Rafael Leónidas Trujillo Molina

Rafael Leónidas Trujillo
1891 – 1961

Fue un militar y dictador dominicano, uno de los regímenes autoritarios más largos y personalistas de América Latina. Gobernó la República Dominicana de forma directa o indirecta entre 1930 y 1961, apoyado en un control absoluto de las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia y una vasta red de represión política. Su gobierno instauró un culto a la personalidad sin precedentes en la región, llegando incluso a rebautizar la capital como Ciudad Trujillo.

Formado militarmente durante la ocupación estadounidense de su país, Trujillo consolidó un Estado basado en la lealtad armada, el miedo y la eliminación sistemática de opositores, dentro y fuera de sus fronteras. Su política exterior fue especialmente agresiva hacia exiliados políticos y gobiernos que consideraba hostiles, convirtiendo a la República Dominicana en un centro de conspiración regional.

En ese contexto, Trujillo se convirtió en un enemigo declarado de José Figueres Ferrer y del modelo democrático costarricense surgido tras la Revolución de 1948. Consideraba la abolición del ejército y las reformas sociales impulsadas en Costa Rica como una amenaza ideológica directa a la legitimidad de las dictaduras militares del Caribe. Por ello, financió y promovió conspiraciones, apoyó movimientos armados opositores y estuvo vinculado a planes de atentado contra Figueres, como el documentado en tu archivo.

Su participación en la hostilidad regional contra Costa Rica se inscribe en una lógica más amplia: la defensa del poder armado como base del Estado frente a experiencias democráticas reformistas. Trujillo fue una de las figuras centrales de la llamada “Internacional de las Espadas” o “Internacional de los Sables”, red informal de dictaduras que intentó frenar el avance de modelos políticos alternativos en América Latina.

Asesinado en 1961, Trujillo dejó tras de sí un régimen marcado por la violencia, pero también un legado regional de intervención y persecución política, clave para comprender el clima hostil que rodeó a Costa Rica en la década posterior al 48.