Los proscriptos de 1948
Johnny Soto Zúñiga
I
Recientemente la Editorial Costa Rica publico un libro denominado: “Nuevos Documentos de 1948. Los Proscriptos” bajo la investigación, selección, prólogo y notas de la escritora Macarena Barahona Riera. Me parece interesante todo lo referente a la evolución histórica de nuestra Patria; y sin duda lo acontecimientos de la década de los 40s del siglo pasado es apasionante; ya sean las reformas sociales y políticas, la Guerra Civil de 1948, los 18 meses de la Junta Fundadora de la Segunda República, etc. Existen muchos libros de investigadores, historiadores y políticos que han escrito desde su óptica lo que consideran su verdad histórica; unos más desde el punto de vista de “los vencedores”, otros desde “los vencidos”, otros “más neutrales” y objetivos. En fin, considero que la posibilidad de acercarse a dicha verdad, solo se podría lograr leyendo los distintos documentos y testimonios de los que vivieron en tan convulsa y a la vez productiva época de nuestro país.
Es posible, que la verdad que ha predominado es la de los vencedores o triunfadores de la Guerra Civil; pero debo acotar que existen muchos documentos y testimonios de otros actores que estuvieron más del lado de los perdedores en esta confrontación social y política. Sin embargo hace bien la editora Barahona Riera de traernos los documentos de lo que ella señala sobre “los proscriptos: verdades y utopías. La guerra civil de 1948, Costa Rica”, basados en los escritos en el exilio de José Albertazzi Avendaño, abogado, director de la Biblioteca Nacional, diputado y presidente del Congreso Nacional de la República; diversos discursos de Manuel Mora Valverde, fundador del Partido Comunista de Costa Rica, político, abogado, diputado, diputado del Congreso Nacional; artículos sobre el “Crimen del Codo del Diablo”, asesinatos cometidos contra detenidos en 1949 por Carlos Luis Fallas Sibaja “Calufa”, líder sindical y diputado del Congreso Nacional; artículo de José Meléndez Ibarra, líder sindical “La Columna Liniera”; documentos de Rosendo Arguello hijo, médico y político antisomocista de la Compañía Rafaela Herrera, líder y colaborador de los intereses de José Figueres. Señala la editora que: “La guerra civil merece muchos estudios, recopilaciones documentales y nuevos análisis; sobre todo, porque esclarecer el pasado, nos brinda verdaderas armas para construir, más justa e igualitaria, una verdadera paz para las y los costarricenses.” (Op.cit. xiv). Sin duda las nuevas generaciones, los hijos y nietos del 48 merecen conocer las diversas épocas de la historia Patria; la década de los cuarenta del siglo XX; la promulgación de la Constitución política de 1949 (que actualmente nos rige) constituye el inicio de la Costa Rica contemporánea y dejaron el pasado liberal y patriarcal. Los protagonistas principales fueron líderes indiscutibles como el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, Monseñor Víctor Manuel Sanabria, el Lic. Manuel Mora Valverde, Otilio Ulate Blanco y José Figueres Ferrer.
