Fernando Soto Harrison

Fernando Soto

Fernando Soto Harrison
1916 – 2006

Nació el 24 de octubre de 1916 en Alajuela, hijo del matrimonio conformado por el señor Fernando Soto Guardia y la señora Rita Harrison Tinoco. En su adolescencia por lazos familiares conoce de cerca a figuras como Minor C. Keith, su tío bisabuelo, quién se encargó de la crianza de su madre; su tío abuelo Bernardo Soto Alfaro; ex presidente de la República, Arturo Volio Jiménez, ex presidente del Congreso Constitucional, casado sucesivamente con dos primas hermanas de su padre y de su madre y a Ricardo Jiménez Oreamuno ex presidente de la República con quien funda una sólida amistad. En 1940 nace Irene Soto Uribe, hija de su matrimonio con Nora Uribe López.

Se gradúa de bachiller del Colegio San Luis Gonzaga en 1933, posteriormente inicia la carrera de Derecho en la Universidad de Costa Rica, poco después se convierte en el director de la cátedra de Educación Cívica del Liceo de Costa Rica. Cuando el presidente de la República, Rafael Ángel Calderón Guardia permite a los colegios privados otorgar el bachillerato, don Fernando Soto enseña Educación Cívica en el Colegio de Sión.

A los 26 años inicia la vida pública y es Secretario General del Partido Republicano Nacional, a los 27 años es Secretario de Gobernación durante la administración de Rafael Ángel Calderón Guardia y sigue en el mismo cargo al asumir el mando Teodoro Picado Michalski. Al terminar la Segunda Guerra Mundial ejerce en el Ministerio de Relaciones Exteriores y es embajador ante las Naciones Unidas, pero renuncia a este último cargo debido a diferencias de criterio con el canciller Julio Acosta García.

En los años posteriores se dedica totalmente a la profesión de abogado y alcanza un gran prestigio, escribe entre otras publicaciones, su libro “Los nuevos horizontes del Derecho Internacional”. Es escogido como la persona que iniciaría las relaciones entre Japón y Costa Rica, primero como Cónsul y años después como Cónsul General. En mayo de 1944 como embajador plenipotenciario costarricense, firma el tratado Soto Harrison-Yuen Tan que abre las relaciones entre Costa Rica y China, afinando así su interés por la actividad diplomática.

Durante el Gobierno del presidente Mario Echandi Jiménez (1958-1962) es embajador en Washington, tanto ante la Casa Blanca como en la Organización de los Estados Americanos. En el Gobierno del presidente Daniel Oduber Quirós (1974-1978) es embajador ante el Reino Unido, así mismo en el Gobierno de Rodrigo Carazo Odio (1978-1982) es nombrado Embajador de la Orden Soberana y Militar de Malta ante el Gobierno de Costa Rica y durante la administración de José María Figueres Olsen ocupó el cargo honorífico de Embajador Itinerante, simultáneamente durante toda su carrera escribió sobre temas políticos, económicos y sociales, reflejando su condición de estadista, además realizó publicaciones de alto contenido histórico tales como ¿Qué pasó en los años 40? y Costa Rica y sus grandes retos, entre otros.

Otro campo importante en el que se desarrolló y consiguió grandes elogios, fue en el de las artes, a través de la pintura, bajo las influencias de Juan Ramón Bonilla, José Francisco Salazar (Chisco), Director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica y de Alex Bierig, su maestro durante 17 años, Soto Harrison, nunca dejó de lado la pintura, culminando su carrera artística con exitosas exposiciones, tal es el caso de su retrospectiva en La Sala Rosada de la Asamblea Legislativa, donde sólo han expuesto grandes figuras de la pintura costarricense.

Falleció el 18 de marzo del 2006 a sus 90 años de edad en la provincia de San José.

Fernando Soto Harrison
El último ciudadano

Gustavo Naranjo Chacón

El pasado 18 de mazo falleció don Fernando Soto Harrison. Dos brillantes intelectuales como lo son don Manuel Formoso (La Nación 26/3/06) y don Víctor Valembois (La Nación, 30/3/06) y un ex presidente de la República, don Luis Alberto Monge (La Nación, 08/4/06) publicaron en los días posteriores a su deceso sentidas palabras por la pérdida de tan noble caballero… porque, para quienes lo conocimos en vida, don Fernando no sólo fue un señor, en toda la extensión del término, sino que, de muchas formas, fue el último ciudadano de este país.

