Óscar Barahona Streber1916 – 2004
Nació en 1916. Su padre, Humberto Barahona, era nicaragüense de ascendencia hondureña, y su madre, Lía Streber descendía de un inmigrante alemán.
De joven trabajó como peón en la zona del Pacífico costarricense, lo que le marcó una sensibilidad hacia las condiciones sociales de los trabajadores. Participó en actividades de izquierda, incluso tuvo militancia comunista, al lado de su entonces esposa, la escritora Yolanda Oreamuno.
Posteriormente retomó estudios universitarios de Derecho; cumplida su formación se orientó hacia la doctrina social cristiana. Se graduó de abogado y economista.
Fue uno de los redactores del borrador del Código de Trabajo costarricense, aprobado por la Ley N.º 2 del 26 de agosto de 1943.
Contribuyó a la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) en Guatemala, donde fue el primer Gerente General entre 1946 y 1951.
Fue un actor clave en la modernización de la legislación laboral y de seguridad social de Costa Rica, así como de Guatemala.
En 1969 fue nombrado Ministro de Hacienda en el gobierno de José Joaquín Trejos, asumiendo formalmente el cargo el 19 de marzo de 1969.
Durante su gestión, se enfrentó a importantes retos de evasión fiscal, déficit presupuestario y la modernización del sistema tributario costarricense. Por ejemplo, en 1970 él mismo reconoció que la evasión fiscal era muy elevada y que el sistema de impuestos necesitaba reformas urgentes.
Tras su paso por Hacienda, se dedicó a asesoría financiera, actividades empresariales, publicaciones, y mantuvo un activismo ciudadano hasta los últimos años de su vida.
Publicó varios libros y ensayos sobre economía, hacienda pública, seguridad social y desarrollo en Costa Rica y Centroamérica. Ejemplos: Costa Rica: refugio internacional de capitales (1972), Memorias y opiniones: aspectos de la verdadera historia de la Reforma Social en Costa Rica y Guatemala… (1996).
Es recordado como un “paladín de la reforma social” en Costa Rica y la región, por su rol como arquitecto legal del trabajo y la seguridad social, y por su gestión técnica en Hacienda.
Falleció el 2 de agosto de 2004, en San José.
La pobreza de las naciones
Extrañará a algunos que un costarricense de origen político netamente calderonista, quien milita con firmeza en las filas mayoritarias de la oposición, comente públicamente el libro “La pobreza de las naciones», escrito por don José Figueres, fundador, ideólogo y líder indiscutible del partido Liberación Nacional.
La explicación es sencilla. Casi obvia. Pero es necesario hacerla, a modo de introducción. Entre esos “algunos” están aquellos a quienes se les paro el reloj en 1948 y que por tal motivo sienten un ANTI contra todo lo que hacen el partido en el poder o su máximo dirigente, sin que, correlativamente, pongan el menor granito de arena en cambiar el destino u orientación política del país. Con esa actitud ciega y subjetiva, esas estimables personas demuestran que no han aprendido las enseñanzas de la historia nacional durante el último tercio de siglo. Costa Rica, como el mundo en general, esta regida por el signo del cambio inevitable. En otra ocasión, sugerí que lo malo no es el cambio en sí mismo, sino no entenderlo ni contribuir a orientarlo, para beneficio de la generalidad. Además, cuando digo “cambio” me refiero a la transformación en todos los órdenes que exige el país, inclusive en los campos político y cultural; y no solo en aspectos de teoría económica y social, a cuya discusión se limita en gran parte el libro, quizás por razones metodológicas. En el curso de mis comentarios se liara mas clara esta observación.
Otros, tan respetables como los que viven a aún la tragedia del 48, no comprenden que es indispensable hacer una separación radical entre las ideas y la praxis política del autor, o sea, entre su pensamiento y sus actuaciones como gobernante, para poder llegar a conclusiones objetivas. Mi único propósito es analizar, aunque sea someramente, al gran pensador que hay en don José Figueres, a la luz de los principales conceptos que el expresa en “La pobreza de las naciones”. Su obra política, tan influyente en Costa Rica, es una mezcla de valentía, de improvisación y de meditación; y está llena de paradojas, aciertos y errores. No es está la oportunidad de enjuiciarla, salvo en unos pocos aspectos de su ultimo Gobierno que deban señalarse para poder comentar de manera inteligible su bien inspirado libro. Los costarricenses debemos acostumbrarnos a examinar imparcialmente las ideas, en forma civilizada, es decir, sin personalizarlas y sin que la pasión nos lleve a tomar en cuenta quien las expone o a quien pertenecen, entre otras razones porque las ideas son un hecho social producto del medio en que nos movemos y si no las capta un líder como don José Figueres será otro el que lo haga. Más aún: conozco excelentes escritos de otro ex presidente de la República, el profesor don José Joaquín Trejos Fernández, a quien también guardo afecto y gratitud, que coinciden en mucho con las expuestas por el presidente del partido Liberación Nacional, en lo relativo a un concepto básico como es la función social de la propiedad productiva.
“La pobreza de las naciones” es un libro ágil, ameno y bien escrito, pedagógico y lleno de buen humor. Pero tiene además tres características que lo hacen de obligada lectura para los costarricenses que de verdad se interesen en la problemática nacional. La primera es singular en nuestro medio, puesto que representa el esfuerzo extraordinario de recopilar mas de medio siglo de experiencias personales y de reflexiones. La segunda es de mucho mas fondo, puesto que constituye una de las mejores defensas que se han escrito del sistema de propiedad privada de los medios de producción, abogando por la modernización de ese concepto, recordando su función social y sosteniendo —como lo he hecho desde hace muchos años y como lo hizo, con mas autoridad que yo, el doctor don Rafael Ángel Calderón Guardia, Benemérito de la Patria, en su histórico mensaje conmemorativo del vigesimoquinto aniversario del Código de Trabajo—, que la libertad de empresa privada, si se quiere que esta subsista, debe ir acompañada de una clara y definida responsabilidad social. Y la tercer característica es de igual profundidad, porque todo el libro se orienta a explicar una posible solución del problema contemporáneo fundamental, consistente en que haya progreso para todos dentro del estimulante clima de la libertad, a cuyo efecto es indispensable construir una sociedad cuyos miembros sean más conscientes, más cultos, más humanos y con creciente solidaridad entre si.
Todas las verdades que expresa en su libro don José Figueres no son; como lo dijo el licenciado Alberto Cañas Escalante, para “dormir la siesta”. Es necesario meditar sobre ellas y pensar mas y mejor en el difícil mundo que nos rodea, en nuestra Costa Rica de hoy y en la que vivirán nuestros hijos en un próximo futuro.
La Nación, 7 de enero de 1975






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