A nivel mundial, desde inicios del siglo XX y la influencia en la década de los 40s, eran la lucha de los trabajadores con demandas y conquistas sociales y políticas, de muchas movilizaciones populares y las corrientes ideológicas predominantes son: las anarquistas, socialdemócratas, comunistas, reformistas, fascistas; que tuvieron protagonismo en las dos grandes guerras mundiales, en Europa y del desarrollo del capitalismo industrial. Por supuesto que nuestro país no escapa a estas influencias y en 1931 se funda el Partido Comunista de Costa Rica con Manuel Mora Valverde como Secretario General, junto con Luis Carballo Morales, María Isabel Carvajal (Carmen Lyra), Ricardo Coto Conde y Jaime Cerdas Mora. Se impulsó una lucha política que promovió “una organización popular que buscaba en su propia realidad la definición de los problemas nacionales y las respuestas que le podría corresponder desde su particular perspectiva, por medio de reformas sociales y políticas que modernizaban, hacían funcionar y por ello consolidaban el sistema político liberal del país” (La Hoz y el machete. Rodolfo Cerdas Cruz. Pág.357). Op.cit.xvi)
Sin duda el Partido Comunista que luego se llamó Partido Vanguardia Popular, tuvo en la década de los cuarenta un papel de gran relevancia y su culminación llego con la gran alianza al Partido Republicano (oficialista en el poder de Calderón Guardia) denominada alianza “caldero-comunista”, ambos impulsaron las reformas sociales como las Garantías Sociales, el Seguro Social, el Código de Trabajo, la Ley de Casas Baratas, el desarrollo sindical, etc. La Iglesia Católica bajo el liderazgo de Monseñor Sanabria alabó las reformas sociales. Es la época de oro de los comunistas costarricenses, cuando más han ejercido influencia en el sistema político costarricense, son la vanguardia del movimiento social y de las organizaciones sindicales. (Recordemos la gran huelga de los trabajadores bananeros de 1934 ante la United Fruit Company, que llegó a tener 10.000 trabajadores en huelga, dirigidos por el líder comunista y sindical Carlos Luis Fallas)
Sobre el documento de José Albertazzi, “La tragedia de Costa Rica”, como uno de los vencidos y proscriptos, trata de endilgarle al presidente Teodoro Picado los múltiples errores y desaciertos del gobierno, de no haber tomado las decisiones para contrarrestar a los alzados o revolucionarios. Es un hecho como calderonista que sangra por la herida y pierde en muchos aspectos la objetividad; es normal al ver perdido el poder; por ejemplo: trata de descalificar en todo momento al Caudillo José Figueres Ferrer, las actuaciones de la Junta Fundadora de la Segunda República, usa un tono de burla y alto menosprecio hacia Figueres; hasta tratarlo de “palmeriano” (loco) (Op.cit. Pág.42). Considero que no entiende que se está ante una guerra civil, donde los objetivos y acciones de los bandos son estrictamente militares; y por supuesto cuando se está en guerra hay violencia, los soldados disparan sin mayores contemplaciones y que el gobierno de Picado no estaba en condiciones de negociar nada.
Albertazzi expone sus ideas y lo que cree el gobierno de Picado podría haber realizado; pero los revolucionarios estaban en guerra e iban ganando las pequeñas batallas, ya sea a nivel nacional e internacional. Figueres de forma muy inteligente busco apoyo y armamento internacional y se integró a la Legión Caribe; ya que solamente estando unidos a un movimiento internacional que los unía las ideas de liberación de sus pueblos y la búsqueda de la democracia. En esto jugó un papel fundamental el Presidente de Guatemala el doctor Juan José Arévalo Bermejo, que se convirtió en un padrino de las causas democráticas contra las dictaduras oprobiosas militares que gobernaban en muchos países de Centroamérica y el Caribe. Las armas llegaron a los revolucionarios y pudieron hacerle frente al armamento del ejército del gobierno de Picado y a los comunistas que aportaban un 60% de las tropas oficialistas.
Otro error en que incurre el abogado y diputado Albertazzi, es que en conjunto con los diputados calderonistas y los diputados comunistas aprueban el dictamen de mayoría por 27 votos a favor que aboga por anular las elecciones nacionales para desconocer el resultado electoral a favor de Otilio Ulate. Este acto conlleva a que estaban cavando su propia fosa. Albertazzi habla de legalidad y a su vez permite como presidente legislativo que el Congreso Nacional se meta de forma parcializada en asuntos electorales. Solamente 19 diputados votan en contra de la anulación de las elecciones presidenciales del 8 de febrero de 1948 entre ellos: Francisco Fonseca Chamier, Juan José Herrero, Fernando Lara Bustamante, Antonio Peña Chavarría, Tomás Guardia Tinoco, Francisco Orlich B., Otto Cortés, Antonio Chaves Soto, Víctor Manuel Elizondo, Fernando Volio Sancho, Eladio Rosabal, Arturo Volio Guardia, Bernardo Benavides, y otros.
