LATINOAMERICANIDAD DE FIGUERES
Armando Vargas Araya
Publicado en la Revista de COPPPAL,
Ciudad de México, año 1, n° 1, julio/agosto de 1990
Conferencia Permanente de Partidos Políticos
de América Latina (COPPPAL).
«¿Mi ideología?
¡Yo soy figuerista!»
General Omar TORRIJOS
(Primera parte: 1942-1958)
Uno de los líderes más ilustres de la democracia moderna, don José Figueres, emprendió a los 83 años su tránsito a la eternidad, el 8 de junio de 1990. El Partido Liberación Nacional (PLN) perdió a su jefe natural y guía vitalicio. Tres veces Presidente de Costa Rica (1948-1949, 1953-1958, 1970-1974), fundó la Segunda República, clausuró el decimonónico Estado Liberal e instauró el vigesémico Estado de Bienestar.
Nuestra América ha perdido a uno de los verdaderos dirigentes de la Socialdemocracia Latinoamericana:
En la Biblioteca Pública de Boston en 1924, yo absorbí el ideal socialista. Tenía dieciocho años, y la concepción de un mundo mejor me inflamaba el espíritu.[1]
Fue nada menos que todo un hombre. Nos heredó lecciones de solidaridad y de dignidad que merecen ser recordadas y aplicadas. En escorzo, al menos, se intenta reseñar aquí algunas de sus hazañas latinoamericanas del pensamiento y la acción.[2]
En el exilio mexicano
Agricultor y conductor de multitudes, fue el más universal de los costarricenses. Hijo de inmigrantes catalanes, adhirió a la causa de la República Española. Tenía 35 años cuando irrumpió a la vida pública, desafiando con un discurso radiofónico al Gobierno socialcristiano del Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944). El 11 de julio de 1942, el régimen lo convirtió en el primer exilado político desde la última dictadura militar del general Federico Tinoco Granados (1917-1919). Se refugió en México donde comenzó a pensar seriamente en las cuestiones atinentes al gobierno de la sociedad, transformándose de casi anónimo agricultor en líder político. Trabó amistad con los intelectuales de la Unión Democrática Centroamericana, encabezada por su compatriota el ilustre periodista Don Vicente Sáenz, adelantado de la Socialdemocracia Latinoamericana.[3] Asimismo, se relacionó con Don Indalecio Prieto, líder en el exilio del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Organizó la asociación Estudiantes Costarricenses en México (ECEM) para examinar y ofrecer solución a los problemas del país. En el ambiente revolucionario marcado aún por la presidencia progresista del general Lázaro Cárdenas, escribió su primer texto político Palabras gastadas: democracia, socialismo, libertad.[4]
Las naciones están hoy ocupadas en la más seria conferencia de la historia. Cuando se levante la sesión, cuando hayamos pisoteado las tiranías que flagelan a los pueblos… entonces, al caer las lluvias sobre las pirámides de humanas osamentas, lavando la sangre y extinguiendo el odio, aparecerá en el cielo un arco iris, el socialismo, como ángel, no como espectro. (1943)
Con exilados nicaragüenses que huían de la dictadura del general Anastasio Somoza García, comenzó a planear una acción militar para la liberación del istmo centroamericano. El Prof. Edelberto Torres, el general Carlos Pasos, Juan José Meza, Enoc Aguado, el Dr. Pedro José Zepeda y el Dr. Rosendo Argüello se unieron a Figueres, quien aportó 12.000 dólares y el general Pasos otro tanto para adquirir armas. A 80 kilómetros de la Ciudad de México, en la hacienda del Dr. Zepeda, establecieron un campo de entrenamiento, ocupado a comienzos de 1947 por la policía que requisó 30 cajas de armas y arrestó a Torres y a Argüello.
La fraternidad centroamericana
Retornó del exilio al asumir el Gobierno el Presidente Teodoro Picado Michalski (1944-1948), quien había sido ministro de Calderón Guardia y, además, había aceptado como Primer Designado a la Presidencia de la República (Vicepresidente) a Francisco Calderón Guardia, hermano mayor de su protector y jefe político.[5]
Participó en la fundación del Partido Socialdemócrata que buscaba, entre otros objetivos, robustecer y organizar la economía para resistir los imperialismos económicos y financieros[6]; un plan de entendimiento económico regional con Centroamérica y Panamá; una política de acercamiento y fraternidad centroamericana, de defensa y solidaridad indoamericana para luchar contra los imperialismos que explotan las riquezas de estos países.[7]
Simultáneamente con su acción partidista, siguió adelante con el proyecto de la rebelión armada. El Prof. Torres lo vinculó con el socialismo espiritual del Presidente Juan José Arévalo Bermejo de Guatemala (1945-1951). En diciembre de 1947 suscribió en Guatemala el Pacto del Caribe, junto con el general dominicano Juan Rodríguez y los nicaragüenses Zepeda, Argüello, Emiliano Chamorro y Gustavo Manzanares, siendo el Presidente Arévalo árbitro de cualquier diferencia. El objetivo era unir fuerzas y armas para derrocar a las dictaduras de Somoza (Nicaragua) y del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo (República Dominicana), así como al régimen que irrespetaba la voluntad popular en su patria. Además, querían reconstruir la República de Centroamérica y formar una nueva república con las Antillas Menores, las cuales se declararían «aliadas permanentes, en el campo militar, de los Estados Unidos y México para la defensa común».
El 8 de febrero de 1948 el periodista Don Otilio Ulate Blanco, al frente de una coalición oposicionista, ganó la Presidencia de la República de Costa Rica al superar por 10.000 votos la candidatura gobiernista de Calderón Guardia. Pero, días después, el Congreso Nacional, dominado por diputados calderonistas, anuló los comicios. Figueres se sublevó el 11 de marzo con los 600 guerrilleros de su Ejército de Liberación Nacional, apoyado por una veintena de militares del Pacto del Caribe, que llegaron por avión desde Guatemala con armas adquiridas en la Argentina y usadas el año anterior en la invasión dominicana de Cayo Confites.[8]
La Guerra de Liberación Nacional se prolongó por seis semanas. Costó 2.000 muertos de ambos bandos, en una población total de 770.000 habitantes.[9] El Gobierno recibió armas y municiones de México, por los buenos oficios de Vicente Lombardo Toledano, así como armas y hombres de la Guardia Nacional de Somoza. Los rebeldes tomaron Cartago, antigua capital del país. Cuando se aprestaban a marchar sobre San José, el Presidente Picado Michalski resignó el mando y se fue a Managua, donde por años trabajó escribiendo los editoriales del diario Novedades propiedad de la familia Somoza.[10] Calderón Guardia lo siguió a Nicaragua.
