Rodrigo Gutiérrez
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A continuación, compañeros universitarios, vamos a escuchar al Dr. Rodrigo Gutiérrez.
Voy a ser muy corto, porque tengo que confesar que nunca había estado en una mesa redonda sobre el 48. Sí he tenido el privilegio de conversar, bueno, varias veces he escuchado, he leído libros de los distinguidísimos miembros de esta mesa. Tuve una gran amistad con don Edelberto Torres, el viejo, él me contó todos los entretelones de cómo se mandan a traer las armas en tiempos de Arévalo, y fui actor también, yo soy hijo de un zapatero. Benjamín Gutiérrez Mora, que murió hace 15 años. Papá era, posiblemente después, cuando tuve un poquito más de cultura política, debió haber sido un anarcosindicalista. El tomó una actitud muy activa en las huelgas de los zapateros en 1937, y entonces el problema del 48 tiene raíces muchísimo más largas, sí. Lo que sucedió fue que en realidad el 48 lo que hace es crear una crisis coyuntural donde se desatan las fuerzas que luego van a sentar las bases de la Costa Rica después del 48, y eso hay que verlo en esa forma.
Las primeras experiencias de tipo, digamos de guerra, que tengo yo, pues estoy muy joven, papá como buen anarcosindicalista entonces también sabe hacer bombas, y entonces en un determinado momento, ya en algunos contactos con el Partido Social Demócrata es donde yo me formo en 1945-46, y ahí conozco entonces a Daniel Oduber, a José Luis Molina, a Amoldo Jiménez Zavaleta, a Fernando Volio -que murió ayer-, etc., un grupo muy grande de gente que forma el Partido Social Demócrata, y el partido también conspira, pero tiene una clara definición ideológica. La primera bomba que ponemos -tengo que ir a buscar, no tengo tiempo nunca de ir a buscar a la Biblioteca-, es a la cañería de San José, y entonces le metemos una bomba de doce candelas, se revienta el tubo madre, queda San José sin agua y es una protesta muy importante. La segunda bomba que ponemos es en lo que llaman la Unidad Móvil en Guadalupe, donde está hoy el Colegio Napoleón Quesada, que después se forma la Escuela de Cadetes o Escuela Militar, ahí pasa un río, pasaba una acequia. La Cangreja, por debajo, a la par de El Gallito. Y entonces, porque en ese momento era un fifiriche, yo iba con papá a toda parte, y entonces nos adentramos ahí y estalla una bomba justamente en los baños y dormitorios, porque habíamos calculado mal, la bomba tenía que flotar un poco, porque no era como las que hacían ellos, que eran automáticas, no, sino que eran de mecha, y la balsa resulta que camina un poquito más rápido de la cuenta en el río, porque nosotros habíamos hecho las experiencias unas cuadras más arriba; cuando explota la bomba entonces no tiene el efecto que nosotros pensábamos, que era como en las películas de guerra y yo creí que iba a volar aquello así y ¡qué va! Bueno ¿qué pasa con ese tiempo? Papá vota por Manuel Mora, el Partido Comunista, el Partido Bloque de Obreros y Campesinos en el 40, y tiene militancia en esa organización. Papá rompe con el partido porque no le cabía en la cabeza de papá que él se aliara con los que fueron los enemigos ideológicos nuestros en el 40 y encuentra en el Partido Social Demócrata la posibilidad de desarrollarse, y ahí efectivamente él tiene una gran acogida puesto que buena parte de algunas de las armas que llegan al lado de Figueres se compran a través del mercadeen contacto con los policías que llegan a comprar zapatos de un tramo que papá tiene en el mercado. Hay una anécdota que usted debe conocer porque usted estuvo ahí, yo nunca estuve ahí, en ese tiempo. Papá dice que eran bombas que se llamaban bombas de contacto, las de barro, y entonces hay un guadalupano amigo de papá que hace bómbelas, y se va a donde Figueres a hacer estas bombas. Don Antonio Figueres lo lleva a él en el «jeep» y él va atrás con las bombas para irlas a asolear-me imagino-, para ponerlas en el horno, no sé qué, explotan, y don Antonio Figueres va a escorar al hospital por mucho tiempo.
