Boletín de Información Costarricense Número 4

BOLETIN DE INFORMACION COSTARRICENSE

Abril 11 de 1948 – Número 4


Editado por el Centro de Información Costarricense, P. O. Box 305 College Park, Md.


Número 1 Marzo 21 de 1948
Número 2 Marzo 27 de 1948
Número 3 Abril 4 de 1948
Número 5 Abril 18 de 1948 -Final *edición de la victoria*

Boletín de Información Costarricense

VANGUARDIA POPULAR, TENTACULO DEL COMINFORM

El Partido Comunista de Costa Rica «Vanguardia Popular» por su trayectoria de política interna y externa ha probado una y cien veces ser dócil instrumento de Moscú.

En lo interno, ha propiciado constantemente la táctica de los gobiernos de coalición que con el tiempo llevarían al Marxismo al control absoluto del poder, ayer por la mañosa infiltración de las instituciones públicas, hoy por la fuerza de las armas.

A poco de haberse iniciado en 1930 el movimiento comunista, el Ejecutivo de entonces le concedió personería política. Formábanlo un reducido grupo de intelectuales, maestros y estudiantes en su mayoría, siendo los principales María Isabel Carvajal, Manuel Mora, Carlos Luis Sáenz. Al crecer sus filas, sobre todo entre los obreros de las mayores ciudades, reclutaron nuevos discípulos. Algunos de los más aprovechados fueron a Moscú, como Rodolfo Guzmán; otros a México. Hoy este pequeño Politburó consta de unos 20 líderes. El Partido en total tendrá 2.000 miembros disciplinados, otros 2.000 simpatizantes, y un potencial entre algunos grupos de jornaleros descontentos -como los peones de las fincas bananeras y de los puertos, que hoy recluta como «Mariachis».

Su primera etapa fue de adaptación a un medio duro de roer, cual es una sociedad relativamente sana en lo económico y social, Su plataforma política ofrecía por primera vez un programa social definido, y esto le dio la primera carta de beligerancia.

Cuando se presentó a la lid electoral Rafael Angel Calderón Guardia, un médico educado en Bélgica, con ideas de reforma social cristiana, encontró en el comunismo al partido ávido de usarlo años más tarde en un frente popular. En 1940, éste era ungido presidente, porque además de sus promesas, contaba a su haber con una rápida y halagadora actuación en el Congreso Nacional.

Con un aliado en el poder, el Comunismo respiró libremente. Durante -el régimen anterior había luchado en la oposición, incluso durante la campaña de Calderón (1939).

Calderón, hijo de una familia de católicos prácticos, cultivaba amistad personal con el recién nombrado Arzobispo de San José, Víctor Sanabria. Así se constituyó el en punto convergente de dos intereses similares, aunque animados de disímiles motivos, A la Iglesia interesaba una reforma social a ser posible inspirada en los postulados de las Encíclicas de León XIII y Pío XI. Al Partido Comunista interesaba probar al pueblo que su ingerencia en la Administración cristalizaba en una reforma de justicia social que podría explotar para su campaña de penetración. Tal es el punto que ha desconcertado a más de un observador extranjero.

En Julio de 1943 se decretaron las Garantías Sociales, incorporadas a la Constitución, se estableció el Seguro Social y se puso en vigencia el Código del Trabajo. Los preámbulos citaban a León XIII y Pío XI. La reforma en general encerraba principios justos y loables. El pueblo la recibió bien, y desde entonces no permite que se abrogue de ninguna manera. Pero en la estructura y el detalle, la reforma fue elaborada por burócratas y comunistas que simplemente copiaron párrafos de la legislación anterior de la misma Costa Rica o de Chile y México. El Comunismo hizo alarde de sus conquistas. Calderón cumplía su programa. La Iglesia mostraba al pueblo que estaba interesada en su bienestar social.

Empero, la reforma era desproporcionada a la resistencia económica del país, audaz ante las realidades sociales, de pesada digestión para una clase patronal sin preparación, e ilusoria para muchedumbres de obreros que carecían de la educación necesaria para saber esgrimir las armas del sindicalismo. Corrigió injusticias, despertó conciencia social, sí; pero esta Reforma desquició también la economía del país, y sembró la lucha de clases. Era lo que el Comunismo quería.

El Código del Trabajo ponía en sus manos el arma formidable del sindicalismo. Fundó entonces la Confederación de Trabajadores de Costa Rica (CTCR), aliada de la Confederación de Trabajadores de la América Latina; y comenzó su conquista de los obreros, tendiendo la mano a un pueblo en su mayoría católico.

