El gran legado de don Pepe

El gran legado de don Pepe

Mayi Antillón Guerrero

Celebramos en este día el Centenario del Natalicio de don José Figueres Ferrer, el más importante líder político de la historia de nuestro país en el siglo XX. Rendimos homenaje al hombre visionario que delineó la Costa Rica que hoy todos disfrutamos, al estadista que, entendiendo el signo de nuestros tiempos, fijó su mirada en el horizonte y dio pasos firmes para establecer un modelo de desarrollo que articulara una sólida diferencia en los indicadores económicos, sociales y políticos de Costa Rica.

Don Pepe, como cariñosamente le decíamos, logró moldear el pensamiento y la acción de quienes entendimos, en sus ideas, el más firme compromiso por brindarle a nuestra Patria la orientación necesaria para generar un balance entre la promoción del desarrollo económico y el establecimiento de condiciones que atendieran las necesidades de aquellos que menos tienen.

Su compromiso en la lucha contra la pobreza, la corrupción y la defensa del sufragio, fueron banderas que marcaron la creación de importantes instituciones en la segunda mitad del siglo XX, y que hicieron eco del pragmatismo de don Pepe, quien expresaba que “las cosas imposibles para hacerlas posibles, lo que hay que hacer es hacerlas”.

La definición clara de la Costa Rica que Figueres anhelaba, constituyó la base fundamental para que, sin temor al cambio, se plantearan las transformaciones que se requerían a fin de lograr satisfacer “con el trabajo de todos, la necesidad de todos en cuanto a comida y techo, ropa y trabajo, educación y salud, y paz social. Todo sin sacrificar la libertad”, una libertad entendida como la suma de todas las normas que permitieran enaltecer la dignidad del hombre.

Como gobernante, Figueres encauzó el esfuerzo nacional hacia la formación de una Patria mejor. Estudió las causas de los males nacionales, concibió planes para remediarlos, y creó las instituciones necesarias que permitieran fomentar las costumbres más deseables.

Para don Pepe, el desarrollo económico y el social fueron siempre las dos caras de una misma moneda; consideró que, en los antagonismos ideológicos de orientaciones programáticas, se creaba una producción ineficiente y destructora, que limitaba la capacidad productiva de la sociedad.

Él generó y consolidó un modelo equilibrado, en el cual lo económico y lo social permitieran construir una sociedad capaz de atender las necesidades de los habitantes carentes de oportunidades; además, una sociedad donde quienes contaran con recursos económicos pudieran generar, por medio de sus emprendimientos, acciones productivas que generaran mejores condiciones para la sociedad, en su conjunto.

La Costa Rica integrada y solidaria constituye el gran legado de don Pepe, una Costa Rica que con optimismo vio la posibilidad de invertir en educación, salud y cultura, en lugar de invertir en armas y en guerra; una Costa Rica que logró implementar las ideas de un hombre visionario y estadista que le dijo a su pueblo no lo que este deseaba oír, sino lo que era necesario hacer; una Costa Rica que logró avanzar teniendo presente que los medios no son fines, y que son inclaudicables las tareas de erradicar la pobreza, ganarle la lucha a la corrupción y fomentar el desarrollo económico con un mayor impulso.

Como liberacionista, yo no puedo ocultar la emoción y el agradecimiento, por tener esta oportunidad de celebrar, en primer lugar, el natalicio de mi amigo don Pepe, ese hombre, ese caudillo, ese estadista; pero, ante todo, ese visionario; ese campesino humilde que, con actitud valiente y pensamiento claro, nos enseñó que los sueños son metas y las acciones, medios para lograr engancharnos a la estrella que nos guía.

La lucha sin fin, como símbolo, nos recuerda que los obstáculos y los límites están en nuestra mente, y que las oportunidades están en nuestras acciones.

Para don Pepe y para quienes hoy lo seguimos admirando y continuamos aprendiendo de él, no puedo más que celebrar diciendo que para la Fracción de Liberación Nacional el estandarte de don Pepe Figueres no ha caído y nunca caerá.

Conmemoración del centenario del nacimiento de don José Figueres Ferrer

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