Enseñanzas de don Pepe
Óscar Cruz
Héroe del 55, productor bananero y empleado de don Pepe, Óscar «Cacho» Cruz tiene anécdotas de Don Pepe.
«En el 64 nos dedicamos a importar autobuses Hiño de Japón, y en eso estuve entretenido varios años. Estaba en eso cuando Don Pepe me mandó a llamar. El sabía que había peleado en defensa de su gobierno tanto en diciembre del 49 como en enero del 55. Eramos amigos del tiempo en que yo trabajaba en el banco porque me tocó trabajar en las adecuaciones de las deudas de las empresas de don Pepe. No era desordenado. Lo que pasa es que lo que era lógico para él no es lógico para los demás.
«Me acostumbré con don Pepe a desconfiar de mis propios criterios. El tenía un modelo que era toda una reeducación del campesinado nuestro.
«Trabajé muchos años con don Pepe Figueres. Tengo muchas anécdotas con él. Por ejemplo, un día Óscar Barahona Streber, que era pariente mío, y que había sido ministro de Hacienda de don Pepe para darle continuidad a lo que había hecho con don José Joaquín Trejos, en el gobierno anterior, me pide que le hable a don Pepe, porque quería tener conversaciones con él, pues tenía ambiciones políticas. Le fui a hablar a don Pepe, y me dijo, ‘mire Óscar, el problema con Barahona es que si se monta en una yegua parida, no lo sigue ni la cría’. Es que tenía un carácter de los diablos.
«Entré al Grupo San Cristóbal, de don Pepe, para hacer un estudio de factibilidad para producir sacos, pero con polipropileno. Hice el estudio de factibilidad, y en eso me dijeron que había que tener a alguien en finanzas, por lo que fui gerente financiero de todo el grupo.
«Don Pepe no tenía mucha actividad bananera, solamente la finca Las Mercedes, de la cual eran socios. Luego, me incorporé de lleno a la actividad bananera. Un grupo ajeno a San Cristóbal, donde estaban un hijo y un sobrino de don Pepe, me incorporó en la sociedad. Me pusieron a cargo de las fincas bananeras, y yo era socio. La agricultura no me era ajena. Para mí no era muy difícil habituarme al ambiente bananero por haberme criado entre Limón y Guápiles.
«Don Pepe tenía toda la parte agrícola en San Cristóbal, y en la Zona Atlántica empezamos a tantear con el banano. Nos metimos mucho Mario Salazar, Fernando Figueres, José Martí Figueres, Body Hatch, Mario Merino padre, Mario Merino Jr y yo.
«En el año 65 con Compañía Bananera de Parismina S.A. Luego nos metimos con Ticabán. Compramos los activos de Ticabán y los pasamos a una empresa que llamamos Tica Frutera. Esa finca era un monstruo de 6800 hectáreas. Ticabán era una empresa de inversiones del Benelux (los países bajos, Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Luego nos las vendieron a nosotros. En ese negocio tuvo que ver un hombre que fue gerente de operaciones en la Compañía Bananera de Costra Rica en Panamá y en Costa Rica. Se trata de Maurice Bostich, una persona muy amiga de la estructura de la United Fruit Com-pany. Un día, Body Hatch se encuentra con Maurice y Maurice le cuenta el chisme. Le encargaron el análisis de las Ticas’, y él recomendó verderlas. Eran 6800 hectáreas en terrenos en total, con 2100 hectáreas de banano, campos de aterrizaje y 450 casas. Body Hatch llevó a Maurice Bostich a San Cristóbal para que conversara con nosotros. De repente, meterse en eso era una locura. Había seis millones de dólares invertidos, y había sido un fracaso por su producción y por la calidad de los suelos. Sembramos las áreas que no debieron haber sembrado, y áreas que eran mucho mejores no fueron sembradas con banano.
«Montamos un plan, que contemplaba ofrecerles 400 mil dólares por todo el paquete. Fuimos al Banco Nacional, les pedimos que hicieran un avalúo, cuando tuvieron los avalúos, el gerente, Don Elias Quirós, nos mandó a llamar, asombrado, y aprobaron 800 mil. dólares, 400 mil para comprar y 400 mil para rehabilitar. El Banco Nacional dio el aval y Chase Manhattan Bank, de Nueva York, aportó los recursos.
«Yo en ese momento era socio del grupo bananero, y gerente financiero del Grupo San Cristóbal. Trabajé doce años con don Pepe, trabajé en todas sus empresas, y en banano he estado en total 30 años».
Tomado del especial centenario de don Pepe de la revista Ventanario.
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