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La verdad sobre la disolución del Ejercito Nacional

La verdad sobre la disolución del Ejercito Nacional

Johnny Soto Zúñiga

Los enemigos de siempre del Caudillo José Figueres Ferrer, tres veces Presidente de la República de Costa Rica, han venido en los últimos meses tratando de distorsionar o poner en duda ante la opinión pública, quién es el verdadero autor intelectual o gestor de la abolición del Ejército Nacional, institución castrense y permanente que tuvo vigencia hasta el primero de diciembre de 1948.

La historia es la siguiente: ese glorioso 1 de diciembre de 1948, se emite el Decreto de la disolución del Ejército Nacional en el Cuartel Bellavista (hoy Museo Nacional), de La Junta Fundadora de la Segunda República presidida por don José Figueres Ferrer promulgando esta resolución en forma válida, jurídica y políticamente, durante el lapso de 18 meses que la Junta estuvo gobernando el país. Esto viene a sustentar el Decreto N°17357 publicado en la Gaceta Oficial el 24 de diciembre de 1986 donde declara el 1ero de diciembre de cada año como “Día de la abolición del Ejército”.

La resolución en forma clara y contundente expresa:

El Ejército Regular de Costa Rica, digno sucesor del Ejército de Liberación Nacional, entrega la llave de este cuartel a las escuelas, para que sea convertido en un centro cultural. La Junta Fundadora de la Segunda República declara oficialmente disuelto el Ejército Nacional, por considerar suficiente para la seguridad de nuestro país la existencia de un buen cuerpo de policía.

Somos sostenedores definidos del ideal de un nuevo mundo en América. A esa patria de Washington, Lincoln, Bolívar y Martí, queremos hoy decirle: ¡Oh América! Otros pueblos, hijos tuyos también, te ofrendan sus grandezas. ¡La pequeña Costa Rica, desea ofrecerte siempre, como ahora, junto con su corazón, su amor a la civilidad, a la democracia, a la vida institucional. JOSE FIGUERES FERRER. Presidente.

Es contundente la determinación del órgano político, jurídico e institucional gobernante en el país, durante los 18 meses de gobierno de la Junta Fundadora. Es inequívoca la resolución que disuelve el Ejército Regular y militar existente en el país, fuera pequeño, con poco armamento o fuera sofisticado en el mundo militar, era una institución castrense en todo el sentido de la palabra, tenía con grados militares y funcionaba como ejército regular.

La trascendencia de este acto cambió el país y la convirtió en referente mundial, ganándose el respeto en el Concierto de la Naciones, que ven a Costa Rica, como un país de paz, desarmado, con influencia moral, que lucha por el desarme, la abolición de los ejércitos, y precursora de un mundo donde se invierta en educación, salud, en los ciudadanos (as) y se deje el estéril gasto en armamento militar. Este es el reconocimiento mundial que se le hace a esta pequeña Patria costarricense, llena de montañas verdes, por lo que se debe seguir privilegiando su hermosa y rica naturaleza.

Don Pepe Figueres, fue quien triunfó en la Guerra Civil de 1948, y como general victorioso; si hubiera querido establece una dictadura militar y se perpetua en el poder, no obstante, como patriota, visionario y humanista del siglo XX, decide entregar el poder al presidente electo don Otilio Ulate Blanco, quien había ganado en las urnas electorales y fue arrebatado su triunfo con la anulación de la Asamblea Legislativa dominada por sus contrarios seguidores en su mayoría de Calderón Guardia y el Partido Comunista. Ahí inició la Guerra Civil de 1948, cuando don Pepe Figueres, al ver la burla al pueblo que había elegido, se alza en armas, incluso ya él había manifestado que los oficialistas no entregarían nunca el poder político, y que había que prepararse para la revolución armada.

Este memorable 1 de diciembre de 1948, Don Pepe, con un certero mazazo en una de las almenas del Cuartel Bellavista, simboliza la decisión de eliminar de una vez por todas el ejército como institución permanente, entrega las llaves a su ministro de Educación Pública, el profesor Uladislao Gámez, quien recibe este cuartel para ponerlo al servicio de la cultura y el arte costarricense. Tenemos claro, que fue una decisión de Figueres y su Junta de Gobierno quien decide la desilusión de la institución castrense; luego de una discusión consensuada entre todos los miembros de la Junta de Gobierno de la Segunda República.

Lo posterior, diría que son tecnicismos jurídicos; que jamás se podrá escatimarle la decisión y voluntad del Caudillo y Presidente de la Junta Fundadora de la Segunda República, de disolver el Ejército como institución permanente. El proyecto de ley de la nueva Constitución Política de la Junta lleva implícito esta voluntad política, escrita en su artículo 10: “Queda proscrito el Ejército como institución permanente….” Proyecto que la Junta somete a conocimiento de la Asamblea Nacional Constituyente la que finalmente acoge la voluntad expresada tanto por la Junta Fundadora, como el sentir de la mayoría de los costarricenses de la época, para elevar a rango constitucional la abolición del ejército.

Los constituyentes debieron acoger ese sentir y no se les resta méritos, como en el caso de los licenciados Fernando Lara Bustamante, Rodrigo Facio y otros constituyentes entre los nueve juristas que integraban la Comisión Redactora del proyecto; estos propusieron y lucharon por dejar expresamente dentro del texto constitucional la norma de disolución de la institución castrense (Artículo 12 constitucional).

De las Actas de la Asamblea Nacional Constituyente (Acta N°101), se desprende con meridiana claridad que el propósito de nuestros legisladores constituyentes fue eliminar el ejército como institución permanente del Estado Costarricense. En lo que interesa en esa sesión se señaló lo siguiente: “(…) Artículo 3°.- (…) Los mismos proponentes de la moción anterior (Diputados Esquivel, Trejos y Montiel, presentaron otra para suprimir el artículo 16 de la Constitución del 71, cuyos conceptos ya se involucraron en otro artículo aprobado anteriormente, y en su lugar, y bajo el mismo número, incluir el siguiente:…” (Sala Constitucional. Voto N°2006-015245)

Finalmente quedó impreso en el artículo 12 de la Constitución Política de 1949 así:

Se proscribe el Ejército como institución permanente. Para la vigilancia y conservación del orden público, habrá las fuerzas de policía necesarias. Sólo por convenio continental o para la defensa nacional podrán organizarse fuerzas militares; una y otras estarán siempre subordinadas al poder civil: no podrán deliberar, ni hacer manifestaciones o declaraciones en forma individual o colectiva.

Esta es la única verdad sobre la disolución o proscripción del ejército como institución militar y permanente en el país, siendo en forma clara y contundente una resolución inequívoca de la Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por don Pepe Figueres, a la que posteriormente se le da la investidura constitucional con su incorporación en la nueva Constitución Política de 1949, vigente hasta la fecha.

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