Narración de Chale
Ex-combatiente del Ejército de Liberación Nacional
de 1948 – 55
Hagamos un minuto de silencio en
honor de los caídos de 1948 -fueron
víctimas de la vanidad e insensates de
un hombre-. Cayeron en las trincheras
que abrieron nuestros antepasados del
56 y el 19. Que su sangre y su carne
abone este bendito suelo, para que no
dejen de crecer los lirios de las cívicas
virtudes.OTILIO ULATE
Quien esto escribe, ni tiene dotes de historiador, ni desea serlo, tan solo fue un testigo presencial de hechos cívicos y que hoy forman parte de nuestra gran historia.
Por razones del destino, que mucha meditación me ha costado, fuí un actor de tercerilla de esos hechos, que aunque quisiera olvidarlos son parte integrante de mi ser. Pero bien fuera toda desquisición y vayamos a la médula del asunto.
Divido este trabajo, si es que se puede llamar trabajo, a esto, en los siguientes CAPITULOS:
- CAMPAÑA DE 1944
- CAMPAÑA DE 1947 (HUELGA DE BRAZOS CAIDOS)
- MOVIMIENTO ARMADO DE 1948
- INVASION DE 1948
- EL CARDONAZO
- INVASIÓN DE 1955
CAMPAÑA DE 1944
En verdad que esta campaña fue turbulenta, pesaba en el ánimo de los costarricenses un cuadro de hondo presimismo. El fallido acto subversivo conocido como el ALMATICAZO había calado hondo en el espíritu de los ticos y esto se decía, era una muestra de lo que podría suceder. Sin embargo la mayoría estaba sumida en una total pasividad -detestaban actos que vinieran a quebrantar la paz tradicional.
Tenía yo a la sazón 13 años, cuando mi madre me envió a dejarle un termo de café a mi padre que servía como fiscal de mesa en una de las urnas electorales que funcionaban en la Escuela JESUS JIMENEZ, este fatídico 13 de Febrero de 1944, decía mi madre que como yo era un chacalín, no harían nada los famosos policías de ese tiempo. ¡Oh santa inocencia de mi madre!, el caso es que me dirigí allá sintiendo un pavor muy natural cuando llegué a la puerta un sargentón me dijo: «¿mocoso de mierda que quiere? respondía que venía a dejarle un poco de café a mi padre. -A ese perro cortesista- me gritó- prestá para ver si no traes escondida alguna arma y metiendo sus sucias manos registró todo. Este acto me llenó de honda impresión y en ese momento sentí miedo y furor -aún no me hahía repuesto de ese estado; cuando escuché que alguien gritó en tono fuerte: «cobardes se desquitan con un muchacho indefenso». Eso bastó para que cogieran al pobre señor a punta de cincha y a patadas, lo que obligó fuera internado en el Hospital Max Peralta. Jamás supe el nombre de mi defensor y mártir, por el guardo gratitud profunda.
Esa tarde ya Cartago se había conmocionado al saber las noticias de la masacre de Llano Grande. Valientes campesinos sacrificados, la voluntad del sufragio pisoteada y toda Costa Rica de duelo y rabia. Pienso que en estos momentos muchos costarricenses se dijeron: en la próxima será distinto. «Ojo por ojo, diente por diente». Esta sentencia de Mr. Churchill cobraría años más tarde.
CAMPAÑA DE 1947
Nuevamente los costarricenses se aprestaban a la lucha electoral, pero en esta ocasión las cosas eran distintas. Un líder de la talla de OTILIO ULATE había recogido la bandera de la dignidad y la decencia, su encendido verbo hizo que los costarricenses cobraran bríos y se fortaleciera su actitud de lucha.
Esta vez no se burlan de nosotros, fue el grito general de los ulatistas y en verdad que Cartago dió muestras de coraje y osadía. Las calles de Cartago fueron testigos de muchos actos heroicos. Los pleitos que se armaban contra la policía eran fenomenales -la cincha, el batón, el black jack, los gases y los tiros de fusilería resultaron incapaces de contener la avalancha de civismo.
