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Don Pepe y la abolición del ejército

Don Pepe y la abolición del ejército

Elizabeth Fonseca Corrales

Elizabeth Fonseca Corrales

Este 25 de septiembre de 2006, se cumplió el Centenario del Nacimiento del ex Presidente de la República, benemérito de la Patria y fundador del Partido Liberación Nacional, a quien su pueblo cariñosamente ha llamado don Pepe.

En este Centenario, quisiera recordar un hecho político e histórico que marcaría una ruta de construcción de paz en Costa Rica: la abolición del Ejército. Este acontecimiento debemos recordarlo como un acto renovador de nuestra cultura civilista y pacifista, porque recordar es volver a vivir y porque un pueblo que se olvida de su memoria histórica es un pueblo condenado a la inexistencia.

El 1º de diciembre de 1948, don Pepe, victorioso en la Guerra Civil de ese mismo año, abolió el Ejército en Costa Rica. Con ello se convirtió tal vez en el único general del mundo en hacer algo semejante cuando, en una emotiva ceremonia efectuada donde hoy es el Museo Nacional, siendo presidente de la Junta de Gobierno, derribó, de un mazazo, unas cuantas piedras de uno de los torreones del Cuartel Bellavista, hecho que simboliza el fin de una era castrense, y el inicio de otra, en la que los recursos de las armas se destinarían al desarrollo económico, social y cultural costarricense.

Esa es una ruta de paz sin precedentes en América Latina y tal vez en el mundo. La eliminación del Ejército fue incorporada en la Constitución de 1949; pero antes, en el acta N.º 178, del 31 de octubre de 1949, aparecía ya la aprobación del artículo constitucional que suprimía el Ejército como institución permanente y creaba la policía civil, para resguardar el orden público. Este hecho significó a la vez un punto de inflexión en la nueva configuración de la política de seguridad de Costa Rica.

El 11 de diciembre de ese mismo año, por decreto N.º 749 de la Junta Fundadora de la Segunda República, don Pepe traspasó el Cuartel Bellavista a la Universidad de Costa Rica, para que se instalara allí el Museo Nacional. Dijo entonces, don Pepe: “El 1º de diciembre de 1948 di unos mazazos sobre un muro del Cuartel Bellavista, para simbolizar así la eliminación del vestigio del espíritu militar de Costa Rica en otro tiempo. Entregué el edificio para sede de un museo de antropología que hoy sigue irradiando cultura”.

Cinco precedentes tuvo la decisión de don Pepe de abolir el Ejército: primero, el presidente Jesús Jiménez Zamora, quien en 1869 había establecido un control civil sobre los militares; segundo, el presidente Tomás Guardia, que en 1871 había consolidado ese sometimiento de los militares, al aprobar el Código Militar; tercero, el Gobierno de Alfredo González Flores, el cual se opuso a modernizar el Ejército, según las reformas militares promovidas por Estados Unidos en Centroamérica y el Caribe, y lo cambió por una Guardia Nacional o Guardia Civil; cuarto, el desarrollo de las bases militares de los Estados Unidos en el Canal de Panamá y la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, de 1948, que terminaron debilitando aún más el ya débil ejército costarricense, y quinto, los fondos públicos destinados al Ejército, que ya no eran tan importantes, por lo que de hecho esta institución ya era débil, ineficaz e inoperante, como lo demostraron los sucesos armados de 1948.

El próximo 1º de diciembre, se cumplirá un año más de ese hecho trascendental en la historia de nuestro país, acontecimiento admirado por el mundo por haber puesto en el contexto internacional de las naciones, los valores del respeto a la democracia, el civismo y la paz en Costa Rica.

En 1948, cuando don José Figueres Ferrer disolvió el Ejército, nosotros le declaramos al mundo la paz y también cero tolerancia a las armas y al militarismo. Desde aquellos años hasta hoy, se ha demostrado que Costa Rica puede vivir sin ejército, institución que tanto daño le ha causado a América Latina, por la corrupción, la violación de los derechos humanos y las críticas relaciones civiles y militares.

Pese a que hemos vivido sin ejército, en los últimos años ha existido una peligrosa tendencia a la militarización, como la capacitación de los cuerpos policiales que se crearon desde entonces. Estas tendencias se tornan hoy más peligrosas, ante el creciente aumento de la posesión de armas en nuestra población civil, en relación con el aumento de la violencia y algunas políticas de este Gobierno, como la intención de firmar un convenio de cooperación con los servicios privados de seguridad.

Al celebrar el Centenario del Natalicio de don Pepe, hacemos votos por el desarrollo civilista del país y afirmamos primero la necesidad de impedir la existencia de bases, academias militares y fábricas de armas en nuestro territorio; asimismo, desde el Partido Acción Ciudadana, reiteramos nuestro compromiso con la paz y la abolición de todas las formas de violencia. Por eso, desde una visión política de Estado en seguridad ciudadana, insistimos primero en unir todas las fuerzas políticas y sociales del país, para iniciar una campaña nacional, con el objetivo de abolir la posesión de armas en manos de civiles.

En segundo lugar, hemos estado atentos para ver cómo el Gobierno actual va desarrollando el convenio con los servicios de seguridad privada. Yo no quisiera conocer esto antes de que el Parlamento tenga información cierta y actualizada sobre cuáles son las empresas, cuántas hay en el país, quiénes son los dueños, el número de agentes por empresa, el número de armas y el calibre que poseen esas empresas, la comprobación de los permisos de posesión de armas aprobados por los agentes y el cumplimiento con las cotizaciones de la Caja Costarricense de Seguro Social, así como los riesgos para los trabajadores y las trabajadoras.

En tercer lugar, si bien es cierto que apoyamos el incremento en el presupuesto de Seguridad, también le solicitamos al Ministerio de Seguridad una aclaración respecto a las ochocientas nuevas plazas, específicamente sobre cuáles mecanismos de reclutamiento van a emplearse, para qué funciones o tareas específicas se ocuparán, y la comprobación del cumplimiento de los requisitos establecidos en la Ley general de policía.

Finalmente, según la organización internacional Oxfam, el gasto en armas llegará este año a uno punto seis billones, entiéndase seis millones de millones de dólares, con lo cual superará el récord establecido durante la Guerra Fría. En este marco, reiteramos nuestro apoyo incondicional al Gobierno de la República, en la aprobación de un tratado en el marco de la ONU, que prohíba la venta de armas y que esos recursos, al igual que lo hemos hecho en Costa Rica desde 1948, sean redireccionados a la lucha contra la pobreza y a la abolición de todas las formas de violencia.

Don Pepe nos enseñó a tomar decisiones capaces de permitir que Costa Rica siga siendo una patria diferente, construyendo la propia ruta, la ruta costarricense, al igual que lo hizo don Pepe. Pese a todas las presiones y tendencias regionales, jamás nos avergoncemos de saber decir “no” cuando se trate de defender nuestra dignidad como país y las mejores conquistas del pueblo costarricense.

CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE DON JOSÉ FIGUERES FERRER

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