Costa Rica durante la Segunda Guerra Mundial
Visión de Costa Rica por Estados Unidos y los Aliados,
según fue publicada en la revista de propaganda
‘En Guardia’, Vol. 2, Núm. 6, durante la guerra.
COSTA RICA es un país caracterizado por su café, sus bananas, sus montañas y su democracia. Tiene 700 escuelas, a razón de más de una por cada 800 habitantes y de una por cada soldado en tiempos de paz. Celebra elecciones cada dos años, siendo obligatorio votar, y tiene el hábito de trabajar duro y gozar de una independencia que se remonta a muchas generaciones atrás. En armonía con esta costumbre, Costa Rica ha mantenido una perspicaz vigilancia contra toda actividad nazi que pudiera resultar comprometedora.
Allá en octubre de 1941, varias semanas antes de que la guerra afectara a las Américas, el gobierno de Costa Rica decretó la expulsión de los extranjeros que atacaran a las naciones amigas o a los principios democráticos. En noviembre, definió de nuevo su actitud respecto al conflicto mundial, al tomar el Congreso un acuerdo protestando contra las ejecuciones de rehenes por los nazis en la zona primeramente ocupada de Francia. Después, el 7 de diciembre, cuando el Japón atacó a los Estados Unidos, la primera República Americana en declarar la guerra fue Costa Rica. Bajo la dirección del Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia, se colocó en pie de guerra. Se adoptaron medidas para economizar aceites, grasas, materias primas y metales de desecho, y para conservar las existencias nacionales de víveres y artículos de primera necesidad.
El Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia, de la República de Costa Rica, saludando durante una visita realizada recientemente a Washington, por la Sra. de Roosevelt (sic), esposa del Presidente, a su izquierda, y el Secretario de Estado de EE.UU. de A. Cordell Hull, a su derecha. Más a la izquierda está la Sra de Guardia El Ejército de Costa Rica es pequeño pero bien instruido. Esta nación, por su proximidad al Canal de Panamá, figura prominente en el plan de defensa del hemisferio. La cría de ganado es una de las principales fuentes de ingresos en la meseta del interior del país. Esta fotografía muestra un excelente hato de ganado del país, en el momento de ser conducido de los corrales a la dehesa de pastos. El terreno es característico en las regiones de la meseta.
El país ha experimentado de varias maneras, los efectos de la guerra. Ha oído de cerca las explosiones producidas por el ataque de un submarino alemán, y ha visto menguada su cosecha principal por transferencias a urgentes necesidades de la guerra. Cierta noche del mes de julio de 1942, un submarino nazi surgió a la superficie en la obscurecida bahía de Puerto Limón, en la costa del Mar Caribe, y echó a pique al buque mercante San Pablo, de los Estados Unidos, que se hallaba atracado a un muelle. Resultaron veinte y tres hombres muertos y veinte heridos a consecuencia del ataque.
En tiempos de paz, Costa Rica embarcaba con destino al resto del mundo, muchas toneladas de café, bananas, cacao y maderas duras, que se producen en las plantaciones de la templada meseta central o en los cálidos bosques de las llanuras del litoral. En tiempo de guerra, los buques que antes transportaban estos productos, son necesarios para embarcar bauxita, carnes de ganado vacuno, tanques y aeroplanos. A fin de amortiguar esta depresión económica, los costarricenses comenzaron a cultivar artículos indispensables.
Iniciaron un programa de plantación de caucho y del mismo modo que los de Panamá, Honduras y Guatemala, los agricultores costarricenses dedicaron algunas de sus tierras, que antes producían bananas, al cultivo del abacá para contribuir a satisfacer las necesidades de cáñamo que sufren las Naciones Unidas desde la pérdida de Manila. Este programa, desarrollado en toda la América Central, se espera que produzca 20.000.000 de kilogramos de abacá, cada año Costa Rica ha duplicado sus esfuerzos para proveer a las Naciones Unidas de madera «balsa», que es un material importado esencial para el esfuerzo bélico.
En virtud de otro programa, que es un convenio cooperativo a fin de abastecer de provisiones alimenticias a las fuerzas que defienden la Zona del Canal de Panamá, los labradores costarricenses están cultivando remolachas, tomates, berzas y nabos. Mediante un acuerdo con su gobierno, han resuelto dedicar muchas hectáreas al cultivo de estos productos vegetales comestibles. Este programa, además de proporcionar más víveres a Costa Rica y a las fuerzas que defienden la cercana Zona del Canal, ahorra el espacio en las bodegas de los buques que, de otra manera, hubiera sido necesario emplear para el transporte de estos productos.
Todavía se ahorrará más espacio en los buques cuando se termine, el último tramo de la carretera interamericana, desde la frontera de México con Guatemala hasta la ciudad de Panamá. Costa Rica está cooperando en la construcción de este tramo inicial de la carretera, el cual, aun cuando no se construye con arreglo a las normas de una carretera permanente, será adecuado tanto para el tráfico comercial como para el militar, requerido en estas circunstancias.
El Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas que ahora se está desarrollando en Turrialba, Costa Rica, aspira a crear un mejor porvenir agrícola para todas las Américas. El gobierno de Costa Rica ha proporcionado un terreno que tiene más de 400 hectáreas, situado en el hermoso valle del río Reventazón, a una altura de 620 metros sobre el nivel mar. Está casi a la mitad de la distancia entre las llanuras tropicales del litoral del Atlántico y los verdes trigales de las vertientes de la montaña Irazu, tiene 2.800 metros de altura.
Este Instituto se fundó en virtud de un acuerdo del Octavo Congreso Científico Panamericano, celebrado en mayo de 1940. Una subcomisión agrícola de la Unión Panamericana, presidida por el Dr. David Hector Castro, de El Salvador, solicitó de las Repúblicas Americanas que ofrecieran lugares apropiados (sic). Muchos fueron los propuestos. Los peritos agrícolas después de un detenido estudio técnico, recomendaron el terreno de Turrialba a causa de su cómoda situación y de la gran variedad de sus condiciones climatológicas y de la bondad de la tierra cultivable. Esta recomendación fue aprobada posteriormente por la junta directiva de la Unión Panamericana.
El propósito de este Instituto es fomentar una economía agrícola mejor equilibrada en el Hemisferio Occidental reunir datos completos acerca de los problemas agrícolas de las repúblicas americanas, divulgar el claro conocimiento de las plagas y enfermedades agrícolas de los trópicos, resolver los grandes problemas de las cosechas y la ganadería, y crear un entendimiento armónico entre los adalides agrícolas de las Américas.
Material digitalizado de: EN GUARDIA, revista publicada mensualmente para LA OFICINA DEL COORDINADOR DE ASUNTOS INTERAMERICANOS, Commerce Building, Washington. D. C., por la Business Publishers International Corp. Redacción, 330 West 42nd St., Nueva York, N. Y., E.U.A. Impresa en 5601 Chestnut St., Filadelfia, Pa. Registrada como artículo de segunda clase en la Oficina de Correos de Filadelfia, Pa., E.U.A., el 8 de abril de 1941, conforme a la ley del Congreso de marzo 3 de 1879, Vol. 2, Núm. 6.
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