Guillermo Villegas Hoffmaister
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Seguidamente vamos a iniciar esta mesa redonda con la participación de don Guillermo Villegas Hoffmaister.
Muchas gracias don Ricardo, muchas gracias a ustedes jóvenes estudiantes, en realidad acepté la invitación para venir a hablar sobre los hechos del 48 y del 47, a pesar de que reviven cosas muy dolorosas para todos los que estamos aquí sentados y a pesar de que sentimos que todo lo que se logró en los primeros momentos con el derramamiento de la sangre de muchísimos costarricenses, con el paso de los años se fue perdiendo, se fue yendo por los caños hasta quedar el 48 únicamente como historia, como un recuerdo duro, o como un recuerdo bonito, o como un recuerdo más que todo de viejos compañeros que supieron dar la cara, darle el frente en los momentos de peligro al adversario. En realidad el 48, la Guerra Civil de 1948, se engendra en una cama de una casa de Alajuela. ¿Porqué se engendra allá? Porque resulta que el 4 de julio de 1942 se realiza en la ciudad de San José una gran manifestación para conmemorar un aniversario más de la Independencia de Estados Unidos, y como protesta por el hundimiento del vapor San Pablo que se había producido dos días antes en Limón, y que decían, como modo de justificar, que un submarino alemán había cruzado todo el Atlántico, llegó a Limón y le disparó dos torpedos a una lanchita como era el San Pablo. Allí se murieron 24 personas, y lógicamente el momento de la Guerra Mundial se prestaba para hacer la demostración que se hizo.
En esos días el Ministro o Secretario de Seguridad, don Francisco Calderón Guardia, se encontraba en Estados Unidos y su hermano, el Presidente de la República, Comandante en Jefe del Ejército, asumió la Cañera de Seguridad. Ese día, 4 de julio, concentran a la policía en los cuarteles y las gentes que van al desfile reciben unas listas que don Fernando Valverde Vega le entrega a don Manuel Moscoa, para que las reparta entre la gente que iba allí, de negocios de súbditos alemanes o italianos y aún españoles que había que apedrear, y efectivamente la turba se desbanda, comienza a apedrear, comienza un saqueo, que es una cosa bárbara. Pero mientras eso pasaba, el Presidente de la República, después de que le habla a las gentes en la manifestación, coge su carro, pasa por una dama muy hermosa, muy bonita, una muchachita de 18 años de aquel tiempo y se van a retozar a esa casa de Alajuela, no había radio en su carro, no había teléfono, no había ningún medio de comunicación por donde el Dr. Calderón Guardia supiera lo que estaba pasando en San José. Cuando el llega a la Casa Presidencial se encuentra aquello, saca a la policía para reprimir el tumulto, pero ya era tarde, ya el daño estaba hecho. Al día siguiente, dice don José Figueres, o decía don Pepe Figueres, que él salió, había venido de La Lucha, salió a hacer un recorrido por las calles y se encontró, allá por la Panadería Musmani, que había mucha harina regada en el suelo, y mojada, y que los bomberos tuvieron que ir a lavar para que también pudiera subir, y que él como catalán sintió una puñalada de dolor en el corazón, porque el pan es sagrado cuando no hay harina en el mundo, cuando aquí no venía casi harina, que estábamos racionados, y las turbas la botaron. Entonces don Pepe decide que hay que pronunciar un discurso contra el Gobierno y viene y habla. Don Chico Orlich y don Alberto Martén lo anuncian, lo patrocinan, hablan en Radio América Latina, y está hablando y llega Manuel Rodríguez Torra con otro policía y se lo llevan preso; tuvo que dejar el saco y el sombrero botados y lo exilian, lo mandan para El Salvador primero, para Guatemala, y se va a México, y desde allí asume José Figueres el oficio de conspirador. José Figueres tiene como meta exclusiva de su vida «sacarse un clavo» -para decirlo como decimos nosotros-, con el Dr. Calderón Guardia. Y