Y… el 1º de Abril de 1948, en la Segunda Proclama, se dio el primer mensaje Social Demócrata
Por Carlos Ml. Vicente Castro
Raíces: Centro para el estudio del pensamiento Social Demócrata
Y… Don Pepe planeó la Revolución de Liberación Nacional estudiada hasta en sus más pequeños detalles, y planeada con extrema habilidad.
Don Pepe, en esta fase preparativa, y más tarde con las armas en la mano, nos mostró una nueva faceta de su personalidad, que era completamente desconocida para todos: se mostraba un estratega habilísimo y audaz, y un soldado de un valor a toda prueba, rayando a veces en la temeridad. No era, solo el director intelectual del movimiento, sino también su comandante militar. Únicamente así se podía dar digno ejemplo a todos sus colaboradores y mantener muy en alto la moral de sus hombres, que en ningún momento fla-queó, ni aún en los instantes de mayor peligro.
Como agricultor avezado en el escalamiento de las montañas de sus fincas y de una resistencia física extraordinaria, obtenida en sus años de trabajo al aire libre, bajo la caricia del sol y respirando el aire puro de los bosques de aquella región fría y nebulosa, marchaba a la cabeza de sus soldados sin dar señales de cansancio y con el ánimo siempre dispuesto a continuar las duras caminatas, ya fuera de día o de noche, con un calor abrasador en las hondonadas, o temblando de frío en las cumbres de las sierra, envueltas en espesa niebla o azotadas por el chubasco.
Con un jefe así, que no rehuía jamás el sacrificio y que aparecía cada día más fortalecido y con más aliento para continuar la lucha, cuya fe en el triunfo nunca ílaqueó, porque esta convencido de que marchaba en pos de noble ideal y de que las buenas causas siempre alcanzan la victoria, aquél ejército, de unos pocos hombres al principio y de otros muchos después, que iban llegando de todas partes a engrosar sus filas al grito de «Viva Pepe Figueres», realizó en pocos días una campaña increíble, verdaderamente admirable, en que las victorias se sucedían una tras otra. Parecía aquel un ejército de hábiles veteranos, probados en el fuego de cien campañas.
No había un paso mal dado, una acción imprudente, una sola muestra de que sus soldados fueran muchachos inexpertos en las artes de la guerra u hombres hasta entonces ocupados sólo en la atención de sus oiciñas profesionales o en sus negocios civiles.
Todos se habían convertido, por igual, en indómitos combatientes que obedecían a la sola voz de Figueres, con una disciplina y un arrojo increíbles. Había que ver a aquél ejército de profesionales y a tantos otros en fin abogados, médicos, agricultores, ingenieros y eclesiásticos en el frente de batalla, empuñando sus armas y exponiendo su vida, con una audacia y una decisión como si nunca hubieran hecho otra cosa.
No menos valientes y osados fueron los bravos muchachos que en todos los frentes peleaban como leones, como verdaderas fieras, dando muestras de una acometividad y desprecio a sus vidas, verdaderamente heroicos.
Todos pasarán a nuestra Historia con caracteres de oro y como verdaderos hijos de Costa Rica.
¿Y cómo describir con palabras apropiadas, las increíbles proezas realizadas por nuestra incipiente aviación?
Guillermo Núñez, Otto Escalante, Manuel Enrique Guerra, Jorge París, Francisco Vanolli y otros muchos más, realizaron verdaderos milagros desde el aire -en aviones viejos y demasiado grandes para el objeto, dedicados al transporte civil-, que envidiarían los ases de cualquier ejército de la Guerra Mundial. Y todo sin una pérdida, sin una falla que pudiera atribuirse a nerviosismo, a impericia o a falta de valor. Sus acciones eran todas precisas, oportunas e infalibles. Bendita aviación y sus maravillosos hombres. ¡Cuánto puede el valor humano cuando lo sustenta una buena causa, la fuerza de un ideal!
Y esto en el frente de guerra: ¡qué decir de la acción civil, de la resistencia oculta y pasiva y el trabajo intenso y fecundo de los habitantes de la ciudad!
Porque el frente interno estaba librando también su gran batalla: los bancos y los comercios cerraron sus puertas, los periódicos a excepción de La Tribuna, que era el órgano del oficialismo, dejaron de editarse, las oficinas públicas iban siendo abandonadas por sus empleados y los transportes ya no funcionaban. Las mujeres trabajaban intensamente repartiendo boletines clandestinos con noticias del frente. Los viejos facilitaban a los jóvenes el camino de unirse a los combatientes, dándoles sus armas de cacería y sus municiones, sus zapatos de campaña, usados y sus vestidos de kaki. Los hogares dan asilo transitorio y secreto a los figueristas que huían perseguidos por los sicarios del gobierno y los caldero-comunistas, mientras tenían oportunidad de escabullirse para el frente; las organizaciones secretas de civiles trabajan sin descanso, destruyendo un puente por aquí, dinamitando una estación eléctrica por allá, lanzando una bomba contra una casa de comunistas más adelante, en fin sembrando el pánico y la desmoralización de las fuerzas del Gobierno, a como hubiera lugar: porque las proclamas lanzadas por el Jefe de la Revolución, y que la radio clandestina repetía sin cesar, eran terminantes. No había tiempo que perder.
