Carta a mis sobrinos
Ensayo: Hechos Políticos del 40 al 48
Carlos Edo. Saborio
Recopilación de los libros:
Los 8 años
Lic. Alberto Cañas E.
Hechos Políticos del 48
Lic. Oscar Aguilar B.
Guerra Civil en Costa Rica
John Patrick Bell
y Acotaciones Personales
En memoria de
Bernal Vargas Facio
Emboscado en Puerto Soley
el 25 de Diciembre de 1948
CARTA A MIS SOBRINOS
Queridos sobrinos:
Ante recriminaciones de algunos de ustedes y manifestaciones de otros jóvenes, de no saber nada del 48 por falta de información de los hechos de esa época, he decidido escribirles esta misiva, para narrarles en la forma más reducida posible, los acontecimientos que llevaron al país a la guerra civil de 1948.
No es que no se haya escrito sobre lo acontecido en esa época, pues muchos fueron los libros, folletos y escritos que se publicaron en los diarios; como por ejemplo «Los 8 años» del Lic. Alberto Cañas Escalante (1955), «La Legión Caribe» de Carlos Ma. Jiménez G. (1949), «Diario» de Oscar Cordero R. (1948), Guerra Civil en Costa Rica de John Patrick Bell (1976), Mario Sancho «Memorias», «La Generación del 48» de Hugo Navarro Bolandi, «Costa Rica y sus Hechos Políticos de 1948» del Lic. Oscar Aguilar Bulgarelli (1969), «Sangre Sudor y Lágrimas» del Lic. Alberto Cañas Escalante y por último «El Espíritu del 48» de don José Figueres Ferrer (1987).
Sin embargo, ustedes no habían nacido en ese entonces y por ello no pudieron leer esos libros, folletos y reportajes de los diarios y por la benevolencia nata del costarricense, que con el tiempo todo lo perdona, ha hecho que esas publicaciones se olvidaran y no sean además de interés directo para ustedes. Y si bien esos hechos fueron perdonados por nosotros, no por ello deben ser olvidados y eso me ha movido a escribirles esta carta, para que tengan un resumen de lo ocurrido en esa época negra para Costa Rica y puedan valorar y comprender el por qué la actitud de nosotros, los viejos, de no poder olvidar el 48.
Antes que todo, debo decirles que no soy historiador, ni escritor o filósofo ni nada parecido o no parecido; porque la vida no me dio oportunidad de estudiar y educarme, ya que muy niño perdí a mi padre, el abuelo de ustedes y tuve que asumir obligaciones de hombre, con apenas catorce años de edad. Por ello y por no aceptar la teoría de que la historia debe ser escrita 50 años después de sucedidos los hechos y por personas ajenas a ellos, para que las pasiones no tergiversen la realidad, he decidido enviarles esta carta, narrándoles con la – pasión que aún tengo, lo sucedido en esa época; porque son hechos reales e históricos y no invenciones mías, ya que fui testigo de ello.
ANTECEDENTES
Cuando en el año 1914, el entonces presidente don Alfredo González Flores estableció el Impuesto sobre la renta, para proporcionarle ingresos al estado, los capitalistas se confabularon con los militares y políticos que lo habían llevado al poder y en un Golpe de Estado, en el que no se disparó ni un tiro, derrocaron al Pte. González Flores y asumió la jefatura de gobierno su Ministro de Guerra, el General Federico Tinoco; iniciándose así la última tiranía militar en Costa Rica, que duró poco más de dos años. En esa asonada, participaron políticos y personajes de esa época, que a través de los años, participarían en otros amagos de golpes de estado y traiciones al ordenamiento jurídico del país, como en 1932, 1944, 1948 y 1955.
Con el asesinato del hermano del presidente, – quien era el Ministro de Guerra, cayó la dictadura de los Tinoco y asumió la Jefatura de Estado don Francisco Aguilar Barquero, quien entregó el poder a don Julio Acosta García, electo en votación popular y caudillo de la oposición a los Tinoco. Al finalizar su gobierno en 1924, le entregó la presidencia a don Ricardo Jiménez Oreamuno y éste le entregó a don Cleto González Víquez en 1928.
Al finalizar el gobierno de don Cleto en 1932, un grupo de políticos y militares que también habían participado en el derrocamiento del presidente González Flores, intentó apoderarse del poder, para impedir la llegada de don Ricardo Jiménez, electo por voluntad popular por segunda vez. Cito aquí los nombres de algunos de ellos, por la relación que tuvieron en los hechos de 1940 a 1948: Dr. Rafael A. Calderón Guardia, Gral. Jorge Volio, Lic. Alejandro Aguilar Machado, Juan Raf. Arias, Santiago Durán Escalante, Joaquín Fernández Montufar, Dr. Luciano Beeche, Dr. Mano Luján, los coroneles Gerardo Zúniga Montufar, Alejandro Aguilar Mora, Rigoberto Pacheco, Diego López Roig, Amadeo Vargas y los señores Rafael Castro Quesada, Carlos Mangel, Isaac Zúñiga Montufar, Manuel Luján Mata, Belisario Fernández, Francisco Calderón Guardia, Rodolfo Quirós Quirós, Rubén Esquivel de la Guardia, Gonzalo Martínez Arriaga, Ricardo Toledo Escalante, Francisco Guardia Mora, Guillermo Carazo Brenes, Antonio Castro Cervantes, Tte. Cor. Gregorio Aguilar y Manuel Luján. – Sin embargo, la asonada no prosperó y don Ricardo Jiménez asumió la presidencia de 1932 a 1936.
