A los 48 años del 48

Réplicas

Seguidamente vamos a proceder a la segunda ronda, una especie de réplica. Le corresponde a don Guillermo Villegas empezar esta segunda ronda.

Quiero comenzar diciéndole a don Oscar Bákit que él sí fue Capitán del Ejército, aquí tengo un recorte de La Prensa Libre del 23 de enero del 48, en donde don René Picado dice: «Sé la fuerza de que dispongo, sé cuándo, cómo y dónde la emplearé si se hace necesario, yo he instalado en el Cuartel de Artillería, aumentada su fuerza militar por la unidad móvil que convive conmigo, tengo a mi inmediato alcance el poder militar más fuerte que registra la historia de Costa Rica», así que sí había ejército, usted es Capitán del Ejército de Costa Rica.

Ha sido muy interesante ver a todos los que hemos participado en esta ocasión en esta mesa redonda, hemos coincidido en lo mismo, hemos coincidido en que somos parte de lo que yo vengo llamando desde hace mucho tiempo la generación traicionada, a nosotros nos llevaron a los puntos de odio más grande que puede imaginarse cualquier persona.

Ya que aquí se habló de bombas, voy a contarles cómo don Pepe Figueres nunca metía todos los huevos al mismo canasto; mientras estaba don Edgar Cardona planeando, casi ejecutando el Plan para matar a Calderón Guardia, en Alajuela se estaba haciendo otro plan paralelo. Había una soda de unos señores Araya, se le hizo un baile al Dr. Calderón en el palio, que se hizo una tarima, había una tapia muy bajita, y por esa tapia Rolando Orozco Guardia y este servidor de ustedes que tenía quince años íbamos a tirar un niple de metro y resto de largo de cinco pulgadas lleno de dinamita y esquirla, ahí no hubiera quedado nadie, y eso lo íbamos a hacer con toda la tranquilidad del caso, porque era lo que nosotros vivíamos, odio. Había que matar, no había que dialogar. Nosotros nos hicimos partícipes de aquello «no le hable, no le compre, no le venda, pero sí mátelo». Todo ese esfuerzo del 48, que debe quedar en la historia muy claro, ojalá algún día podamos de verdad escribir esa historia, que sirva de ejemplo para ustedes, no para hacer otra guerra, pero sí para que los mercaderes de la política no los sigan engañando como a nosotros nos engañaron, se burlaron de los caídos, los centenares o los miles o los que fueran, se burlaron del luto de las familias que perdieron padres, perdieron hermanos, o perdieron hijos, y se burlaron, total, de lo que pudo haber sido un gran país, y que ahora vemos cómo los hijos de los responsables de aquella hecatombe se abrazan para repartirse el bacalao. Así que no hay réplica sino nada más afirmación.

¡Es correcto! [dice alguien].

A continuación escucharemos las palabras de Oscar Bákit.

Bákit con tilde en la a, es árabe. Vuelvo, ahora que decís, a citar la frase árabe: «todo lo que ocurre es lo mejor», yo no soy tan negativo como he oído por parte del señor Gutiérrez y de Villegas y posiblemente de otros. Sí es cierto que hubo mucha sangre, más de lo que creen, yo veía los montes de ahí, de ese lado de Figueres llenos de cadáveres, con los colorines que usaban nuestros campesinos, las camisas de colores y los pantalones de colores, parecían horribles árboles de navidad. Hubo mucho más muertos de lo que se ha dicho, alguien por ahí dijo dos mil, otro dijo ocho mil, hubo muchos muertos anónimos, y muchas otras tumbas colectivas, y muchos otros incendios de cadáveres, y de gente que todavía no había muerto y se debatían en las llamas, fue tremendo, todo eso fue horrible, y lodo lo que pasó llenó de dolor, luto y llanto a los costarricenses. Sin embargo, tenemos conquistas sociales, tenemos un Seguro Social de Calderón Guardia, sostenido valerosamente por Teodoro Picado y respetado por José Figueres, y se mantienen las garantías sociales, se mantiene el Seguro Social, se mantienen conquistas de todo tipo. Es cierto que tenemos muchas quejas, podemos decir todo lo que el señor Gutiérrez dice de los salarios y de las injusticias, en todas partes del mundo estamos igual, pero también podemos decir que Costa Rica es el país más maravilloso de Centroamérica, y que ese paso del 48, ese proceso horrible, esa cocina que fue el 48, nos dejó un saldo positivo, y cada día será más positivo, creo yo y espero que así sea.

