En los funerales de Carlos Luis Valverde Vega
Discurso pronunciado por el Dr. Antonio Facio U. en nombre del Hospital San Juan de Dios
Señores:
Sin lamentos ni lloros depositamos en este que desde ya es un nuevo santuario de la patria, un cuerpo que viene a estremecer la tierra
costarricense con el grito de vida que llevan en sus adentros las semillas de los robles centinelas colosales de la selva. No estamos delante de un cuerpo frío que la tierra consume y borra: estamos delante de un héroe de vida inextinguible por eterna en la conciencia de todo un pueblo, que ahora depositamos en el suelo de la patria para que germine hacia los años que vienen y sea mañana, como Washington, como Juárez, como Juan Rafael Mora, como Ricardo Moreno Cañas, lámpara viva que guíe a los hombres a las metas de bienestar y civilización que nos han robado las fuerzas del mal.
Este no es un funeral, señores: es una epopeya. No tenemos en los brazos un cuerpo sin vida: traemos un haz de rayos, comienzo de una aurora que salve a la patria de futuras caídas y la eleve a las alturas en que el mundo la vio con amor y admiración.
Juan Rafael Mora, civil y valeroso; Ricardo Jiménez Oreamuno, Cleto González Víquez, patricios ejemplares; Ricardo Moreno Cañas, valiente y severo; aquí viene un compañero vuestro a resguardar con vosotros el honor de la patria: salid a recibirlo, y dadle su puesto de primera fila, con vosotros que sois cimiento inconmovible de la tierra costarricense.
Discurso pronunciado por el Dr. O. Martínez N.,
en nombre del Colegio de Médicos y Cirujanos
Señores:
La emoción no necesita palabras. Ella tiene por sí sola la elocuencia necesaria para expresar un gran dolor; y los grandes dolores son como las conmociones subterráneas, que estremecen la tierra y raras veces lanzan al espacio las ígneas erupciones de los volcanes.
Yo quiero que las pocas frases que el deber me obliga a pronunciar ante el cadáver de un dilecto compañero profesional, el Dr. don Carlos Luis Valverde, no tengan otro tinte que el de la más infinita tristeza. Tristeza por la desaparición del cirujano eminente, cuya muerte hace perder al país uno de sus mas aquilatados valores. Tristeza, inconmensurable por lo que significa para Costa Rica Ja forma en que esa muerte ha sido consumada.
Que el recuerdo de esta gloriosa vida juvenil que se ha hundido en la eternidad, sea estímulo y guía permanente de los que aun continuamos en esta ingrata lucha de la vida.
Que así sea.
Discurso pronunciado por el Lic. don Juan Bautista Ortiz,
en nombre del Colegio de Farmacéuticos
El Dr. Carlos Luis Valverde ha sido asesinado cobardemente con las balas asesinas de un gobierno que ha puesto la fuerza pública al comando de mercenarios. Su cuerpo venimos a entregarlo a la Madre Tierra cumpliendo con un deber sagrado para nosotros, los que tuvimos la dicha de compartir con él su lucha titánica en pro de las libertades patrias. Pero su espíritu de luchador infatigable, múltiple de facetas, vivirá con nosotros eternamente como símbolo de las juventudes.
Costa Rica por medio de su pueblo viril y valiente ha decretado el duelo nacional. Uno de sus máximos valores ha sido abatido por las armas del oficialismo, su ejemplo será una antorcha de la juventud en todos los aspectos de la vida.
El destino de los pueblos ha sido formado a través de la historia por la lucha de batalladores infatigables en constante acecho por la defensa de las Instituciones Democráticas; aquí en nuestra querida Costa Rica se reinicia, en su segunda etapa, con el sagrado sacrificio de un ciudadano ejemplar que ofrendó su vida por la República.
Como médico e insigne cirujano supo consolar al enfermo, como hombre público en sus diferentes actuaciones dirigió con energía y decisión la defensa de las libertades patrias hasta convertirse en héroe nacional. De la amistad hizo un culto, cuya característica fue la lealtad. Padre ejemplar, esposo delicado que supo convertir su hogar en un santuario. La trayectoria de su camino por la vida es la de un hidalgo caballero que empuñó su espada para librar batallas en pro de la beneficencia pública satisfaciendo su generoso corazón; en bien del Cuerpo Colegiado a que pertenecía levantando el nivel de la moral profesional y ayudando a la ciencia con sus sabias experiencias: su magnífico afán por suprimir las lacras de la sociedad constituidas por los regímenes totalitarios.
Nuestro Colegio de Farmacéuticos pierde con la desaparición del Dr. Valverde uno de sus mejores amigos, que supo con sus sabios consejos y su magnífica colaboración defender y orientar al Cuerpo colegiado.
En nombre de mi colegio, cuya representación honrosa e inmerecida para mí, y en mi propio nombre, he venido a cumplir un deber y al depositar sus restos en su última morada le digo a Carlos Luis, mi dilecto amigo, que cuando me falten las fuerzas para la lucha invocaré su recuerdo y seguro estoy que podré seguir adelante. Descansa en paz.
Discurso pronunciado por el Lic. don Fernando Alfaro Iglesias,
en nombre de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.
Con ánimo recogido, con emoción dolorosa y profunda, vengo a rendir, en nombre da la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, un postrer homenaje al eminente galeno y esclarecido ciudadano, doctor Carlos Luis Valverde Vega.
En el bien tallado diamante de su espíritu lucieron múltiples facetas, y la trayectoria ejemplar de su vida se caracteriza por su austera moral, por su devoción a la ciencia, por su celosa vigilancia en defensa de los elevados intereses de la República, por su condición de jefe dignísimo de un hogar que fue un santuario, por su recia contextura que jamás le permitió transigir con los enemigos del bien y de la verdad. Varón de acendrado civismo, de claro y definido pensamiento democrático, de extraordinaria lealtad con su propio espíritu, siempre inflamado por el amor a su Patria, sacrificó su vida por dar vida y realidad a los principios e ideales por él alentados.
La Facultad de Derecho, que desde sus cátedras ha querido formar en sus jóvenes estudiantes una conciencia social y política; que ha tratado de imprimir en ellos, a la luz de las disciplinas jurídicas, un pleno sentido de responsabilidad ciudadana, encontrará siempre, el exaltar las virtudes de este gran costarricense, una enseñanza luminosa y viva para sus alumnos.
Por ello, y por lo que esta pérdida irreparable significa para nuestro país, vengo a expresar con vehemencia, con todas las fibras de mí espíritu, la solidaridad de la Facultad de Derecho en este gran dolor nacional y su mensaje de fraternal condolencia para el Colegio de Médicos y Cirujanos de la República y para la angustiada familia del ilustre desaparecido.
Y creo que el mejor homenaje que podemos rendir al Doctor Valverde Vega es el que él mismo hubiera querido: Profesión de fe en sus principios y en sus ideales y actitud varonil de rebeldías frente a las fuerzas negativas que amenazan destruir esos ideales y que ensombrecen, hoy más que nunca, el cielo de la Patria.
Fuente: Revista Médica de Costa Rica, No. 167, marzo de 1948.
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