Don Ricardo cometió el error de apoyar discretamente la candidatura del Lic. León Cortés Castro, su Ministro de Fomento y Obras Públicas y candidato – del Partido Republicano Nacional (Partido del Gobierno), quien – ganó las elecciones y gobernó de 1936 a 1940. – A pesar de haber realizado una gran obra de gobierno, cometió- también el error, esta vez, de apoyar indiscretamente y con el uso de la fuerza pública, al candidato del Partido Republicano, el Dr. Rafael A Calderón Guardia, quien fue candidato único en las elecciones de 1940, al haberse – retirado don Ricardo Jiménez, por las presiones del gobierno.
LOS 8 AÑOS
Desde que asumió la presidencia el Dr. Calderón, la participación del gobierno en la política se oficializó en forma descarada, estableciendo la obligación a los empleados públicos de contribuir con un porcentaje de sus salarios al Partido Republicano Nacional para poder permanecer en sus puestos; así como la de entregar sus cédulas de votación el día de las elecciones, con el voto obligado para el partido del gobierno. – Así mismo, – desde el inicio de su gobierno, el Dr. Calderón G. se dedicó a repartir a manos llenas, los dineros del Estado entre sus familiares y partidarios y realizando un viaje a Washington con cuarenta acompañantes; lo que la gente llamó el viaje de Alí Babá y sus cuarenta ladrones. – Sus parientes y allegados compraron casas y fincas por todo el país y al finalizar el primer año de gobierno, se presentó el primer déficit fiscal por 10 millones de colones . (Oscar Aguilar Bulgarelli – C.R. y sus Hechos Políticos de 1948, páginas 83 y 84).
Al realizarse en 1942 las elecciones de medio periodo, para elegir la mitad de los diputados al Congreso, como era lo establecido en ese entonces, el gobierno comete toda clase de atropellos, encarcelando a los dirigentes oposicionistas, especialmente en Guanacaste, Limón y Puntarenas, logrando elegir 17 de los 22 aspirantes a diputados y la oposición sólo logra elegir 5. (O. Aguilar B. – C.R. y sus Hechos Políticos, pág. 42, 88) (A. Cañas E. – Los 8 años, pág. 22).
Ante la violencia habida en esas elecciones, y la frustración y preocupación por esos hechos, un grupo de jóvenes, estimulados por el Prof. don Roberto Brenes Mesén, crea el «Centro para el estudio de los problemas nacionales», con la idea de formar ciudadanos estudiosos en los quehaceres políticos y económicos del país y con la ayuda de apenas iniciados profesionales, se crean comisiones de estudio en todos los campos, para formular programas tendientes a fortalecer el desarrollo del país. – Más adelante comentaré la incidencia en la política nacional de este grupo de jóvenes.
Pasadas las elecciones de medio periodo en febrero de 1942 y con la mayoría de los diputados electos fraudulentamente por el gobierno, éste presenta un proyecto de ley tendiente a aumentar el periodo presidencial a seis años, incluyendo el que transcurre y estableciendo que el Congreso – elegiría en el futuro los presidentes, lo que de hecho abolía las elecciones populares, ya que mediante las artimañas establecidas por el Partido Republicano, los empleados públicos estarían obligados a votar por los candidatos a diputados de ese partido y estos elegirían posteriormente el presidente.
Muchos distinguidos ciudadanos, se oponen al proyecto y se alejan del gobierno, el que se ve de la noche a la mañana sin apoyo popular, y la oposición de altos dirigentes políticos.
En setiembre de 1939 había estallado la Segunda Guerra Mundial en la que Inglaterra, Francia y posteriormente Estados Unidos y Rusia, combatían contra Alemania, Italia y Japón. – En la noche del 2 de julio de 1942, un barco de carga norteamericano anclado en el muelle de Limón, explotó misteriosamente, matando a casi cuarenta trabajadores costarricenses que descargaban el barco, sin que un solo tripulante saliera herido, pues toda la tripulación estaba en tierra. – El gobierno anunció que había sido torpedeado por un submarino alemán. Sin embargo, la gente de Limón comentaba que habían sido dos bombas colocadas dentro del barco, para hundirlo en el muelle y – evitar así la obligación que tenía una compañía de reconstruirlo según contrato y que para ello, había pagado fuertes sumas de dinero, a miembros del gobierno. – Lo anterior no puedo avalarlo por no tener pruebas, pero inclusive la gente de Limón comentaba que algunos buceadores habían visto las latas del casco del barco retorcidas hacia afuera, como si la explosión hubiera sido interna.