Los Villanueva, los Portuguez Calderón, los Trejos, los Hernández y tantos otros cartagos -dieron la pauta a seguir, no dejarse- luchar hasta caer si era preciso. Y llegó el dia sábado 19 de Julio de 1947 en que los gobiernistas, jefeados por Pancho Alvarado -Perro Negro-, Pelota Quesada; los comunistas agresivos, por Agüero, Jaime Lobo y otros desataron contra Cartago toda su carga militar -las calles se tiñieron de sangre pero Cartago entero respondió con fiereza y siguió la lucha el domingo 20 -fue cuando Alberto Portuguez Calderón, apodado el Zonto, sugirió la idea de llevar a cabo una huelga de Brazos Caídos en Cartago, como protesta por los actos vandálicos de las fuerzas del gobierno -esta idea cobró fuerza y Don ALFREDO VOLIO MATA y Don FERNANDO VOLIO SANCHO, la comunicaron a Don Otilio Ulate quien la apoyó calurosamente y aquí entró en escena JOSE FIGUERES FERRER quien con bravura dijo a los Cartagos, en una reunión que se llevó a cabo en el parque lo siguiente: «Esto se arregla a punta de tiros», narrar lo acontecido durante los días de la huelga, es misión de plumas más floridas -solo añadiré que el sacrificio no había sido en vano -habíamos ganado la partida eramos más fuertes y teníamos la esperanza de no salir volando tiros -pero la sentencia de Figueres se haría realidad.
Si bien es cierto que las elecciones transcurrieron en forrna ordenada o por lo menos -también es cierto que existía marcado pesimismo en cuanto a que fueran a darle la presidencia a Don Otilio -los más apasionados se repetían, «solamente a tiros se arregla esto, y -Figueres es el único capaz de jefear un movimiento de tal envergadura». Y sucedió lo previsto -la anulación de las elecciones, el asesinato del Dr. CARLOS LUIS VALVERDE VEGA -no quedaba otra alternativa que las montañas. Junto con un herrnano y un vecino, hicimos el plan de irnos a alistar -fijamos el día y la hora y llevamos a cabo nuestro anhelo -agotados llegamos a Santa María de Dota -donde Rolando Aguirre (caído en la toma de Limón), nos dió las primeras instrucciones para el manejo del mauser, pero era preciso aprender y aprendimos.
MOVIMIENTO BÉLICO DE 1948
No me extenderé a relatar toda la campaña, pues eso sería largo y aburrido, tan solo diré que con mi flamante mauser y mis ideales de joven apasionado tomé mi lugar en las trincheras del sur; presencié actos de gallardía y claro heroismo de FRANK MARSHALL, TUTA CORTES, EDGAR SOJO, VICO STARKE, PEPINO DELCORE y por supuesto de los componentes de la Legión Caribe, GENERAL RAMIREZ, HORACIO ORNES, JORGE RIVAS MONTES, JOSE MARIA TERCERO, ADOLFO BAEZ BOME, FRANCISCO MORAZAN, EL INDIO SANCHEZ, ALFREDO MEJIA LARA, SANTOS CASTILLO Y MARIO SOSA.
Un día de tantos llegó la orden de reunirse en el sitio llamado las Rocas -pero todos ignoraban que ese era el punto de partida, para la toma de Cartago- o sea, el famoso «PLAN MAGNOLIA CLAVEL 24 HORAS DESPUES». Y así se realizó la toma de Cartago, una de las más brillantes hazañas de la guerra de liberación.
La toma de esta ciudad, es fuente de recuerdos para todos los que participaron -pues ese tranquilo amanecer, se cortó por el tableteo de las ametralladoras y de los mauser. Fue lucha sin cuartel, con verdadera fiereza se peleaba en las calles de Cartago -el cuartel general fue instalado en el vetusto Colegio San Luis Gonzaga. Yo formaba parte del grupo que al mando del General Ramírez, tomó las ruinas y en esa empresa cayó EFRAIN ARROYO BLANCO -desde las ruinas se atacaba al cuartel y también se atacaba las oficinas del telégrafo donde habían elementos comunistas haciendo frente. Cartago era sangre, sudor y lágrimas. Se libraron cruentas batallas en Paraíso -donde cayó el valiente Capitán Ricardo Arana-, El Alto de Ochomogo donde los jefes eran, Cap. Tercero, Piquín Garro, Juan Arrea y otros. El día 13 de abril se desarrolló la más terrible batalla «La Batalla del Tejar». Doce horas de fuego continuado y tremendo, era la batalla decisiva para la revolución -pero se ganó.
