Reformismo social sobre un andamiaje conservador
La alianza que transformó derechos… sin transformar quién manda
El recuerdo popular de Calderón Guardia casi siempre arranca con elogios: la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Código de Trabajo, las llamadas “Garantías Sociales”, la fundación de la Universidad de Costa Rica (UCR), la incorporación de amplios sectores populares al sistema de derecho social. Esos logros son reales, transformaron vidas y constituyeron pilares de lo que hoy celebramos como “la Costa Rica social”. Pero limitar la memoria a esos hitos es dejar fuera medio país: la estructura económica siguió sin tocarse; los grandes propietarios conservaron sus privilegios; y el poder real, el de la tierra, el capital y la producción, no cambió de manos. En otras palabras: se amplió la ciudadanía social, pero no se redistribuyó el poder.
Calderón asumió la presidencia en 1940, en medio de una crisis mundial y tensiones internas. Su radical giro —rompiendo con parte de la vieja elite que lo llevó al poder— lo llevó a fraguar una alianza poco probable: con la Iglesia Católica (personificada en el arzobispo Víctor Manuel Sanabria Martínez) y con la izquierda obrera representada por el Partido Vanguardia Popular (PVP), liderado por Manuel Mora Valverde. Esa coalición logró, en 1943, consagrar constitucionalmente las Garantías Sociales, y en ese mismo año promulgar el Código de Trabajo.
Ese pacto institucionalizó derechos laborales y sociales inéditos para la época, y en ello radica su grandeza.
Reforma social sí — cambio estructural, no
Pero las reformas sociales —importantes como fueron— no implicaron una transformación profunda de las bases económicas del país. Las grandes haciendas cafetaleras y azucareras siguieron dominando la propiedad de la tierra y la economía; no existió reforma agraria; las estructuras del poder económico permanecieron intactas. El nuevo Estado brindaba protección social, sí —pero no cuestionaba a los propietarios del capital. Como señala la historiografía, el periodo 1940-1948 es evaluado como un “Estado Reformista”: reformas sociales bajo la conservación del orden económico tradicional.
La alianza entre poder estatal, iglesia y movimiento obrero permitió avances sociales que hasta entonces parecían inalcanzables. Pero ese pacto tenía un límite explícito: no tocaba la estructura de propiedad ni alteraba sustancialmente las relaciones de clase vigentes. El “Estado benefactor” que nació entonces ofrecía derechos, prestaciones y seguridad, pero no se transformaba en un Estado redistributivo o equipado para desarrollar una economía más democrática y diversificada.
Vanguardia Popular: pragmatismo táctico y control político
Para que ese pacto funcionara, el PVP debió reconfigurar su estrategia. La lucha revolucionaria fue pospuesta. En su lugar, Manuel Mora impulsó un reformismo táctico: la búsqueda de derechos a través de la vía institucional —Congreso, leyes, reforma constitucional— más que de la toma del poder por la fuerza. El PVP cambió su nombre en 1943 para facilitar su aceptación pública ante una ciudadanía que, en su mayoría, se identificaba con valores católicos.
Pero esa moderación aparente no implicó renuncia al control político. El ascenso del PVP coincidió con una intensa movilización social, manifestaciones, huelgas y también violencia política: tras la Guerra Civil de 1948 el partido fue ilegalizado y sus miembros perseguidos.
La represión que vino luego da cuenta —en parte— de la fuerza que había acumulado. Ese pragmatismo dejó como anticipo una paradoja histórica: el PVP ganó derechos sociales… pero perdió la posibilidad de ser un actor central en el nuevo orden que emergió de 1948.
El cambio radical: la Segunda República
Las reformas sociales de los años cuarenta fueron un piso. El auténtico cambio estructural vino con la victoria del bando encabezado por José Figueres Ferrer en la Guerra Civil de 1948 y la instauración de la Segunda República de Costa Rica. La nueva constitución de 1949 abolió el ejército: Costa Rica se convirtió en el primer país del mundo en renunciar a las fuerzas armadas permanentes.
Ese acto simbólico y concreto redirigió recursos públicos hacia educación, salud, infraestructura y desarrollo social. Además, bajo la Segunda República se nacionalizó la banca, se fortalecieron los instrumentos del Estado Benefactor, se consolidó un orden institucional más democrático y plural.
Mientras que Calderón había abierto la puerta a los derechos sociales, Figueres se encargó de transformar en serio la fisonomía de la nación.
La redistribución del poder —económico, político, institucional— sólo fue posible después de 1948. Esa Segunda República puso en marcha un proyecto nacional de desarrollo, con ciudadanía más amplia, economía menos concentrada y una estructura estatal que ya no respondía exclusivamente a las viejas élites exportadoras.
Ganadores y perdedores en el relato histórico
La paradoja histórica más intensa es que los protagonistas de las primeras conquistas —Vanguardia Popular y sectores obreros— terminaron siendo marginados políticamente tras 1948. El pragmatismo que permitió asegurar derechos sociales también significó renunciar a una carga de protagonismo sobre el destino estructural del país. El PVP fue ilegalizado y muchos de sus líderes perseguidos o exiliados.
Mientras tanto, dos figuras quedaron como símbolos confortables en el relato nacional: Calderón Guardia, como padre de las Garantías Sociales; y Figueres, como arquitecto de la modernización democrática y base del nuevo Estado Benefactor. Manuel Mora —y con él, la izquierda comunista de los cuarentas— quedó reducida a una nota al pie, una sombra entre recuerdos selectivos y nostalgias imposibles de institucionalizar.
Ese borrón en la memoria no es casual: la historia oficial prefirió destacar lo funcional (instituciones, estabilidad, desarrollo) y sepultar las tensiones, pactos incómodos, contradicciones ideológicas y violentas decisiones políticas. Recordar todo: los logros, sí, pero también las sombras —eso es lo que vuelve completa una historia.
Bibliografía mínima recomendada
“El Estado Reformista (1940-1948)”, Embajada de Costa Rica. embajadacostarica.org
Cortés Sequeira, Sofía. La reorganización del Partido Vanguardia Popular y su paso a la clandestinidad 1948–1950. UCR, 2022. kerwa.ucr.ac.cr
“Revolución de 1948, Gobierno provisional y Constitución de 1949”, Instituto Nacional de Aprendizaje (INA). ina-pidte.ac.cr
“Violencia, guerra y represión en 1948”, Semanario Universidad. Semanario Universidad
“Why Did Costa Rica Really Abolish Its Military?”, Americas Quarterly. Americas Quarterly
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