El gobierno, que ya se sentía abandonado por el pueblo, venía desde hacía algunos meses en conversaciones con dirigentes del Partido Comunista, para obtener su apoyo a cambio de la promulgación de mejoras laborales para los trabajadores. Al fin y al cabo, Rusia ya era aliada de las democracias.
El 4 de julio (1942), alentados por el gobierno, los comunistas organizan una manifestación de protesta por el hundimiento del barco en Limón. La manifestación termina con el saqueo de negocios de alemanes e italianos y posteriormente con casas y almacenes de españoles y finalmente con el saqueo general del comercio en San José, con el – beneplácito de la policía, que desfilaba detrás de la manifestación.
Al día siguiente, el gobierno y el Partido comunista anuncian la suscripción de un «Pacto Político», – mediante el cual, el gobierno se comprometía a tramitar un proyecto de garantías sociales, a cambio del apoyo del – comunismo a la labor del gobierno. – Nació así el maridaje «Caldero-comunista», llamado «Bloque de la Victoria» que tanta calamidad causaría al país durante los siguientes seis años.
Ese mismo día, el gobierno salió a defender a los comunistas, diciendo que el saqueo lo había hecho los fascistas alemanes e italianos, para cobrar los seguros y acusaban así mismo a don León Cortés de nazi, porque era amigo de un alemán que trabajó en su gobierno.
Pocos días después, alemanes e italianos fueron apresados y confinados en un campo de concentración que ya el gobierno había construido y unas semanas después fueron expulsados del país, para ser internados en campos de concentración en los Estados Unidos.
Los «peligrosos» nazis y fascistas que sufrían esta afrenta, era gente de bien, esforzados trabajadores y muchos de ellos casados con costarricenses de las mejores familias.
Otros alemanes que eran apenas mecánicos, o italianos que eran humildes zapateros o artesanos, no eran tan – «peligrosos» (porque no tenían capital) y por ello no sufrieron tanto vejamen. – De inmediato, el gobierno decretó la confiscación de todos los bienes de alemanes e italianos y la expropiación de los mismos; nombrando a familiares y partidarios «interventores» para liquidar esos bienes.
Estos interventores pasaron de la noche a la mañana a ser los nuevos ricos de la sociedad costarricense. (O. Aguilar B. C.R. y sus Hechos Políticos, pag. 34) (Discurso de R.A.C. Diario CR 19 Nov. 1947).
El 8 de julio, una persona hasta entonces desconocida, se dirigió al país por medio de la Radioemisora América Latina. Se llamaba José Figueres Ferrer. – Cuando -llevaba 15 minutos de criticar las fechorías del gobierno, el Jefe de la Policía entra a la estación y suspende la – transmisión, cogiendo preso a Figueres, que al día siguiente es expulsado del país, acusándolo de nazi, por criticar al gobierno y tener negocios con los alemanes, a quienes vendía el café y otros productos de sus fincas.
Con el apoyo del comunismo, el gobierno se prepara para las elecciones de presidente y diputados en febrero de 1944 sugiriendo nuevas reformas y modalidades para esos comicios. En los primeros días del mes de mayo, el gobierno presenta su proyecto de ley, para establecer que las Juntas Receptoras de Votos se limiten a cerrar las urnas y enviarlas al Congreso para que éste haga el recuento de los votos.
La protesta de distinguidos ciudadanos no se hizo esperar. El propio Ministro de Educación, don Luis Demetrio Tinoco Castro se opone al proyecto y prominentes ciudadanos renuncian a sus puestos en el gobierno. Entonces el proyecto es retirado del Congreso, ya que el Gobierno confía en el recurso de los votos a computar; mediante el cual, los ciudadanos que no habían podido votar por estar lejos de su lugar de inscripción, podían emitir su voto en cualquier otra mesa con solo presentar la cédula.
Con esta modalidad, el gobierno estimaba obtener 25.000 votos fraudulentos, entregándole cédulas de identidad a sus partidarios, para que pudieran votar varias veces en diferentes lugares.
Crearon también las «brigadas de choque», compuestas por maleantes, algunos sacados de las cárceles y comunistas sin escrúpulos jefeados por calderonistas, que se dedicaban a disolver las manifestaciones del candidato opositor, León Cortés, con la colaboración de la policía, que detenía a los cortesistas que eran vapuleados por las brigadas, so pretexto de alterar el orden.
El candidato del gobierno era el Lic. Teodoro Picado Michalsky, profesor y hombre honesto hasta entonces, pero ambicioso y débil de carácter.
El 6 de febrero de 1944, una semana antes de las elecciones, se realizó la manifestación política más grande habida en Costa Rica hasta entonces. – Caravanas de gente llegaron a San José a caballo o a pié; porque el gobierno incautó los buses y detuvo a los conductores. – El desfile lo iniciaba una cabalgata de más de cuatro mil jinetes, que vinieron desde Guanacaste, San Carlos, Zona Sur y otras poblaciones lejanas y una multitud de gente venida de todos partes del país, que cubría desde La Sabana, Paseo Colón, Avenida Central y Paseo de los Estudiantes, hasta llegar a la – Plaza González Víquez, en una sólida concentración.