Otro asunto que Albertazzi toma a la ligera es endilgar que el Tribunal Electoral era controlado por el ulatismo, cuando en realidad estaba en manos del calderonismo; y que el director del Registro Electoral Lic. Benjamín Odio se prestaba a acciones fraudulentas; y se comprobó que la situación no eran como la pintaban los oficialistas; con el fin de justificar la anulación de las elecciones presidenciales. La tragedia de Costa Rica señalada por Albertazzi; si bien aconteció una guerra civil, que dejó alrededor de 3000 muertos de ambos lados y otros heridos; al parecer éste creyó que se establecería una dictadura falangista por parte de Figueres; sin embargo para bien de nuestra democracia; ésta salió fortalecida; y se dio una transición con el gobierno de 18 meses de la Junta Fundadora de la Segunda República y la entrega del poder legítimo al triunfador Otilio Ulate Blanco (Pacto Ulate- Figueres).
Así como posteriormente con la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la nueva Constitución Política de 1949; se cimentó la Costa Rica moderna, republicana, soberana, institucional, y democrática de la que gozamos actualmente. Para 1951 José Albertazzi retorna al país luego de casi 3 años en el exilio. Hasta aquí vamos a dejar esta primera parte, y seguiremos analizando otros elementos de tan interesante historia política costarricense; que es parte de la evolución democrática; no obstante dejando claro que tanto los vencidos y vencedores han escrito sus opiniones y sus verdades; pero la realidad es que la verdad es una y el tiempo se ha encargado de venir purificándola para beneficio de nuestra tranquilidad y paz; como dice la editora Barahona Riera: “A todos estos acontecimientos y circunstancias se refiere la obra: Nuevos documentos de 1948. Los proscriptos; para que cada lector pueda tener la libertad de apreciar con un umbral diferente los hechos de nuestra historia patria.” Invito a leer estos documentos, para así comprender parte importante de estos fundamentales y patrios acontecimientos.
II
Seguimos con esta segunda entrega sobre el interesante libro editado por la escritora Macarena Barahona “Nuevos documentos de 1948. Los proscritos”, por cuanto la mayoría de sus personajes y protagonistas se fueron del país, ya sea en exilio, expulsados o por su propia voluntad para preservar su seguridad e integridad personal. En la práctica casi siempre, posterior a una guerra civil o revolución, los ánimos están caldeados y hay gente que pierde los estribos o están simplemente con la “cabeza caliente”; y esto es muy peligroso máxime cuando han habido muertos de por medio, de familiares caídos de ambos lados, venganzas e intrigas y sufrimientos entre vencedores y vencidos. Es muy difícil recuperar la paz en los pueblos y en la ciudadanía en general; y esto solamente el tiempo ayuda a curar y sanar las heridas dejadas entre las partes involucradas en un conflicto militar.
En esta oportunidad nos referiremos a lo escrito por el nicaragüense Dr. Rosendo Arguello Rodríguez en un folleto llamado: “Estafa y farsa en el Caribe” donde describe la organización de la “Revolución del Caribe”, que consistía en formar un movimiento revolucionario en toda la zona caribeña y así liberar a los pueblos de las dictaduras enquistadas en los distintos países; creían de buena fe en los ideales democráticos y sacrificaron sus vidas y familias por un ideal. El comandante Rosendo Arguello hijo, creía que Figueres con su grupo una vez triunfado la Revolución en Costa Rica, iba a convertirse en una especie de Simón Bolívar o de “Che Guevara” que tendría que hacer las revoluciones en toda Centroamérica y el resto del Caribe (especialmente en República Dominicana y Cuba). Si bien los legionarios colaboraron mucho en la guerra civil, desde el punto de vista militar y logístico; muchos costarricenses fueron a pelear militarmente porque creían en el ideal de democratizar a la Patria y hacerla más ordenada y libre.
