Don Pepe, Gomeco y los acueductos rurales
En memoria de Gonzalo Gómez Cordero, Gomeco
“Este acueducto no lo hizo el gobierno, este acueducto no lo hizo la municipalidad, este acueducto no lo hizo el diputado, este acueducto lo hicieron ustedes con la ayuda de Dios…”.
Así iniciaba el discurso de Gonzalo Gómez Cordero, mejor conocido como Gomeco, cada vez que inauguraba un acueducto rural.
El acueducto rural ha sido un emblema y un paradigma de la participación ciudadana y el empoderamiento comunal. Cuando estos términos, que parecen tan técnicos, ni siquiera existían, ya Gomeco los convertía en una realidad en los pueblos de Costa Rica.
Diputado en 1970, a pesar de que no era el candidato de don Pepe, muy rápidamente mostró mucho interés en ayudar a llevar cañerías a pueblos alejados.
Don Pepe le dio su apoyo y puso a la institución correspondiente al corte y al ritmo de este hombre que acaba de cumplir 91 años.
Después de su trabajo como diputado, fue asesor presidencial de Daniel Oduber, para ocuparse de este tema, y también de Luis Alberto Monge y Oscar Arias.
A lo largo de más de década y media, fue quien se encargó de llevar adelante, junto con las comunidades, más de un centenar de acueductos rurales.
También estuvo a cargo de la construcción de decenas de escuelas, de quince puentes, de numerosos parques y hasta de varias ermitas.
Por eso es que su nombre es referencia obligatoria para quienes desean hablar de trabajo al lado de las asociaciones de desarrollo y los comités de mejoras de los pueblos.
Gonzalo Gómez Cordero nació en Grecia el 5 de abril de 1913, y todavía ando haciendo bulla en la política costarricense.
Hombre de don Pepe
En el 48 estuve con don Pepe. Teníamos un equipo muy bueno en Grecia. Éramos un grupo muy compacto. Nos olfatearon. Me metieron a la cárcel de Grecia, y de ahí nos trajeron a la gobernación de Alajuela.
Fui amigo de Pepe toda la vida. Cuando el papá de Pepe, el doctor Figueres, se fue a vivir a San Ramón, iba mucho a Grecia. Incluso estuvo viviendo durante unos meses en el pueblo.
Pepe venía mucho a Grecia, porque ahí estaba el Padre Ramón Junoy, que antes estuvo en San Ramón y que era catalán. Pepe venía porque. le encantaba hablar en catalán.
No me he fijado en política para ayudarle a nadie. Así he sido toda la vida. Le ayudé a Pepe en el año 53. Voté por él, y él sabía que yo le ayudaba en todo, porque le fui incondicional.
Luis Carlos Suárez Matamoros había sido diputado dos veces. Era el candidato de Pepe. Luis Carlos volvió a jugar en la asamblea del partido. Iba a ser su tercera vez. Daniel Oduber decía que no, que debía ser yo.
Daniel y Pepe nunca se quisieron mucho. Se alzaban pelo. Yo era pariente de Daniel, su mamá era prima de mi mamá.
En la Asamblea Plenaria estaba don Chico Orlich. Levantó la mano y propuso que votaran por los candidatos de Alajuela porque había consenso, pero el dirigente Enrique Azofeifa pidió la palabra, y empezó a hablar bellezas de alguien, no me daba cuenta que era de mí, pero hasta yo decía qué carajo más capaz ese del que están hablando’. Al final, le gané por tres votos al candidato de Pepe.
Daniel era un jugado. La política es un juego muy jodido. Fui diputado, y ahí hice todo lo que pude para ayudarle a Pepe.
Mi tarea como diputado se fue perfilando, poco a poco, a la construcción de acueductos rurales. Soy el papá de esa filosofía institucional de llevar agua potable a los pueblos».
El Plan Gomeco
El plan del AyA se llamaba Plan Gomeco porque yo era el defensor de ese proyecto y el motor de los acueductos rurales. La verdad es la verdad.
Como yo estuve en tantos pueblos, sabía que los acueductos rurales eran una gran necesidad. Por ejemplo, antes de ser diputado ayudé en la construcción de la iglesia de Santa Gertrudis Sur y en la cañería.
Desde antes, me había aliado con las asociaciones de desarrollo para llevar agua pura a los pueblos más alejados. Soy el papá directo de unos sesenta acueductos rurales, por todo el país.
Como diputado, empecé con una cañería en Las Brisas de Zarcero, para captar el agua de las nacientes. Ahí empecé con la cañería y terminé ayudando a construir la iglesia y el salón comunal. Les mandaba cemento, y les compraba los tubos en Durman Esquivel. Fue una experiencia muy interesante.
En esa Asamblea Legislativa en la que me convertí en el padre de ese desarrollo rural estaban Daniel Oduber, Luis Alberto Monge, Marcial Aguiluz, Claudia César Araya de San Ramón, Rafael Solórzano de Puriscal, Asís Esna Miguel de Limón y Angel Edmundo Solano. Era una Asamblea Legislativa de lujo.
Le ayudamos mucho a don Pepe, y él nos ayudó mucho. Es la verdad. Ya siendo diputado, nunca me atravesó el caballo.
Después, Daniel me dijo que tenía que seguir con las cañerías y los acueductos, así que me puso una oficina en la Casa Presidencial. No acepté que me pagaran, pero sí me dieron carro de AyA para ir a hacer acueductos rurales.
Le agradezco mucho a don Pepe y a Daniel porque me apoyaron para llevar agua a los pueblos.
Los acueductos rurales eran una necesidad en este país. Ahora, que hay como mil setecientos, se han convertido en un espacio para la participación y el control de las comunidades. Se los debemos a don Pepe y a Daniel. Es la verdad. Yo siempre digo la verdad. Nunca he sido jetón.
Fuente: Especial revista Ventaneando
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