Al finalizar la manifestación, las brigadas de choque se apostaron en varias esquinas estratégicas de San José, atacando con garrotes a los manifestantes que se retiraban a sus hogares y sangrando o desfallecidos, eran luego detenidos y encarcelados por la policía como «transgresores del orden».
Otro grupo de comunistas atacó las oficinas del Partido Cortesista, robándose la documentación y los – enseres y garroteando a los dos guardas que cuidaban el edificio; los que luego fueron llevados a rastras por la policía, que continuaba cinchoneándolos, a pesar de estar inconscientes, para encarcelarlos. A los cortesistas que eran detenidos, se les quitaba la cédula para que no – pudieran votar y tenían que pagar una multa para que se las devolvieran; eso sí, después de las elecciones.
El 13 de febrero (1944), día de las elecciones muchos miembros de mesa cortesistas, fueron detenidos por la policía y las brigadas de choque, especialmente en Guanacaste, Limón, Puntarenas, Heredia y Cartago y los liberaron en la noche. 25 campesinos en varias partes del país, fueron asesinados por la policía y las brigadas de choque, al tratar de evitar que les robaran los sacos de las votaciones. En muchos lugares fueron detenidos los miembros de mesa cortesistas y los sacos de las votaciones cambiados por otros. Además, el gobierno decidió instalar una radioemisora en la Casa Presidencial para dar a conocer el resultado de las votaciones.
A pesar de las arbitrariedades que habían hecho, al conocerse el resultado de las primeras mesas de votación de San José, las cifras eran considerablemente adversas al gobierno, según los telegramas que estaban leyendo en la Casa Presidencial. Sin embargo, a partir de las once de la noche, sorpresivamente, los números van cambiando y entre risotadas sarcásticas van leyendo al revés los resultados. Si Cortés tenía 108 votos y Picado 60, se anunciaba que Picado había obtenido 108 y Cortés 60 votos. Los miembros de mesas que tenían copias de las actas y los telegramas, se quedan atónitos al oír aquello; pero ¿qué se podía hacer?
A la una de la madrugada, se incendia misteriosamente el Registro Civil, donde se habían depositado los sacos de las votaciones y las actas para ser custodiados por la policía. (Las oficinas del Registro estaban ubicadas al costado oeste del Mercado Central de San José.) – A las dos de la madrugada, la Casa Presidencial anuncia que Picado había ganado ya las elecciones. En la mañana del 14 de febrero el diario oficial «La Tribuna» denuncia que los figueristas habían incendiado el Registro, para ocultar los fraudes que habían hecho, pero, a pesar de todo, de acuerdo con los telegramas que tenía la Casa Presidencial, las elecciones las había ganado Picado. Sin embargo, nada se decía de los campesinos que habían sido asesinados en La Ceiba de Alajuela, Aserrí y Llano Grande de Cartago.
El país nunca había sido burlado en forma tan cínica y aunque muchas voces se levantaron para protestar y algunos miembros del gobierno renunciaron y se retiraron del partido, los ánimos se fueron calmando y el pueblo se resignó a tan asqueroso hecho.
Al conocer Figueres en México lo que había sucedido, intensificó los contactos con grupos exilados de Centroamérica y el Caribe, que organizaban un ejército para derrocar las tiranías que había en el área: Somoza en Nicaragua, Trujillo en República Dominicana, Duvalier en Haití, Pérez Jiménez en Venezuela y Martínez en El Salvador.
Muy largo se me esta haciendo esta carta mis queridos sobrinos, pero sigamos, que todavía falta lo – principal: los cuatro años de gobierno de Picado.
Para recompensar los servicios al partido, el gobierno nombra una nueva Directora para el Colegio Superior de Señoritas, una destacada dirigente comunista que no es aceptada por las estudiantes. Las señoritas del colegio organizan una manifestación, que es apoyada por estudiantes del Liceo de Costa Rica y el Colegio Seminario que estaba ubicado en la esquina del Colegio, así como estudiantes de escuelas primarias. Al igual que otras manifestaciones habidas en 1943 con ocasión de las pretendidas reformas electorales, los estudiantes son agredidos por las brigadas de choque sin hacer distinción entre mujeres y varones o niños, que ensangrentados y desprotegidos, corren a refugiarse en casas particulares, incluyendo la de un dirigente calderonista, que en vano trata de impedir aquella sangrienta jornada.
Teodoro Picado se da cuenta de que el país entero está en su contra y decide en una hábil maniobra política, permitir el regreso de Figueres. Una gran manifestación le da la bienvenida y por primera vez en cuatro años, ni las brigadas de choque ni la policía intervienen. ¿Miedo, precaución o táctica para calmar los ánimos?
León Cortés sigue siendo el líder de la oposición; pero Otilio Ulate, dueño del periódico «Diario de C.R.» y enemigo de don León, se hace propaganda a su favor. Por otro lado, un grupo que sigue a Figueres y los jóvenes del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales que actuaban separadamente, se unen, pero no quieren apoyar a los políticos que están en campaña.
