Carlos Luis Fallas Sibaja

Carlos Luis Fallas (Calufa)

Carlos Luis Fallas Sibaja

Gerardo Contreras
Ana Irene Villalobos

N. del Ed. de El Espíritu del 48: Los autores al hablar de la participación de Calufa en la guerra civil dicen «…y aliado del General Tijerino, logró tomar militarmente San Isidro de El General, poniendo en aprietos a los fuerzas del Ejército de Liberación Nacional…». Esta aseveración no es correcta, en la Batalla de San Isidro, la llamada «Columna Liniera», comandada por Calufa y Tijerino, estuvieron cerca de tomar San Isidro, pero al final fueron derrotados. En esa batalla murió Tijerino.

La historia oficial, la historia que escriben quienes detentan el poder político y económico, en el caso de Costa Rica, nos han «enseñado» que Carlos Luis Fallas fue un escritor de novelas insignes, fieles representaciones de hechos vividos y encarnados en el sentimiento y la valentía de vivir, a pesar de la injusticia, atropello a la verdad y deterioro de los principios fundamentales de defensa y amor a la patria.

En este escenario se destaca la obra «Mamita Yunai», escrita en 1940, de la cual en español se han hecho numerosas ediciones, no sólo en Costa Rica, sino en Argentina, Chile, Cuba y México. Además hay traducciones en ruso, polaco, alemán, checo, eslovaco, búlgaro, húngaro, francés, italiano. Esta obra, retomada por muchos lectores, literatos, historiadores y amantes de la proyección literaria, ha sido pieza fundamental para retomar hechos significativos en la historia de nuestro país y resaltar actantes protagónicos del discurso literario, en cuenta el poeta latinoamericano, Pablo Neruda, en su Canto General, resalta la figura de Calero, personaje inolvidable, quien representa en la obra el sentimiento del amor, a pesar de su lenguaje burdo y tosco, «No te conozco. En las páginas de Fallas leí tu vida, gigante oscuro, niño golpeado, harapiento y errante. De aquellas páginas vuelan tu risa y las canciones, entre los bananeros, en el barro sombrío, la lluvia y el sudor. Qué vida la de los nuestros, qué alegrías segadas, qué fuerzas destruidas por la comida innoble, qué cantos derribados por la vivienda rota, qué poderes del hombre deshechos por el hombre.

Pero cambiaremos la tierra. No irá tu sombra alegre de charco en charco hacia la muerte desnuda.

Cambiaremos, uniendo tu mano con la mía, la noche que te cubre con su bóveda verde.
(Las manos de los muertos que cayeron con estas y otras manos que construyen están selladas, como las alturas andinas con la profundidad de su hierro enterrado).
Cambiaremos la vida para que tu linaje sobreviva y construya su luz organizada
«.
(Neruda, 1978: 299)

CALUFA fue un escritor, un costarricense arraigado a las más nobles tradiciones patrióticas y democráticas de nuestro pueblo, desde adolescente, decidió entregar su vida por entero a la causa noble de dedicarse a la defensa de sus semejantes; en este sentido, fue profundamente consecuente con ese gran protagonista de la historia José Martí, quien dijo, «con los pobres del mundo quiero yo, mi suerte echar».

La figura de CALUFA, emerge a la vida política y social, en 1931 cuando un grupo de jovenzuelos veinteañeros, decidieron crear una organización para defender los más genuinos intereses de la clase trabajadora, proyectando su compromiso y emoción en el nacimiento del Partido Comunista de Costa Rica, el 16 de junio de ese mismo año.

Allí a la par de CALUFA, fueron gestores de esa epopeya de la clase trabajadora costarricense, personalidades de la talla de Manuel Mora Valverde, Arnoldo Ferreto Segura, Carmen Lyra, Luisa González, Rodolfo Guzmán y otros.

Como referente social nos ubicamos en los inicios de los años treinta, años de desempleo y crisis de la clase trabajadora por los efectos significativos provocados por la crisis del sistema capitalista de 1929.

En esos años, la tasa de desempleo aumentó considerablemente, ocasionando entonces, que los albañiles, ebanistas, panaderos, zapateros, sastres, empleados de la caña de azúcar quedaron cesantes.

Cabe destacar que CALUFA, fue uno de los organizadores de las marchas de desocupados que protestaban en las calles de la capital exigiendo soluciones a la crisis. Y como zapatero que fue, desocupado al igual que muchos, tuvo que dejar el banquillo, el martillo, la pata de hierro, los clavos, tachuelas y pedazos de suela y lanzarse a la calle a organizar por medio del Partido Comunista a los trabajadores.

