Don Pepe: estratega y planificador
Dr. Carlos Manuel Vicente Castro
Ex Ministro Gobernación y ex Diputado
I
Para hablar sobre don Pepe habría que sacar mucho tiempo y haber estado a la par de él, por más de sesenta años.
Abundan las anécdotas, todas muy ingeniosas y que se traducen en su gran inteligencia, de su sentido del humor y de la solidez de su formación intelectual y política.
Centraré mis comentarios entre dos fechas, el 8 de julio de 1942, día en que pronuncio su jugoso discurso a través de la estación América Latina y el 8 de noviembre de 1949, fecha en que la Junta Fundadora de la Segunda República le traspasa el poder al Gobierno Constitucional, presidido por Otilio Ulate.
Quiero aprovechar esta oportunidad para destacar dos virtudes de Don Pepe, poco conocidas y que han sido la base de su quehacer político y empresarial.
Don Pepe fue un genial estratega, en la guerra y en la paz y un minucioso planificador de sus acciones, nunca dejó nada al azar.
II
Los que ya tenemos varias décadas, el primer impacto de su aparición en el escenario político lo sentimos en su discurso del 8 de julio de 1942 que provocó su exilio.
Antes de analizar este discurso es necesario revisar la situación política que vivía el país.
En primer lugar, había cerca de un tercio de la población que apoyaba al bloque del expresidente Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, del Presidente Lic. Teodoro Picado y al Lic. Manuel Mora Valverde que se les había unido aproximadamente a la mitad del Gobierno de Calderón, vale decir en el año 1942 y por último a Monseñor Sanabria.
La aprobación del Código de Trabajo, de las Garantías Sociales y la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social, hicieron que los capitalistas y los campesinos, dominados por ellos, abandonaran al Presidente Calderón Guardia.
Mientras que los obreros, los comunistas y Monseñor Sanabria lo apoyaban activamente.
Se estima que un 33% del electorado apoyaba a Calderón, Picado. Mora y Sanabria, y el otro 67% lo adversaban.
En las elecciones de 1944, fue electo el Lic. Teodoro Picado, mediante un gigante y grotesco fraude electoral, que llevó a la muerte al expresidente Lic. León Cortes Castro que se había convertido en el caudillo de la oposición al Bloque de Calderón Guardia, lo que enfureció a la masa oposicionista que adversaba a lo que llamo el «Bloque de la piña».
El país estaba en pie de guerra, pero sin líder. Don Pepe estaba en su finca La Lucha Sin Fin, leyendo a Shakespeare, El Quijote, Nietzsche, Copenhague y Kant y sembrando cabuya, pero siguiendo los acontecimientos patrios con suma atención.
Pensó que el país iba al desastre, llevado de la mano por la corrupción, el matonismo y el fraude y que la caldera explotaría en cualquier momento, sin que existiera un líder, que fuera capaz de tomar la batuta para derrocar y capitalizar esa explosión contra ellos, para sacarlos del poder y guiar al país por el sendero correcto.
Su discurso estaba cuidadosamente elaborado para decirle al país que andaba mal, que íbamos al caos. Señaló uno por uno los males que lo afectaban. Planteó soluciones y entre líneas dijo: «Aquí estoy yo que puedo enderezar el barco». En otras palabras, si ustedes me apoyan yo seré el líder de la oposición nacional, del anticalderonismo, de la inmensa mayoría del pueblo costarricense.
Fue tan claro y valiente el discurso y tan cierto, que el Gobierno lo mandó a callar con la policía, le quitaron el micrófono y lo sacaron del país. Don Pepe fue al exilio.
III
Primero estuvo en Guatemala y luego en México. En este último país tuve la oportunidad de visitarlo un par de veces para llevarle el mensaje del grupo dirigente del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. Don Pepe, aprovechaba mis visitas y la de otros amigos para enterarse de la situación política en Costa Rica.
Contra el criterio de los colegas dirigentes de la oposición nacional, siempre sostuvo que «solo las balas» acabarían con ese grupo corrupto que ostentaba el poder en Costa Rica.