En febrero de 1946, se realiza nuevamente elecciones de medio período, para elegir 23 diputados. A pesar de las maniobras a que ya están acostumbrados los calderonistas por la experiencia de las elecciones del 44, la oposición elige 10 diputados, los comunistas que se presentan esta vez por su cuenta, eligen dos diputados y los calderonistas eligen 11. El resultado de esta elección es un gran triunfo para la oposición; ya que en la anterior no se le permitió siquiera elegir el candidato al primer puesto por San José. ¿Cómo iban a permitirlo si ese puesto era nada menos que para José Figueres?
Sin embargo, a los 22 días de esas elecciones, – sucede lo inesperado, don León Cortés muere repentinamente de un derrame cerebral. – Había sido un magnífico presidente; ya que a pesar de su fuerte carácter y de haberse ganado muchos enemigos al destituirlos de sus puestos por no cumplir con su deber, saneó totalmente la Hacienda Pública, realizó una grandiosa obra material construyendo escuelas, puentes y edificios públicos en todo el país; pero sobre todo, exigió a los empleados públicos a trabajar honestamente, destituyendo a los hijos de papá que tenían puestos en el gobierno, pero que no llegaban a trabajar.
También promulgó una serie de mejoras laborales, que luego del Dr. Calderón Guardia refundiría como suyas en «El Código de Trabajo,» con algunas otras más. (John P. Bell, Guerra Civil en CR., Pag. 46) (O. Aguilar B., C.R. y sus Hechos Políticos de 1948, Pag. 83).
Como los comunistas lograron elegir únicamente dos diputados, organizaron manifestaciones de protesta, alegando que los cortesistas habían hecho fraude. Pero cómo podían probar eso, si en la madrugada del 4 de febrero, se incendia por segunda vez el Registro Civil, donde se había depositado los sacos de votos y demás documentación. Lo curioso del caso es que la oposición había estado denunciando desde los primeros días de enero (1946) la desaparición de cédulas de identidad en el Registro Civil y la entrega indiscriminada de cédulas a altos militares, funcionarios del gobierno y dirigentes picadistas, lo cual había sido comprobado. (O. Aguilar B. – CR. y los Hechos Políticos de 1948, pag. 122).
Con vista a las elecciones de 1948, la oposición celebra una convención para elegir su candidato entre Ulate, Figueres y Fernando Castro Cervantes, hombre acaudalado y amigo y partidario de don León.- Al no obtenerse la mayoría señalada de antemano en las dos primeras votaciones, don José Figueres le da su apoyo a Ulate y así es elegido candidato de la oposición.
Los ánimos estaban caldeados al iniciarse el año 1947, pues las brigadas de choque y la policía continuaban vapuleando en las calles a los opositores al gobierno. Las casas en las que se ponía el retrato de Ulate en las ventanas eran apedreadas por las turbas.
En la ciudad de Cartago, era costumbre que los domingos, a la salida del cine, la gente caminara dando vueltas por la calle central y como ya se acercaba el período electoral, un domingo del mes de julio, un grupo de muchachos ulatistas empezaron a gritar «Viva Ulate.» Al domingo siguiente se volvió a repetir el hecho y de inmediato aparecieron las brigadas de choque y la policía de Cartago, reforzada con policía de San José y la emprendió contra todos los ciudadanos que caminaban esa noche en la calle. La gente corre a refugiarse en refresquerías y cafés cercanos; pero las turbas entran a los establecimientos y continúan golpeándolos con sus cachiporras, inclusive al Diputado Don Fernando Volio Sancho, Ing. Fernando Volio Mata, al Juez de Cartago Don Salomón Castillo, al Magistrado Lic. Agustín Monge, al Magistrado Suplente Lic. Jacob Murillo y muchos distinguidos ciudadanos que se encontraban conversando en esos lugares. Seguidamente las turbas procedieron al saqueo de los negocios y muchos ciudadanos son encarcelados.
Al día siguiente, la ciudad de Cartago amaneció muerta, los comercios y oficinas, el banco y las escuelas estaban cerrados y se organiza una manifestación con la consigna de huelga de brazos caídos. – Un grupo de dirigentes se dirige a San José a solicitar apoyo y al mediodía la Avenida Central se llena de gente. El comercio cierra sus puertas, tal vez temeroso de un saqueo, pero todos los empleados de oficinas se unen a la manifestación; luego siguen los empleados de los bancos que cierran las puertas y a la consigna de «huelga» la manifestación abarca toda la avenida central y calles aledañas. San José se paraliza. Ha triunfado la «huelga de brazos caídos.»
Sin embargo, al comenzar la tarde, aparecen las brigadas de choque y proceden a botar las puertas de tiendas y almacenes y a saquear todos los negocios del centro de la ciudad. Los manifestantes se enfrentan a las brigadas, pero la policía interviene, disparando contra los ciudadanos y causando la muerte de ocho personas, incluyendo una niñita de 6 años.
Como es costumbre, el Presidente Picado culpa a los ulatistas de haber promovido el saqueo y que por ello la policía había tenido que dispersar la manifestación. ¿Qué otra cosa podía hacer Picado, si él era un títere impuesto por los Caldero-comunistas? Tan comprometido estaba Picado que el Dr. Calderón le había impuesto a su hermano Francisco como Vice-presidente; con lo cual si Picado moría, el otro Calderón Guardia quedaría como presidente.