Me parecen exageradas y descalificadoras las palabras del nicaragüense Rosendo Arguello sobre Figueres y su grupo; por ejemplo expresa: “Tal vez sea un error mío adelantar juicios y conceptos sobre Figueres, su grupo y los propósitos para la mayoría ocultos, que le inspiran. Nuestro hemisferio, en particular el Caribe, todavía adolece de graves males; difícil está el aceptar el método a emplearse, porque un mal remedio es peor que la enfermedad. “Nunca,-dice Walkari –la substitución de un diablo menor por uno mayor salvó a nadie”. Pero si se recuerda que yo caí en un tiempo en la órbita caótica de aquello que regido por Figueres dio en llamarse “Junta Fundadora de la Segunda República”, podría entenderse mejor que sé de lo que hablo. Aquello fue una ensalada de teorías contradictorias, de anarquismo; de fascismo; socialismo, y posturas democráticas en mangas de camisa, respaldada por una agrupación de “gánsteres” bien armados que daban en llamarse militares, coroneles para arriba.
¿Qué otra cosa podría haberme quedado de aquella época sino asco y espanto ante la posibilidad de que esos mismos hombres vuelvan al poder, más fuertes y ya capaces de predominar en Centroamérica con la ayuda de aliados poderosos? No quisiera que mis hijos estuvieran vivos si tal desastre llegare a ocurrir. Entonces, los que aceptan “cualquier remedio” y “un cambio a todo trance”, sentirían en carne propia que los males actuales son benignos si se les compara con los que caerían sobre la república dirigida por esta clase de revolucionarios. En la más vehemente esperanza de que eso no llegue a suceder, es que hago este llamado de advertencia para que hecho un análisis de los hechos que a continuación relato, saquen oportunas decisiones.” (Op.cit. Págs.174 y 175)
Cuan equivocado estaba Rosendo Arguello; cuando más bien Figueres y la Junta Fundadora de la Segunda República, impulsó la eliminación del Ejército castrense; además es su forma de pensar de manera vengativa e hiriente expresando y descalificando “sin ton ni son” a los integrantes y valiosos hombres costarricenses de pensamiento que aportaron mucho a este país (Dispara en sus escritos “Quiénes y cómo nos traicionaron”). Para verdades el tiempo, y todo su vaticinio se convirtió en diatribas o “decires” infundados. En mi concepto nunca entendió la idiosincrasia y pacífica manera de actuar de los costarricenses. No era Figueres quien tenía que tomar la bandera de hacer las revoluciones en todo el Caribe, cada país tenía sus líderes por ejemplo: En Guatemala el doctor Juan José Arévalo que ejercía enorme liderazgo en toda la Legión Caribe, el Comandante en Jefe general el dominicano Juan Rodríguez García, coronel Manuel Alexis Liz, Manuel Calderón Hernández, el costarricense Miguel Ángel Ramírez, el cubano Fidel Castro entre otros formaban parte de la jerarquía del Ejército de Liberación de América (miembros de la estructura internacional que luchaban contra las dictaduras).
Después de que exilaron a Figueres Ferrer en 1942, tras pronunciar el discurso en radio; luego al llegar a México se contacta con la organización con el fin de pedir ayuda logística y armas para poder hacer la revolución en Costa Rica. (La gestación le duró 6 años para poder organizar su movimiento de Liberación Nacional, convencido de que los calderonistas no iban a entregar el poder político). En realidad nuestro país fue el pionero donde inició la primera revolución democrática; luego según ellos seguirían los otros países de Centroamérica y el Caribe. En el caso de Rosendo Arguello consideraba estratégicamente primero triunfar en Costa Rica, luego seguiría Nicaragua; según él más fácil atacar desde Costa Rica y así derrocar la dictadura de Anastasio Somoza García. (Incluso se firmó el “Pacto del Caribe”, fue una alianza entre República Dominicana, Nicaragua y Costa Rica para derribar las dictaduras en sus patrias y restablecer en ellas la libertad y la democracia). Don José Figueres firmó por Costa Rica, Arguello por Nicaragua y el general Juan Rodríguez por República Dominicana quien sería el presidente del Pacto del Caribe.
