Héroes de Palmares de 1955

REPERTORIO AMERICANO
Segunda nueva época N° 34, Enero-Diciembre, 2024

Héroes de Palmares de 1955

Invasión del 55

Fabio Valverde Barrantes
Investigador independiente

Heredia, Costa Rica
[email protected]

Resumen

Después de la guerra civil de 1948, Costa Rica fue invadida por fuerzas extranjeras apoyadas por Anastasio Somoza, de Nicaragua, así como otros dictadores latinoamericanos que intentaban derrocar al líder democrático costarricense José Figueres. Veinte jóvenes de Palmares decidieron ayudar al gobierno de Costa Rica como parte de los diez mil soldados voluntarios que formaron el ejército para defender a su país. Se destaca el relato de uno de ellos.

Introducción

La invasión de 1955 fue un conflicto político- militar que sufrió Costa Rica en los primeros días de enero de ese mismo año, planeada y auspiciada por el gobierno nicaragüense cuya finalidad era derrocar el gobierno de José Figueres Ferrer. Los gobiernos dictatoriales de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela y Carlos Castillo Armas en Guatemala también estuvieron implicados en esta breve guerra en territorio costarricense. La horda que provenía de territorio nicaragüense fue, en su mayoría, de costarricenses exiliados quienes años atrás habían perdido la guerra civil de 1948, comandados por el ex presidente Rafael Ángel Calderón Guardia y su hermano Francisco. Otro grupo de mercenarios que conformaban aquella masa de invasores era nicaragüense y hondureña. Además de la mencionada invasión, hubo un conflicto semejante el 10 de diciembre de 1948. A pesar de que Costa Rica no contaba con un ejército formal cuando sucedieron estas invasiones, se logró reunir a un grupo de voluntarios, muchos de ellos ya experimentados en el campo de batalla durante la guerra civil anterior, y otros a los que se les entrenó rápidamente. Estas invasiones fueron derrotadas gracias a las acciones inmediatas del gobierno costarricense, así como la decisión de miles de ciudadanos que -con el mayor espíritu cívico- se enlistaron para defender la soberanía nacional. Entre los voluntarios se encontraban veinte palmareños que dejaron a sus familias atrás para defenderlas de un peligro inminente que se avecinaba por la frontera norte. Son ellos: Víctor Carballo Salazar, Antonio Gómez Méndez, Afortunado Sancho Cambronero, Joaquín Barboza Montero, Alfredo Pacheco Vargas, Erlindo Segura Carvajal, Isaías Ramírez Agüero, Juan de Dios Moya Castro, Jorge Álvarez Piedra, Juan Rafael Álvarez Piedra, Julián Castillo Rodríguez, Armando Blanco Villalobos, José Ángel Muñoz López, Carlos Madrigal Rojas, Víctor Gólcher Flores, Israel Ramírez Pacheco, Fernando Montero Vega, Oscar Cubero Castillo, Benjamín Núñez Alvarado y Ahías Rojas Rodríguez . En el presente ensayo se cuenta con el testimonio del ex combatiente Julián Castillo Rodríguez quien, a sus 25 años, formó parte del improvisado ejército que defendió la soberanía nacional junto a sus 19 compañeros. Este trabajo pretende recuperar la memoria de estos héroes olvidados del cantón de Palmares, provincia de Alajuela, Costa Rica.

Lo que no se cuenta sobre Figueres

Los dictadores mencionados anteriormente se habían enemistado por completo con José Figueres Ferrer ya que este había estado planeando entrenar a grupos armados de toda la región que se encargarían de erradicar las dictaduras latinoamericanas.

Uno de los primeros proyectos ejecutados por Figueres para ese efecto se da en 1948, después de que sus huestes ganaran la guerra civil. El líder triunfante se empeñó en entrenar militarmente a centroamericanos y caribeños enemigos de las dictaduras dentro de territorio costarricense. En su libro El espíritu del 48, Figueres Ferrer a este respecto afirma: “En una reunión en Guatemala, a mediados del mes de diciembre de 1947, hubo un acuerdo unánime de ceder las armas para comenzar la acción liberadora del Caribe, en Costa Rica (…) Como resultado de nuestras conversaciones y como punto de partida para la gran empresa de derrocar a todos los dictadores de la región, en esos días firmamos un Pacto de Alianza, con carácter de Pacto Caribeño, que nos comprometía a todos por igual, en la liquidación de las tiranías en el Caribe” (p.128).