En un viaje relámpago de 5 días a Cuba, Paco Calderón, hermano del Doctor, regresa con cinco mercenarios cubanos de la peor calaña, antiguos militares de la dictadura René Picado, hermano del presidente y Ministro de Guerra, nombra a uno de ellos (Juan José Tavío) Director General de la Policía, con el grado de Coronel. Este sujeto era un asesino sin escrúpulos, sin patria y sin ley; pues – había salido huyendo de Cuba.
La huelga de brazos caídos dura ya dos semanas. El dos de agosto, una gran manifestación de mujeres desfila hasta la Casa Presidencial, para pedirle al gobierno cesar la represión y conceder garantías electorales. Permanecen en el Parque Nacional, cantando himnos patrióticos. A las ocho de la noche se apagan las luces de todo San José y se desata una balacera desde los tres cuarteles de la capital, provocando el pánico y la manifestación se desbanda. Al día siguiente, comisiones de hombres prominentes, banqueros, y hasta el Arzobispo, se entrevistan varias veces con el presidente y miembros del gobierno y después de muchas horas de negociaciones, el gobierno accede a garantizar que se respetaría el resultado de las elecciones venideras de acuerdo con lo que el Tribunal de Elecciones resolviera y para lo cual, los principales militares firmaban también el documento. Así mismo se le daba al Tribunal de Elecciones todo el poder para dirigir el proceso electoral; incluyendo la limpieza del Padrón Electoral, para eliminar los muertos inscritos por los caldero-comunistas; otorgar los permisos para las manifestaciones en todo el país y traspaso de los mandos militares a la nueva entidad, tres meses antes de las elecciones.
Varios miembros del gobierno y muchas personas amigas y familiares de los Picado y Calderón, renuncian y se pasan a la oposición, por la masacre de ciudadanos en San José y los hechos que suceden.
A principios de enero del 48, el Vice-consul de Costa Rica en Nueva York, informa al Ministro de Guerra René Picado, que con la complicidad del Embajador de los Estados Unidos y el Agregado Comercial de esa embajada, los Calderón habían negociado la compra de 50 ametralladoras en la Secretaría de Defensa. Al enterarse la oposición de esa negociación, se solicita al Departamento de Estado su intervención y este destituye de inmediato al embajador y al Agregado Comercial y les ordena regresar a los Estados Unidos en el plazo de 24 horas; suspendiendo además el envío de las armas. (J. P. Bell – Guerra Civil en C.R. pag. 83).
El 4 de enero (48) funcionarios del Registro, detienen a 4 nicaragüenses con cédulas de C.R. – El 10 de enero son expulsados del Registro varios Fiscales del Partido Republicano que estaban armados dentro del recinto. – El 13 se descubren numerosas fichas de cédulas falsas. – El día 14 desaparecen del Registro muchas cédulas de ulatistas, que luego aparecen en el Crematorio de San José días después de las elecciones. El día 15 el Tribunal Electoral ordena retener las cédulas falsas y ordena investigar la desaparición de las cédulas de ulatistas. (J.P. Bell – Guerra Civil C.R. Pag. 167)
El día 18 de enero se celebra una reunión ulatista en San Joaquín de Flores. De pronto aparecen brigadas de choque de Alajuela, Heredia y San José, procediendo a garrotear a los participantes, que huyen a refugiarse en la iglesia. Las hordas caldero-comunistas no respetan el templo y continúan vapuleando a los ciudadanos dentro del recinto y de un disparo matan a un campesino. La canalla huye. El Tribunal Electoral había autorizado la manifestación ulatista en ese lugar y los del bando del gobierno no podían o no debían acercarse al lugar. El partido calderonista tenía autorización para celebrar ese día una manifestación en Cartago, lugar bastante distante de San Joaquín. Sin embargo, el gobierno acusó a los ulatistas de provocar a los calderonistas que pasaban por ahí para asistir a la reunión en Cartago. El Arzobispo de San José condena los actos y excomulga a R.A. Calderón, por hacerlo responsable de lo sucedido.
El día 4 de febrero, se encontraban en el Hotel Costa Rica un grupo de muchachos custodiando la documentación electoral que correspondía entregar a los Presidentes de Mesa ulatistas para el día de las elecciones. A las 7 de la noche, una brigada de choque caldero-comunista penetra al hotel para tratar de robarse la documentación. Los muchachos repelen el ataque; pero encontrándose en minoría, son vapuleados y estando ya en el suelo, tienen la «Cobardía» de dispararles, hiriendo en el pecho al entonces hijo del Director de la Prensa Libre, Andrés Borrasé Sanau, que es trasladado al Hospital San Juan de Dios en estado de gravedad, una vez que las brigadas huyen.
