A los soldados del Frente “Desconocido”
Por Armando Rodríguez Porras
Cuando presenciaba el brillante desfile de la Victoria, en que cubiertos bajo banderas que desafiaban el viento con sus bien ganados laureles, dando paso a los bravos soldados que se batieron en tierras del Sur, de corazón estaba con ellos, pero de pensamiento acompañaba a mis amigos del “Frente desconocido”: me refiero a los campesinos que simultáneamente a los hombres del Sur tomaron las armas y gritaron a la Patria ¡aquí estamos!; ¡Campesinos de Villa Quesada!; ¡campesinos de San Carlos!; que se batieron con las uñas por la sola satisfacción de sentirse costarricenses de los buenos.
Con ellos viví horas de amargura, horas de desilusión y también las dichosas y modestas horas del triunfo, que sólo festejaron con un desfilar por el alma de sensaciones gratas, ante la pequeña muchedumbre del modesto hogar querido que les hacía, individualmente, el grandioso homenaje de los afectos, en la humildad del rancho de sus amores.
Estoy con ellos con el corazón y el pensamiento! Estoy con los familiares de Elias Vargas y Rodríguez Rojas, masacrados por la Guardia Nacional de Nicaragua. Estoy con Delio Marín y todos los caídos en la emboscada siniestra…
Vivió todos sus momentos… de su angustia y desesperación cuando el dos de abril supieron que ¡no habría segundo frente allí! Muchos lloraron de rabia y, alzando sus rifles de chimenea, sus pequeños rifles “U”, sus manos callosas que empuñaban el machete, tomaron silenciosos el trillo de la montaña a esconder sus lágrimas de furia. ¡Pero volvieron! Se sentían sacrificados y, con la cabeza baja, pero decididos, aceptaban su destino.
Todavía recuerdo vivamente cuando ya firmada la paz y aún se mantenía la Guardia Nacional asolando aquella región en un desesperado esfuerzo por contenerla en sus incursiones, un muchacho y un chiquillo: Víctor Arias, obedeciendo a alguien que no podía actuar con ellos, pues estaba medio inválido, hicieron el último acto de sabotaje de esta campaña: dinamitar el puente del río Platanar…
¡Pero mis recuerdos son muchos!
Y sólo quiero decirle a Maco Arroyo que se batió valientemente junto con sus muchachos, y lo hago desde aquí lejos, que no están olvidados del todo… Y para ellos son mis últimas palabras: sé que ustedes no han tenido caminos regados de flores que los reciban, ni vítores, ni aplausos… Tampoco han podido desfilar con relucientes armas… Son los soldados del frente “desconocido” que harían reír si alguna vez desfilaran con las armas con que se batieron. Pero esos rifles “U”; esas escopetas maltrechas, esos rifles de chimenea, esas manos curtidas que levantaban puentes y cortaban líneas telegráficas… todo eso ganó una victoria y sé que ustedes no piden nada por ello.
Y yo que viví y conocí tan grande esfuerzo, que siempre estuve inconforme pidiendo siempre más, a sabiendas de que ya estaban dando mucho, que fui exigente hasta el delirio si quieren, les digo hoy, desde lejos: ¡Ustedes cumplieron con su deber!
Tengan esa satisfacción y viviendo con ella desfilen ante la mejor de las muchedumbres: ¡ante sus conciencias tranquilas!
Y para finalizar, como un agradecimiento a la mujer sancarleña, a la que se hace extensivo este homenaje, transcribiré lo que constituyó el último acto de mi presencia en esa zona en donde la mujer como en toda Costa Rica se puso a la altura de las circunstancias. Es una orden del día dirigida a la Junta Revolucionaria del Cantón de San Carlos, dice así:
Orden del Día
Este mando manifiesta a esa Junta que vería con agrado cualquier agasajo que se hiciera a las señoritas Carmen Hildalgo Rodríguez, Genoveva Rodríguez Barrientes y Fanny Chaves González por sus eminentes servicios a la causa de la liberación de Costa Rica.
Esos servicios que agradezco en nombre de la Segunda República implicaron desde la pérdida de la libertad hasta la exposición de la vida.
El alto mando del Ejército de la Liberación por el digno medio de esa Junta les da las gracias en nombre suyo y en nombre de la Patria.
“A LOS SOLDADOS DEL FRENTE DESCONOCIDO”
Soldados valientes tened precaución
que tiende la noche su negro crespón
y el enemigo se retiró ya
alerta soldados alerta esta,
—–o o—–
Velad que si alguno llegase a dormir
en vil servidumbre tendrá que morir
y ya más nunca se despertará
alerta soldados alerta esta.
—–o o—–
La negra noche nos causa horror
alcemos los ojos a nuestro Señor
y en nuestras cabezas por fin brilló
el día glorioso que tanto se ansió
alerta soldados alerta esta.
En tanto soldados debeis velar
que el enemigo no os venga atacar
alerta soldados alerta esta.
BEATRIZ MARGARITA VERA
29-IV-48
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