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Jorge Luis Villanueva Badilla

Jorge Luis Villanueva Badilla

Jorge Luis Villanueva Badilla
1928 – 2018

“Nacimos en la tierra con los brazos extendidos hacia el cielo. Nacimos entre brumas buscando, afanosos, siempre el sol. La luz es la esencia de nuestra vida, la vida de Cartago. Somos firme columna de la patria, no la columna truncada símbolo de frustración, sino la que no cesa jamás de crecer abrazada a la gloria”.

¡Cartago, siempre hacia arriba!, es el título del escrito al que pertenecen estas palabras con las que Jorge Luis Villanueva Badilla describe su querido terruño, Cartago, donde nació el 24 de febrero de 1928, del hogar formado por Luis Manuel Villanueva Pazos y Agustina Badilla Barboza.

El segundo hijo de una familia que combinó ancestros paternos de Perú y Ecuador y maternos de Puriscal. tierra de especies de árboles nobles, resistentes, con extraordinaria capacidad de sobrevivencia. características que convergen en este cartaginés de estilo propio, verbo fácil y polemista combativo. De vestir elocuente, consciente de la ropa que llevaba, sombrero, saco y chaleco, el atuendo para estar “De pie por la patria», nombre de una publicación suya que resume discursos, crónicas y artículos de la historia política del país, a la que dedicó la mayor parte de su vida.

Abogado de profesión, parlamentario innato, tres veces diputado, presidente de la Asamblea Legislativa, vicepresidente del Parlamento Latinoamericano, presidente municipal y presidente de la Federación Costarricense de Fútbol y de su entrañable equipo Club Sport Cartaginés. Defensor de la Junta Administrativa de Servicio Eléctrico de Cartago. JASEC, presidente del Colegio de Artes y Oficios de Cartago (COVAO), del Hospicio de Huérfanos y del Colegio San Luis Gonzaga, un resumen fácil de los puestos en los que se desempeñó a los largo de 90 años, con un punto de partida que siempre lo llenó de orgullo: secretario de la Junta Administrativa del Cementerio de Obreros de Cartago, el primer cargo público que ocupó en sus años de juventud.

Entraba apenas a la vida adulta cuando el llamado de la patria lo hizo empuñar un rifle, se lanzó a la lucha colmado de esperanza, de optimismo, del sueño grande de un Estado fuerte y generoso con garantías y oportunidades que rebasaran el futuro por siempre. En la guerra civil de 1948 llegó, por méritos propios, a Teniente, pero más allá del grado, el corazón devoto, honrado, incondicional del soldado por el pueblo, se ensanchaba para no claudicar nunca.

Vivía entonces en el Barrio El Molino, ese que él mismo describe en otro de sus textos, como el Distrito Segundo de Occidente, donde terminaba la cuadratura española de la ciudad, según el diseño que se hizo después del terremoto de Cartago en 1910.

En esas mismas calles, en sus esquinas más hospitalarias, jugábamos a los chumicos y las chócolas, los trompos y las bolitas y nos divertíamos al juego de ladrones y serenos … Un barrio donde llegaba Metica Salazar, que sorprendía con su voz y sus canciones y Fello Meza, que entrenaba solo en la Plaza Iglesias, cuando no lo hacía el equipo de primera división de Cartago que, a falta de estadio entonces, conoció cada macolla de zacate de la famosa plaza.

Un barrio que fue bastión de sueños y proyectos de Jorge Luis Villanueva Badilla, de pensamiento y de ideales que desarrolló Cartago al que no titubeó en destacar por su vocación y desde esa Costa Rica de la que decía, “a voz de cuello, patria altiva que reta al tercer milenio siempre ala vanguardia…”

Ese barrio fue testigo de un amor infranqueable, profundo, con Teresita Monge Arias, amor que se agrandó entre poemas para convertirse en matrimonio, del que nacieron sus ocho hijos queridos, Zarela, Tere, Jorge Luis (†), Rosa Emilia, Luis Gerardo, Circe, Djenane y Lucía.

En la primera línea de cada una de sus batallas, solo o acompañado, defendió el sufragio, el contrapeso de la vida en democracia y la educación para todos, como uno de los principales gestores del Instituto Tecnológico de Costa Rica.

El primero también en recorrer el país como legislador para oponerse al contrato entre el Estado costarricense y la transnacional Alcoa, que pretendió la explotación de bauxita, lo que significaba una intromisión a la soberanía y una amenaza a la naturaleza. Una campaña de oposición que brotó entre pobladores de San Isidro de El General, donde se explotaría la roca para obtener aluminio. La gesta envolvió al país y reunió a miles de estudiantes en protestas que marcaron la historia nacional y lograron archivar el proyecto.

Su voz resonó además en defensa de la banca nacionalizada, cuando en mayúscula contestaba con un NO a la reforma del sistema bancario nacional, que fundamentó en un principio que regiría su vida:

porque creo que el interés privado está subordinado al interés público, y porque las aspiraciones y los derechos de los más están por encima de los caprichos de los menos … porque juré por Dios a la patria, ante la Enseña Tricolor, respetar y defender las instituciones de nuestra democracia republicana sin servilismos …

Los mismos principios que lo llevaron a impulsar con otros costarricenses el Manifiesto Democrático para una Revolución Social de Patio de Agua, un documento inspirador por su espíritu humanista y de servicio al pueblo.