La Legión Caribe
Figueres presidió durante 18 meses la Junta de Gobierno que procuró «ensanchar los círculos de contacto de nuestro pequeño país con el resto de América y del mundo, y de disminuir el aislamiento en que hemos vivido en el pasado cuando los medios de comunicación eran más imperfectos«. Propuso a la Asamblea Nacional Constituyente adoptar este artículo:[11]
Costa Rica cultivará relaciones especialmente fraternales con los demás Estados que formaron la República Federal de Centroamérica, y promoverá con ellos el establecimiento de lazos culturales y económicos de tendencia unificadora. (1949)
Los internacionalistas que pelearon junto a él, sobrenombrados por la revista Time como la Legión Caribe, crearon el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Nicaragua, bajo el mando de Argüello. Como Secretario de la Junta Revolucionaria del ELN, Meza viajó a México donde reclutó a los oficiales de la República Española Fernando Sousa, Esteban Rovira, Daniel Lado y, el más prominente de todos, Alberto Bayo Giroud, quien se desempeñaba en la Escuela de Aviación Militar en Guadalajara.[12] FIGUERES entregó al ELN armas, dinero y una hacienda cafetalera en Río Conejo, al sur de la capital, donde se estableció un campo de entrenamiento que él frecuentaba. En setiembre de 1948, el Presidente Electo de Cuba, Carlos Prío Socarrás visitó Costa Rica, habiendo analizado con Figueres y Argüello la inminente acción castrense contra Somoza. Poco después, Cuba envió 15 aviones con armamento. Pero las disputas y disensiones intestinas comenzaron a disminuir el espíritu de lucha de los 150 revolucionarios divididos en tres grupos, infiltrados, además, por espías somocistas.[13]
El 10 de diciembre de 1948 Costa Rica fue invadida militarmente desde la Nicaragua de Somoza. La fuerza contrarrevolucionaria era encabezada por Calderón Guardia, quien contaba con el apoyo técnico y logístico del dictador que mandó a asesinar al General de Hombres Libres Augusto César Sandino. Figueres no permitió que la Legión Caribe participara en la defensa nacional, sino que organizó rápidamente las milicias populares e invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). La Organización de Estados Americanos (OEA) ordenó la suspensión de hostilidades y envió una comisión investigadora a Managua y a San José, presidida por el Embajador Luis Quintanilla de México, la cual determinó la complicidad de Somoza con los invasores y el apoyo de Figueres a la Legión Caribe. La contrarrevolución terminó cuando un Comité Interamericano de Expertos Militares fue apostado en la frontera. Después de seis años de colaboración, Figueres y Argüello se separaron en febrero de 1949 cuando los exilados nicaragüenses salieron hacia Guatemala.
La ideología del cambio revolucionario
En el absurdo contexto latinoamericano de los años 40 con innumerables golpes de Estado y acciones armadas oligárquico-militares, reconforta la claridad de pensamiento que sustentó la acción de su gobierno revolucionario. Él mismo señalaba que en la primera parte de nuestra turbulenta centuria habían surgido la Revolución Mexicana,[14] la Revolución Rusa, el Fascismo Italiano, el Nazismo Alemán, el Nuevo Rumbo Americano y el renovado Laborismo Inglés: cada uno de ellos trataba de solucionar el mismo problema de acuerdo con las modalidades de su respectivo país y todos eran hijos de los mismos procesos históricos, a saber, la Revolución Política del siglo 17 y la Revolución Industrial del siglo 19.
Costa Rica no constituye un grupo social aislado en el espacio, como solemos verla a menudo con una dosis de provincialismo, sino una parte integrante de la gran familia humana, afectada por todo lo que atañe a las demás naciones, y expuesta a todas las corrientes del pensamiento universal, que nos llegan inevitablemente como las olas y como los vientos.
Con lucidez y transparencia pedagógicas, exponía a sus compatriotas:
La Revolución Política le dijo al mundo: «Todos los ciudadanos son iguales ante la ley; no debe haber grupos privilegiados, ni grandes masas sin derechos; la Justicia debe regir para todos; la soberanía reside en el pueblo, el sufragio debe ser universal». Semejantes enunciados causaron estupor a los privilegiados de la época, que resolvieron, con criterio erróneo pero humano, convertirse en defensores de la estabilidad sobre la tierra, y de los derechos extraordinarios que sobre su grupo social habían bajado del cielo. Sus esfuerzos lograron solamente retrasar un poco el carro del progreso; sus hijos y sus nietos se confundieron cada vez más con la gran masa de los mortales, y a estas horas pocos hombres claman por situaciones privilegiadas ante la Ley, y ninguna persona culta discute la igualdad jurídica de todos los miembros de la sociedad.
La Revolución Industrial le dijo al mundo: «En el cerebro del hombre está el germen de una nueva vida: la industria científica que puede producir una cantidad ilimitada de enseres útiles para el bienestar humano; la técnica agrícola puede acabar con la escasez de los alimentos; la máquina puede poner al alcance de todos la cultura y los medios del más elevado disfrute espiritual». Vino una creciente producción de riqueza nunca vista, y un grupo de privilegiados repitió de buena fe en muchos casos, el error de los antepasados, creyendo que los bienes de la tierra, en una nueva abundancia, solamente se destinaban a unos pocos, herederos posiblemente de algún nuevo derecho celestial.
La actual Revolución Económica, con sus variantes en cada país y en cada conjunto de circunstancias, le está diciendo al mundo: «Está demostrado que la técnica moderna puede producir suficiente bienestar para todos; hay que romper ahora los ligamentos mentales que nos atan a la estructura económica de otra época; las dos guerras mundiales han demostrado que los problemas monetarios son en gran parte imaginarios; que todo un pueblo, trabajando con miras de interés común, puede producir suficiente riqueza física y servicios para proporcionar una vida mejor a cada uno de sus habitantes, que los recursos de la industria están siendo maniatados por los prejuicios de una organización social anacrónica; que es urgente aplicar a las administraciones de las naciones, y del mundo, los métodos científicos usados por la industria actual que se impone en el siglo 20 un nuevo sacudimiento, un nuevo romper de cadenas mentales; que la humanidad debe despertar alegre como los niños el día de la Navidad, para encontrarse con los aguinaldos que a su disposición están poniendo la Revolución Política, la Revolución Industrial y la Revolución Económica«.
