Ojo crítico
Rodolfo Cerdas
Hoy abordaré un tema distinto al usual, poro que tiene una gran significación para nuestra historia. Se trata del hundimiento en 1942 del San Pablo, un barco carguero anclado en Limón, que unos atribuyeron al ataque da un submarino alemán y otros a una maniobra del gobierno del Dr. Calderón Guardia para justificar la persecución de sus enemigos políticos. Aun hoy, en el valioso y premiado libro de Manuel Solís La institucionalidad ajena. Los años cuarenta y el fin de siglo, se recoge esa duda, que Villegas Hoffmeistor planteó en La guerra de Figueres. He aquí la historia.
Como parte de la Operación Neuland, aprobada por al Gran Almirante Kart Doeniltz, los submarinos alemanes U-159 y U-161, en junio de 1942, se reunieron en el mar Caribe para coordinar sus acciones. Festejaron algo que nunca se supo en Costa Rica: que a pocas millas de Puerto Limón, sus colegas del U-172 habían logrado hundir varios barcos cargueros norteamericanos en ruta a Inglaterra.
Terminado el encuentro, el hábil y experimentado Kapitanleutnant Albrecht Aquilles del U-161, de tan solo treinta y dos años, se dirigió a Puerto Limón para efectuar un ataque que alteraría el balance militar en el área, pero curiosamente a favor de EE.UU. Cuando ya había oscurecido completamente, el submarino subió a la superficie y se abrió paso entre las rocas y bancos de arena que rodeaban al puerto. Su capitán conocía como pocos el mar Caribe, porque lo había recorrido muchas veces como marino mercante de la Hamburg Line. De ahí sus espectaculares ataques en Curazao, Trinidad y Tobago, el Windward Passage, etc.
Anclado había un único barco: el San Pablo. Según la bitácora del U-161, exactamente un minuto pasadas las diez de la noche, dos de sus torpedos dieron de lleno en la nave, casi sacándola del agua y dañando gravemente las instalaciones portuarias. Sin saberlo, tocaron también un nervio muy sensible de los norteamericanos, pues este ataque los obligó a preocuparse no solo de la defensa del puerto, al cual minaron cuidadosamente, sino de toda la región para proteger el Canal de Panamá. También tuvo la consecuencia de radicalizar, en el interior del país, las luchas sociales y políticas y la nefasta aplicación de las listas negras.
La historia del Capitán Aquilles termina terrible y misteriosamente el 27 de setiembre de 1943, a 250 millas al sur de Recife, Brasil, donde lo cubren aguas de más de dos millas de profundidad. Pese a ello, su responsabilidad en el ataque a Limón está fuera de toda duda y aclara un hecho histórico que tanto incidió en la vida política de Costa Rica. Para verdades, el tiempo.
Tomado de La Nación.
Comentarios Facebook