En México, no perdió ni cinco minutos en su meticulosa planificación que sacaría del poder a los calderocomunistas, es decir, a seguidores de Calderón Guardia, Manuel Mora, Picado y Sanabria, demostrando sus enormes virtudes de gran estratega.
También estableció estrecha relación con otros líderes Social Demócratas de América Latina, tales como. Rómulo Betancourt de Venezuela, y Muñoz Marín de República Dominicana y otros líderes de Centro América, gobernados por militares elegidos con la fuerza de sus rifles, generalmente exiliados por sus gobiernos de facto.
También estableció estrechos vínculos con los cabecillas, de futuros golpes guerrilleros, para establecer la democracia en sus respectivos países.
IV
Don Pepe sabia que algún día él, lideraría un movimiento revolucionario en Costa Rica para restablecer la dignidades el Gobierno, la libertad electoral y erradicación deja corrupción. ¡Se estaba preparando para ello!
Antes de que el llevara a cabo esa acción militar, el pueblo de Costa Rica, que cada día daba muestras de apoyarlo, debería conocerlo más, saber que el no era un aventurero más, que el era un hombre de pensamiento, amante de la democracia y de la libertad.
Se cuidó mucho de no hablar de Social Democracia, pues ello ahuyentaría a los liberales y a conservadores de la oposición nacional, en vez de ello, habló de fundar la Segunda República.
Para ello escribió, en México e hizo publicar en Costa Rica, un librito que tituló «Palabras Gastadas«, en él exponía su amor por la democracia y por la libertad.
Don Pepe quería que el pueblo sintiera la necesidad de ejecutar un cambio profundo en el pensamiento y acción del Gobierno, para ello dijo una y otra vez «Fundaremos la Segunda República» que en su mente se traducía «Fundaremos la Segunda República Social Demócrata», pero conservando todo lo bueno de la primera, la de Don Cleto y de Don Ricardo.
V
El 23 de mayo de 1944, regresó de su exilio, su mensaje había calado en los costarricenses. Una inmensa multitud lo fue a recibir al aeropuerto de La Sabana, al unísono grito de: «Viva Figueres». Los grandes rótulos de papel periódico, que se usaban en esos días lucían pegados en casi todas las casas de San José.
En su primer discurso, al regresar a Costa Rica, el pronunció la siguiente frase: «Yo juro que algún día, sea mañana, sea dentro de meses o de años, al levantarse el sol sobre el oriente patrio volverá a alumbrar, para regocijo nuestro y para aliento de las demás naciones, el espectáculo grandioso de la Segunda República de Costa Rica.»
El 10 de marzo de 1945, los miembros del Centro de Estudios de los Problemas Nacionales, convocamos a una convención en el Teatro Latino, en la que se declara oficialmente fundado el Partido Social Demócrata.
Don Pepe, en esta ocasión, pronunció el discurso inaugural, el cual inicio con estas palabras: «Un nombre nos bautiza social demócratas, un lema nos dirige, vamos a establecer la Segunda República.»
VI
El dilema era grande, el pueblo exigía el liderato de Figueres, y por otro lado, los diputados calderonistas habían anulado las elecciones en las que Ulate había derrotado a Calderón por 10.000 votos, y el estallido de la revolución, que precisamente por esa anulación, equivalía a un golpe de estado.
Aquí vuelve Figueres ha hacer gala de ser un estratega de gran calibre. Exige que se celebre la primera convención, en Costa Rica, para elegir un candidato a la presidencia.
Se presentan tres candidatos: Fernando Castro Cervantes, Otilio Ulate Blanco y José Figueres Ferrer.
En la primera votación saca más votos don Fernando Castro Cervantes, seguidos de Ulate Blanco y de tercero Don Pepe.