Sostenía que un gobierno sin filosofía, sería como un puente sin cálculos, como un universo sin leyes naturales. «Nuestra orientación debe ser la que marquen las corrientes mundiales de la época. Estamos en medio de la Revolución Económica, y no podemos ni queremos sustraernos a ella. Cada nación va pasando por esta época, con unas cuantas décadas de adelanto o retraso, que no significan nada en la historia universal».[15]
Entre las realizaciones de su primer Gobierno están:
• la disolución del ejército como institución permanente;
• la nacionalización de los bancos;
• la aprobación de un impuesto sobre los capitales;
• el otorgamiento de los derechos ciudadanos a la mujer;
• la derogación de la ley de 1934 que discriminaba a los negros;[16]
• el establecimiento de la jurisdicción nacional sobre las 200 millas marítimas;
• la incorporación de Costa Rica a la UNESCO, la OMS y la OEA;
• la creación del Tribunal Supremo de Elecciones, la Procuraduría General de la República, la Contraloría General de la República, el Instituto Costarricense de Electricidad, la Oficina del Café y el Servicio Civil;
• la celebración de dos procesos comiciales: para la Asamblea Nacional Constituyente y para la Asamblea Legislativa;
• la promulgación de la Constitución Política; y
• el traspaso del mando al Presidente Ulate Blanco (1949-1953).[17]
En los pasos de Frugoni
Sus compromisos de solidaridad latinoamericana se robustecieron con la experiencia en el Gobierno. Coincidió en el plano de las ideas con Víctor Raúl Haya De La Torre y Rómulo Betancourt sobre la necesidad de llegar a contar con un sistema de Partidos Políticos en Latinoamérica. El pensador peruano había aconsejado en 1941 la creación de un Comité Latinoamericano de Defensa de la Democracia, con comités nacionales que recibieran denuncias de los ciudadanos sobre violaciones de los procesos democráticos y de las libertades cívicas. Y en 1947 sugirió que los Estados latinoamericanos suscribieran una Carta de Derechos Civiles y que se condenara a cualquier Estado que los violara. El Padre de la Democracia Venezolana, por su parte, consideraba que así como los falangistas y los comunistas tenían sus organizaciones internacionales, los demócratas estaban en el deber de organizarse. Figueres abogaba por una sana intervención, afirmaba la urgencia de defender la dignidad del hombre y sostenía la obligación ética de luchar por el establecimiento de regímenes democráticos en todos los países.[18]
Fue en esa coyuntura que se reunió en La Habana la Conferencia Interamericana sobre Democracia y Libertad, del 12 al 14 de mayo de 1950, apoyada política y financieramente por el Presidente Prío Socarrás. Asistieron unos 150 dirigentes políticos, entre los cuales estaban: Eduardo Frei de Chile, Eduardo Santos, Carlos Lleras Restrepo y Germán Arciniegas de Colombia, Daniel Cosío Villegas y José Iturriaga de México, Luis Alberto Sánchez del Perú, Eduardo Rodríguez Larreta del Uruguay, José Figueres y Vicente Sáenz de Costa Rica, Ramón Villeda Morales de Honduras, Raúl Roa y Aureliano Sánchez Arango de Cuba, Juan Bosch y Amado Soler de la República Dominicana, Guillermo Toriello de Guatemala, y de Venezuela Rómulo Betancourt, Andrés Eloy Blanco, Valmore Rodríguez, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios. De los Estados Unidos llegaron Francis Grant y Roger Baldwin de la Liga Internacional de los Derechos Humanos, los autores Pearl Buck y Waldo Frank, Serafino Romualdi y Ernest Schwarz del movimiento obrero, James Loeb y Arthur M. Schlesinger Jr. de Americans for Democratic Action, los activistas Chester Bowles, Jesús De Galíndez y Norman Thomas, y los congresistas Clifford Chase y Clinton McKinnon.
Figueres llevó a La Habana un mensaje titulado «Unión y cultura» [19] en el que diagnosticó las causas del problema de Latinoamérica: la inmadurez para el Gobierno representativo y la pequeñez de las unidades nacionales. Como remedio a largo plazo,
la educación es la inversión más directamente reproductiva imaginable. El actual estado de adelanto de la tecnología permite la producción de suficiente riqueza para todos los miembros de la comunidad. Esa riqueza no se produce y disfruta por deficiencias de organización general, y por deficiencias educativas. Se hace necesaria, pues, una transformación de nuestra estructura económica y un levantamiento del nivel cultural.
En cuanto a la conformación de la Patria Grande, habló así:
La unión parece imposible si se plantea en su aspecto político, y en una forma total: fundir en una sola nación a todo el hemisferio, o al menos a las [19] repúblicas latinoamericanas. Pero hay lazos menos ambiciosos que pueden irse estrechando: la unión por zonas geográficas y dentro de ellas la unión de ciertos aspectos, como la economía y la enseñanza… La cultura conduce a la unión, y la unión de los recursos incrementa la cultura. Y ambas cosas juntas, unión y cultura, son el remedio permanente para nuestros males económicos, y para nuestros males políticos…
El objetivo principal del esfuerzo humano en la segunda mitad del siglo veinte, es acabar con la miseria. Para eso se necesitan métodos eficientes en la producción de la riqueza. Y esos métodos no funcionan bien en los grupos humanos pequeños. Se engañan tristemente a sí mismos los pensadores de cualquier país de América que intenten acabar con la pobreza de las mayorías sin entrar en entendimientos económicos amplios con sus naciones vecinas por lo menos. La unión económica es el primer paso hacia el lejano ideal de la unión política. Y la unión económica es posible en nuestro tiempo. Y es más que posible, imprescindible. (1950)
La Conferencia de La Habana estableció la Asociación Interamericana Pro Democracia y Libertad, cuyo primer Presidente fue el egregio socialista uruguayo, Don Emilio Frugoni,[20] con sede en Montevideo. El objetivo de la Asociación era doble: coordinar esfuerzos para terminar con las dictaduras y ofrecer a los pueblos un plan constructivo para el futuro. La Declaración de la Habana se inspiró en el lema del Acta de Chapultepec (1945): «América no puede vivir sin justicia; ni tampoco puede vivir América sin libertad». El texto condenaba por igual el comunismo, el fascismo, el falangismo y el nazismo; proclamaba la necesidad de elevar el nivel de vida de los pueblos con el fin de hacer vivir la democracia; abogaba por el disfrute sin reservas de los derechos políticos, sindicales, civiles y religiosos; reafirmaba la política de no intervención en los asuntos internos de un Estado soberano, pero planteaba la cuestión del reconocimiento de los gobiernos de facto que fuesen resultado de sublevaciones militares contra regímenes constitucionales. La sección norteamericana de la Asociación, con sede en Nueva York, funcionó durante muchos años como punto de encuentro de líderes políticos y eficaz «lobby» de la izquierda democrática latinoamericana ante el Departamento de Estado, el Congreso en Washington, las Naciones Unidas, la academia y la prensa internacionales.
Figueres estuvo brillante en la Conferencia de La Habana.[20] En una sesión plenaria habló durante horas, tantas que a la una de la madrugada se interrumpió la reunión para que los delegados pudieran descansar… pero todos volvieron cuando reanudó su discurso sobre la grandeza que esperaba a Latinoamérica si con el esfuerzo concertado de los amantes de la libertad se lograban vencer las fuerzas de las tinieblas. Ahí inició relaciones que marcaron toda su vida política, como su amistad entrañable con Betancourt. Derrocado el Presidente Prío Socarrás por el sargento Fulgencio Batista, Betancourt debió abandonar Cuba y retornar a Costa Rica donde había estado entre 1929 y 1934. El secretario de Betancourt en San José fue el hoy Presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez.