LAS ELECCIONES DEL 8 DE FEBRERO 1948
Como las veces anteriores, la policía encarcela a ulatistas miembros de mesa, principalmente en provincias y lugares alejados de la capital. Con todo y todo, las votaciones se realizan. A las diez de la noche, desde el Tribunal Electoral se empieza a dar los resultados en forma tan lenta, que casi a las doce de la noche, únicamente se conocía el resultado de veinticinco mesas; pero Ulate iba ganando por amplio margen. Pasada la una de la madrugada, la ventaja de Ulate era abrumadora. – Sin embargo, a las dos de la madrugada, se incendia la parte sur-este del Colegio de Señoritas, donde se había depositado los sacos de votos y demás documentos de la votación. Por tercera vez, la documentación electoral, «custodiada» por la policía, era pasto de las llamas. Esto obliga al Tribunal Electoral a suspender la lectura de telegramas. Los bomberos recibieron una llamada de un incendio que por calles y avenidas se estaba produciendo en Barrio México; pero luego los vecinos del Colegio de Señoritas llamaron para informar del incendio verdadero.
Sin embargo, la policía no permite a los bomberos escalar el edificio, por tener órdenes estrictas de no permitir la entrada a nadie. (¿Cómo se inició entonces el incendio desde adentro?) – Habían cortado el agua de ese sector y nada se podía hacer, aparte de contemplar el incendio. Yo era bombero voluntario y sentía vergüenza de lo que la gente nos gritaba, creyéndonos cómplices de esa atrocidad.
Al día siguiente la canalla comunista organiza manifestaciones que gritan «queremos votar» y los dirigentes calderonistas y comunistas y el gobierno, acusan al Director del Registro Civil de haber eliminado a sus partidarios del Padrón Electoral. (Los muertos que no podían votar de nuevo.)
Sin embargo, con base en los telegramas oficiales que tenía el Tribunal Electoral, firmados por los miembros de mesa de todos los partidos, se declaró electo a Ulate, con una mayoría de diez mil votos sobre Calderón. – La resolución la firmaron dos de los tres miembros del Tribunal, ya que uno de ellos alegó no poder avalar el resultado, por no tener las papeletas de votación para contarlas y verificar el resultado. (Las papeletas que custodiaba la policía y que «se habían quemado».)
El gobierno, no el Tribunal Electoral, decide que ante la «duda», corresponde al Congreso Definir la elección. Eran 29 diputados del gobierno electos fraudulentamente en las elecciones del 42, 44 y 46; dos diputados comunistas y doce diputados ulatistas. – El gobierno convoca al Congreso para el día primero de marzo. La noche anterior, cuatro diputados ulatistas fueron sacados de sus casas y encarcelados, al igual que los dos Magistrados del Tribunal Electoral, los licenciados don Gerardo Guzmán y José Ma. Vargas, sin respetarles su investidura y su avanzada edad. Otros dos diputados ulatistas que trataron de entrar al Congreso, fueron garroteados por las turbas.
Pero veamos algunas cosas que sucedieron antes de ese fatídico primero de mayo. – Ante el decomiso de las armas que iban a adquirir los Calderón en Estados Unidos, Somoza, Presidente de Nicaragua, les ofrece algún armamento y para ello viaja a Nicaragua Tavío, quien aterriza en Liberia en un avión de ese país el día 27 de enero.
El 22 de febrero, el gobierno destituye al Ministro de Relaciones Exteriores, don Luis Demetrio Tinoco Castro, por haber criticado el camino que estaba tomando el gobierno en torno a las elecciones. Varios funcionarios, amigos y aún parientes de los Picado y los Calderón, renuncian a sus cargos y al Partido Republicano por las mismas circunstancias y algunos le dan su adhesión a Ulate.
Para el día primero de mayo, fecha en que el Congreso resolvería la elección, el gobierno procede a detener en las casas y en la calle, a todo ulatista que se encontrara; inclusive a los dos Magistrados del Tribunal de Elecciones, don Gerardo Guzmán y don José Ma. Vargas, sin respetarles su investidura y su inmunidad. – En horas de la mañana, Tavío entra al Hospital San Juan de Dios con un grupo de policías para detener a los médicos ulatistas que estaban atendiendo los enfermos en ese recinto; pero avisados de su llegada, logran huir por detrás. Solamente logran detener a un – «peligroso delincuente» de 71 años, el Director del Hospital, don José Ma. Zeledón Brenes, autor de la letra del Himno Nacional, sin respetarle su investidura ni su avanzada edad y llevado a la Penitenciaría Central, donde estaban detenidos más de cuatro mil ciudadanos. Ante la frustración de no haber podido detener a los médicos, la policía desata una balacera dentro del hospital, causando pánico entre los enfermos y personal de ese hospital.
Seguidamente salen a ametrallar el Club Unión, el Diario de Costa Rica y la Embajada de Colombia, donde presumían estaban algunos dirigentes ulatistas, lo que le acarreó un serio problema diplomático al gobierno.
Al iniciarse la sesión del Congreso ese día primero de marzo, las turbas caldero-comunistas no dejaban hablar a los pocos diputados oposicionistas, hasta que Manuel Mata logró que se calmaran para «garantizar que las cosas se hacían democráticamente» y se pudiera proceder a la votación. – A los ocho de la noche se tomó la votación preliminar en la que 19 diputados aceptaron el fallo del Tribunal Electoral y 27 la rechazaron. – (Eladio Jara, Esta Comedia no es Divina, pag. 87).
