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Reseña Biográfica de Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez

Monseñor Victor Manuel Sanabria Martínez

Reseña Biográfica de Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez (1898-1952)
II Arzobispo de San José (1940-1952)

Por Conferencia Episcopal de Costa Rica

«Tengo la esperanza de que el Venerable Cabildo
se ocupará de la guarda de todos los documentos
que sobre los sucesos de la época
debe haber dejado Monseñor Sanabria
para que cuando se haga la reconstrucción histórica
de los dolorosos episodios (de 1948),
surja de su recuerdo la figura de Monseñor Sanabria
como la del apóstol de la paz y de la fraternidad de los costarricenses.
»

Otilio Ulate Blanco,
Oración Fúnebre ante la tumba de Monseñor Sanabria,
16 de junio de 1952.

La histórica figura de Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez, II Arzobispo de San José, se haya dentro de una época en que diferentes protagonistas sociales se encuentran y marcan un cambio en la historia de Costa Rica.

Mons. Sanabria traspasa su protagonismo eclesiástico y social de Costa Rica, así lo afirma Enrique Dussel «La historia centroamericana ha quedado marcada por la vida y obra de dos grandes arzobispos. El primero de ellos, Mons. Sanabria, Arzobispo de San José, a finales de los años cuarenta, no dudó en apoyar las luchas sociales de la clase obrera costarricense llegando al extremo de trabajar en conjunto y abiertamente con el partido comunista. Más recientemente, otro arzobispo ha inrrumpido novedosamente, Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador«.

Para comprender el pensamiento teológico y social de Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez, debemos tener en cuenta el marco de sus formación humanista, filosófica y teológica.

Nació en San Rafael de Oreamuno el 17 de enero de 1898, hijo de Marcial Sanabria y Juana Martínez, fue el menor de 7 hermanos. Su estudios primarios los hizo en su tierra natal y los secundarios en el Colegio Seminario. Al concluirlos solicita su ingreso al Seminario Mayor en 1915. Sus maestros jusgaron que tenía «talento, buen espíritu y vocación probable».

El 15 de marzo de 1919, a la edad de 20 años es ordenado Subdiácono. Mons. Stock lo envía al Colegio Pío Latinoamericano a completar sus estudios de Teología. Obtiene el doctorado en Derecho Canónico en roma, el 13 de junio de 1921 por la Pontificia Universidad Gregoriana y completa los estudios de filosofía en la Academia Santo Tomas.

Fue ordenado sacerdote el 4 de octubre de 1921. Por razones familiares regresó a Costa Rica e inicia su labor pastoral.

Es nombrado como coadjutor de la Parroquia de Cartago (1-10-22) y profesor de religión en el San Luis Gonzaga, Párroco de San Ignacio de Acosta (21-9-23) y trasladado como Capellán del Colegio de Sión (12-3-25).

Se cuenta que dentro de su vocación sacerdotal en algún momento se sintió llamado a ingresar a la Compañía de Jesús. Pero Mons. Otón Castro intervino para hacerlo desistir de su inquietud.

Cada vez fue adquiriendo mayores responsabilidades en el Gobierno de la Arquidiócesis de San José. Mons. Castro lo nombra en 1924 su secretario. Dos años después Vicario General y Apodero Generalísimo. En diciembre de 1926, Canónigo Teologal.

Al morir Mons. Antonio del Carmen Monestel, 1º Obispo de Alajuela en 1937, Mons. Sanabria es electo por Pío XI, 2º obispo de Alajuela el 12 marzo de 1938. A la muerte de Mons. Otón Castro Jiménez el 14 de diciembre de 1939, el Papa Pío XII lo eleva como 2º Arzobispo de San José el 7 de marzo de 1940.

La tarea apostólica de Mons. Sanabria, como Arzobispo de San José fue concretar algunas iniciativas que llevaba adelante cuando fue el Vicario General. Se rodeó de un grupo de sacerdotes sabios y muy oportunos en sus consejos.

La tarea «Profética» de Mons. Sanabria

Debemos tener en cuenta el marco histórico de la Costa Rica de la década de los 40.

