los ciudadanos; y el inicio de la Segunda República que consolidó la democracia republicana. El Espíritu del 48 siempre seguirá vivo en la memoria de la Patria y la gran gesta heroica de estos hombres valientes liderados por el Caudillo don José Figueres Ferrer.
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