La Iglesia comenzó su labor, también en el terreno sindical, y fundó la Confederación de Trabajadores «Rerum Novarum», que durante una sorda lucha comenzó a restar gentes a la rival comunista.

El Partido comenzó a perder terreno ante los errores que indujo en la Administración, en la política de salarios y la carestía de la vida. Se desacreditó por completo cuando en 1944 apoyó el fraude electoral que puso en la presidencia al sumiso suplente por cuatro años de Calderón, el Licenciado Teodoro Picado.

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Conforme fué perdiendo terreno en el campo del derecho y la legalidad, el Partido Comunista comenzó a prepararse en el terreno de la fuerza bruta y de la ilicitud: organizó brigadas de choque y las armó, adiestrándolas para la lucha callejera; formuló planes concretos de ataque y defensa urbana; elaboró listas de víctimas estratégicas, todo con el auxilio de peritos internacionales, duchos en manejos similares en Rusia, España, México y Cuba.

La Administración Picado había nacido con un pecado que el pueblo no perdonó: el fraude en escala nacional. Ricos y pobres, con tal que fueran honrados, retiraron su apoyo, esperando que terminase la II Guerra, y viniesen nuevas elecciones. Picado estaba débil en lo económico y lo social, de resultas de su pecado político. Su Administración fue presa fácil de la infiltración comunista. Muy pronto el Partido imponía hombres-biombo en los puestos principales, que no eran sus miembros pero sí sus servidores indirectos, y controlaba los puestos ejecutivos, penetrando en la Secretaría del Trabajo, en Educación, en los cuerpos de la policía y del resguardo fiscal, en la prensa gobiernista, en los muelles, en comunicaciones y transportes, y en el mismo Congreso donde jugaba con sus seis diputados, gracias a la posición numérica de los 23 diputados calderonistas, frente a los 24 de la oposición. Era la situación ideal para la demagogia.

Significativamente, sus brigadas de choque hicieron acto de presencia en el traspaso de poderes del 8 de mayo de 1944. En pago de este espaldarazo, el Partido Comunista lograba:

    armar con armas del Gobierno, y otras clandestinas, sus brigadas; sueldos del presupuesto público para sus dirigentes; reformar favorablemente el Código Electoral; casa para alojar a la CTCR, y vía libre para el proselitismo entre empleados públicos, incluso en el magisterio nacional; fincas como La Caja (Pavas) para experimentos colectivos; asaltos y saqueos impunes al comercio josefino y más tarde residencias privadas; bombo y platillos oficiales para las visitas de Vicente Lombardo Toledano; uso libre de transportes nacionales (lanchas, ferrocarriles) para sus mítines.

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En su política externa más identificables en lo internacional el Partido Comunista de Costa Rica, sucesivamente a partir de 1936:

    se llama «Comumista» y es anti-nazi y anti-fascista antes del pacto Hitler-Stalin; desafora contra la guerra «imperialista» y predica la paz durante el pacto germano-ruso; pide angustiosamente la apertura del segundo frente al atacar Alemania a Rusia; cambia de nombre al caer el telón de la Tercera Internacional por el de «Vanguardia Popular»; reclama todas las glorias de la victoria aliada para el Ejército Ruso; ataca al nuevo «imperialismo yanqui» de la Doctrina Truman y el Plan Clayton, y aplaude la formación del Cominform.

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Contra la posibilidad de una dictadura marxista del proletariado en Costa Rica, contra el establecimiento de una punta de lanza soviética en América, lucha denodadamente el pueblo costarricense. ¡Dios salve a Costa Rica!

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LOS HECHOS (Continúa del Boletín No. 1, 2, 3)

Abril 1:

    Los rebeldes avanzan desde la Carretera Panamericana hasta Cartago, poniendo en grave aprieto al Gobierno, que pide urgentes refuerzos par reponer las pérdidas sufridas en un combate de dos días. El ferrocarril al Pacífico es interrumpido al volar la vía en varios puntos. El Gobierno intenta un nuevo arreglo, que la Oposición rechaza. El Departamento de Estado en Wáshington declara al New York Times que su política es de estricta no-intervención en la lucha de Costa Rica, que así lo ha hecho saber a Nicaragua y otras naciones que tienen gentes suyas peleando, y que procura circunscribir el conflicto al suelo costarricense, dejando a sus ciudadanos arreglar su conflicto solos.