Don Pepe había reunido a un grupo de amigos íntimos para decirnos que si ninguno de los precandidatos alcanzaba los votos para salir electos en la primera votación, él había suscrito un acuerdo verbal con Ulate, que consistió en que el de tercer lugar, apoyaría al que quedaba de segundo, en este caso, Ulate quedó de segundo, así que a nosotros nos correspondió recorrer la gradería donde estaban los Figueristas, para decirles: «Ahora Ulate».
Ganó Ulate, Figueres fue uno de sus altos dirigentes, siempre en pugna con los ulatistas que buscaban componendas, con el Gobierno y Calderón. Figueres terco como era contestaba: «o se van o los sacamos con balas».
VII
Efectivamente, los calderonistas anularon el 1 de marzo de 1948 la elección de Ulate, y comenzaron los recados de uno y otro bando, buscando un nuevo candidato para que sustituyera a Calderón y a Ulate.
Me correspondió entrar al Club Ulatista acompañando a don Pepe, cuando la dirigencia ulatista ya tenía, prácticamente, aprobada una negociación con el Gobierno sobre la base de un candidato, aceptado por ambos bandos.
Al entrar don Pepe donde estaba e reunido el Comando Ulatista, le informaron de la propuesta. Don Pepe se puso violento. ¡Esto es un engaño de los mariachis!, ¡es una triquiñuela más, no se puede aceptar!, se sacrifica el nombre de Ulate, en su lugar se elegirá ciertamente, a un buen ciudadano, pero la muchedumbre de mariachis, corruptos quedan en el poder. ¡Esto se arregla solo con balas! Me tomó del brazo y se salió del salón.
Don Pepe se fue directo a su finca La Lucha y yo a hacer la parte que me correspondía. Lo importante es destacar que ya Don Pepe tenía todo debidamente planificado, hasta el más ínfimo detalle de la acción que pronto iniciaríamos.
VIII
Se inician las operaciones:
• La de dinamita en la carretera americana destrozando la Unidad Militar del Gobierno.
• El abandono de la lucha para pasar el Centro de Operaciones a Santa María de Dota.
• La toma de San Isidro de El General.
• La captura de los aviones de Taca y uno de Lacsa para el transporte de las armas y movimiento de tropas.
• La Marcha Fantasma.
• La toma de Cartago.
• Eventualmente la toma de San José.
• Y el funcionamiento de la estación de radio clandestina, para trasmitir las proclamas e información a los costarricenses.
Fue sorprendente la meticulosidad con que planifico cada detalle, hasta la entrega a cada soldado de un plano del escenario de su revolución.
IX
Durante la Revolución, la parte ideológica fue parte importante de ella para efecto de estas líneas, solo resaltaré el contenido de sus dos proclamas.
La primera dice en su ultimo párrafo: «Ayudemos desde lejos, y repita esta promesa, que se debe propagar de pecho en pecho como una conflagración divina, fundaremos la Segunda República«.
Y la segunda proclama del 1 de abril de 1948, también de Santa María de Dota, ya contiene conceptos socialdemócratas mas claros y dice: «En nombre del Ejército de Liberación Nacional cuya misión es fundar la Segunda República niego todo derecho de calificar de reaccionario o retrogrado al movimiento nuestro» y continua mas adelante: «El día que terminemos la guerra, iniciaremos una nueva guerra, la guerra contra la pobreza«, otro concepto dice: «La victoria del ejercito de Liberación Nacional será la victoria de la Segunda República, y la victoria de la Segunda República será el bienestar para el mayor numero, y sabrá aplicar los medios para que desaparezca el espectáculo de las grandes. mayorías empobrecidas por la ineficiencia y por el privilegio.»
La siguiente escena, que pasó desapercibida para muchos, o para todos, evidencia la genialidad de Figueres como estratega.
Cuando triunfó la Revolución y se anuncio la llegada del Ejército triunfador a San José, don Pepe encabezaba el desfile con su cachucha puesta como los demás soldados, así como su uniforme militar.
Iba de pie en la parte trasera de un Jeep descapotado, saludando a un inmenso e inimaginable multitud que abarrotaba las calles con los «Vivas a Figueres» y cantando el corrido: «Viva Pepe, vivan sus hombres…»
Aquella fiesta fue indescriptible.