comienza en México a conspirar y comienza a hacer contactos por aquí, contactos por allá; por último, llega don Teodoro Picado a la presidencia con un fraude espantoso, según consta, según es público y notorio, y a los poquitos días de estar en la presidencia levanta el castigo a don Pepe; don Pepe regresa a Costa Rica y entonces ya conspira más aquí. Pero vean que regresa en el 44 y se van 4 años de conspiración, 4 años de querer hacer una cosa, 4 años de querer hacer otras cosas en grupos dispersos. Hay un grupo donde estaba don Edgar Cardona, quien no tenía nada que ver con José Figueres, estaban los hermanos Fernández Durán, y otra gente muy valiosa, como don Roberto Brenes Mesén, y se produce ese movimiento de que se habló, «el almaticazo». Cuando ellos están presos, don Teodoro Picado los saca, se van a la casa de los Fernández y ahí llega Figueres a hablarles y decirles que hay que organizar una cosa en forma, en el 46. Pero Figueres sigue andando por aquí y por allá, la política aquí en su apogeo, la campaña electoral del 47 tremenda. Se elige a don Otilio Ulate, candidato a la presidencia y don Pepe. Jefe de Acción, se desliga del quehacer político para dedicarse a la conspiración, y aprovecha la juventud de Edgar Cardona, la juventud de Miguel Ruiz Herrero, la juventud de un montón de los muchachos de pelea de Costa Rica y los atrae para comenzar una pelea contra los grupos calderonistas y comunistas en las calles o donde fuera, pero sin armas. Se hace lodo un gran proceso de oposición al régimen sin contar con armamento. Un día el Partido Unión Nacional da una plata y compran una ametralladora por aquí y otra por allá, y un rifle y algunas cositas; pero Figueres tuvo estrella, un señor dominicano que se llamó don Juan Rodríguez García, un señor a quien la historia de Costa Rica le debe un homenaje y a quien olvidaron en el proceso, se pelea con Trujillo, sale de República Dominicana, comienza una conspiración en la que le ayuda el presidente Arévalo de Guatemala, lograron engañar a Perón para que les venda unas armas diciendo que eran para el Ejército de Guatemala. Se las llevan para Cuba y se viene una invasión que pretendieron hacer a República Dominicana para tumbar a Trujillo, que era un tirano que ya se estaba haciendo viejo; no sirve la invasión, llegan a un lugar que se llama Cayo Confites, allí tienen que devolverse, en fin hay una tragedia entre estos pobres dominicanos y cubanos, y estas armas se van para Guatemala en depósito y es allí donde un poeta nicaragüense que se llamó Edelberto Torres, amigo de un íntimo amigo que tenía Figueres en esos días que se llamó Rosendo Argüello -se llama Rosendo Arguello- hacen contacto y le presentan al presidente Arévalo. A través de Arévalo comienza ya a hablarse con los dominicanos y se integra Figueres en noviembre de 1947, después de la Huelga de los Brazos Caídos, después del derramamiento de sangre que se producía en las calles de Costa Rica, se integra Figueres al Ejército de Liberación de Centroamérica y el Caribe; ese es el nombre inicial del grupo, y ese grupo es precisamente un grupo de gentes que vienen a ayudar en el 48 a la revolución. Se arma todo el complot -se puede decir-, y todavía en diciembre de 1947 no se concretaba el préstamo de armas, que no se concreta sino ya cuando la revolución de Costa Rica ha estallado, con muy poca gente, excelentemente valiente la gente, con muy mal armamento y, en resumen, las armas de Guatemala. Las armas de Juan Rodríguez llegan, viene Miguel Ángel Ramírez, a quien llaman el General Ramírez, que en Costa Rica dispara el primer tiro en combate en su vida; Ramírez no era un militar, Ramírez era un hombre muy valiente, arrojado, pero no era militar, él aprendió a manejar armas cuando la invasión de Cayo Confites. La mayor parte de los que vinieron a ayudar pues no eran gentes de grandes conocimientos militares, pero hay que llegar a la guerra. ¿Por