La fundación del PLN
En esta etapa de su fructífera vida política entre 1949 y 1953, lanzó iniciativas premonitorias sobre las demandas que cinco lustros después los países del Sur articularían en la estrategia global del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI).
En la Universidad de Standford expuso con claridad y vigor su tesis sobre precios justos para el desarrollo:[21]
Cada vez que sugerimos algún plan de estabilización a nivel justo, se nos contesta con frases hechas, con novedades como «la ley de la oferta y la demanda», con originalidades como «el sistema de libre empresa», o con insultos como «¿no les estamos dando ya suficiente dinero?». ¡Y pensar que hay en América Latina tantas cotorras que os halagan el oído repitiendo vuestros lemas! Entre los políticos y escritores latinoamericanos, cualquier fonógrafo barato que toca los discos de «la empresa privada», «la no regulación de los negocios», «las inversiones», medicinas todas esas del siglo 19, se cree automáticamente vuestro amigo. En el ambiente hemisférico de hoy, el único pecado es pensar.
Lo que deseamos es que se nos pague con justicia el sudor de nuestro pueblo, el jugo de nuestro suelo, cuando proveemos con nuestros productos alguna necesidad de otros países. Con solo esto nos bastaría para vivir, y para levantar nuestro propio capital, y para desarrollarnos. Cada vez que tratamos de estabilizar nuestros precios a un nivel que nos permita vivir y progresar, se nos tilda de «socializantes», «rosados», o lo que esté de moda. Lo respetable es el «mercado libre», con alternativas de hambre y de fiesta para nuestros pueblos, pero con mucha más hambre que fiesta. Los pueblos pobres son los corderillos expiatorios en el altar de la «Libre Competencia». (1951)
Escribió sobre el café, la bebida de las Américas, y el problema de sus precios:
Jamás se ha pagado remuneración adecuada a los esfuerzos de millones de familias americanas que trabajan, hombres, mujeres y niños en una situación contigua a la esclavitud, atendiendo a los millones de pequeños detalles que requieren el cafeto y la fruta, desde los días delicados de la planta en los criaderos hasta el tiempo cuando la cosecha es cargada en el barco para su despacho. El salario de un trabajador adulto, generalmente padre de familia, en nuestras plantaciones de café en 1950 es solamente de diez centavos de dólar por hora. Es decir, una octava parte del salario mínimo legal en los Estados Unidos. Considerando la labor necesaria para producir una simple taza de café, sería más fácil llenar la taza con sudor humano.[23]
Ante el Consejo Económico y Social de la ONU ante y la FAO propuso la creación de una reserva mundial de alimentos para hacer frente a las escaseces desastrosas que azotan de vez en cuando a algún sector de la humanidad; estabilizar los precios internacionales de comestibles y materias primas; y regular el intercambio de los excedentes regionales. Persuadido de que «el avance de la sociedad es un proceso de sujeción de las fuerzas naturales a la inteligencia del hombre», fundamentó su idea en estos conceptos:
Nada contribuye tan rápidamente a levantar la producción como la seguridad del mercado. Nada desalienta más que las fluctuaciones imprevisibles, y las especulaciones bursátiles con el producto del trabajo del hombre. Solo una reserva mundial puede dar estabilidad, y hacer posible la previsión de necesidades futuras, en el mercado internacional.[24]
Escribió contra «las consecuencias fatales del fraccionamiento de Latinoamérica» y sobre la integración hemisférica:
Somos partidarios de la integración de América. Una integración basada en el respeto a los pueblos, como a los individuos. Una integración que comience por algo visible, por pocos países, por algún aspecto de su vida nacional. Una integración que no signifique dominio de un país sobre otro, sino unión de recursos económicos y educativos para fines comunes. Una integración que nos haga solidarios en nuestra propia lucha interna, real y constante, por la libertad y por el bienestar social.[25]
Viajó por Latinoamérica, Europa y el Medio Oriente y estrechó relaciones de amistad y colaboración con líderes políticos.
El Partido Socialdemócrata había sido un Partido de cuadros, pero la Guerra de Liberación Nacional había transformado la geología de las fuerzas sociales y requería un Partido de masas para canalizar la energía popular hacia el futuro. Revisó la literatura arielista y la ideología batllista, la Reforma Universitaria de Córdoba y el aprismo, así como la herencia de la Revolución Mexicana de 1910. Estudió la plataforma ideológica, la oferta programática y la estructura organizativa de varios partidos latinoamericanos, especialmente aquellos que habían participado en 1940 y 1946 en el Primer y Segundo Congresos de Partidos Democráticos y Populares en Santiago de Chile, a los que concurrieron el APRA del Perú, el PRI de México, el Partido Socialista de Chile y otros afines. Pensaba en la conveniencia de establecer un Partido laborista.
Esta fase culmina el 12 de octubre de 1951 cuando, junto con Don Francisco J. Orlich, Don Luis Alberto Monge y Don Daniel Oduber, fundan el Partido de la Revolución de 1948: el Partido Liberación Nacional (PLN), [entonces] fuerza hegemónica de la democracia costarricense.[26]
En su primera consulta popular, el 26 de julio de 1953, ganó la Presidencia de la República con el 65% de los votos.[27] Sus adversarios conservadores pretendieron atemorizar a los ciudadanos al afirmar que el país sería víctima de «nuevas aventuras internacionales» y pidieron, inútilmente, el voto «contra Figueres, contra Arévalo y contra Betancourt». Una escisión en sus filas dio en 1958 el triunfo a una coalición conservadora, pero mantuvo el control del parlamento. Retornó al poder en 1962 con mayoría parlamentaria. En 1966 ganaron los conservadores con el 0.5% del voto, pero el PLN mantuvo el dominio parlamentario. Figueres ganó la Presidencia de la República y amplió el margen de su mayoría parlamentaria en 1970. El PLN ganó en 1974 el Poder Ejecutivo, mas perdió la superioridad en el parlamento. Perdió la Presidencia y el parlamento en 1978. Recuperó la Presidencia y el dominio parlamentario en 1982. En 1986 mantuvo la Presidencia y el parlamento. Pero en 1990 perdió los dos. Es decir, en 37 años de existencia, el Partido de la Revolución de 1948 ha logrado la elección de seis Presidentes de la República y ha mantenido una mayoría parlamentaria durante 27 años y medio.