Abril 2:

    Por arreglos concertados entre René Picado, ministro de seguridad, Carlos Jinesta, embajador de Costa Rica en México y contrabandistas de armamentos (en cuenta los destinados a Palestina), el Gobierno obtiene en México importantes; embarques de cartuchos, rifles y ametralladoras que trasporta en avión el edecán de Picado, Coronel Calixto Madrigal. La Confederación de Trabajadores de América Latina, que presidida por Vicente Lombardo Toledano, se reune en convención internacional en México, decide apoyar a Manuel Mora, jefe de Vanguardia Popular; la CTAL facilita la adquisición de armas también. El diario gobiernista La Tribuna, para despistar la opinión Pública en el exterior, comienza a alabar a Brasil y a Chile por haber roto con Rusia. El Arzobispo de San José continua gestiones conciliatorias. Se postula presidente de transacción al Dr. Julio Ovares, médico honorable, más con muy poca experiencia política. La Radio de la Oposición reitera que el presidente electo es Ulate. Informes no confirmados de Guatemala dicen que el Gobierno ha tenido más de 1.500 bajas. Alimentos son requisados de los almacenes por tropas del gobierno, si estos no abren. El Gobierno anuncia triunfos, en La Tribuna.

Abril 3:

    José Figueres, hablando por la radio rebelde, declara que, su movimiento «no es ni capitalista ni reaccionario»; añade que sus fuerzas luchan «para restablecer la Segunda República» y terminar con el «espectáculo de una mayoría empobrecida por la imposición de la ineficiencia, y el medro de privilegios personales.» En México varios funcionarios niegan que se hayan entregado armas a Costa Rica; otros admiten la posibilidad de un contrabando.

Abril 4:

    La Tribuna anuncia que Carlos Luis Fallas (diputado comunista) prepara un batallón de «bananeros» bien armados gracias a contribuciones populares, que partirá hacia San Isidro para «vengar» la derrota sufrida el 26 de marzo.

Abril 5:

    Cae sobre San José una «cortina de hierro» que impide salir toda noticia que no sea censurada. Los viajeros que parten de la ciudad son registrados y desnudados por completo. La censura trata de ocultar los desastres militares del Gobierno, y la arbitrariedad de las milicias contra la población civil. El Gobierno, además de continuar usando mercenarios nicaragüenses, hondureños, cubanos y dominicanos, trata de conseguir una fuerza expedicionaria mexicana. La censura impuesta burla órdenes en contrario de René Picado, quien sale hacia el frente de combate, que está tranquilo. Las tropas Gobiernistas disparan incluso contra el avión que les trae armas de México. Empeora la situación del Gobierno por momentos. Fracasan las gestiones de arreglo. Revélase que Monseñor Sanabria ha llevado medicinas e instrumentos quirúrgicos a los rebeldes, acompañado de médicos. El Arreglo consistía en seleccionar un Presidente por dos años, quien convocaría entonces a elecciones. El batallón rebelde «Juan Santamaría» (héroe nacional de 1856) derrota un ataque Gobiernista en La Sierra, cerca de Cartago.

Abril 6:

    Bandas armadas de «mariachis» asaltan y asesinan sin control en la zona costera al sur de Puntarenas, a indefensos campesinos acusándolos de oposicionistas, varias personas son sacadas de sus casas, y matadas a tiros, o decapitadas. Dos misioneros estadounidenses, Eugenio Zwal y Román Odencko, capuchinos, son atacados por una de esas bandas, y golpeados de muerte, sálvalos la llegada de oficiales Gobiernistas. La Tribuna dice que la revolución no tiene importancia militar, pero que impide las siembras.

Abril 7:

    Informes de Panamá narran que los rebeldes creen haber visto una aparición de Nuestra Señora de los Angeles caminar entre los puestos de avanzada contendientes, causando la fuga de los espantados «mariachis». Llega a México René Picado, para declarar locamente que Mora se ha unido a Ulate, que el Gobierno trae armas de Estados Unidos, Canadá y Europa, que Monseñor Sanabria se ha aliado con los rebeldes, que Figueres pretende imponer un gobierno izquierdista. La Radio Rebelde anuncia próximos ataques a San José y Cartago. Llega a Bogota Emilio Valverde, delegado de Ulate a la Conferencia. Se revela que los comunistas tienen 2.500 hombres sobre las armas en San José. El Gobierno reorganiza su Estado Mayor, se esfuerza por detener los saqueos armados.