El Presidente del Congreso, Lic. Francisco Fonseca Chamier, avergonzado de lo que sucedía, renuncia de su cargo y abandona el recinto, seguido por los diputados gobiernistas Arturo Volio Guardia, Tomás Guardia Tinoco y Bernardo Benavides Zumbado. Sin embargo, la sesión continuó y los diputados gobiernistas anularon las elecciones, con la intención de nombrar después Presidente, a R.A. Calderón Guardia; el cristianísimo que había sido excomulgado por su complicidad con las turbas asesinas. Pero este nunca más llegará a ser Presidente.
Mientras tanto, en horas de la tarde de ese primero de mayo el célebre coronel Tavío llegó en un camión blindado acompañado por cien policías y soldados a la casa del Dr. Carlos Luis Valverde Vega, donde se econtraba Otilio Ulate y los dirigentes del partido; desatando una balacera para amedrentarlos. Tavío le ordenó al Dr. Valverde abrir el portón para practicar un registro de la casa, pero el Dr. Valverde se opuso. De inmediato dos guardias rurales trataron de escalar las rejas, pero alguien les disparó y cayeron muertos. Una nueva balacera desató la policía; por lo que el Dr. Valverde salió al balcón de la casa con una bandera blanca. Se detuvo la balacera por un momento; pero de pronto le dispararon al Dr. una ráfaga de ametralladora que lo hirió mortalmente.
El Dr. Valverde pide a sus compañeros abrir el portón para que ingrese la policía, a fin de salvar la vida de su esposa e hijas, 4 niñas de poca edad. La policía ingresa y detiene a todos los dirigentes que se encontraban en la casa, incluyendo al Presidente Electo, don Otilio Ulate; quien no acepta la intervención de un embajador que vivía al frente y trató de salvarlo. Todos son conducidos a la Penitenciaría y encarcelados. El Arzobispo de San José, al enterarse de los hechos interviene y le ofrece a don Otilio llevárselo al Palacio Arzobispal, pero de nuevo Ulate rehusa el ofrecimiento. A los dos días, un Juez ordena la libertad de Ulate, quien se dirige directamente al Hospital San Juan de Dios, para ver morir en esos momentos al Dr. Valverde. Dos años atrás, en esa misma fecha había muerto don León Cortés.
Más renuncias de funcionarios, simpatizantes y familiares de los Calderón y los Picado, desaprobando las actuaciones del gobierno.
Ante esa situación, 16 jóvenes que venían entrenándose militarmente, salen hacia las montañas de Santa María de Dota con José Figueres a la cabeza. Llevaban todo «un arsenal», una ametralladora de mano, dos rifles mauser, seis rifles bala «U» y algunos revólveres.
Perdonen mis queridos sobrinos que abuse de ustedes y haga todavía mención de algunas otras cosas.
Incendiar o destruir todo lo que podía perjudicarles a favorecer a los contrarios era la consigna de los calderonistas. Así las turbas incendian dos veces los talleres del Diario de Costa Rica. La Aduana de Paquetes Postales, ubicada en calle primera y ave. primera, se incendia una tarde de 1947.
El incendio destruye la bodega de las alhajas y mercadería valiosa. La aduana es trasladada 50 metros al Norte; pero un mes y una semana después, se produce un nuevo incendio con las mismas características y consecuencias.
Para el día de las elecciones (8 de febrero 1948) más de cien ciudadanos habían sido asesinados por las brigadas de choque y la policía.
Cuando el 12 de marzo, Figueres le declara la guerra al gobierno, se desata una persecución total de ulatistas en todo el país, encarcelando a más de cuatro mil ciudadanos en San José y otro tanto en el resto de la nación. Para detener a los hermanos Rafael y Víctor M. Iglesias, tesorero del partido ulatista, la policía y brigadas de choque se dirigen a sus casas en San Rafael de Escazú. Al no encontrarlos, proceden a saquear las casas y luego las incendian al igual que algunas casas vecinas.
¿Más atrocidades,? para qué seguirles contando.
COROLARIO
El 12 de marzo, a las 7 de la noche, en una radioemisora clandestina, construida con partes de otras emisoras antes de ser incautadas por el gobierno, se oye la voz del Pbro. Benjamín Núñez, declarándole la guerra al gobierno por parte de José Figueres y sus valientes. (Medallitas y glostoras; así llamaban los comunistas a los muchachos de la sociedad y miembros del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales.) – La Guerra de Liberación Nacional había empezado.
¡Perdón de nuevo, mis queridos sobrinos. Que larga se me hizo esta carta! ¡Han tenido que sufrir 30 minutos leyéndola. – Nosotros no duramos 30 minutos leyendo las atrocidades de esa época. Sufrimos 8 años esos hechos. 8 años de angustia. 2920 días de terror. 70.080 horas de desesperación. 4.204.800 minutos de frustración y sufrimiento, de la primer dictadura comunista de América.
¿Comprenden ahora el sentimiento de nosotros, los viejos, de no poder olvidar el 48?
Cariñosamente
Tío Macho.
Carlos Edo. Saborío A.
3 de Octubre 1991
Comentarios Facebook