Véase si no, lo que decía la primera proclama, lanzada desde el Cuartel General de Santa María de Dota, el 23 de Marzo de 1948:
LIBERACIÓN NACIONAL
-PRIMERA PROCLAMA-
Costarricense, ¿está usted haciendo lo que puede por la victoria de la libertad?
El Ejército de Liberación Nacional está batiéndose brillantemente en el teatro de la guerra. Usted puede ayudar eficazmente a la jornada patriótica atravesando palos y piedras en los caminos, cortando líneas telegráficas y telefónicas, acorralando sorpresivamente jefaturas políticas y resguardos, intentando por todos los medios desorganizar y desmembrar el gobierno usurpador.
¿Está haciendo usted lo que puede?
Usted dijo una y mil veces que no permitiría una nueva burla a la voluntad populan Usted ha jurado que está dispuesto a contribuir a la formación de una nueva Costa Rica. Cumpla ahora sus promesas yjuramentos. No use el pretexto de que no tiene armas. En la más humilde cocina existe un «raspadulce», en cada casa de campo hay un chuzo, en todo hogar unas tijeras y en el corazón de cada hombre y de cada mujer de Costa Rica existe un héroe.
Haga usted lo que pueda, sea mucho o sea poco, por respaldar al Ejército ahora, y por tener lista y preparada nuestra entrada triunfal a todos los pueblos del país. Ya vamos; pronto, muy pronto, llegaremos.
Ayúdenos desde lejos y repita esta promesa que se debe propagar de pecho en pecho como una conflagración divina:
FUNDAREMOS LA SEGUNDA REPÚBLICA
JOSÉ FIGUERES
Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional
Santa María de Dota, 23 de marzo de 1948.
¡Maravilloso documento que enardeció a la ciudadanía y le centuplicó su valor y fe para seguir luchando!
Del mismo Cuartel, se dejó oír también la segunda proclama, fechada el 1ero de abril de 1948. Esta proclama tenía unos alcances mucho mayores que la primera. Era algo más que una incitación a la lucha. Era todo un mensaje político a la ciudadanía, en el que ya se esbozaba el gran programa social demócrata, de renovación social y de mejoramiento económico, que iba a realizar más adelante. Decía así:
LIBERACIÓN NACIONAL
-SEGUNDA PROCLAMA-
NUESTRO MOVIMIENTO RENOVADOR Y LA CUESTIÓN SOCIAL
En nombre del Ejército de Liberación Nacional, cuya misión es fundar la Segunda República, niego todo derecho a calificar de reaccionario, burgués o retrógrado al movimiento nuestro.
Sólo puede juzgársenos así por mala fe o por incomprensión. Contra la mala fe tenemos balas, y contra la incomprensión tenemos razones.
Un movimiento tan noble, tan esclarecido y a la vez tan popular como el nuestro no podrá jamás implantar un régimen injusto. Aquí están los trabajadores y aquí están los estadistas. A todos nos mueve el espíritu del siglo veinte que es el siglo del pueblo.
El día en que terminemos la guerra contra la mala fe, iniciaremos una nueva guerra: la guerra contra la pobreza.
La victoria del Ejército será la Segunda República: y la victoria de la Segunda República será el bienestar del mayor número.
El hombre tiene ya medios de producción capaces de colocar en un plano elevado, material y espiritual, a todos los miembros de la comunidad. Los economistas de la Segunda República, en colaboración con todos los costarricenses de buena intención, sabrán aplicar esos medios para que desaparezca el espectáculo de las grandes mayorías empobrecidas por la ineficiencia y por el privilegio.
Dejen de combatirnos los incomprensivos. Abandonen esta lucha que por parte nuestra va solamente dirigida contra los hombres de mala fe.
¡Abran todos los costarricenses los brazos a los gloriosos soldados de la Segunda República, que juran, sobre la sangre vertida, dedicarse a construir una Patria sin miseria.
JOSE FIGUERES
Comandante en Jefe del Ejército de
Liberación Nacional
Santa María de Dota, 1º de Abril de 1948.
******
Destacamos las siguientes frases:
«El día que terminemos la guerra contra la mala fe, iniciaremos una nueva guerra, la guerra contra la pobreza»
«La victoria del Ejército será la Segunda República y la victoria de la Segunda República será el bienestar del mayor número«.