Estadísticamente, si uno compara la Costa Rica de los cuatrocientos mil habitantes de 1930, por ahí, a la Costa Rica de los tres millones y medio que somos ahora, creo, toda esa paja que se habla de los asesinatos y de la corrupción, de la violencia y del sexo, de todo eso, yo me río, porque cuando yo era un niño me tenían prohibido pasar por lo que es la soda del teatro Mélico Salazar, La Perla, porque la cantidad de homosexuales que había ahí, los «acuñitas» y toda esa gente era peligrosísimo pasar por ahí para un muchachito, estoy hablando de casi 60 años verdad. Los asesinatos eran cotidianos, y hubo sábado de 25 muertos, y aquí la prensa no dijo nada, porque no había ni radio, no había ni televisión, nadie se enteraba de eso. Sarapiquí, murió muchísima gente, es decir, nosotros estamos mucho mejor que como éramos, y estamos mucho mejor de como éramos en esos años y posteriormente, y después del 48 hemos mejorado, y hemos mejorado porque en el 48 se tomó conciencia de un proceso que ha llevado a que los comicios sean electoralmente libres, esa es una gran ganancia. Sé que hay que mejorarla, eso de los munícipes es una tristeza, los mismos diputados no representan a nadie, todo eso hay que mejorarlo, pero eso no quiere decir que no estemos bien montados a caballo, el camino está por delante y hay que caminarlo.

Seguidamente don Miguel Ruiz.

Bueno, me complace muchísimo haber compartido con todos ustedes y no quiero prolongarme mucho, porque se nos ha hecho un poco tarde, y usted es uno que puede que le cierren el parqueo, así es que más bien me gustaría que nos volviéramos a juntar en otra oportunidad para seguir con versando sobre estas cosas amigablemente como hemos estado, y ojalá [intervención de alguna persona diciendo: venir armados, ja, ja, ja, venir armados], eso sí con el fin de que la opinión pública sepa la realidad y que se aclaren muchas cosas con que tiene engañado al pueblo costarricense el Partido Liberación Nacional con mitos y leyendas que nunca existieron y fraudes que cometieron, a mí me gustaría que se aclare la historia, eso es todo.

Moderador: Don Miguel, tenga usted la seguridad de que esta será la primera de muchas actividades más que realmente necesita Costa Rica, que se revele la verdad, que se ventilen las cosas como deben ser, y que de alguna manera se rompa esa historia oficial tan llena de mitos y leyendas que han moldeado las mentes de las nuevas generaciones, yo creo que estamos totalmente anuentes en el IDELA a seguir un ciclo de conferencias para despejar todas las dudas al respecto.

Muchas gracias, responde don Miguel.

Moderador: Don Edgar Cardona tiene usted la palabra.

Pues yo creo que es muy conveniente que se produzcan estas reuniones, pero cómo hacemos para que los políticos no pierdan el norte que a mi criterio está más perdido que lo que piensa don Oscar. Pero tengo un ejemplo para ponerles a ustedes. El Dr. Calderón Guardia fue declarado el 7 de noviembre de 1949 traidor a la Patria y eso no se ha cambiado, y sus hijos, los hijos de los dos caudillos se abrazan y se besan, ¿cómo es posible eso? No es ejemplo sano para el país, yo creo que hay que hacer algo, eso es un ejemplo, y así está lleno.

Yo estoy sorprendido de las cosas que se encuentran en las actas de la Junta Fundadora de la Segunda República, yo las traje, las tengo aquí, y cada día encuentro y me sorprendo más de la falta de moral de este país. ¡Muchas gracias!

Continúa don Rodrigo Gutiérrez.