Cuando viene el 48, un día de tantos estábamos nosotros, un domingo, estábamos haciendo unas bombas, yo no sé pura írselas a poner a quién. Yo estaba asustado porque papá estaba con el alicate en el taller de zapatería dándole a una cosa inmensamente grande y explota una bomba, que no sé si la pusieron ustedes, detrás de la casa de nosotros, en la casa de don Néstor Zeledón. Como papá había sido camarada entonces don Néstor Zeledón, don Rafael Ángel Trigueros y una cantidad muy importante de camaradas eran sus vecinos, sus amigos y sus hermanos, y a pesar de que estaban en bandos diferentes y habíamos sido envenenados por la prensa, porque por eso nunca me gustó hablar de esto, nosotros fuimos las víctimas, el pueblo, las víctimas de todas esas conspiraciones y de todo este montón de cosas que se hacían allá arriba, y que venía por el Diario de Costa Rica a dividir al pueblo, a enfrentarlos para que sucediera lo que sucedió después, pan pan, vino vino. Entonces explotó una bomba, papá tiene ahí todavía, las candelas las sacábamos de Obras Públicas, había toda una cadena, y entonces lo que era el ejército, en aquel tiempo el Resguardo, rodea la casa, encuentra algunas evidencias y papá va a escorar a la cárcel. Y allí nos ponemos de acuerdo con don Mario Echandi, que es el Jefe de Acción del Partido Unión Nacional, soy miembro del Partido Social Demócrata, los compañeros del Partido Social Demócrata como eran, bueno, gente muy valiosa en ese tiempo, muy revolucionarios como el mismo Chalo Facio, Rodrigo Facio, etc. Chalo fue en ese tiempo un hombre de izquierda, después se pasó, lógicamente, al otro lado, pero en ese tiempo era de los que andaban con pistolas y escuadras, y sabían armar y desarmar, Chalo Facio era así, lo que pasa es que nunca fue a combate, que es otra cosa.
En el 48 hay una cosa muy interesante. Me corresponde trabajar como empleado en el Registro Electoral, y soy testigo de que es cierto que hubo una enorme cantidad de fraudes, porque don Marco Tulio, no me recuerdo su apellido, era el Subdirector, primero estaba Benjamín Odio, y aquí era un desastre, pero también había desastre del otro lado, es decir, del calderón i smo; era que ahí no se respetó, como no se ha respetado nunca, la institución. Entonces esas elecciones debieron haberlas anulado, porque hubo fraudes de lado y lado, pero creo yo más del lado de la oposición, porque Benjamín Odio y don Marco, Director después, permitían. Ahí está Carlos José Gutiérrez, que fue de testigo, José Luis Molina, todos muchachos, yo soy muchísimo más joven que ellos, pero no mucho, 4 ó 5 años. A la salida del Registro, entonces venían las peleas a latigazos, a garrotazos, esa es la historia. Cuando viene la lucha armada, lógicamente nos tenemos que incorporar a eso, ahí conozco a Oscar Saborío, después a José Solano, que forman el Partido Unión Cívica Revolucionaria, en fin, conocemos a Aguiluz. Compramos un puesto en la Casa Presidencial, volar tiros al «cardonazo», en fin, todo esto lo hacemos nosotros llegado el 48, con el famoso batallón de Rodrigo Valverde en El Amo. Entonces ahí estuvimos en los famosos, no se puede hablar de combates porque en realidad…, si ustedes ven la lista de los muertos conocidos fueron muy pocos: Rodrigo Arana en Paraíso, Gerardo Rodrigo Chaves, y bueno fueron campesinos, porque yo después tuve la oportunidad de ver el otro lado de los maestros y maestras que por ser calderonistas fueron exiliados al sur. El montón de campesinos, muchos nicaragüenses, es cierto, pero campesinos, fundamentalmente guanacastccos, que vivían en las zonas bananeras que fueron las víctimas, que fueron conducidos bajo un ideal de defender las garantías sociales y para otros era defender la libertad electoral, y eso era lo que fuimos, víctimas. Dichosamente yo salí del país a mediados de 1949 y cuando regresé, me encontré un país dividido, yo regresé 10 años después, en 1957 me incorporé al Partido Liberación Nacional, porque todos eran los que habían estado en la casa nuestra en ese tiempo de compra de armas, escuadras, etc.: don Daniel Oduber, José Luis Molina, Arnoldo Jiménez Zavaleta, etc. Todos ellos eran mis amigos, entonces yo entro al Partido Liberación Nacional sin mayor dificultad, y encuentro que es un partido hueco, no tiene estatuto, no tiene reglamento, nunca había conformado un congreso, y lo más gracioso de todo era que los que estaban juntos en el 48 estaban totalmente divididos. Era una cosa muy interesante porque yo no viví esa metamorfosis que han vivido muchos de los dirigentes de este país, que van ubicándose por resentimientos en un u otro partido, pero yo me quedé con la ideología del Partido Social Demócrata. Voy a Estados Unidos, estudio, regreso, sigo siendo social demócrata, y yo creo en un Estado que tiene que desarrollar una sociedad, sobre todo una sociedad pequeña como esta, en fin, y encuentro entonces una sociedad que sigue explotando el 48, haciendo del 48 lo que no fue el 48, y resulta que cada uno ubicándose, utilizando el Estado para enriquecerse de una enorme cantidad de estos dirigentes.