¡Esencia Social Demócrata pura y franca!
Es importante resaltar el significado de estas dos frases, que contienen el mensaje Social Demócrata, que sería preponderante con los triunfos de Liberación Nacional y que Don Pepe simplificó en dos palabras:
¡Segunda República!
No más al bajar del avión que lo trajo del exilio, el 24 de mayo de 1944, en los balcones del Diario de Costa Rica pronunció un valiente discurso, del que destacamos la siguiente frase:
«Yo juro que algún día, sea mañana sea dentro de meses o de años, al levantarse el sol sobre el Oriente Patrio, volverá a alumbrarse, para regocijo nuestro y para aliento de las demás naciones, el espectáculo grandioso de la Segunda República de Costa Rica»
La Segunda República de Costa Rica no era otra cosa que la República Social Demócrata de Costa Rica, pero dentro de la fina estrategia seguida por Don Pepe, era seguro que se hubiera separado del movimiento anti-caldero-comunista, el grupo conservador de la Oposición Nacional, cuya unidad, según la estrategia de Figueres, resultaba vital para su primer objetivo: acabar con el Régimen Caldero-Picado-Comunismo.
******
Así marchaba la revolución. Formando los combatientes y los civiles un solo ejército, cuyas únicas divisas eran: «Ni un paso atrás» y «Fundaremos la Segunda República«.
Las victorias del Ejército de Liberación Nacional eran continuas y decisivas: primero San Isidro de El General, luego La Sierra, San Cristóbal, Los Frailes, Santa Elena, El Empalme, Santa María de Dota…
Y mientras tanto, el Gobierno y los caldero comunistas comenzaban a descontrolarse… Sus asaltos a las casas indefensas en busca de supuestos rebeldes ocultos, los apresamientos de ciudadanos en las cárceles de las ciudades so pretexto de que eran sospechosos, sus atropellos a las mujeres valientes que creían comprometidas con la distribución de boletines del frente o que portaban mensajes a los enemigos, eran innumerables. Los saqueos a los establecimientos comerciales, los robos de café y azúcar que se llevaban de las fincas diciendo que eran para necesidades del ejército, pero que luego eran vendidos por cualquier precio a compradores sin conciencia, se sucedían sin cesar.
Y mientras tanto, el Ejército Libertador seguía triunfando…
Puerto Limón fue tomado por la Legión Caribe (*) grupo de muchachos costarricenses que se había organizado con ese nombre para luchar en frentes del noreste, en sólo tres horas de combate, y haciendo gala de una táctica y una audacia insospechadas.
¡Después… hubo dos días de silencio, dos días de ansiedad, sin nuevas noticias, hasta que en una mañana brumosa y fría precisamente el 12 de abril de 1948, las tropas de Figueres, con él a la cabeza, amanecieron ni la Ciudad de (‘arlago!
Seiscientos hombres, guiados por Figueres a travos de las montañas, por cafetales y veredas ocultas que solo él conocía, a un tiro de piedra del enemigo, que no pudo adivinar tanta audacia, habían andado durante dos noches y un día -en fila india, sin hablar una palabra, sin encender un cigarrillo para no llamar la atención, sin comer bocado ni beber gota de agua, muertos de frío y sin descansar ni un instante- para caer por sorpresa sobre las tropas gubernamentales, acantonadas en la antigua metrópoli. La hazaña ésta fue, llamada «La Marcha Fantasma«, de los antiguos conquistadores españoles, que consiguió la victoria del Ejército Libertador, y que cantaron los poetas con sus mejores versos.
Los triunfadores revolucionarios poseían algunas pruebas de que las tropas enemigas habían quedado dispersas en los caminos del sur, en la carretera panamericana y en otras direcciones, se acercaban a Cartago y había que exterminarlas. También de San José venían unos grupos hacia la vieja ciudad y era preciso detenerlos. Se libraron entonces rudísimos encuentros en El Tejar, en Paraíso y en el Alto de Ochomogo. que terminaron todos con el triunfo de los libertadores. La campaña entonces pudo considerarse terminada y ganada con el más brillante y merecido de los triunfos.
La toma de Cartago se había consolidado y se comenzó a organizar la toma de San José, en la que se contaría con millares de voluntarios que llegaban a Cartago procedentes de San José y de las otras provincias, para engrosar las filas Social Demócratas.
Con la rendición del Gobierno y con la huida de los principales Jefes del Caldero comunismo se evitó una sangrienta batalla porque el Ejército de Liberación Nacional ya contaba con alrededor de 10.000 voluntarios y armamento suficiente.
(*) El nombre de «Legión Caribe» ha servido después para crear una organización internacional fantástica que nunca ha existido sino en la imaginación acalorada de algunas gentes mal intencionadas.
Comentarios Facebook