Yo pienso que sería interesante en realidad buscar inclusive más actores. Hay mucha gente que puede venir y en una escuela como ésta reconstruir la verdad. Yo creo que estamos a tiempo porque ya nadie siente el odio entre grupos políticos, es decir, yo creo que ustedes dos no se podían haber visto en ese tiempo; se habrían dado seguramente de tiros. Pero yo sí insisto en que en este país -no es que yo sea pesimista, no, es que trato de ser objetivo nosotros no podemos sentimos contentos con estar a la cabeza de Centroamérica, porque eso significa tener dos mil dólares per cápita, y Suiza tiene treinta y ocho mil dólares per cápita, ¡ por Dios, un país como el nuestro, por Dios! Y resulta que aquí no se está invirtiendo en la educación como debe invertirse, y resulta que aquí hay un montón de cosas que podían hacerse en este país; podrían hacer un país muy desarrollado si hubiera la capacidad de los gobernantes de hacer las cosas que hay que hacer. Entonces yo lo que soy es un hombre absolutamente crítico, porque creo que nosotros no sabemos ser críticos en nuestro país y eso no significa que no querremos a Costa Rica, al contrario, quererla muchísimo. Pero aquí hay un nadadito de perro en este país, aquí hay un gallogallina, ahí, tan difícil que muchas veces es por nuestra personalidad costarricense que psicológicamente se clasifica como pasivos-agresivos. Nosotros somos incapaces de decir no, no me gusta eso, y decimos sí, sí, muy bien, pero no lo hacemos, y entonces hay necesidad de que las nuevas generaciones -que son las más adormecidas, creo yo- vean qué va a pasar con nuestro país, pero el grueso de las dos últimas generaciones aprendieron a bailar el mismo cha-cha-chá que le enseñaron los dirigentes políticos de este país hace veinte años. La gente busca puestos nada más, y uno ve ahí, yo estuve en el Congreso ahora hace cuatro y uno se queda sorprendido de lo que son los dirigentes de esos de esta gente joven, ahí unos se meten al negocio, hay unos que se meten el serrucho, donde está la molida, entonces una cosa espantosa, es decir, vivimos una crisis moral que solamente puede resolverse cuando la sociedad se democratice a través del derecho electoral. Si yo puedo elegir un diputado en mi distrito y si no me sirve lo puedo destituir con el 5% de las firmas de los ciudadanos, ese no tiene por qué ir a agacharse como se agachan ahora porque el Presidente quiere poner a Rodolfo Silva -que es una excelente persona- por capricho, lo quiere poner como Contralor. Inclusive, en tiempos del mismo don Otilio Ulate le habría dado vergüenza al Presidente que creyeran que quiere poner un amigo político porque qué van a decir, eso se habría visto antes y habría una polémica tremenda entre el viejo Rudín y todos los que sacaban los trapos sucios de este país a los políticos, don Fernando Rudín. Pero este país ha terminado esa etapa. Entonces yo pienso que es bueno que se aclaren muchas cosas para que ese montón de mitos y un montón de ídolos -con pies de barro- lleguen a ocupar el sitio que deben ocupar, y que esto oriente a las nuevas generaciones a hacer las cosas correctamente, es decir, debe haber corrientes ideológicas. Claro que debe haber comentes ideológicas porque eso es lo que aclara las cosas; la gente tiene derecho a decir las cosas, que pueden ascender por capacidad y no porque simplemente de la noche a la mañana lo convierten en directivo de un banco, donde el señor resulta que le prestó al otro como ha resultado en el Banco Anglo, con una sociedad de mil colones, mil y pico de millones ¡por Dios! y no ha pasado nada, no ha pasado absolutamente nada y si lo pierde es que no pasa nada. Yo creo que si pensándolo como era la gente del 48, ahí sí habría habido tiros más rápidamente, porque había sinvergüenzadas pero no de las magnitudes de hoy. La gente que uno ve que se enriquece de una manera extraordinaria a base de dineros públicos, a mí, yo al que puede hacer plata correctamente afuera yo le admiro, es muy difícil hacer plata correctamente, pero esos que resulta que con los millones de los bancos se vuelven grandes empresarios y además no pagan, inventan, qué se yo, legulelladas para intervenir sus empresas, ¡no por Dios!, eso es lo que está matando a este país. Yo creo que eso viene a base de la crítica que tenemos que hacer, claro, los que tienen autoridad moral para hacer las cosas y decir las cosas correctamente.

Moderador: Muchas gracias don Rodrigo.

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