En 1934, encontramos al mismo CALUFA, en los barreales de la zona bananera del Atlántico, organizando a los trabajadores bananeros para luchar por mejores condiciones de vida; en ese entonces, la empresa frutera United Fruit Company y el Gobierno de don Ricardo Jiménez se opusieron a las demandas de los trabajadores. Ante tal empecinamiento de las clases políticas y económicamente poderosas, CALUFA en consulta directa con las bases de trabajadores en Línea Vieja, 28 Millas, Siquirres, Cuba Creek, la Francia, Valle de la Estrella, Matina, deciden como única opción ir a la huelga.

Los bananeros se aglutinaron en tomo a su partido, ya que aún no había sindicato yesos hombres curtidos con el sol abrazador del Caribe, dieron un ejemplo de entereza, heroísmo, sacrificio y durante tres meses se mantuvieron en HUELGA, siendo la huelga bananera más multitudinaria que se libra por la justicia social. La figura de CALUFA sobresalió como el dirigente capaz de conducir a las masas, aprender de ellas, de enfrentarse sin ningún reparo a los magnates de la Compañía Bananera y los esbirros del Gobierno. La huelga bananera de 1934 concluyó con la victoria de los trabajadores y a partir de ese momento los bananeros contaron en sus fincas con:

  • Dispensarios de primeros auxilios.
  • Pago en moneda nacional y no con boletos.
  • Suficiente quinina para combatir el paludismo.
  • Suero antiofídico para curar la mordedura de serpiente.
  • Derecho a tener sindicato que los representara en sus demandas.

CALUFA, siempre inquieto y luchador incansable, continuó la lucha junto a su partido comunista en pro de una vida mejor y en la segunda mitad de los años treinta lo vemos en otros escenarios como Regidor en la municipalidad de San José, denunciando la corruptela de los políticos de oficio y organizando a los vecinos en sus comunidades por mejoras en los servicios de alcantarillado, electricidad, caminos, parques, plazas y robándole las horas al descanso, escribe su novela clásica «Mamita Yunai» en 1940. En ella refleja una realidad vivida, identificada con la acción constante y el imperialismo como elemento central para entender, entre otras cosas, las relaciones presentes entre los personajes y el referente contextual. El escritor se anima incansablemente a luchar contra todo aquello que liquida e irrespeta al trabajador y por ende a la justicia social.

Corren nuevos vientos en la década de los cuarenta, el mundo vive los días aciagos de la Segunda Guerra Mundial y en nuestra patria, sucede uno de los hechos más significativos que conoce la clase trabajadora, se logra que los gobiernos de Calderón Guardia y Teodoro Picado aprueben las grandes reformas sociales; a saber:

  • Creación de la Caja Costarricense de Seguro Social.
  • Código de trabajo.
  • Garantías Sociales.
  • Ley de casas baratas.
  • Impuesto sobre la Renta.
  • Creación de la Universidad de Costa Rica.

En el fragor de esos combates por conquistar beneficios para la clase trabajadora, CALUFA estuvo allí, siempre en primera línea de lucha, como trabajador insigne, organizador por vocación, ocupando una trinchera de combate, desde la cual junto con sus compañeros de partido logró las conquistas antes mencionadas; esa trinchera fue su curul de Diputado auténtico de «los de abajo».

Pero como CALUFA nunca se resistió, cuando la historia lo cita para que en otro escenario siga defendiendo a su pueblo, no lo piensa dos veces y acude a esa cita en la que lo convoca la patria y en las nuevas circunstancias, se alista de soldado junto a miles de costarricenses, particularmente con los bananeros de la Zona Sur y aliado del General Tijerino, logró tomar militarmente San Isidro de El General, poniendo en aprietos a los fuerzas del Ejército de Liberación Nacional encabezado por don José Figueres Ferrer y el sacerdote Benjamín Núñez.

Destacando aspectos de la historia, CALUFA y su partido, fueron derrotados en la Guerra Civil de 1948 y del bananal del Atlántico, de las luchas callejeras de los desocupados, de su actividad febril como Regidor en la Municipalidad de San José, de su inclaudicable papel de tribuno con la plebe como Diputado. De su improvisado papel como jefe militar sin cuartel contra las clases dominantes, le tocó vivir la prepotencia y la represión de la clase dominante, esta vez en los calabozos de la Penitenciaría Central aliado de sus compañeros Carlos Luis Sáenz, Amoldo Ferreto, Rodolfo Guzmán, Fernando Chaves Molina y otros.

CALUFA y sus compañeros salieron de la cárcel y de nuevo, sin descansar un solo instante volvieron a la lucha, en condiciones sumamente difíciles. Con mucho esfuerzo, al lado de sus compañeros y compañeras reconstruyeron el Partido Vanguardia Popular y allí Carlos Luis Fallas de nuevo mostró su capacidad como revolucionario consecuente y reorganiza en la década de los años cincuenta y en el primer lustro de los años sesenta el movimiento sindical clasista a lado Alvaro Montero Vega, Isaías Marchena, Domingo Rojas, José Meléndez Ibarra, Rodolfo Guzmán, Gonzalo Sierra y otros.

