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Eloy Morúa Carrillo

Eloy Morúa

Eloy Morúa Carrillo
1919-1948

Muchos amigos y compañeros murieron en diciembre de 1948, pero el más cercano fue Eloy Morúa Carrillo, joven abogado que militó junto a nosotros en el Partido Social Demócrata, y que estaba dotado con raros atributos de dignidad y de entereza. Siempre que se tiende a subestimar la responsabilidad de los autores de estos hechos, pienso en la muerte de Eloy Morúa como un crimen que nunca podremos olvidar”.

Eugenio Rodríguez Vega, Por el camino.
 
Nació en Cartago el 29 de octubre de 1919. Sus padres fueron Eloy Morúa Rivera y Pilar Carrillo Muñoz.

Se licenció en derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Fue miembro fundador del grupo Acción Demócrata, que se unió al Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales y fundaron en 1945 el Partido Social Demócrata, antecesor directo del Partido Liberación Nacional, del cual fue un miembro destacado.

En la Revolución del 48 fue recluta en el Ejército de Liberación Nacional, cuyo comandante en jefe era José Figueres.

Participó en la Comisión redactora del Proyecto de Constitución de la Junta Fundadora de la Segunda República.

En 1948 se casó con Carmen Padilla Sellen.

El 10 de diciembre de 1948 resultó electo diputado Constituyente por el partido Social Demócrata, pero no llegó a ejercer.

Durante la contrarrevolución, se ofreció como recluta voluntario y fue asesinado en Puerto Soley (Bahía Salinas), en La Cruz de Guanacaste, el 25 de diciembre de 1948. Contaba con 29 años de edad.

El Lic. Fernando Baudrit, ya instalada la Constituyente, le rinde un elogio póstumo y lo califica de “valor ciudadano, joven patriota e idealista, víctima de las balas asesinas en las playas de Puerto Soley”.

Varias escuelas del país llevan su nombre.

En 1961, por iniciativa de Daniel Oduber Quirós, se creó la Editorial del Partido Liberación Nacional “Eloy Morúa Carrillo”, como un justo homenaje a su memoria.

AQUÍ FUERON MUERTOS Y QUEMADOS
POR INVASORES DESDE LA FRONTERA NORTE
LOS PRECLAROS CIUDADANOS
LIC. ELOY MORÚA CARRILLO
BERNAL VARGAS FACIO
EFRAÍN ROLDÁN PÉREZ
VÍCTOR MANUEL VÍIQUEZ ARGUEDAS
EL 25 DE DICIEMBRE DE 1948
SU HEROÍSMO Y EJEMPLO SALVARON A
LA PATRIA Y LAS GENERACIONES FUTURAS
¡LOOR A SU MEMORIA!

ASOCIACIÓN NACIONAL
DE EXCOMBATIENTES
(A.N.E.)

PUERTO SOLEY, 20 DE ENERO DEL 2001

Eloy Morúa Carrillo

Conocí a Eloy Morúa cuando el era estudiante en la Escuela de Derecho. Le caracterizaba una gravedad de carácter que equilibraba su juventud con la seriedad del estudio. Sus compañeros le escogieron como su representante estudiantil y en sus intervenciones en los Consejos de Profesores, defendía argumentando la causa de los estudiantes, sin ignorar el punto de vista del profesorado. En la turbulencia política que ya comenzaba estaba siempre en primera fila, sin por ello tolerar que sus representados dejaran de cumplir con fidelidad sus deberes académicos.

Los regímenes oprobiosos de Calderón y Picado en donde más nos lastimaron fue en el constante atropello a la ley, que alcanzó su clima en las elecciones que le arrebataron la victoria al Licenciado León Cortés, para seguir en línea ascendente bajo el Gobierno de Picado, abogado y profesor de Derecho.

Es notable la incidencia que en esas administraciones en las que tanto se maltrato la legalidad, la mayoría de los abogados de la República —trajinadores de códigos y no colaboradores de la justicia— estuvieron dando su apoyo a esos nefastos presidentes. La juventud que estudiaba derecho tenía que honrar, sin ruines intereses personales, la noble disciplina que es la ciencia del Derecho y por eso fue en la Escuela adónde se levantó la protesta firme y resuelta, salvando así el prestigio de la abogacía.

La primer acción fue con ocasión de la reforma electoral, era un menguado grupillo y ahí en la esquina del DIARIO DE COSTA RICA, la voz serena, grave, altiva y contundente de Eloy hacía que los ahí reunidos preguntaran, ¿quién es ese muchacho que habla? Poco después entre laureles dejó las aulas de nuestra Alma Mater, siguiendo inmediatamente en la obtención del título de licenciado en leyes.

Es siempre fascinante el caso de un muchacho pobre, sin nexos sociales, que solamente por su esfuerzo y su inteligencia llega a superarse transitando por los caminos de la honradez y la sabiduría. Hombre sin vacilaciones se inicia en la lucha diaria —y a veces heroica— de la profesión, sin desatender sus patrióticos principios.

Vino la campaña de la Oposición que encontró al colega en la misma tesitura de sus años de estudiante. Mucho me impresionó su valiente discurso la noche antes de declararse la huelga de los Brazos Caídos desde los balcones del Diario, en que con verbo quemante fustigó temerariamente a Calderón.

Por razón de oficio es imposible dejar de recordar, cuando se hacen estas remembranzas el 1ero de marzo de 1947 en que los fastos de nuestra historia patria se ensombrecieron al conculcar veintisiete diputados nuestra Constitución. ¡Pensar que entre estos vilipendiadores hay muchos abogados que aun ostentan el título que ellos mismos mancillaron! Es deplorable nuestro espíritu de clase.

En el entierro de este muchacho pensaba con honda tristeza en su vida, y en nuestra profesión teniendo presente como los médicos se apretujaron de dolor y de cólera, ante el cadáver de Carlos Luis Valverde, y como después ante los despojos de Tony Facio se estremecieron en una protesta tan dolorosa como indignada. La muerte vino a cobrar su tributo de sangre al Colegio de Abogados y escogió la vida limpia de Eloy Morúa, que murió peleando por el derecho de Costa Rica a vivir dentro de las normas de la ley, que son las de la Justicia y que sabía que morir por la patria no es morir sino nacer a la inmortalidad.

El Partido Social Demócrata, que tuvo el privilegio de contarle entre sus socios fundadores y más fuertes adalides, podría recoger la frase de Leónidas grabada en las Termópilas y allí donde el fuego consumió el cuerpo de Eloy, que no su espíritu que se hizo llama, esculpir en la roca viva: id y decid a Costa Rica que aquí hemos muerto por defender sus leyes.

GONZALO ORTIZ MARTEN

Diario de Costa Rica, 8 de enero de 1949

La Navidad de la Muerte

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