El mencionado proyecto fracasó debido a las tensiones con su cúpula militar, la cual estaba disconforme con que se entrenara a estos grupos. El conflicto interno llegó a tal punto que Figueres estuvo muy cerca de sufrir un golpe de Estado por parte de sus militares. Frank Marshall, uno de los oficiales más importantes del ejército figuerista, dijo lo siguiente durante una entrevista que dio al periódico Rumbo Centroamericano: “Aun así entre tensiones de amigos logramos, casi a tiros, que Figueres sacara de este país arruinado a los extranjeros que, a raudales, había traído como parásitos, después de la guerra a hablar de revoluciones aquí y allá y de ahí no pasaban, pero sí comprometían la seguridad nacional” (p. 6). Edgar Cardona Quirós, ministro de Seguridad Pública del gobierno revolucionario de Figueres, manifiesta con más detalle en sus memorias: “Recién instalado el gobierno de la Junta, comenzaron a llegar al país, sumando cientos, individuos centroamericanos y caribeños indocumentados, la mayoría amparados con salvoconductos extendidos por Figueres” (p. 41). Más adelante, afirma: “Estos individuos, cual “moro sin señor” se desplazaban a su antojo por todo el país, provocando constantes problemas de ebriedad, irrespeto a mujeres, violencia callejera, etc.” (p. 42). Ciertamente, los planes de José Figueres no iban acordes con el pensamiento de ciertos miembros importantes que conformaban la Junta Fundadora de la Segunda República. Esto no evitó que, de manera más discreta, Figueres diese apoyo logístico y militar a estos grupúsculos antidictatoriales.

Las derrotas del dictador nicaragüense

El primer gobernante latinoamericano que intentó frenar a Figueres fue Anastasio Somoza García, quien sería el mejor aliado del gobierno de Teodoro Picado Michalski durante la guerra civil de 1948. Durante el conflicto, Somoza envió gendarmes de alto rango de la Guardia Nacional de Nicaragua para que entrenaran a las milicias leales que peleaban contra el rebelde movimiento figuerista. En el libro La Guerra de Figueres: crónica de ocho años, el historiador Guillermo Villegas Hoffmeister menciona: “Entre los oficiales nicas que se quedaron en el frente de la Carretera Interamericana figuraban el capitán Krüger que figuraba como instructor, pero decidió en vez de andar por ahí enseñando a cómo manejar un arma, entrar en pelea” (1998, p. 406). También envió al llamado “Batallón del Castigo”, un grupo de guardias nacionales nicaragüenses que dieron apoyo a las fuerzas del gobierno oficialista. Los mercenarios traídos por el dictador emprendieron la retirada del territorio nacional después de haber entrado victorioso el ejército rebelde. Mientras tanto, Somoza no descansaría hasta desaparecer al caudillo costarricense de la política regional. En diciembre de 1948, por medio de Luis Somoza Debayle -hijo del dictador- se armó a los calderonistas para que invadieran Costa Rica. El ex combatiente Eduardo Mora Quesada, en su libro Los días amargos. Memorias de un calderonista de 1936 a 1967, señala: “Fue Luis Somoza el hijo mayor del General Somoza, quien también llegó a ser presidente de Nicaragua, quien personalmente nos dio a cada uno los rifles y parque necesario, todas las armas para esos tiempos, de estructura muy parecida a los rifles máuser alemanes, pero fabricados en Brasil” (2003, p. 79). En esta ocasión, los invasores tuvieron el apoyo de cien soldados nicaragüenses al mando del mayor Davison Blanco cuyo alto rango ostentaba del ejército del país vecino; a otros cuarenta nicaragüenses los comandaba Pedro José Ordoñez, el cual fue capturado junto a toda su tropa en Santa Rosa. Después de intensos combates contra el gobierno figuerista, la invasión fracasó; por ello los alzados se replegarían a las cercanías de la frontera nicaragüense, desde donde emprendieron una guerra de guerrillas que duraría hasta marzo de 1949.