En medio de ese trajinar de combates por la dignidad de la clase trabajadora su genio, su cultura, su bondad, también tuvo la oportunidad de proyectar a los costarricenses su obra literaria representada en libros de profundo sentido y estructura particular, entre este legado de creaciones está:

  • Mamita Yunai: Novela de defensa del trabajo político y colectivo
  • Gentes y Gentecillas: Novela con un profundo interés de denuncia.
  • Marcos Ramírez: Novela de formación de personaje.

CALUFA cursó la enseñanza primaria y únicamente dos años de secundaria, confiesa que, «El partido, para mi, ha sido como una escuela… más que escuela; !La Universidad donde me gradué de hombre y de ciudadano!» y agrega «siempre he tenido conciencia de mi posición en la sociedad, de mis deberes … con el pueblo, como hijo del pueblo que soy» (Periódico Excélsior, 1976: 7)

CALUFA supo ser mediante su creación literaria espontáneo, capaz de conmover, transparente y diáfano en los diálogos y discursos protagonizados por todos sus personajes; luchador insigne, inclaudicable y fiel ejemplo para todos aquellos que creemos en la justicia, respeto, autenticidad y poder de la palabra.

Vigencia del pensamiento y obra de Carlos Luis Fallas Sibaja (Calufa)

Como hemos señalado anteriormente, la personalidad de CALUFA es bastante sui géneris, en razón de su conducta y comportamiento polifuncional: obrero bananero, zapatero, dirigente sindical, regidor, diputado, escritor, soldado.

Es preciso advertir, que a pesar de la caída del modelo socialista, el cual se derrumbó a inicios de la década de los años noventa del siglo XX y provocó que algunos apologistas adujeran que había llegado el «fin de la historia», lo cierto y concreto, es que las desigualdades sociales, la discriminación de género, el ultraje a las etnias indígenas, los altos niveles de explotación económica, el ensanchamiento de la brecha social, es una constante del mundo contemporáneo.

Desde esa perspectiva, el pensamiento y la acción de CALUFA, no ha perdido vigencia en absoluto; más bien hoy, su ejemplo recobra fuerza, cuando entre las tareas prioritarias, se plantea la lucha por no perder la identidad nacional y menos la identidad cultural en la sociedad costarricense, lo que implica entre otros aspectos, desarrollar en nuevos escenarios la lucha por la justicia social, el reencuentro con la democracia participativa y el mantenimiento de las conquistas sociales, que otrora la clase trabajadora había logrado y que precisamente CALUFA tuvo un papel singular en su consecución.

Hoy en un mundo globalizado, donde el eje medular es el mercado y por ende la existencia de una sociedad consumista en extremo, es preciso hacer acopio de los más genuinos valores de nuestra idiosincrasia y más bien revertir esa globalización inhumana, en una jornada en pos de la solidaridad. En ese aspecto el pensamiento y acción de CALUFA son un acicate para el logro del bien común.

CALUFA, en su pensamiento y en su acción hoy está tan vigente como otros excelsos costarricenses que forjaron. Nuestra nacionalidad; tales como Joaquín García Monge, Ricardo Moreno Cañas, Isaac Felipe Azofeifa, Omar Dengo, Carlos Gagini.

CALUFA está vigente porque su ideario está inscrito en el legado del pensamiento social costarricense más avanzado.

Galería

 
Bibliografía

Aguilar, M. (1983). Carlos Luis Fallas, su época y sus luchas. San José CR: Editorial Porvenir.

Arroyo, V. M. (1973). Carlos Luis Fallas. San José, CR: Ministerio de Cultura Juventud y Deportes.

Contreras, G. (1988). Los Años Cuarenta. San José, CR: Editorial Porvenir.

FERRETO, A (1979). La Huelga Bananera de 1934. San José, CR: Imprenta Elena.

Mora, M. (1980). Discursos de 1943-1979, San José, CR: Editorial Pablo Presbere.

Neruda, P. (1978). Canto General. Barcelona, Editorial Seix Barral.

Periódico Excelsior, 8 de mayo 1976, San José, Costa Rica.

Picado Gómez, M. (1983). Literatura. Ideología Crítica. San José, CR: Editorial Costa Rica.

Quesada Soto, A (1996). Antología del relato costarricense. Segunda Edición, San José, C R: Editorial Universidad de Costa Rica.

Quesada Soto, A (1986). La Formación de la narrativa nacional Costarricense (1890-1910). Enfoque Histórico social. San José, C R: Editorial Universidad de Costa Rica.

Rojas González, M. y Ovares Ramírez F. (1995) 100 años de Literatura Costarricense. San José, CR: Editorial Norma.

Solís Avendaño, M. (1998) La identidad Mutilada. San José, CR: Editorial Universidad de Costa Rica.

Fuente: Revista Comunicación del TEC

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