qué? Porque vienen las elecciones de febrero, del 8 de febrero de 1948, estrenamos el Código Electoral, que todavía con algunas reformas nos rige. Ese Código Electoral fue la obsesión de Teodoro Picado, él quería, a sabiendas de que había entrado con un fraude, y que el fraude era en Costa Rica no una escuela sino una universidad, quería que los costarricenses pudiésemos elegir, que fuéramos los dueños de la elección, que nosotros dijéramos nos gusta fulano pues volemos por este fulano, y efectivamente la elección es libre; hay alguna represión pequeña, la elección la gana Ulatc y entonces comienza el cuento de que se le hace un fraude al Dr. Calderón Guardia, y salen las masas a gritar: ¡queremos votar!, y son las publicaciones, y a los Magistrados del Tribunal de Elecciones los sacan con una tablita aquí -en el pecho como los delicuentes, y comienza todo un proceso de degeneración en el país hacia la violencia que fue imposible de arreglar. Pero al día siguiente de las elecciones y antes de que este pleito se armara, don Otilio Ulate le manda un memorándum a don Teodoro Picado en donde le agradece, que son las cosas que uno no se explica. Estos nombres que están en esta hoja son las gentes que murieron en esa campaña electoral a manos de gente del gobierno, son bastantes nombres y don Otilio le manda un memorándum al Presidente agradeciéndole la forma en que se comportan sus autoridades y le ofrece dejar a Rene Picado Michalski como su Ministro de Seguridad Pública, y le ofrece un tercer designado a la presidencia calderón ista.es decir, don Otilio da todo por asegurarse su presidencia o por conservar la paz. Lo cierto es que lo que hizo don Otilio con eso se llama ridículo. Sigue en componendas, se propone el nombre de don Fernando Castro Cervantes y don Otilio Ulate está de acuerdo en renunciar, en que le anulen su elección para poner a don Fernando Castro Cervantes como Presidente de la República, designado que lo elegía el Congreso en ese tiempo, no era el vicepresidente, sino designado, y el 8 de mayo asumía el mando. En plena revolución propone llevar a Santa María de Dota a Monseñor Sanabria, Ernesto Marión y el Dr. Pinto a proponer al Dr. Ovares. Y Ulate siempre en las componendas, mientras tanto la revolución se estaba gestando. De allí antes de que estallara, les repito, había componendas. La componenda a base del nombre de Fernando Castro Cervantes estaba lista, eso iba a ser lo que iba a suceder, pero a Tabío, un fatídico cubano, «una bala perdida» -como lo llamó Otilio Ulate-, Juan José Tabío Silva, se le manda a ser Inspector General de Policía el 1o de marzo de 1948. El Congreso Constitucional está conociendo la anulación de la elección de Ulate, se le manda a Tabío junto con Diego López Rou, que era papá de un señor que fue vicepresidente ahora con Rafael Ángel Calderón, y van a la casa del Dr. Valverde Vega, donde estaba don Otilio con otras gentes más, ametrallan la casa y asesinan al Dr. Valverde Vega, y ahí no fue posible la paz. Todas las componendas se fueron y estos señores, que eran 40 ó 50, que estaban en La Lucha, deciden que la guerra es inevitable y obligan a Figueres -porque Figueres hubo un momento en que ya no quería hacer la revolución-, a hacer la revolución. Los siete primeros que llegaron a La Lucha, prácticamente encabezados por don Edgar Cardona, inician la revolución y viene el baño de sangre que hay, y viene después todo lo que trae como consecuencia una revolución, y nace esa Costa Rica que se engendró allá en la cama de Alajuela con Calderón Guardia, nace esplendorosa el 19 de abril de 1948 y comienza una cosa que habría sido un proceso estupendo, pero los mismos males que se atacaron a tiros en el 48 comienzan después a aflorar y la revolución, por eso les decía, es triste, porque todo lo que soñó quedó nada más en eso, en un sueño.
Muchas gracias don Guillermo.
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