La ira de los dictadores, la democracia en peligro

Inicialmente, existió un esfuerzo por parte de Otilio Ulate para una relación amistosa entre los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua. En junio de 1953, en su visita a la capital del país vecino del norte, recibió la Orden de Rubén Darío. La luna de miel entre los dos países acabó ese mismo año cuando José Figueres Ferrer es electo presidente de Costa Rica, pues a partir de su mandato se volvieron a planear reuniones de revolucionarios nicaragüenses para desestabilizar el gobierno del general Somoza. Al tornarse conflictivas las relaciones con Nicaragua, Somoza y los tiranos resolvieron apoyar una invasión cuya cabeza política sería el ex presidente Calderón Guardia. Por parte del gobierno venezolano, los invasores recibieron el 8 de enero de 1955 una flotilla de siete aviones C-47 y, días después, la capital de Costa Rica fue ametrallada por una de estas máquinas de guerra. Rafael Leónidas Trujillo utilizó al ejército nicaragüense como intermediario para entregar armamento moderno a los invasores, aporte de su gobierno a la causa bélica. Guatemala fue el aliado más temeroso de la operación pues este país solamente se limitó a enviar un avión de combate P-38 piloteado por el norteamericano Jeffry Delarm, quien era un veterano de la Fuerza Aérea Estadounidense, así como uno de los implicados en el derrocamiento de Jacobo Arbenz. Cabe mencionar que Jeffry Delarm no solamente utilizaría el avión P-38 durante la invasión, sino que también utilizó un F-47 y un DC-3, el cual fue derribado por las tropas del gobierno costarricense. Se puede afirmar que la invasión de 1955 es toda una operación por parte de los dictadores latinoamericanos que consistía en eliminar el gobierno democráticamente electo de José Figueres por sus tintes anti-dictatoriales; en su lugar pondrían un gobierno dirigido por el doctor Rafael Ángel Calderón Guardia.

Los heroicos guerreros de Palmares, relato de un veterano

Ante la invasión en enero de 1955, la reacción de los costarricenses fue ponerse a disposición del gobierno, formando así un ejército de diez mil voluntarios. Uno de los rincones de Costa Rica del cual salieron veinte valientes fue Palmares, cantón número siete de la provincia de Alajuela. Hoy esta hazaña es recordada solamente por una placa que se encuentra en el parque de este cantón, ya que en ningún libro de texto o periódico podemos revisar las remembranzas de estos guerreros palmareños. Afortunadamente, el 15 de enero del año 2013, el Consejo Municipal de Palmares recibió un documento escrito por parte del ex combatiente Julián Castillo Rodríguez en donde relata la experiencia de la guerra vivida por los veinte voluntarios del cantón. Antes de leer este ensayo daremos breves datos biográficos del autor. Julián Castillo Rodríguez nace en Buenos Aires de Palmares el 29 de julio de 1929. Fue el segundo hermano de los siete hijos de David Castillo Campos y Esperanza Rodríguez Sancho. Durante su juventud, se dedicó a la agricultura junto a su familia. Años después, se trasladó a la zona de Quepos a trabajar en la compañía bananera; en esta época practicó la natación, deporte en el que compitió en el nivel centroamericano. A sus 26 años, se enlista voluntariamente para luchar contra los calderonistas que invadieron la frontera norte en 1955. En los años setenta, Julián Castillo viaja a los Estados Unidos en donde trabaja algunos años y con el dinero obtenido en el país norteamericano regresa para comprar una finca en San Carlos, donde actualmente reside. Cabe mencionar que nuestro autor ejerció el cargo de inspector de tránsito, puesto en el que cumpliría una impecable labor. Una de las mayores luchas que emprendió este polifacético palmareño fue haber enarbolado la bandera ambientalista en contra de la cacería en la zona de Coopevega, Ciudad Quesada de San Carlos, en donde fue víctima de una golpiza por parte de un cazador. Don Julián también se destacó por ser uno de los principales opositores a la minería a cielo abierto, la que consideraba un peligro para los bosques del país. Para dejar constancia de la dura experiencia vivida durante la invasión por él y sus compañeros, decide darle a la Municipalidad de Palmares, en el año 2013, un documento escrito en donde relata en detalle los combates de aquel conflicto, como se muestra a continuación:

1955 año difícil, problemas políticos envuelven a un país que no tiene ejército. Don Pepe Figueres recluta hombres para ir a pelear por la patria a la hacienda Santa Rosa; y quizá para muchos la pregunta será ¿por qué vidas inocentes deben pagar por problemas políticos? Poco importaba esto, lo único importante era defender a Costa Rica.