Un enaltecido nacionalismo
Como Presidente Electo, recorrió Sudamérica. En Argentina, se encontró con el Presidente Juan Domingo Perón en la Casa Rosada. En Bolivia recibió el homenaje de la Asamblea del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), donde el Presidente Víctor Paz Estenssoro lo saludó como «un hombre de valor moral, de gran capacidad intelectual». Dijo el líder boliviano del nacionalismo revolucionario:
Cuando hay un caudillo de país lejano geográficamente que sigue la misma orientación del Movimiento Nacionalista Revolucionario, es perfectamente lógico que le llamemos compañero, como en este caso, compañero Figueres. El nacionalismo de los países de la América Latina constituye una sola corriente. Así como en la independencia política fue necesario desarrollar una acción de magnitud continental, hoy que nos empeñamos en lograr la independencia económica nuestra acción también tiene que asumir magnitud continental… La comprensión internacional es de importancia fundamental para un Estado revolucionario como el nuestro, porque en el exterior se desfigura su verdadera orientación. El control de las agencias de noticias, de los medios de publicidad que generalmente tienen a su servicio los grandes intereses económicos, dan versiones completamente distintas de la realidad… Manteniéndonos en el poder, llevando a cabo todo nuestro programa hasta sus últimos extremos, vamos a cumplir, como José Figueres en Costa Rica, la parte que nos toca en la grandiosa tarea de la emancipación económica de los pueblos de América.[28]
Al asumir el mando en su primer período constitucional, ya era reconocido como una figura de alta significación en la Socialdemocracia Latinoamericana. En el cuatrienio que estuvo fuera del mando había redondeado y afinado su visión personal del mundo, así como había definido una robusta doctrina propia sobre la inequidad abismal entre los países ricos del Norte y el mundo pobre del Sur. En su discurso de toma de posesión, ratificó la solidaridad costarricense con Latinoamérica:[29]
Apoyamos los varios esfuerzos de acercamiento centroamericano que se realizan actualmente: los planes de integración económica de la CEPAL; los tratados comerciales bilaterales, que son pasos hacia un entendimiento general; la unificación de la enseñanza elemental y superior; la coordinación agrícola; el robustecimiento de la ODECA como organismo regional y en general todo aquello que tienda a fundir en un solo pueblo a los países del istmo. Mantenemos una invitación permanente a las repúblicas de Guatemala y Panamá, para que formen parte de todos los organismos centroamericanos… Especial atención debemos prestar en estos momentos que vive la humanidad, a la unidad del hemisferio americano. La integración de América Latina, fundada en una economía sólida y sobre bases de justicia social e internacional, debiera ser la primera preocupación del hombre americano. Daríamos un paso hacia la integración de la familia universal. (1953)
Los dictadores de la Internacional de las Espadas en República Dominicana, Venezuela, Cuba y Nicaragua veían con recelo el retorno al poder del más exitoso de los jefes de la Legión Caribe. El tránsito de la dictadura oligárquico/militar hacia una democracia social conducido en Guatemala por el presidente Arévalo y su sucesor, el coronel Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954), había introducido elementos de tensión política en el istmo centroamericano. La reforma agraria y la recuperación de extensas tierras de la United Fruit Company en Guatemala habían topado con fuertes presiones de la transnacional bananera en Washington.
«No queremos inversiones extranjeras»
En ese tormentoso contexto cargado de asechanzas y ominosas señales originadas en la Casa Blanca, Figueres precisó enérgicamente su política ante el capital norteamericano y las inversiones foráneas:[30]
La propiedad extranjera sobre un sector importante de la economía o del territorio de un país constituye una «ocupación económica». Esto no es una fantasía. Se los que digo. Yo soy ciudadano de una «banana republic». Yo se lo que es tener un estado dentro de otro Estado; alojar como huésped a una empresa privilegiada que no se rige por las leyes del país sino por los términos de su propia «concesión», es decir, por los términos de la ocupación económica. Pretender desarrollar nuestros países mediante inversiones extranjeras es recetarnos por medicina el mismo mal de que sufrimos.
La propiedad extranjera suele actuar como bomba de succión: la mayor parte de la riqueza producida fluye hacia la economía de la nación de donde provienen las inversiones. Allá van las ganancias, los impuestos altos, los sueldos elevados. Solamente quedan en el país pobre los jornales bajos, las migas, y con ellos la miseria, la discriminación y la amargura. En 57 años de operaciones en Centroamérica, la United Fruit Company ha acumulado un capital de 550 millones de dólares, ha pagado más de esa suma en dividendos a accionistas norteamericanos, más de esa suma en impuestos al Gobierno de los Estados Unidos, además de sueldos de directores y otros gastos elevados. Mientras tanto, ¿se ha desarrollado Centroamérica?
No queremos un nuevo oleaje de colonialismo, como el que ha significado a menudo la propiedad extranjera en nuestros países. No deseamos ser productores de materias primas a jornales bajos. Desaprobamos los arreglos que tienden a refinar nuestro azúcar crudo en los países industriales, construir allá los muebles con nuestras maderas, fabricar los neumáticos de nuestro caucho, hilar las cuerdas con nuestras fibras, fundir el metal de los minerales nuestros.
No nos interesan las inversiones privadas extranjeras en empresas de servicio público, diga lo que diga la propaganda de las compañías eléctricas y de telecomunicaciones. Nos negamos a entregar a compañías privadas extranjeras el control de nuestros servicios públicos, que constituyen un sector importante de nuestra soberanía económica, y que no deben ser objeto de lucro sino de bien común. (1953)
Empero, a diferencia del Presidente Arbenz, consideraba contraproducente la expropiación pura y dura de las tierras incultas de la transnacional bananera, porque toda medida violenta está cargada de desventajas para todos. Costa Rica prefería la negociación a la confrontación, especialmente cuando no convenía debilitar la solidaridad hemisférica, ni perjudicar la causa general de la democracia. Así, renegoció los términos en que operaba la United Fruit Company y logró recuperar soberanía para el país y ventajas para los trabajadores.
Su esclarecida vocación latinoamericana y enaltecido nacionalismo eran cada vez más ingratos a los ojos de Washington. En efecto, en agosto de 1953 fue emitido un «reporte de inteligencia» por la Oficina de Investigación e Inteligencia del Departamento de Estado, titulado «La probable posición de Figueres con respecto a la política nacional y la política exterior de Costa Rica», el cual contenía estas apreciaciones:
Figueres no llegará voluntariamente a ser un títere comunista, pero su programa nacionalista es, en algunos aspectos, similar al de Guatemala y, por tanto, posiblemente aumentará la capacidad comunista en Costa Rica… Planea poner en práctica un amplio programa de desarrollo económico y un control más firme sobre la inversión extranjera… El programa reformista será financiado preferentemente con el capital nacional, y no mira favorablemente el capital organizado más allá del nivel individual o familiar. Las grandes corporaciones privadas, tales como las de los Estados Unidos, son anatema en su opinión. La probabilidad de una confrontación con el nuevo Presidente de Costa Rica será constante porque siempre lucha por aumentar el poder de negociación de los pequeños países subdesarrollados vis-á-vis las grandes naciones manufactureras.[31]
La dignidad latinoamericana
Hay una decisión que subraya su solidaridad latinoamericana: la ausencia de Costa Rica de la X Conferencia Interamericana reunida en Venezuela en marzo de 1954 bajo la conducción ideológica del Secretario de Estado John Foster Dulles y la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en la cual se procuraba acorralar aún más al Presidente Arbenz con una amplia resolución anticomunista que pudiera utilizarse contra Guatemala. Las cárceles de Caracas estaban atestadas de prisioneros políticos, mientras los cancilleres hablaban de los derechos humanos. Figueres fue el único mandatario latinoamericano que se negó a participar en aquella reunión legitimadora de la dictadura, aunque había solicitado a varios presidentes idéntica prueba de hermandad con la democracia venezolana. Un grupo de diputados chilenos apoyaron su posición y el Partido Socialista de la Argentina le expresó reconocimiento y gratitud. Seis años más tarde, el Presidente Betancourt analizó ante el Congreso Nacional aquel acto de dignidad.
Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranicen, deben ser erradicados mediante acción pacífica colectiva. Tesis coincidentes, con estas aquí esbozadas, son sostenidas hoy por Partidos y personalidades muy influyentes. Y quiero aquí rendir un homenaje de gratitud venezolana y de admiración americana a quien por sostener estas ideas con motivo de la inasistencia de Costa Rica a la X Conferencia Interamericana de Caracas, porque el país sede sufría un régimen despótico, afrontó una invasión a su país por tropas reclutadas, entrenadas y armadas por la internacional de las dictaduras. Me he referido a quien es hoy, en este recinto, ilustre huésped de Venezuela, el ex Presidente José Figueres.[32]
Las invasiones contra Arbenz y Figueres
El 18 de junio de 1954 se lanzó desde Honduras la invasión comandada por el coronel Carlos Castillo Armas que puso fin al Gobierno del presidente Arbenz en Guatemala. Los 150 contrarrevolucionarios habían sido financiados con más de siete millones de dólares y generosamente armados por la United Fruit Company y el Gobierno de los Estados Unidos, entrenados en Nicaragua y Honduras bajo las órdenes de los dictadores Somoza y Trujillo.[33] El armamento fue entregado por los Estados Unidos a Honduras y Nicaragua de acuerdo con los convenios militares suscritos a comienzos de aquel año. Lo que algunos olvidan es que la intervención tenía dos puntas: el plan G contra Arbenz y el plan C contra Figueres.
El 11 de enero de 1955 Costa Rica fue invadida militarmente desde la Nicaragua de Somoza,[34] por el «Ejército Revolucionario Auténticamente Anticomunista». La fuerza de 500 hombres era encabezada por Calderón Guardia, quien viajó desde Guatemala en un avión proporcionado por Castillo Armas: «la aventura surgió por un ofrecimiento del exterior para suministrar armas y pertrechos».[35] El comandante militar de la expedición era Teodoro Picado Jr., hijo del derrocado expresidente Picado Michalski, y compañero de clase en la Academia Militar de West Point de Anastasio Somoza Jr., enlace con los oficiales estadounidenses que organizaron en territorio nicaragüense las invasiones militares contra Arbenz y Figueres. Aviones militares y pilotos norteamericanos que habían ayudado a Castillo Armas bombardearon con cargas de cinco libras y ametrallaron con máquinas calibre .50 poblaciones costarricenses. Algunos contrarrevolucionarios habían sido entrenados en Chiquimula, Guatemala, pero la mayoría recibió la preparación de militares somocistas en Coyotepe y en Rivas: funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos visitaban los campos de entrenamiento y arengaban a los mercenarios. [36] Figueres organizó otra vez las milicias populares para la defensa e invocó nuevamente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). De Cuba llegaron varios voluntarios que se unieron a las milicias, entre ellos José Antonio Echeverría, Héroe de la Revolución, y Orlando García. La Organización de Estados Americanos (OEA) ordenó la suspensión de hostilidades y envió una comisión investigadora a San José. Cerca del límite con Nicaragua, un avión de observación de la OEA tuvo un incidente con un F-47 Thunderbolt de los contrarrevolucionarios, el cual ametralló luego una ciudad inerme. La OEA estableció una zona desmilitarizada en la frontera y poco después cesó la agresión armada, regresando los invasores a Nicaragua.
La contrarrevolución de 1955 probablemente no era promovida por la United Fruit Company como en Guatemala, o por lo menos no aparentaba serlo, sino que fue una aventura directa y personal de los dictadores de espada virgen. Sin embargo, el Embajador de los Estados Unidos en Costa Rica, Robert Hill, estaba vinculado con la transnacional bananera, por haber trabajado con la Grace Shipping Lines que tenía intereses en el istmo. En julio de 1961, el que había sido Embajador del Presidente Dwight Eisenhower en Honduras, Whiting Willauer, dijo en el Congreso de Washington[37] que el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia habían integrado «un equipo» de embajadores en Centroamérica que garantizara el éxito de las operaciones en la región: John Peurifoy en Guatemala, él mismo en Honduras, Thomas Whelan en Nicaragua y Hill en Costa Rica. En la contrarrevolución de 1955, armas, fondos, hombres y tácticas fueron respaldados por diplomáticos y militares estadounidenses, pagándoles a los dictadores con esa ayuda el favor de haberles servido en la destrucción del Gobierno Constitucional de Guatemala.[38]
Los escupitajos morales
En mayo de 1958 la limusina en que entraba a Caracas el entonces Vicepresidente de los Estados Unidos, Richard M. Nixon, fue atacada con piedras y escupitajos. La gira de buena voluntad había comenzado mal: en Montevideo le gritaron «Nixon, go home» y en Lima hubo una huelga de estudiantes en protesta por su presencia en la patria de Haya De La Torre. Hacía poco que había sido sacado del poder Pérez Jiménez, a quien los Estados Unidos habían condecorado con la medalla de la Legión del Mérito. Figueres fue invitado por el Congreso para que expresara su opinión sobre aquel incidente.[39] Por cierto, sus palabras fueron escuchadas en la galería por un joven abogado argentino que estaba de visita en Washington: Raúl Alfonsín. Dijo Figueres:
Los pueblos no pueden escupir a una política exterior, que es lo que han querido hacer. Y cuando han agotado todos los medios posibles de convencimiento, el último recurso que les queda es escupir. El acto de escupir, vulgar como es, no tiene sustituto en nuestro idioma para expresar determinadas emociones. No hay en el mundo palabras, y solo hay salivazos, que sean capaces de interpretar el sentimiento del Pueblo Venezolano cuando, recientemente, mientras hombres y mujeres y niños se desangraban en las cámaras de tortura de los tiranos y ladrones y asesinos que otorgan las fáciles concesiones petroleras, los periódicos estadounidenses tranquilizaban a sus lectores asegurándoles que no había causa de ansiedad, porque las inversiones norteamericanas en Venezuela estaban seguras…