Uno piensa entonces retrospectivamente, tantos hombres de trabajo innominados, porque aquí si hubiera que hacer un monumento a los caídos del 48, habría que hacerlo a los caídos del 48 que no tuvieron nombre, a los que enterraron en El Tejar, que no fueron tantos, a los que se enterraron en Paraíso de Cartago, a los que cayeron en San Isidro de El General que simplemente hacían una fosa común y los quemaban, porque no había ni la disciplina militar para levantar una lista, para buscar alguna forma después de la guerra de ir a indemnizar a los que fueron víctimas, muchas veces inocentes de ese período tan doloroso, tan vergonzante a veces de nuestra sociedad. Y venimos ahora, y cuando uno hace un balance de todo ese proceso a hoy día uno se pregunta en realidad si nosotros deberíamos reconocerles a los grandes próceros de este país, me refiero a don Otilio Ulate, a don José Figueres, en fin a los que condujeron a este país por esos caminos, si uno debiera ser riguroso históricamente para sentar responsabilidades, o hacer lo que yo he hecho, mejor callar para no decir barbaridades.
Entonces yo pienso que hay cosas que vale la pena dejar aquí sentadas para la discusión, es muy doloroso que, tanta gente que fue a la guerra, unos por la pureza electoral, otros por defensa de las garantías sociales. Es muy dolorosa hoy día la parte de la pureza electoral, nosotros tenemos una Ley Electoral que se quedó en el 48, un país sin referendum, yo presenté once leyes el 2 de mayo de 1990, cuando llegué a diputado presenté once leyes, formaron una comisión para diz que reformar el Código Electoral. Ahí pasaron absolutamente todos los que están hoy, Rodrigo Orcamuno, Miguel Angel Rodríguez, todos pasaron, Chavcrri, todo mundo pasó, hacían un discurso republicano que uno decía ya este país se convirtió en una república, y a la hora de votar cosas tan simples como el control de la deuda política, el control de quiénes financian este país. Yo en la Comisión de Narcotráfico probé que catorce veces el Partido Liberación Nacional había sido financiado por narcotraficantes y nueve veces el Partido Unidad Social Cristiana, y resulta que no pasa nada después de llegar hasta los cheques, listas en las que el Partido Liberación Nacional había tenido almuerzos de un millón de colones y habían sentado a 4 narcotraficantes condenados. No eran ni siquiera supuestos, y resulta que no pasa nada, y todavía están ahí las reformas discutiéndose y no van a pasar. Un país que no tiene derecho a la revocatoria, yo no sé quién es mi diputado, y si se porta mal no sé cómo revocarlo como hacen en España o como hacen en Estados Unidos, en Inglaterra, donde los munícipcs en los gobiernos municipales con muy contadas excepciones no son la gente más representativa, la más capaz de los cantones, sino son los politiqucrillos que andan ahí jugando y haciendo, y que cogen el Gobierno Municipal como un trampolín para hacer negocios sucios, como lo probamos nosotros en muchas comisiones. Entonces resulta que tanto esfuerzo y no hay una democracia electoral que le permita a los costarricenses realmente elegir a sus gobernantes, legítimamente, y por otro lado toda una lucha de miles que murieron, no miles, yo no sé si miles, pero por lo menos centenares de campesinos, y resulta que hoy día todo lo que es ese avance social, los derechos de los trabajadores están en el basurero, este país se empobrece, la gente está trabajando doce horas por salarios miserables, no hay reconocimiento del legítimo derecho de los trabajadores de organizarse en sindicatos, en fin, también estamos para atrás. Y yo digo, total tanta cosa, tanto porque quería ponerle nombre a las cosas del 48 y después del 48, y estamos, yo creo, tan mal como antes, ojalá que no sea esto, que se 1c ocurra a alguien que esto hay que resolverlo a tiros, pero eso es muy doloroso porque uno le podría decir como en cualquier otro país, bueno, que fue una coyuntura de donde el país arrancó, sanó heridas, porque todos reconocimos que realmente había habido un reconocimiento de los derechos de todos.
Muchas gracias don Rodrigo.
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