Los combatientes extranjeros que pelearon en el Ejército de Liberación Nacional no paso de más de 18; mientras que en las fuerzas caldero-comunistas llegaron cientos de mercenarios nicaragüenses que envió el dictador Somoza para avasallar al pueblo costarricense. Queda claro que las tropas de Liberación Nacional en su gran mayoría la conformaban valientes combatientes costarricenses y no como se quiere distorsionar con la llamada “Legión Caribe” que habían muchos extranjeros; ésta lo que hizo fue suministrar armas, porque la oposición tenía que conseguirlas de afuera; ya que el gobierno tenía las armas del ejército oficial. Don Pepe Figueres describe así la situación post guerra: “En esas circunstancias, recibí del General Juan Rodríguez García, presidente de la Alianza del Caribe, una nota generosa, no solicitada, en la que me liberaba de todo compromiso derivado del Pacto del Caribe, en vista de las graves tensiones de la opinión pública y la reacción sentimental a la que me veía sometido en mi país, por guardar mi lealtad a la palabra empeñada y a la gran cruzada de liberación del Caribe.” (El Espíritu del 48. José Figueres Ferrer. Pág. 319)
Con lo anterior queda claro que no existió ninguna traición por parte de Figueres como afirma Rosendo Arguello. Don Pepe como Presidente de la Junta Fundadora de la Segunda República asumió su responsabilidad histórica y sus deberes eran supremos hacia su Patria; como para permitirse enrumbarse en nuevas aventuras revolucionarias. Está claro que Figueres devolvió muchas de las armas que le habían suministrado del exterior; e incluso pensó y lo manifestó a sus amigos en irse a luchar a las montañas de Nicaragua contra Somoza; pero la carta de Juan Rodríguez que lo libera lo hizo cambiar para beneficio y servicio del país. Los vaticinios del Dr. Rosendo Arguello de que Figueres quería convertirse en el salvador y liberador de las dictaduras de Centroamérica no fueron ciertas; más bien Figueres Ferrer demostró ser un gran demócrata, abolió el ejército militar y fortaleció las garantías sociales que impulsaron los caldero-comunistas, y sabemos que muchos de ellos fueron a la guerra civil a defenderlas creyendo iban a ser abolidas por el propio don Pepe Figueres.
III
Seguimos con esta tercera entrega del libro: Nuevos documentos de 1948. Los proscriptos editado y compilado por la escritora Macarena Barahona. En realidad son pasajes muy interesantes de nuestra historia escritos por personajes que vivieron en esta convulsa época de los años 40s del siglo pasado. Según la autora los documentos seleccionados han estado proscriptos de la historia oficial de Costa Rica y se señala que el país ha vivido bajo la égida del lado victorioso de la guerra civil; sin embargo se han escrito muchos libros que cuentan la historia y el sentir de los dos bandos en disputa de tan amarga, trágica y violenta época que si bien no debemos olvidar; pero que si esperemos que nunca más se repita, porque lo más valioso es la vida de nuestros ciudadanos; que nada vale la pena sea mancillada o violentada, ni derramada una gota de sangre; cuando se puede lograr las concertaciones que el país necesite.