La alegría era contagiante, así avanzaba don Pepe con su ejército hasta el aeropuerto de la Sabana, en ese entonces.
Ahora les contaré el detalle genial, al pasar por el Diario Costa Rica, Don Pepe detiene el desfile, se abraza con Otilio Ulate, y lo invita a subirse al Jeep con él para continuar con el desfile.
En el Jeep iba Ulate aturdido con los vivas Figueres y con el poderío militar y político de él. Es muy seguro que Ulate creyó que Figueres le iba a jugar sucio, eso era imposible porque don Pepe fue un hombre de honor.
Don Pepe le explicó en el Jeep, antes de llegar al final del apoteósico desfile, la desastrosa situación en que se encontraba el país después de dos desgobiernos calderonistas y una revolución.
Don Pepe le dijo a Ulate que él consideraba como única alternativa que una Junta de Gobierno asumiera el poder de facto, sin Constitución, pero, respetando los derechos ciudadanos de la misma, por dos años y pasados estos le entregaría el poder a él, quien era el legitimo triunfador en las elecciones del 48.
A Ulate la pareció conveniente la propuesta y ambos firmaron el pacto Figueres / Ulate, conteniendo ese acuerdo.
Lo mas sorprendente es resaltar como don Pepe planificó la solución al conflicto Figueres / Ulate, quien había ganado las elecciones y triunfó un golpe de Estado por cuenta del Congreso de mayoría calderonista, 27 diputados, hecho que fue vital para iniciar la Revolución triunfante.
La Junta Fundadora de la Segunda República asumió el poder, bajo la presidencia de don Pepe. Esa Junta en año y medio dictó 328 decretos/leyes que dieron forma a la naciente Segunda República, vale decir, al primer Gobierno Social Demócrata.
La campaña de 1970
Un día, en 1968, llego a mi casa en Golfito, don Pepe acompañado de su hijo José María.
Al segundo o tercer día, no recuerdo bien, al fin me confesó el motivo de esta inesperada y agradable visita.
Don Pepe me dijo: «Siento que si Daniel vuelve a lanzarse vuelve a perder. Hay un sector de nuestro Partido muy conservador y se volverían a abstenerse de votar por él.
Creo, y aquí vine a solicitarle su opinión, que voy a tener que sacrificarme y volver a ser candidato.»
Mi respuesta fue franca y rápida: Don Pepe, si usted se lanza yo estoy con usted, pero antes que se sepa quiero decírselo personalmente a Daniel y darle mis argumentos.
«Me parece muy bien, vayase mañana en el avión y también le da a Daniel mis razones.»
Llame ese mismo día a Daniel para decirle que me urgía conversar con él. Me dijo que me esperaba a la 1 p.m., en su oficina que estaba frente al Hotel Balmoral, en San José.
Ahí estaba puntual Daniel, como era él, esperándome. Después de un breve y afectuoso saludo le explique el motivo de mi entrevista.
Daniel, sin pensarlo mucho me exclamó: «Si Don Pepe se lanza, yo estoy con él y trabajare fuerte su candidatura.»
Yo estaba entre dos fuegos, porque quería entrañablemente a Don Pepe y era amigo intimo de Daniel. Juntos, sentados con otros amigos del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, nos ilusionábamos con la idea de que nuestras ideas fructificaran y algún día pudiéramos tener un Presidente Social Demócrata. Almorzábamos juntos una vez por semana, unas veces en su casa, otras en la mía, en el Club Unión o en el Balneario Ojo de Agua, en Belén.
Me sentí aliviado espiritualmente y al día siguiente volví a Golfito, donde me esperaba don Pepe, a narrarle mi encuentro con Daniel.
«Que bueno, me alegra mucho esa posición de Daniel, aunque dudo que la pueda cumplir porque él esta rodeado de danielistas más danielistas que él. Se refería a Alejo Aguilar, J.R. Cordero Crocheri, Johnny Echeverría, Elizabeth Odio, entre otros.»
