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No llore Teresa Lobo la muerte de Rolando Aguirre

Rolando Aguirre

No llore Teresa Lobo la muerte de Rolando Aguirre

Luis Dobles Segreda

No llore TERESA LOBO DE AGUIRRE la muerte de ROLANDO, el hijo de su entraña y heredero de su fortaleza.

No lo llore porque es muerto con gloria, que es vida eterna y dignidad perpetua.

Fue de los 65 bravos de la “LEGION DEL CARIBE” que al mando de Horacio Ornes y bajo la pericia de Vico Starke, capitanes sin miedo y sin tacha, cortaron el “CLAVEL” del Atlántico, llave del triunfo, con precisión matemática y visión de patriotas.

ROLANDO AGUIRRE estaba entre ellos, pero no volvió con ellos al desfile de la Victoria. Cayó envuelto en su bandera, con la frente rota por un tiro de los mariachis, pero con el corazón sereno y regocijado.

Arrúllelo el oleaje de ese Caribe de las conquistas y de los héroes.

O oooo O

Vivía en Quepos llevando contabilidad en las fincas de la “Compañía Frutera”. Tenía alta posición, vida holgada, una mujer bonita. espartana de origen, y dos niños, el mayor de año y medio.

Un día envió al Presidente Picado un valeroso telegrama de protesta por las iniquidades que permitía y otro día comprendió que todo reclamo era perdido ante la sordera de las marionetas.

Entonces no pudo soportar más. Lio sus ropas, beso a sus niños, recibió la bendición de ANA LUZ que, espartana de origen, lo era también de sangre y que llorando le dijo, como las mujeres de Esparta, “Vuelve con el escudo o sobre él”. Se limpió los ojos con el dorso de la mano, vio a ANA LUZ hundirse en la penumbra del hogar y partió hacia la montaña.

Había puesto en el morral un libro con los discursos de MARTI y quería morir “DE CARA AL SOL”, como el patriota antillano.

Esa fue la decisión del hijo de TERESA LOBO que vivía en su viudez arrimada a la protección y amparo del muchacho.

Se jugó en esa carta todo cuando tenía: hogar joven, mujer bella, hijos sanos, madre amorosa, posición holgada.

El, que era bien leído y buen lector, tenía el “CULTO DE LOS HEROES” de CARLYSLE como un breviario y la admiración de BOLIVAR como una llama inspiradora.

Sus 29 años de vida estudiosa primero, trabajosa después, no cupieron más en la copa de su amargura y se derramaron sobre los bordes.

Su último telegrama a JORGE LOBO, decía: “Envíale dinero a MAMA” y el último adiós de su carta dijo: “Siento la obligación de dejar a mis hijos una patria libre”.

Morena la color, ensortijada la cabeza. Siempre tino, siempre alegre, siempre al servicio de todos, siempre Cortesista, tenía la convicción que tuvo el enorme PEPE FIGUERES, de que sólo a tiros caería el régimen nefasto y se trazó la resolución de morir por esa causa.

En Santa María de Dota encontró a los suyos. Fue adherido al grupo de los primeros veinte que se alistaron para emprender una acción especial y desconocida que los Jefes dirían a su tiempo.

Iba este herediano con otros dos heredianos: Abel Hernández y Memo Lépiz. El padre de Hernández, el noble don Isidoro, había sido reducido a prisión y sus dos hijas mujeres llevadas al calabozo por el Vitaco que mandaba el cuartel de la provincia.

Memo Lépiz había sido sacado a tiros, en pijamas, por la jauría.

O oooo O

AGUIRRE fue nombrado Sargento y tomó a su cargo una ametralladora.

“Si me matan, le dijo a Hernández, toma tú la metralla y recoge después mi ropa y la envías a mi madre para que sepa que he pecado por ella y por mis hijos”.

De Santa María de Dota se lanzaron, en dos aviones, sobre el corazón de Costa Rica hasta el campo de Altamira. Los bravos pilotos Núñez y Guerra iban al comando de la flotilla.

De Altamira volaron a Cieneguita para avanzar a pie sobre el puerto.

En ruta bajaron al desdichado avión de Wilson en que viajaban gentes del gobierno.

Viaje magnífico y atrevido sobre el país en guerra, trazando con sus aviones, sobre el cedral de las nubes, una enorme V, como si escribieran en el espacio la GRAN V DE LA VICTORIA.

Treinta y dos en un avión, treinta y tres en el otro, los 65 heroicos muchachos cayeron sobre el Puerto y aseguraron el triunfo de la revuelta con una audacia digna de la epopeya.

O oooo O

No llore TERESA LOBO, la muerte de ROLANDO AGUIRRE.

Siéntase orgullosa de haber dado ese hijo. Recoja sus lágrimas y cante el Himno Nacional, con la voz herida pero fuerte. La sombra del héroe habrá de protegerla y el país entero cuidará de la madre, de la esposa, de los hijos de ese hombre que todo lo perdió por liberarnos.

Dios todo lo arregla y la patria todo lo agradece.

Recoge tus lágrimas TERESA LOBO y canta la epopeya que gestaste en tu entraña.

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