En esta oportunidad nos referiremos al testimonio de Manuel Mora Valverde, líder del comunismo criollo y fundador del Partido Comunista costarricense (PC) en el año de 1931. Para el año de 1939 la economía costarricense estaba en una profunda crisis y el PC bajo el liderazgo de Mora Valverde plantea un “plan de emergencia” que es necesario exponer sus puntos fundamentales: “a) facultades amplias para el Poder Ejecutivo en materias económicas; b) formación de un Gobierno de concertación nacional; c) financiación de un empréstito interno; d) distribución de ese empréstito en dos partes; una para mantener obras públicas y la otra para financiar un plan de producción de artículos de primera necesidad; e) establecimiento de la industria pesquera con el fin primordial de proporcionarle al pueblo carne de pescado a quince céntimos la libra; f) fijación de precios mínimos para los agricultores mediante un mecanismo eficiente; g) fijación de precios máximos para impedir que los especuladores esquilmen al pueblo; h) fijación de salarios racionales para los jornaleros; i) plan concreto para abastecer al país en un año de los siguientes artículos: trigo, arroz, frijoles, maíz, legumbres y grasas.” (Op.cit. Pág. 324)
A nivel internacional estábamos en plena 2da Guerra Mundial y Costa Rica sufría al igual que muchos países de la región los problemas sociales y económicos; además existía mucha dependencia de los Estados Unidos de América, que estaría por entrar a la Guerra en cualquier momento (fue a partir del ataque japonés a la base de Pearl Harbor en las islas Hawaí en el Pacífico). Manuel Mora en esa época afirmaba: “¡Conciudadanos! Un enemigo común tenemos: Hitler y sus lacayos con su cortejo de hambre y miseria. Nosotros debemos contribuir a aplastar a ese enemigo. En dos formas está amenazando Hitler a nuestra patria: por medio de la invasión y por medio de la miseria. Enfrentémonos a la miseria con un plan serio de producción y enfrentémonos a los invasores, si ello llega a ser necesario, con toda la sangre de nuestras venas.” (Op.cit. pág. 325)
Vemos que en el PC tenían ideas claras y precisas de que es lo que querían implementar en el país y como podían organizar el movimiento obrero. Costa Rica tuvo sus consecuencias con la crisis de 1929 en EE.UU. y posteriormente con la Segunda Guerra Mundial. Esas ideas claras del PC le llamaban el “Programa Mínimo” que constituye un marco general o programa de acción para en un futuro no lejano tener como objetivo final implantar el socialismo en Costa Rica. Buscaban que todo el poder político estuviera en manos de la clase trabajadora. Sin duda se nutrían de las ideas del “marxismo-leninismo”; a diferencia de los demás partidos políticos que querían alzarse con el poder, pero mediante la vía democrática de elecciones y legitimidad del pueblo. Sin embargo comenzaron a participar en las elecciones y eligieron diputados al Congreso Nacional. Incluso desde el principio el PC tuvo problemas de inscripción, donde el Congreso Nacional se negó a aprobar su inscripción por su programa radicalmente contrario, y va a ser hasta las elecciones municipales de 1932 que se le permite participar bajo el nombre de “Bloque de Obreros y Campesinos”.
Para las elecciones de 1934 logran elegir dos diputados por San José: Manuel Mora Valverde y Efraín Jiménez y entonces el PC adquiere un reconocimiento nacional, y su dimensión fue creciendo; y además luego vino la gran huelga bananera de 1934 en el Atlántico ante la United Fruit Co, liderada por el líder comunista y sindical Carlos Luis Fallas (Calufa) quien posteriormente llega hacer diputado al Congreso. Luego se cambia el nombre del PC por el “Partido Bloque de Obreros y Campesinos” y siguen participando en las elecciones presidenciales y legislativas. Por supuesto sufre mucha represión y persecución, por sus planteamientos comunistas; que a los liberales y gentes del poder político y económico les daba miedo, que éstos se alzaran con el poder. Para el año de 1942 el PC plantea la alianza con el Partido Republicano Nacional que había llevado al poder al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944).
