Hija del 48
Annie Saborío Mora
Palabras
Inauguración Galería 75 Aniversario Revolución del 48
Casa Liberacionista José Figueres Ferrer
Buenas noches:
Esta noche, el Partido Liberación Nacional me honra con este espacio, desde el que me dirijo a ustedes con el pecho lleno de orgullo y con un sentimiento que comparto con muchos y muchas de ustedes: ser una hija del 48.
Somos la herencia de padres y madres que lucharon por revestir a este país de dignidad, de los valores más sublimes de la Patria.
Don Pepe Figueres, nuestro caudillo, reunió a un insigne grupo de valientes hombres, trabajadores, humildes, intelectuales, todos ellos con valores innegociables y dispuestos a dar la vida por la Patria.
Entre esos hombres se encontraba un jovencito de 17 años: Edgar Saborío.
Decidido a luchar por sus ideales, se agrupó junto a sus vecinos de Grecia, Alajuela y decididamente se comprometió con la lucha. Su papá, el único dentista que había en Grecia, en esos años, no pudo disuadirlo, por lo que, no tuvo más remedio que cerrar su consultorio y prepararse para ir a cuidarlo y tratar de protegerlo de las balas enemigas.
Cuando don Pepe conoció a Edgar, le dijo que era muy joven y que podía quedarse a ayudar con algunos mandados. Pero Edgar, fuerte en su decisión, le rogó que le permitiera demostrar su valía como soldado, por lo que don Pepe, cedió y lo encomendó a don Frank Marshall y a su batallón.
Edgar Saborío fue mi papá y, a través de sus historias, pude recrear su paso por esa épica guerra, que definió la Costa Rica democrática que atesoramos hoy.
Muchas de las personas aquí presentes, escucharon esas historias de boca de sus padres y abuelos y comparten conmigo el orgullo de pertenecer a este glorioso Partido, inspirados e inspiradas por la valentía de sus ancestros.
Mi papá nos contó de todas las hazañas que llevaron a cabo, de la mano de Frank Marshall, impidiendo el paso de tropas enemigas que se dirigían a atacar La Lucha, también combatiendo en San Cristóbal Sur, en Santa María de Dota, el Empalme y Cartago.
Después del innegable triunfo del ejército de Liberación Nacional, comandado por don Pepe, el reto se hizo intelectual, para definir las bases de la Patria y a esa lucha se sumaron también los valientes excombatientes, que en ese entonces empezaron a aportar desde su ímpetu político, su inteligencia y su compromiso.
Gracias a ese ímpetu, a esa lucha y a ese gran esfuerzo del pensamiento, los ciudadanos hoy disfrutamos de la paz, la democracia, las garantías sociales, los derechos humanos, el acceso a los servicios, a la salud y a la educación. Beneficios que deben defenderse todos los días.
Hijos, hijas, nietos, nietas, sobrinos, sobrinas del 48: Hoy es un día para mostrar ese gran orgullo que llevamos como bandera, pero también para recordarnos nuestros deberes como ciudadanos y ciudadanas costarricenses: el amor a la Patria, el compromiso con los valores más sublimes, la búsqueda por el bien del mayor número, la justicia y la paz.
Para finalizar, les leeré unas palabras de nuestro amado don Pepe, tomadas del documento llamado «El Espíritu del 48»:
«… convoco a los costarricenses a volver al espíritu del 48. Sin campos de combates sangrientos, pero en campos de trabajo fecundos. Sin odios ni rencores, sino con el noble espíritu de la solidaridad humana consagrado a la justicia y a la libertad. El 48 pertenece ya a la Historia Patria, como el 56. Pero el espíritu del 48, como el espíritu del 56, deben ser antorcha que iluminen hoy los senderos por donde ha de transitar la nación, hasta su pleno crecimiento como sociedad más libre, más próspera, más justa y más culta.
La revolución no ha terminado. Es la revolución constructiva que no se hace con frases rígidas de ideologías. Se hace con ideas que generan planes de progreso real, por modestos que sean; con el libro bajo el brazo, con la herramienta en la mano y con la inspiradora mística en el corazón. Es la revolución en forma ordenada, sin las convulsiones que estallan cuando el régimen político y las instituciones se quedan atrás de las aspiraciones populares.
El 48 queda atrás, pero no su mística, ¡Resplandezca de nuevo el espíritu del 48!»
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