Hoy con ánimo sereno digo -que esta batalla fue una completa carnicería -peor que El Empalme. Es bueno mencionar que el Cuartel de Cartago, defendido por el Coronel Jiménez Tinoco, dió muestras de valor rayante con la locura -y se rindió por falta de municiones, alimentos y agua- sino hubieran mediado estas circunstancias otro gallo cantaría, dicho con honestidad.
Vienen a mi recuerdo dos misiones que me tocó cumplir junto con valientes compañeros: la primera fue atacar y tomar el Resguardo Fiscal, por cuanto su posición era cercana al Cuartel y sin lugar a dudas era de importancia para hostigar a los valientes defensores de ese centro militar -bajo una terrible lluvia de balas logramos desalojar a los gobiernistas que se encontraban en el Resguardo Fiscal y así logramos un punto vital de ataque. La segunda misión fue tomar las plantas de energía eléctrica que estaban situadas a unos 2 kilómetros de la ciudad, y que por informes recibidos, podían ser dañadas por francotiradores -para esa misión fuímos escogidos este servidor, Tijerino (apodado así por cuanto se creyó que era quien había matado al famoso General Tijerino, caído en la batalla de San Isidro del General, por un muchacho apellidado Rivas). Nos dirijimos allá y faltando unos 500 metros para llegar a las plantas fuímos tiroteados -contestamos el fuego y después de unos minutos logramos posesionarnos.
Se siguió cercando el Cuartel con ataques continuados y de gran eficacia hasta lograr la rendición. Cuando se tomó posesión, el espectáculo era dantesco, cuerpos en estado de total descomposición, angustia en los rostros de los que habían defendido con heroísmo esa fortaleza.
Vino luegò la toma de San José, y para la cual se habían elaborado planes concretos por cuanto los rumores que corrían eran terribles -se decía que San José sería destruído antes de dejarlo en manos del Ejército de Liberación- se decía que la lucha sería tan encarnizada que los muertos se podrían contar por miles. Todo resultó pura fantasía -pues se entró a la capital casi en forma pacífica, sin que sucedieran hechos dolorosos. Volvió la anhelada paz, y todos nos propusimos construir una COSTA RICA mejor, para beneficio de vencedores y vencidos pues eramos ante todo costarricenses -separados desgraciadamente por la pasión y el odio- y para superar todo esto, cada costarricense puso de manifiesto lo mejor de sí. Terminó a Dios Gracias, un triste capítulo de nuestra historia patria -la Guerra de Liberación Nacional.
INVASIÓN DE 1948
Cuando todos estábamos empeñados a lograr realizaciones positivas y afianzar la paz -cabezas calientes que nunca faltan- en actitud de revancha -iniciaron un movimiento armado -alentado por el General Somoza -este hecho sucedió en el mes de Diciembre de 1948 -que ironía- en ese mes, que es motivo de regocijo y santa alegría; ese mes, cuando los niños tienen sus mejores sueños y deseos. Pero en fin -la paz se quebrantó y una vez más, a tomar el mauser y salir hacia el Norte a defender la soberanía nacional -más angustia, más dolor y más sangre derramada- víctimas de esta asonada, fueron entre otros, los siguientes y valientes costarricenses: Federico Gutiérrez Braun, Padre Quesada, Eloy Morua Carrillo, Delgado y Víquez.
Que terrible deseo de venganza -que insensatez. Sería largo reseñar esos días navideños -muertos de hambre y de angustia lejos de la familia y con el expectro de la muerte encima. Se cerró otro acto, de la gran tragedia nacional y volvimos con la esperanza de que sería la última vez -que ilusos- si apenas estábamos en los inicios, de otros momentos de dramatismo, que nuevamente llenarían de luto a nuestra patria.
EL CARDONAZO
¿Qué motivos tuvo un Oficial de los méritos indiscutidos, durante la Guerra de Liberación Nacional como el Coronel EDGAR CARDONA QUIROS para levantarse en armas contra sus compañeros de lucha?. Es difícil la respuesta y no me propongo averiguarla -diré únicamente que en defensa del orden constitucional -luché contra los golpistas y desde la Casa Presidencial en construcción, en ese entonces combatía al mando del Coronel García Villalobos. Es triste tener que dirigir el fuego contra camaradas de lucha, pero la pasión es así y todos somos sus víctimas.