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Max E. Jiménez, Corresponsal de la Estrella de Panamá, fué arrestado por el Gobierno de Costa Rica. Gracias a gestiones del Embajador Panameño en San José, logró salir hacia Panamá. He aquí párrafos de sus reportajes de Marzo 22 y 25.

«Manuel Mora Valverde, jefe del Partido Vanguardia popular, es quien manda hoy en Costa Rica… Tiene su despacho en el Cuartel Bella Vista y desde allí imparte órdenes que son obedecidas por todos como si se tratara del verdadero Presidente.»

«Las oficinas del Partido Comunista hechas un verdadero cuartel… disponen de toda clase de armas. La radioemisora «Ecos del 56» controlada por los comunistas ofrece comunicados oficiales describiendo supuestas victorias de las armas gobiernistas.

Costa Rica ha sido escogida por el Politburó para ser teatro primero del Continente Americano para que se libre la batalla entre el comunismo internacional y la democracia de Occidente… La Checa Costarricense ha desatado una persecución implacable. Tuve la desgracia de ser testigo ocular del hecho macabro más horrendo que se ha presentado a los ojos de un hombre libre.

«Nicolás Marín, Colacho como le llamamos sus amigos, fué hecho prisionero en momentos en que el Partido Comunista de Costa Rica, ante la desesperación en que las fuerzas libertadoras de Pepe Figueres le tenían sumido, se hacía cargo de la situación militar. A las órdenes de varios de los jefes de las brigadas internacionales que operan en territorio costarricense, un grupo de forajidos con credenciales de soldadesca, tomó prisionero a Marín y le llevó a la Estación de Policía. Su epílogo comienza a la orilla de un cafetal, sobre el camino hacia Pavas (oeste de San José): allí apareció horas después su cadáver, el cráneo deshecho a golpe de culata, las orejas cortadas con filoso cuchillo, un ojo vaciado y un taco de cigarrillo en la cavidad, los órganos genitales deshechos, dos balazos en el estómago. La macabra figura había sido metida en un saco de henequén… Tal el crimen espantoso cometido en la persona de un humilde empleado de tienda, que cometió el pecado de decir valientemente: ¡Soy anticomunista!»

«Los animadores infames de este crimen y de muchos otros son en primer término los jefes del comunismo costarricense; en segundo término, el jefe de las brigadas internacionales y agente financiero de Moscú, Juan J. Tavío, quien manda en la estación de policía, al servicio ad-honorem del Gobierno de Costa Rica, traído por el General René Picado en connivencia con Sam Rossoff (agitador internacional).

«El tercer; animador del momento que vive Costa Rica es el Dr. Rafael Angel Calderón Guardia, quien a pesar de tener en su mano todos los elementos para ganar unas elecciones, las perdió por la repulsa general.

«Los representantes diplomáticos de Costa Rica, y los agentes comunista del régimen llevan la voz de que en Costa Rica no pasa nada, de que el Gobierno controla la situación. Pero la situación es caótica, la prensa que traduce el sentir de la mayoría del pueblo ha sido silenciada por la fuerza armada. Las únicas radioemisoras que funcionan, «Ecos del 56″ y la Radio Panamericana así como los diarios la Tribuna y Ultima Hora, pasquines incondicionales del gobierno, publicados bajo la censura del Politburó Tico, hacen una campaña que inflan las más bajas pasiones de los trabajadores de las plantaciones de bananos, aventureros en su gran mayoría nicaragüenses y hondureños, que han sido trasladados a la ciudad de San José para llevar a cabo los hechos más bochornosos contra la propiedad y la persona de los que se atrevieron a ser gentes de la Oposición.»

«Lo más grave es que los pueblos hermanos de América no se den cuenta de que una banda de forajidos, obedeciendo instrucciones de la oficina central de los Soviets, infiltrada maqueavelicamente en toda la Administración Pública, está decidida a como haya lugar a sentar sus reales en el primer pedazo de tierra americana.»

«Pasan y pasan caravanas de hombres y de muchachos, camino a las cárceles, dominados por un par de ametralladoras y cuatro o cinco pistoleros de actuación internacional, a quienes nadie jamás a visto antes, ni su continente, que no es habitual a la culta Costa Rica.

«El Pueblo se pregunta angustiado: ¿Será posible, Dios Mio? ¿Será posible, Virgencita de los Angeles (Patrona de Costa Rica)? ¿Será posible, hermanos de América, que dejéis perecer a un pueblo altivo que ha sabido ser noble, pero que ha tenido la desgracia de ser la primera víctima escogida por el bandidaje internacional de la Dictadura de los Soviets?»

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