Esta gran alianza, en conjunto con la Iglesia Católica liderada por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez condujo a la aprobación de las garantías sociales en 1942. Durante los próximos 5 años los comunistas tienen bastante influencia en las acciones del gobierno y la vida política del país hasta tal punto que llegaron a tener un 20% del electorado. Posteriormente el 27 de agosto de 1947 Manuel Mora pronuncia un discurso vehemente fiel a su estilo confrontativo en el Estadio Mendoza y transmitido por la Radio Voz de Víctor que expresa: “Camaradas, Nunca había sido tan odiado nuestro Partido como lo es hoy. Puede decirse que hoy nos odian más que nunca. En el pasado fuimos un partido sectario, apegado a una línea de lucha inflexible contra los intereses creados, y contra todo lo que en nuestro concepto debía eliminarse para bien de nuestro pueblo. En el presente, ya no somos una agrupación sectaria sino una organización enormemente flexible. En el pasado, hablar en nuestro partido de alianzas políticas, era un crimen; todos considerábamos que detrás de las alianzas se escondía la traición. En el presente ya podemos apuntar, al hacer una historia de nuestro movimiento, una serie de alianzas realizadas con los sectores progresistas de nuestro pueblo, con los sectores más avanzados de nuestro capitalismo.
Hoy, con nuestra experiencia, hemos logrado demostrarle al pueblo que no es traición la maniobra cuando no busca ni obtiene ventajas personales sino derechos para los componentes del pueblo. ¿Hemos maniobrado? ¡Sí! ¿Con quiénes? Con quienes hemos creído necesario aliarnos; pero de esas alianzas ¡no hay ni una moneda en la bolsa de ninguno de nosotros! De esas alianzas, lo que ha quedado son conquistas que el pueblo toca en todos momentos, en todos los minutos de su vida. Nuestro Partido hizo bien cuando puso a circular la expresión gráfica de “Los billetes con que nos compraron”. Algunos de los billetes que se destacaban en esas hojas eran: 1. Las Garantías Sociales. 2. El Código del Trabajo. 3. La Ley de Parásitos. 4. Los Seguros Sociales, etc., etc. Esta hoja sigue teniendo gran valor simbólico: esas leyes, esas conquistas fueron los billetes con que nos compraron. No nos han podido comprar con sus monedas; no nos han hecho dóciles con sus huelgas; pasamos por el lodazal en que ellos se revuelvan, sin mancharnos. (Op. Cit. Págs. 334 y 335)
Manuel Mora y luego con el Partido Vanguardia Popular (PVP) como finalmente se cambió el nombre del PC; según se ha dicho a pedido de la Iglesia Católica, siguió de forma vehemente denunciando la persecución y proscripción de toda participación de los comunistas, luego del triunfo de los liberacionistas en la Guerra Civil de 1948. Alega porque los ilegalizaron a ellos y no a los partidos afines a los calderonistas; y afirma que fue una política del Departamento de Estado de los EE.UU. y el imperialismo Yanqui; que por estrategia regional quería ilegalizar a todos los comunistas en centro américa (se imagina esto en el marco de la Guerra Fría entre EE.UU. y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS) También apela del porqué? No se permitió que se inscribiera el Partido Socialista, que para su concepto no era comunista. Además considera que los calderonistas quieren minimizar la participación decidida de los comunistas en la aprobación de la legislación social.
Afirma que sin la participación y apoyo de los comunistas el Dr. Calderón Guardia no habría tenido el apoyo contundente para aprobar las garantías sociales y el Seguro Social; ya que Calderón había perdido el apoyo de la oligarquía y los capitalistas del país; de ahí el aprovechamiento de la alianza establecida con el Partido Republicano quien había recibido el apoyo de los capitalistas para llevar al poder en 1940 al Dr. Calderón. Esta alianza política se mantiene hasta la anulación de las elecciones en 1948, cuando los diputados comunistas votan en conjunto con los calderonistas; esto provoca el alzamiento armado de los revolucionarios para defender la elección a favor de Otilio Ulate; y luego sigue la alianza militar caldero-comunista contra los revolucionarios liberacionistas. La Junta Fundadora de la Segunda República mediante un decreto-ley ilegaliza al PVP, y luego el artículo 98 de la nueva Constitución Política de 1949 aprobado ilegaliza a todos los partidos de índole comunista; en realidad ahí se da la proscripción del comunismo en Costa Rica. Es hasta los años 70s del siglo pasado que nuevamente pueden participar en las elecciones democráticas los partidos de izquierda en este país.
Comentarios Facebook