Escupir es un acto espernible, cuando se realiza físicamente. Pero hay también escupitajos morales. Cuando vuestro Gobierno invitó a Pedro Estrada,[40] el Himmler del Hemisferio Occidental, para hacerle honores en Washington, ¿no escupió acaso en la cara de todos los demócratas de América? Pedro Estrada merecía una distinción, se nos dijo con candor angelical, porque su cuerpo de represión política logró mantener la paz en Caracas mientras se celebraba allí una conferencia que incluía los derechos humanos, sobre los sótanos donde gemían los torturados. Así sería fácil mantener la paz en todo el mundo, convirtiéndolo en un solo cementerio. Mi Gobierno se negó a participar en aquel evento macabro. Con ello provocamos la ira de algunos funcionarios de otros países, y las críticas de algunos periódicos nuestros «imparciales». Aquello fue en 1954, hace ya cuatro años. Todavía hoy los deudos de los sacrificados sienten el deseo de escupir y escupen. (1958)
NOTAS
[1] José FIGUERES, «Not To Have Dreamed in Vain», en Congress Weekly (Nueva York), Vol. 20, 19 de octubre de 1953, pp. 8-9. [2] Sobre su vida política, véase Charles D. AMERINGER, Don Pepe: A Political Biography of José Figueres of Costa Rica (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1978); Alberto BAEZA FLORES, La lucha sin fin (México: Costa-Amic, 1969); Tomás GUERRA, José Figueres: Una vida por la justicia social (Heredia: CEDAL, 1987); José FIGUERES, Escritos y discursos 1942-1962, selección, prólogo y notas de Alfonso CHASE (San José: Editorial Costa Rica, 1986). [3] Desde México, donde residió la mayor parte de su vida, este excepcional humanista costarricense (1896-1963) ejerció una enorme influencia en Latinoamérica con su acerada pluma al servicio de la democracia social. Propuso en 1935 la creación de la Internacional Socialista Hispanoamericana. Durante su exilio en el Valle del Anáhuac, Don Pepe enriqueció sus inquietudes políticas con la cosmovisión de Don Vicente, cuyo pensamiento se evidencia en algunos pasajes de su ensayo Palabras Gastadas y en varias ideas-fuerza que defendió a lo largo de su vida. Fue la persona clave en sus contactos con los asilados de varios países que firmarían el Pacto del Caribe. En setiembre de 1948 dictó en San José una conferencia en el Teatro Nacional, a la que asistieron el presidente FIGUERES y varios de sus ministros como reconocimiento al Maestro SAENZ. De él dijo Pablo NERUDA: «Vicente Sáenz, honor de Costa Rica, defensor incansable de la libertad de Centro América, reúne en sus libros, con su palabra de castigo y de justicia, el palpitante archivo de esta época de agonía». Hay que escribir la biografía y rescatar las lecciones de tan insigne luchador democrático. Véase, Vicente SAENZ, Ensayos escogidos, selección y notas de Alfonso CHASE (San José: Editorial Costa Rica, 1983). [4] Palabras gastadas: democracia, socialismo, libertad, 2a ed. (San José: Lehmann Editores, 1979). [5] El corresponsal norteamericano William KREHM relata esta patética historia: «Cuando un periodista visitante mencionó el cuarto lleno de canarios que le había mostrado Carías, el dictador hondureño, Picado replicó: ‘Aquí, sabe Ud., yo soy el único pájaro enjaulado’.» Democracia y tiranías en el Caribe (México: Unión Democrática Centroamericana, 1949), p. 197. [6] La noción de imperialismo aquí usada es el concepto definido por Joseph SCHUMPETER como «la injustificada propensión de un Estado a expandirse ilimitadamente por medio de la fuerza», en Imperialism and Social Classes (New York: Kelley, 1951), p.7, o bien por William I. LANGER como «el simple dominio o control, político o económico, directo o indirecto, de un Estado, nación o pueblo sobre otros grupos similares, o… la propensión, tendencia o intento de establecer dicho dominio» en The Diplomacy of Imperialism: 1890-1902 (New York: Knopf, 1951), 2a ed., p. 67. [7] Partido Social Demócrata: «Hacia el perfeccionamiento de nuestra democracia», en Carlos José GUTIÉRREZ, El pensamiento político costarricense: la Socialdemocracia, Tomo 1, pp. 234-271 (San José: Libro Libre, 1986). [8] John Patrick BELL, Crisis in Costa Rica: The 1948 Revolution (Austin: University of Texas Press, 1971). [9] José FIGUERES: El espíritu del 48 (San José: Editorial Costa Rica, 1987). [10] “Mucho se desprestigió el gobierno de Picado, desprestigiando a Costa Rica, por sus estrechas ligas con el falangismo y por su defensa de Franco en las Naciones Unidas; por su amistad íntima con Somoza, cuyo retrato de lujo adornaba su sala de recibo; por sus embajadas y felicitaciones a Carías y a otros ejemplares más o menos robustos de nuestra rica fauna tropical». Así escribió Don Vicente SAENZ en agosto de 1949 en su prólogo al libro de KREHM, periodista de la revista Time, quien, por su parte, añadía: «Cuando Figueres capturó Cartago, se negoció una tregua y Picado partió para el destierro, al calor precisamente de Managua, aunque bien refrescado a la sombra de su amigo Tacho… quien había hecho de Costa Rica una provincia de sus brutales ambiciones», p. 207. [11] Junta Fundadora de la Segunda República, Proyecto de Constitución Política, Artículo 5, publicado en Asamblea Nacional Constituyente de 1949, Antecedentes, proyecto, reglamento, actas (San José: Imprenta Nacional, 1951), Tomo I, p. 26. [12] Alberto BAYO, Tempestad en el Caribe (México, 1950). [13] Charles D. AMERINGER, The Democratic Left in Exile: The Antidictatorial Struggle in the Caribbean, 1945-1959, especialmente el capítulo 2 «The Caribbean Legion», pp. 58-110 (Coral Gables: University of Miami Press, 1974). [14] El 2 de noviembre de 1949, al defender su Doctrina Social de Jornales Crecientes, decía a los empresarios agrícolas: «La Revolución Mexicana de 1910, siete años anterior a la Revolución Rusa, es una advertencia para las clases dirigentes de otros países que se empeñan, por ignorancia o por egoísmo, en mantener a los países estancados mediante una política económica de jornales bajos». [15] «Orientación política de la Junta Fundadora de la Segunda República», discurso radiofónico sobre el primer año de gobierno, mayo de 1949, en CHASE, pp. 205-217. [16] José FIGUERES, «El