Así empieza una pequeña reseña histórica que teñida de sangre dio la última victoria a un país de valientes que jamás ha sido derrotado.

Cincuenta y ocho años han pasado desde aquel conflicto en el cual recibimos escaso entrenamiento para un acontecimiento de tan grandes proporciones. Llegó el momento para nosotros jóvenes muchachos de Palmares que en número de 20 salimos rumbo a Guanacaste; este día llegamos a la escuela donde encontramos que habían ametrallado dicho centro educativo, esto nos indignó a todos. Tres horas después llegó Figueres y manifestó con una famosa frase que no les temía a los aviones de combate enviados por el dictador nicaragüense: “A mí con avioncitos”, dijo el caudillo; esta frase fue muy resonada en todo el país. Al día siguiente salimos de Cañas hacia Liberia donde llegaron tres ambulancias cargadas de hombres caídos en la emboscada acontecida en Santa Rosa. Al Mayor Mario Charpentier Gamboa, en esta tragedia se le perdieron 30 soldados. Al día siguiente fuimos asignados a la compañía B al mando del Mayor Quirós y sus oficiales, entre ellos el sargento Amador, todos ellos muy valientes.

En los días siguientes vendría nuestro bautizo de fuego, una batalla que duraría más de cinco horas. Esta batalla habría comenzado a las seis de la mañana y concluyó a las once y media. Después de a la una de la madrugada nos volvieron a atacar, a las cuatro de la madrugada comenzaron a callar los fusiles. Estas dos batallas las ganamos a pesar de que nos atacaron con aviones, uno de los cuales derribamos. También traían tanquetas que fueron suministradas por el gobierno de Nicaragua; de éstas pudimos capturar dos. Esta jornada tuvo sus momentos de tragedia ya que por falta de comunicación las compañías comandadas por Frank Marshall y el oficial Gamboa quienes eran del mismo bando se enfrentaron entre sí pereciendo algunos hombres por fuego amigo.

La situación cada vez se ponía más encarnizada ya que llegaron aviones aliados que comenzaron a atacar al enemigo; rifles M1, ametralladoras de toda clase, morteros y bombas hicieron retroceder a los invasores, estos en su vergüenza por la retirada se justificaron alegando que nosotros teníamos una fuerza de setenta mil hombres.

Los aviones con los que contábamos eran Mustang modelo P51 de los cuales llegamos a tener 5. Estos aviones eran muy rápidos y contaban con habilidosos pilotos. Tras esta acción, llegamos a sentir mayor calma. Durante la noche comenzamos a patrullar el terreno, a mí me correspondió ir a tres de estos patrullajes bajo el mando del sargento Amador. En estas peligrosas vigilancias buscábamos a los enemigos por los charrales y montañas en donde abundaban los árboles de cornezuelo que tienen espinas muy peligrosas, muchas veces nos arrastramos para infiltrarnos en territorio enemigo y no pudimos evitar ser punzados por estas espinas. En estos recorridos participaron Juan Rafael Álvarez, Víctor Manuel Gólcher, Carlos Madrigal y Ángel Muñoz, todos ellos de Palmares.

Éramos un ejército entusiasta, pero sin equipamiento; no teníamos uniformes, mochilas ni cinturones para albergar nuestras municiones; así como salimos de nuestros hogares así fuimos a pelear por nuestra amada y querida Costa Rica. Por el contrario, los invasores sí venían muy bien preparados, lo noté cuando logramos capturar a dos soldados a los que perdonamos la vida a pesar de haber traicionado a su patria. Ambos eran conocidos míos ya que habíamos trabajado en las bananeras.

