Omar Dengo Guerrero
1888-1928
Nació en San José, el 9 de marzo de 1888, en un ambiente histórico precedido por ideas liberales y positivistas en el campo de la cultura y la educación.
Cursó sus estudios primarios en una escuela graduada de la ciudad de San José, y sus estudios secundarios en el Liceo de Costa Rica donde obtiene su bachillerato en Ciencias y Letras. Inicia un período de crítica y de ideales políticos orientados hacia la justicia social. En 1908 se matricula en la Escuela de Derecho, y se gradúa en 1911.
Después de finalizados sus estudios de enseñanza media hace amistad con los profesores Roberto Brenes Mesén y Joaquín García Monge, de quienes recibirá orientación en su estructura cultural y espiritual, contribución y amistad que duró toda la vida.
En 1917 se casó con María Teresa Obregón Zamora, también maestra. Tuvieron cuatro hijos: Jorge Manuel, Omar, Gabriel y María Eugenia.
La figura intelectual y humana de Omar Dengo es una de las más lúcidas y vigorosas en la educación de Costa Rica. Fue profesor del Liceo de Costa Rica, maestro rural y educador de obreros en el Centro Germinal. A la caída de los Tinoco, en setiembre de 1919, es nombrado director de la Escuela Normal. Su labor docente en esta institución comenzó en 1915 como profesor de sociología educacional, primero en obtener esta cátedra en un colegio hispanoamericano. Su entrega y brillantez como director, cargo que desempeñó durante diez años, lo hicieron acreedor al calificativo de “Maestro de Maestros” y educador de un pueblo.
Cultivó con distinción el periodismo, dejando impreso su pensamiento sobre asuntos sociales, políticos, educativos, literarios y filosóficos en numerosos medios informativos, principalmente en la revista de Educación de la Escuela Normal y en La Obra, de las que fue director. También hizo contribuciones al Repertorio Americano.
Falleció en la ciudad de Heredia el 18 de noviembre de 1928 a la edad de 41 años, siendo director de la Escuela Normal, rodeado de familiares, amigos y discípulos. Sus funerales fueron en la Iglesia Parroquial de Heredia y fue sepultado en el cementerio de dicha ciudad.
Fue declarado Benemérito de la Patria por acuerdo N° 973 de la Asamblea Legislativa de 6 de octubre de 1969. Su esposa María Teresa Obregón también es Benemérita, al igual que sus hijos Jorge Manuel Dengo Obregón, fundador del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), y María Eugenia Dengo Obregón.
Por sus grandes aportes a la educación el campus de la Universidad Nacional de Costa Rica lleva su nombre, que además otorga un premio con su nombre.
Omar Dengo “Semblanzas de su vida”
Argumento: Mary Gamboa de Chacón
Dibujos: Franco Céspedes C.
Coordinación: Dibujart Ltda / Universidad Nacional
Rediseño y restauración digital: CCHOD / Municipalidad de Heredia
Estilo: Historieta
Formato: Pdf
Cronología
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Con los periodos más importantes de su vida, con hipervínculos y multimedios (imágenes, audios y videos). Pueden ser entradas anuales, mensuales o diarias, dependiendo del lapso de tiempo o por ser una fecha aproximada. Revisión y edición para la Web de Carlos Revilla.
Galería
Así pensó Omar Dengo
Los maestros deben colaborar con su privilegio maravilloso de ser ellos los abren el corazón del niño a las palpitaciones del sentimiento de responsabilidad.
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Una sola acción, constantemente practicada, si refleja una aspiración superior, basta a edificar una obra.
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Una sola idea profundamente comprendida para que así sea amada, bastaría a inspirar la acción con que debéis contribuir, como maestros, al engrandecimiento de la escuela de vuestro país.
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Encontrareis separadas, en la escuela, la difusión de los conocimientos y la formación del carácter. Esta situación es en cada individuo una tragedia y así en la vida del país y en el corazón da la humanidad.
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No son ni las (escuelas) primarias, ni las secundarias, ni las normales, como entiende el vulgo, ilustrado o ignorado, mecanismos que deben juzgarse por razón del gasto que al Estado le demanden.
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Razones de economía, nada justifican. Economizar en escuelas es economizar civilización y ningún pueblo de la tierra tiene derecho a hacerlo.
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NUEVA ESCUELA, LA ESCUELA FUTURA, NUEVOS IDEALES EN EDUCACIÓN, etc. Y tras ellos, surge la agitada muchedumbre de ideas y ensueños debatiéndose dentro de la aspiración a conquistar las fórmulas precisas, nítidas, que hayan de ser expresiones del más elevado contenido espiritual de la nueva civilización.
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Siglo del niño, siglo de la mujer, se ha llamado al presente, y ahora también, siglo de la escuela. ¡Cosas que se aúnan, dentro de un orbe de misterio, en el símbolo de la madre!
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Y cuando el hombre ha vuelto la vista hacia los horizontes tras huellas de rumbos, ha visto surgir a la distancia como si fuera un faro de mármol coronado de fulgores, el pórtico de la escuela. Diréis que siempre fue el instrumento de creación del futuro; sí, pero nunca más que ahora.
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Y por sobre todo esto trágicamente inmenso (el mundo cargado de tormentas, sangrante, convulso, preso en el parto de una nueva humanidad…) anuncia sus auroras, como una luz sinaica, algo tan humilde como el pesebre legendario: la escuela.
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Una civilización nueva necesita un hombre nuevo y una nueva escuela.
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(LAS ESCUELAS) son grandes laboratorios consagrados a transformar las fuerzas oscuras, en aptitud de la muchedumbre para la vida civilizada.
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