Con su muerte calló uno de las últimos protagonistas que guardaba recuerdo de la década de 1940, uno de los períodos más gloriosos, terribles y vitales que se hayan escrito en las páginas de la Historia de Costa Rica. Sus grandes méritos, reconocidos por tirios y troyanos por igual, hicieron que don Fernando fuera el portavoz más imparcial, neutro y verdadero sobre los últimos días de la Primera República.

Nacido el 24 de octubre de 1916, en el hogar del coronel Fernando Soto Guardia y a Rita E. Harrison Tinoco, don Fernando Soto Harrison se recibió como abogado en la Escuela de Derecho(hoy Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica) y comenzó a laborar en los Tribunales como Abogado y Notario Público en 1938 y 1939 respectivamente. Con la llegada de la década de los cuarenta se inició su carrera política, participando activamente en las campañas que llevaron a la presidencia al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia (1940­-1944) y al Lic. Teodoro Picado Michalski (1944­-1948). Durante los años de 1943 y 1944 ocupó además el cargo de Secretario General del Partido Republicano Nacional. Sus actividades políticas las complementó además en el magisterio, tanto en el Liceo de Costa Rica como profesor de Educación Cívica, como en su alma mater, la Escuela de Derecho, como profesor de Prolegómenos del Derecho. Sin embargo, pronto tendría que dejar de lado las aulas ante el imperioso llamado que le hiciera su país, pasando a ocupar una serie de puestos públicos, mismos donde logró destacarse de manera brillante, dejando además una profunda huella en la legislación costarricense, la cual quedaría impresa con tal fuerza que logró trascender hasta la Segunda República.

Entre éstos podemos destacar por ejemplo su labor como Ministro de Gobernación tanto de Calderón Guardia como de Picado Michalski. Desde dicha Secretaría, don Fernando impulsó enérgicamente la Gran Reforma Electoral que creó un Código Electoral y el primer Tribunal Independiente para atender todo lo relativo al sufragio, ambos antecedentes directos de nuestro Tribunal Supremo de Elecciones. También, creó el Departamento de Aviación Civil, hoy Dirección General de Aviación Civil; inició los estudios parala construcción de un nuevo aeropuerto internacional –El Coco, hoy Juan Santamaría­ y como diplomático, entre los muchos puestos que ocupó (desde cónsul honorario de Japón en San José hasta embajador extraordinario y plenipotenciario de la Orden Soberana y Militar de Malta, hasta embajador de Costa Rica ante la ONU, la OEA o los Estados Unidos de América) destaca el de Jefe de la Delegación de Costa Rica ante la Primera Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en 1945-­46.

Tras la Guerra Civil de 1948, don Fernando se mantuvo alejado durante varios años de la vida política. Mas nuevamente fue llamado a servir a su país, esta vez trabajando en las campañas políticas del Partido Liberación Nacional, en las campañas políticas de los presidentes Francisco J. Orlich, José Figueres Ferrer, Daniel Oduber Quirós y Luis Alberto Monge Álvarez. Posteriormente, regresó a sus actividades como litigante en la esfera privada. Entre las asociaciones a las que perteneció en vida se encuentran el Colegio de Abogados de Costa Rica, desde 1938; la International Law Association, con sede en Inglaterra, desde 1956; y la Academia Costarricense de Derecho Internacional (1984). Don Fernando recibió además numerosas condecoraciones a lo largo de su vida, tales como la medalla conmemorativa de la proclamación de los Reyes de España en 1976; dos doctorados honoris causa, uno de la Universidad de Pernambuco, y otro de la Facultad Olidense para el Adiestramiento de Profesores, ambas casas de enseñanza brasileñas, en 1977. Además, el Instituto Centroamericano de Cultura creó en su honor la medalla “Fernando Soto Harrison”, y una calle del municipio de Santa Rita, en el Estado de Paraiba (Brasil) fue denominada como “Embajador Fernando Soto Harrison”.

Además de servir incansablemente a su país, y ser ejemplo de una generación de hombres públicos que nunca volverá a repetirse, don Fernando también dedicó sus últimos años a las bellas artes y las bellas letras, legando a la posteridad obras “Costa Rica y sus Grandes Retos” –una compilación de columnas escritas durante varios años para La Prensa Libre y su obra magna “¿Qué pasó en los años 40?”, donde hace un recuento histórico de los acontecimientos y los personajes más relevantes de los últimos días de la vieja república.

Ambas obras fueron publicadas por la editorial de la Universidad Estatal a Distancia, al igual que una recopilación con algunos de sus óleos más representativos… la pintura y la música fueron las últimas actividades a las que este patricio dedicó su atención, ya definitivamente alejado de la vida pública. Paz a sus restos, y reflexión entre nosotros, pues el país ha perdido más que un hombre… ha perdido a su último ciudadano.

Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas

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