color de la piel: carta al señor Diputado don Alfonso Portocarrero», La República, 23 de mayo de 1952. Alex CURLING, «Figueres y los ciudadanos de color», La República, 20 de junio de 1952. [17] John W. GARDNER, The Costa Rican Junta of 1948-1949, Tesis de Doctorado en Filosofía (New York: St. John’s University, 1963). [18] Afirmó en 1949: «Una intervención sana, ejercida por organismos internacionales genuinamente democráticos y de criterio definido, es más jurídica y más humana que la indiferencia ante el incendio de la casa del vecino, o que la complicidad de las naciones que dan respaldo moral a los regímenes despóticos». [19] Publicado como «Unity and Culture», en Harold. E. DAVIS (Ed.), Latin American Social Thought (Washington: The University of Washington Press, 1961), pp. 463-481. [20] Conferencia Interamericana Pro Democracia y Libertad, Resoluciones y otros documentos (La Habana: Talleres tipográficos Alfa, 1950). [21] El 13 de marzo de 1961, en su discurso sobre la Alianza para el Progreso, el Presidente KENNEDY citó a Benito JUÁREZ y a José FIGUERES. Dijo: «En palabras de José Figueres, hoy despiertan los pueblos otrora dormidos y miran al sol de una vida mejor». La cita proviene de una de sus intervenciones de 1950 en La Habana, donde conoció al historiador de la Universidad de Harvard, Arthur M. SCHLESINGER Jr. Como Asistente Especial del Presidente KENNEDY, SCHLESINGER preparó el borrador del discurso. Esta historia me fue relatada personalmente por SCHLESINGER en Nueva York, en enero de 1972. [22] «La expresión de nuestro propio espíritu», Informe a la Tercera Conferencia Anual sobre la América Latina, Universidad de Standford, California, 1 de setiembre de 1951, en CHASE, pp. 329-340. [23] Carta semanal, Oficina Panamericana del Café, 4 de julio de 1951. [24] José FIGUERES, «Reserva mundial de alimentos», Carta al ECOSOC y a la FAO, 1 de julio de 1952, en CHASE, pp. 371-375. [25] Revista Bohemia (Cuba), 6 de mayo de 1951. [26] Aglutinadas en torno a su figura heroica se unieron para fundar el PLN el Partido Acción Demócrata, el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, el Partido Social Demócrata, los seguidores del movimiento que jefeó el Dr. Francisco VARGAS VARGAS, los dirigentes de la Central Obrera Rerum Novarum, los colaboradores de la Junta Fundadora, y algunos militantes de la Oposición Nacional al fatídico «régimen de los ocho años». Aquel día y en aquel lugar se encontraron los grandes líderes de la democracia costarricense, para conducir el avance organizado del país hacia la modernidad: ellos serían los herederos de las inquietudes cívicas de Don Ricardo JIMÉNEZ OREAMUNO y Don Cleto GONZÁLEZ VIQUEZ, de Don Alfredo GONZÁLEZ FLORES y el general Jorge VOLIO, del Grupo Germinal y de la Liga Cívica. Sobre el PLN, véase: Daniel ODUBER, Raíces del Partido Liberación Nacional (Heredia: CEDAL, 1985); Carlos José GUTIÉRREZ, El pensamiento político costarricense: la socialdemocracia, 2 vol. (San José: Libro Libre, 1986); Rolando ARAYA: Surco de esperanza, 2a ed. (Heredia: CEDAL, 1988); Susanne BODENHEIMER, La ideología socialdemócrata en Costa Rica (San José: EDUCA, 1984); Burt H. ENGLISH, Liberación Nacional in Costa Rica: The Development of a Political Party in a Transitional Society (Gainesville: University of Florida Press, 1971); Donn Scott SMITH, The Partido Liberación Nacional of Costa Rica: A Critical Study, Tesis de Doctorado en Filosofía (Princeton: Princeton University, 1966). [27] En Santiago de Cuba, ese mismo día Fidel CASTRO protagonizaba el asalto al Cuartel Moncada. Después, FIGUERES lo apoyaría en su lucha contra BATISTA, como se relata en «Figueres y Fidel», Momento (Caracas), Vol. 13, 10 de abril de 1959, pp. 48-55. Véase también: Fidel CASTRO RUZ: «Figueres», Humanismo, Vol. 8, mayo-agosto de 1959, pp. 71-75. [28] Secretaría Ejecutiva del Comité Político Nacional del Movimiento Nacionalista Revolucionario, El pensamiento revolucionario de Paz Estenssoro (La Paz: Ediciones Fundamentos y Doctrina, 1954), pp. 42-53. [29] Mensaje del señor Presidente Constitucional de la República de Costa Rica, 8 de noviembre de 1953 (San José: Imprenta Nacional, 1953). [30] José FIGUERES, «A Latin American Looks at Point Four», conferencia en el Instituto de Asuntos Internacionales de Grinnell College, Iowa, abril de 1952, en CHASE, pp. 355-370. Asimismo, «We Don’t Want Foreign Investments», en The New Leader, Vol. 36, 31 de agosto de 1953, pp. 2-4. [31] U.S. Department of State, Office of Intelligence Research, «The Probable Position of José Figueres with Respect to Costa Rica’s Domestic and Foreign Policies», Intelligence Report n° 6238. Washington, D.C. August 21, 1953. NA, RG59. [32] Rómulo BETANCOURT, «Mensaje para Venezuela y América», en Combate (Costa Rica), n° 4, enero-febrero de 1959, pp. 10-11. [33] Véase, Richard H. IMMERMAN, The CIA in Guatemala (Austin: The University of Texas Press, 1982); Stephen SCHLESINGER y Stephen KINZER, Fruta amarga: La CIA en Guatemala (México: Siglo XXI, 1986). [34] El Presidente de Panamá, coronel José Antonio REMÓN, había sido asesinado nueve días antes en el Hipódromo de la Ciudad de Panamá. [35] Miguel ACUÑA, El 55: ¡Te mataron hermano!, p. 69 (San José: Lehmann Editores, 1977). [36] Don Abel PACHECO DE LA ESPRIELLA, con 22 años de edad, participó en la invasión en calidad de ametralladorista de tanqueta, aventura sobre la cual escribió cuentos y remembranzas recogidos en las 64 páginas del revelador librito Paso de tropa (San José: Imprenta Elena, 1969. [37] La Prensa Libre (San José), 14 de diciembre de 1973. [38] Luis Alberto MONGE y Daniel ODUBER, «Dictaduras, imperialismo y democracia», en Combate (Costa Rica), n° 9, marzo-abril de 1960, p. 19. [39] Publicada en U.S. Congress, A Review of the Relations of the United States and other American Republics, Hearings before the Subcommittee on Inter-American Affairs of the Committee on Foreign Affairs, House of Representatives, 85th Congress, 2nd session, 1958, pp. 75-93. [40] Jefe de la policía política de la dictadura de PÉREZ JIMÉNEZ.
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