Símbolo de democracia
Jacobo Schifter Sikora
José Figueres surgiría en la historia del país como un político de oscuros designios, quien con su entrada temperamental daría la impresión de ser un insurrecto más latinoamericano. para convertirse luego en el símbolo del sistema democrático costarricense del siglo XX.
Figueres entró como revolucionario en las páginas de la historia nacional para transformarse paulatinamente en uno de los mas preclaros pensadores latinoamericanos. Sin embargo, este proceso se vería siempre afectado por el legado de una revolución que dividió al pueblo de Cosía Rica y de la que Figueres sena el actor principal.
Parte de este problema consistió en que el líder incursionara en la política en un periodo critico de la vida nacional, en que el país cursaba por un proceso acelerado de urbanización, modernización y pauperización, en medio de una guerra mundial que amenazaba la estabilidad costarricense. La nación sufría por la incapacidad de vender sus frutos en el mercado europeo, por el alza en el costo de la vida, por el incremento de la población urbana que exigía mejores condiciones de vivienda y sanidad y, además, por su excesiva dependencia del café y el banano como producios de exportación. También contaba con sectores de la población que apoyaban a los dos bandos de la contienda europea.
Figueres tenía su propia perspectiva de cómo mejorar esta situación, la que compañía con otros políticos y economistas del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. A este respecto su pensamiento fue siempre «desarrollista». Consideró que el listado debía intervenir mas directamente en el mercado para estimular el ahorro nacional, orientar parle del ingreso a la industria, mejorar la infraestructura y nacionalizar sectores claves de la economía como la banca y la electricidad.
El Gobierno de la República, sin embargo, estaba en manos de un político que pasaría a la historia como otro símbolo de la idiosincrasia nacional. El régimen de Rafael Angel Calderón Guardia tenía su propia política para mejorar la situación crítica del país por medio de la distribución del ingreso, la seguridad social, el sindicalismo y la movilización de masas. En lo referente a la guerra, Calderón Guardia optó por un apoyo irrestricto a los Estados Unidos y por confiscar las propiedades de los supuestos aliados de Alemania en el país.
Resulta paradójico que la ruptura de Figueres con Calderón Guardia se diera como resultado no de un desacuerdo acerca de cómo conducir la economía y la política del país -ya que el pensamiento de ambos, aunque distinto, no era ni contradictorio ni excluyente- sino por la política exterior de Costa Rica. El famoso discurso del 11 de julio de 1942. en que Figueres atacaría al Gobierno por su política confiscatoria del capital alemán, produciría la ruptura definitiva entre ambos y acarrearía el exilio de Figueres.
Esta confrontación probaría ser trágica para el país. Nunca sabremos si la guerra civil pudo haberse evitado si tal vez se hubiese producido más diálogo entre estos dos grandes políticos costarricenses. Quizás la posición de Figueres de minimizar el peligro para la seguridad nacional que representaban los simpatizantes de Alemania, o la de Calderón de exiliarlo por hacer esto público, pudieron haber sido reconciliadas. Lo que si sabemos es que el exilio de Figueres polarizó la situación, dividió en dos a la nación, y fue el primer paso de unos hacia la revolución y de otros para tratar de conservar a toda costa el poder.
Una prueba que hoy nos resulta risible es la imagen de Figueres que tenían los mismos Estados Unidos en el momento de su expulsión, pero que de alguna manera apunta al hecho que de los actores más importantes involucrados en este episodio no poseían toda la información necesaria y ni siquiera conocían sus posiciones. Así informó el ministro norteamericano a su gobierno acerca de José Figueres:
«Un costarricense naturalizado con el nombre de José Figueres, quien es un falangista, pronazi y un destacado cafetalero a la vez, dio un discurso ayer en contra del gobierno. Fue arrestado inmediatamente…»
El hecho de que Figueres llegase al poder por medio de una cruenta guerra civil haría más difícil su gestión y sería una huella imborrable en la historia nacional. Hasta la fecha, este episodio esta presente en la psique de todos los costarricenses y el país continua dividido entre liberaciónistas y calderonistas. aunque tal vez más como posiciones históricas que como diferencias políticas reales.
Pero en esto también radica la grandeza de Figueres. El pudo, a pesar de esta herencia bélica, demostrar su capacidad como gobernante durante tres administraciones y ayudar a formar a la Costa Rica moderna. Su posición tolerante con respecto a las minorías del país, su apoyo a las democracias latinoamericanas, su pensamiento económico y de fortalecimiento del sistema electoral costarricense -su mayor contribución histórica- quedarán como los legados mas importantes del siglo XX.
Publicado en La Nación el 9 de junio de 1990
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