Bueno, pongámonos a trabajar, si yo voy a ser candidato, quiero llevarme de aquí debidamente escrita la estrategia por seguir.
Nos pusimos a trabajar. Don Pepe lo quería todo planificado.
Sacó una lista para establecer su posición ante Mario Echandi, su adversario Manuel Mora, dirigente comunista, dirigencia del Partido Liberación Nacional, muy danielista, luego para las finanzas y así sucesivamente como diez o doce asuntos.
En el caso de Mario Echandi, lo conveniente era crearle un adversario dentro del Partido. El había logrado un pacto con el Dr. Calderón Guardia para que lo apoyara. Esto causó una gran desazón dentro de los calderonistas de hueso colorado. No entro en detalles, pero Virgilio Calvo lanzó su candidatura apoyado por valiosos calderonistas auténticos, como Halley Guardia, Rene Aguilar, Roberto Chacón y otros.
Nosotros hicimos una encuesta muy simple entre los comunistas de Coto y Palmar. Hicimos una papeleta con la fotografía de Mario y los colores de su Partido, ya la par la foto de don Pepe con la bandera blanca y verde, y una urna de votación ambulante, donde en cada finca bananera, se le pedía el voto a un trabajador.
El triunfo amplio para Mario Echandi. Había razones políticas más fuertes que las ideológicas para que esto fuera así.
La estrategia era que hacer para que los comunistas no votaran por Mario Echandi.
Don Pepe me dijo: «Carlos Manuel vaya a San José otra vez y habla con Manuel Mora, él tal vez nos da una luz».
Visite a don Manuel, y con su muy ronca voz me contestó: «Carlos Manuel la única manera de que no voten por Mario, es que voten por mi, por Manuel Mora».
Y por que no se lanza. Porque tengo prohibición Constitucional.
Y si se la quitamos.
Le doy mi palabra de que seré candidato.
Recogí las firmas de los 57 diputados para modificar la Constitución que discriminaba a un grupo de costarricenses para participar en las elecciones. El Proyecto de Ley pasó por unanimidad y Manuel Mora cumplió su promesa de ser candidato.
En relación con las finanzas, el tema era asunto critico, la situación económica era mala y la mía peor.
Hice cálculos a cuanto ascendería la deuda política, le saque el 40% y le dije a Don Pepe, «Hagamos una emisión de bonos por solo el 40%, por si perdemos no empeorar nuestra situación económica y tratemos de negociarla.
Con los bonos en mi valija viaje a Puerto Rico donde tenia un amigo millonario, exiliado cubano muy exitoso en el negocio de construcción de hoteles.
Sin regatearme tomó el paquete de bonos y me entregó su valor mediante un cheque en dólares y así fuimos estableciendo la estrategia para cada uno de los puntos de la agenda de don Pepe. La Convención seria entre la dirigencia del Partido y la otra visiblemente inclinada a favor de Daniel.
En este caso establecimos dos estrategias, la primera visitar todos los distritos de Costa Rica, antes del mes de diciembre, meta que cumplió fielmente don Pepe con lo que levantó una ola Figuerista gigantesca y comenzaron a apoyar a la Dirigencia del Cantón Central, que estaba en una posición rebelde.
Y la segunda fue inscribir el Partido Social Demócrata, por si los amigos de Daniel intentaban bajarnos el piso.
Las noticias periodísticas de que don Pepe había inscrito otro Partido fue una bomba que no impidió el apoyar a don Pepe, todo lo contrario, a partir de allí, fue unánime en Liberación Nacional.
Don Pepe, con la estrategia establecida y que determinó, tomó el siguiente vuelo a San José, en compañía de su hijo José María.
En el aeropuerto lo estaba esperando Chico Morales, quien llegó a ponerse a sus órdenes.
Don Pepe le contestó: «Muchas gracias Chico, aquí tengo paso a paso la planificación de la campana, que hicimos Carlos Manuel y yo, y que ejecutaremos con su apoyo.
Revista Ventanario, especial centenario de don Pepe.
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