Terminado este hecho retorné a mis ocupaciones, con la satisfacción del deber cumplido.
INVASIÓN DE 1955
Para mí -esta invasión si tuvo caracteres de gran trascendencia internacional políticamente hablando- y dentro del propiamente bélico, fue de mayor gravedad y más fuerte que la revolución del 48; ya que la preparación de los invasores, era de gran calibre y la potencialidad de fuego superior a la nuestra -es preciso notar que los invasores fueron entrenados por la famosa Guardia Nacional de Nicaragua y no solo eso- sino que este ejército regular nicaragüense, tomó parte activa en este movimiento- el combate de Peñas Blancas asi lo confirma- en ese lugar cayeron costarricenses de gran valía. Pues bien- apenas iniciados los rumores- me alisté una vez más, para defender la integridad nacional, y juntos con costarricenses de todas clases sociales- salimos hacia las llanuras del legendario Guanacaste- nos posesionamos de la histórica casona de Santa Rosa, y ahí libramos una batalla sangrienta, la del 15 de enero -muchas vidas y sangre nos costó- es necesario que se diga que la compañía que combatió- por razones que desconozco -abandonó esa posesión- y fue sustituída por la Compañia B, al mando del Coronel JUAN ARREA -soy honesto al decir que esta Compañía, si es la que tiene todos los méritos en esta invasión.
Yo me quedé junto con un hermano- es decir no hicimos, lo que hicieron los otros, venirse en carrera a refugiarse en Liberia- nos quedamos en pie de combate y libramos luchas a diario -la más famosa fue la que se libró el día 18- más compañeros muertos -entre ellos TUCO MONGE a quien ví caer.
Un día de tantos nos reunieron a 60 soldados- para cumplir con una misión suicida -ATACAR PUERCOS- pues de fuente militar -habían salido informes precisos, de que se estaban concentrando grandes contingentes de invasores, para lanzar un ataque «fulminante contra nuestras posiciones en SANTA ROSA y de llevarse a efecto -sería nuestro fin. Salimos a las 3 de la tarde y llevábamos como único alimento una cola y una jalea -recuerdo que el Coronel Arrea, llegó a despedirnos y yo aproveché la ocasión para decirle: «Coronel si regreso vivo -me da un trago de wisky-«, prometido, me contestó. Relatar esa misión dentro de la línea enemiga es difícil para quien no tiene las virtudes de un narrador -pero diré que fue algo terrible- llegamos a avistar a la tropa enemiga, a una distancia de 500 metros (quiero hacer un recuerdo fervoroso para nuestro vaqueano llamado José -cuya actuación es meritoria y llena de heroicidad y sin parar lanzamos un ataque demoledor con armas de todo calibre- les cogimos desprevenidos, pues al mucho rato lograron organizarse y contestar el fuego principalmente a base de morteros pero cuando esto sucedió nosotros estábamos fuera del alcance del fuego enemigo -nuestro propósito estaba logrado- desarticulamos el ataque que tenían proyectado y salvadas nuestras posiciones. El regreso fue dramático -como a las 12 de la noche regresamos sedientos, hambrientos y terriblemente consternados- y el recibimiento nos causó dolor moral, nos dieron como único alimento un fresco de limón.
Al dia siguiente BRUCE MASIS -por encargo de la Comandancia en Jefe, reunió a toda la compañia para hacer -mención de honor por nuestra misión- por lo menos dieron eso.
Cuando llegó la orden de abandonar el lugar, para ir a tomar un reposo merecido, tomó posición la Compañía C, al mando del Coronel MARINO DONATO.
Finalizada la contienda -retorné a mi hogar- esta vez con la acendrada esperanza de que sería la última intervención que haría, pues estaba agotado en todos los aspectos.
Esta fue mi participación en los hechos mencionados, modesta pero con patriotismo, pues creí en los ideales inspiradores. Ya en mi ocaso y con el ánimo sereno -rindo un homenaje de admiración profunda, para los caídos de ambos bandos- pido a Dios, que estos hechos sirvan de ejemplo, a las generaciones futuras, a fin de que busquen la paz y el progreso por medios DEMOCRATICOS.
Tomado de «Los excombatientes de 1948-55: Ensayo sobre la guerra civil de Costa Rica».
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