Esa convicción y pasión para defender su ideario, que lo acompañaban en sus recorridos cotidianos al ritmo de poesía por Cartago, vigilante y protector por la casa de sus hijas e hijo, serán también parte de su legado, lazo inmortal de un padre íntimo, cercano. Ya lo había anunciado don Jorge Luis al describir su barrio, su terruño:

No morirán sus gentes, sus costumbres, su arquitectura, sus tradiciones, sus comidas, mientras las estirpes que lo habitamos lo llevemos en la sangre y lo traspasemos a las nuevas generaciones, porque los barrios y los pueblos destinados a la inmortalidad, siempre tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Reproducido del In Memorian publicado por su fallecimiento

Jorge Luis Villanueva Badilla

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VOTO NEGATIVO SOBRE REFORMA AL SISTEMA BANCARIO

Discurso pronunciado en la sesión parlamentaria parlamentaria de la Asamblea Legislativa el 27 de julio de 1967, a propósito de un proyecto de reforma al Sistema Bancario Nacional.

Mi voto es por mantener el principio de la NACIONALIZACIÓN DE LOS DEPOSITOS BANCARIOS porque creo en el patrimonio del pasado y tengo fe en el futuro de la patria. Porque este principio es una llama que perdura encendida por los manes de don Juan Rafael Mora. Rafael Iglesias Castro. Alfredo González Flores, Julio Acosta García, León Cortés Castro y otros patricios ya desaparecidos; y en el espíritu viviente aún de José Figueres, y de los muchos costarricenses Innominados que abonaron con sangre y sacrificio suyos este principio que forma parte de la patria de nuestros abuelos y es la patria que yo deseo para mis hijos.

Mi voto es NO porque, aunque pienso que no hay obra pretérita perfecta ni terminada, no me atrevo a pisotear el legado que a la patria entregaron mis antepasados, ni deseo que por claudicaciones mías o de la generación a que pertenezco, mis hijos y los hijos de mis hijos puedan llegar al extremo de mandilar la obra legada por sus padres y sus abuelos.

Mi voto es NO porque quiero para ellos, para mis hijos y los hijos de mis hijos y para los hijos de los hombres de mi generación, una sociedad libre y justa en su estructura interna y soberana en su organización política, donde no sean acosados, como sus bisabuelos, por el oligarca que le succiona sus energías y les arrebata en un Instante el fruto de sus esperanzas y de sus esfuerzos; y donde mis nietos y los nietos de mis conciudadanos, libres del monstruo de la miseria, puedan proseguir trabajando, sabiendo que con el sudor de su frente indoblegable, son cada vez más independientes y su esfuerzo contribuya a enriquecer y a glorificar a la PATRIA, antes que a glorificar y enriquecer a una oligarquía de especuladores voraces y logreros inhumanos, que asisten al progreso de los pueblos como a un banquete, en el cual sólo pretenden saciar sus apetitos y sus intereses egoístas.

Mi voto es NO porque respondo a un mandato histórico, a una obligación moral que tengo adquirida con una generación que tuvo mártires, inmoló vidas, brindó sacrificios y abonó con las lágrimas de su sufrimiento una conquista que es perenne y no pasajera, que puede y debe ser superada, pero que no debe ni puede ser abrogada por una claudicación vergonzante.

Mi voto es NO porque el principio que deseo que se mantenga y supere, mido su valor, no por las ganancias materiales que acuse, sino por las conquistas espirituales que representa; no por lo que haya en él de avance cuantitativo, sino por lo que de ganancia en albedrío lleva el hombre; no por lo que signifique en más capital y riqueza para pocos o para muchos, sino por lo que signifique de más dignidad y más paz y más libertad y más justicia y más seguridad para todos.

Nada puede hacer la llamada “Banca Privada» que no pueda hacer la Banca Nacionalizada; pero si hay mucho que la “Banca Privada» ni puede hacer, ni quiere hacer, ni le interesa hacer.

Por eso, repito, mi voto es NO porque así lo exigen mi conciencia, mi vergüenza, y mis convicciones; porque creo que los hombres, para el bienestar, deben servirse de la economía; y no que los hombres, para el bienestar de un pequeño grupo oligárquico. deban convertirse en siervos de esa economía que les dice que son más libres cuanto más los explota.

MI voto es NO porque creo que el interés privado está subordinado al interés público, y porque las aspiraciones y los derechos de los más están por encima de los caprichos de los menos.

Mi voto es NO por las tumbas y las cenizas de mis antepasados, y por la dignidad del hogar que he de legar a mis hijos y que quiero y deseo que leguen a los suyos mis conciudadanos; por la libertad de esas generaciones futuras que tienen derecho a vivir un mundo más independiente y más justo que el que vivieron ayer sus antepasados y viven hoy sus padres.

Mi voto es, en fin, NO, porque juré por DIOS a la PATRIA, ante la enseña Tricolor, respetar y defender las instituciones de nuestra democracia republicana, sin servilismos; y siento y cumplo mi juramento, diciendo, como digo con todas mis fuerzas: mi voto es NO.

Gracias a la familia Villanueva Monge por permitirnos hacer la publicación de esta semblanza.

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