Cuando vencimos yo le pedí personalmente a Figueres dos favores, ninguno para mí; el primero que les otorgara la libertad a los dos soldados que capturé y el segundo que ascendiera de rango al sargento Amador por su valentía. Don Pepe me respondió: “Cuente con eso, soldado”.

Considero que estos invasores creyeron que con uno o dos de estos ataques podían derrocar a Figueres, pero no pudieron, su ejército se fue debilitando y el nuestro se fue engrosando con más voluntarios. Cuando un ejército comienza a retroceder es porque siente mucha presión por parte de su adversario; nosotros a pesar de los momentos difíciles seguimos atacando. Ellos traían hombres de Nicaragua, pero cuando los nicaragüenses presenciaron nuestros ataques salieron huyendo. En la retirada del enemigo, algunos invasores costarricenses se entregaron a nuestras tropas, contándonos que se les habían agotado las municiones y suministros. A las nuevas generaciones de Costa Rica les deseo paz y no guerra. Doy gracias a Dios por haberme permitido llegar a esta edad, porque en ella he encontrado más deseos de vivir. Esta reseña la dedico a mis compañeros de armas presentes y los que han partido. A mi esposa e hijos que me acompañan.

La lucha por el reconocimiento Uno de los antecedentes para que la hazaña fuese recordada se da cuando diecinueve de los veinte ex combatientes acuerdan costear entre ellos una placa con sus nombres que da testimonio de su participación en el conflicto armado. El soldado número veinte que no aparece es Ahías Rojas Rodríguez, quien había pedido no ser mencionado en la placa. En el año 2019, la señora Ana Cecilia Álvarez Cabezas, hija del ex combatiente palmareño Juan Rafael Álvarez, solicitó que se confeccionara una placa de iguales dimensiones y que ésta fuera develada en La Cruz, cantón décimo de la provincia de Guanacaste, lugar simbólico pues allí se dieron escaramuzas que cambiaron el rumbo de la guerra en favor de la democracia costarricense.

Para el 17 de febrero de 2021, su petición fue aceptada y se acordó la compra de la placa que sería depositada en La Cruz; sin embargo, este hecho no se llevó a cabo. Como parte de la celebración de los ciento treinta y cinco años del cantonato de Palmares, doña Ana Cecilia Álvarez resuelta en buscar el reconocimiento de los veinte voluntarios, insistió en que se les declarara hijos predilectos de Palmares, solicitud que fue desoída por la Municipalidad; no obstante, se acordó entregar un certificado honorífico al único ex combatiente palmareño vivo que luchó en esta guerra, Julián Castillo Rodríguez. Fue hasta finales del año 2023, cuando el Consejo Municipal de Palmares, en el acuerdo ACM-02-181-2023, decide por unanimidad declarar hijos predilectos a los veinte ex combatientes. También se gestionó para la celebración de esta declaratoria una actividad que se llevó a cabo el 18 de febrero de 2024 en la cual se entregaron títulos a las familias que descienden de los guerreros palmareños del año 1955. Cabe mencionar que entre las familias se acordó la acuñación de medallas para conmemorar este evento por el cual se ha trabajado durante tantos años. Los voluntarios palmareños lucharon en la frontera para la defensa de la soberanía; hoy día sus hijos y nietos lucharon por el reconocimiento. Ambos triunfaron en su misión.

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Anexos

Invasión del 55

Fotografía de 19 soldados palmareños victoriosos después de la contienda, el soldado
que no aparece en esta fotografía es Juan Rafael Álvarez Chaves.

Invasión del 55

Soldados victoriosos en la casona de Santa Rosa.

Invasión del 55

Avión derribado a los invasores.

Invasión del 55

Excombatientes de 1955 en el parque de Palmares junto a la placa que ellos sufragaron.

Invasión del 55

Una de las medallas que se otorgó a las familias de los excombatientes con motivo de
celebración del otorgamiento del titulo de Hijos Predilectos de Palmares. Ésta, particularmente,
pertenece a la familia del excombatiente Juan Rafael Álvarez Chaves. El arte
de estas medallas fue donado por la diseñadora Steffi Vargas Oviedo.

Invasión del 55

Placa develada en el parque de Palmares costeada por los excombatientes.

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