Se gesta todo un movimiento social en torno al nuevo presidente de Costa Rica electo en febrero de 1940, el Doctor Rafael Angel Calderón Guardia, con una gran sensibilidad social; egresado de la Universidad de Lovaina de Bélgica como médico.

Mons. Sanabria conoce las necesidades de las mayorías excluidas de Costa Rica y la grave crisis que se vive por causa de la II Guerra Mundial (1939-1945).

Se dan algunos hechos muy positivos para la Iglesia Católica:

a. La apertura de la Universidad de Costa Rica, 26 de agosto de 1940.
b. El establecimiento de la «Educación Religiosa» en primaria y secundaria.
c. La creación del Seguro Social el 1º de noviembre de 1941.
d. Creación del Capítulo de las «Garantías Sociales» en la Constitución Política, el 2 de julio de 1941.
e. La derogación de las leyes liberales de los años 1884-1886, el 30 de julio de 1942.
f. La promulgación del «Código de Trabajo», el 15 de setiembre de 1943.

Para llevar adelante las reformas sociales, la mediación de la Iglesia con el Gobierno del Doctor Calderón Guardia fue determinante, así como toda la tarea de diálogo con la fuerza política del Lic. Manuel Mora, líder del partido comunista. Ya que el Gobierno de Calderón fue perdiendo apoyo de los sectores que lo llevaron al poder, hizo una alianza con el partido comunista para poder aprobar las reformas sociales. Hoy algunos grupos conservadores niegan toda este hecho histórico, y solamente tratan de señalar la obra de Calderón Guardia. Realmente existió una alianza entre Calderón y Mora con la participación de Mons. Sanabria.

Por su parte Mons. Sanabria fortaleció la tarea interna y externa de la Iglesia Católica en el sector social. Para esto nombra:

a. Al Pbro. Benjamín Núñez en la Central Sindical «Rerum Novarum».
b. Al Pbro. Carlos Humberto Rodríguez Quirós, en la Liga Espiritual Católica.
c. Al Pbro. Vicente Salazar, en la Juventud Obrera Católica.

La «cuestión social» llevó mucho tiempo de su labor pastoral, sobre todo después del año 1944, donde tuvo que mediar en conflictos sociales entre obreros y patronos. Pero, Mons. Sanabria siempre fue fiel al pensamiento del Magisterio de la Iglesia frente al «comunismo», siempre respeto el pensamiento de los otros.

Otro momento difícil durante su Episcopado, fue el fraude electoral de Rafael Angel Calderón Guardia, el levantamiento del «Movimiento de Liberación Nacional» liderado por don José Figueres Ferrer con la «Guerra Civil de 1948», la mediación de Mons. Sanabria con el Cuerpo Diplomático para que el Ejercito de Liberación Nacional «no tomara San José» ya que se temía que los muertos serían miles. La rendición de la fuerzas Calderonistas. Luego vendría la Junta de Gobierno de la Segunda República. Mons. Sanabria protegió la vida de don Otilio Ulate Blanco, ganador de las elecciones de 1948.

Otro momento fue la Elección de la Asamblea Constituyente. Pero entre este hecho, se da la invasión Calderonista (contrarrevolución) con apoyo del General Somoza de Nicaragua, para «derrocar» a Figueres en diciembre de 1948. En este suceso muere el Padre Jorge Manuel Quesada como capellán de la Cruz Roja. Mons. Sanabria siempre llevó esta tragedia en su corazón. Todos estos sucesos conllevan una lectura connotativa, según sea el lugar político de interpretación.

El 7 de noviembre de 1949 don Otilio Ulate Blanco asume la primera magistratura.

La tarea pastoral

Fomento las vocaciones sacerdotales, esto lo llevó a emprender la construcción del Seminario Mayor en Paso Ancho, que se inauguró en 1950. El Seminario Mayor continuó regentado por los Padres Paulinos Alemanes. En 1950 creó el Seminario Menor «Nuestra Señora de los Angeles» para la formación de jóvenes que luego pasarían al Mayor. Durante su Arzobispado ordenó 30 presbíteros.

Durante su gobierno pastoral llagaron: los Padres Franciscanos, los Franciscanos Conventuales, los Padres Capuchinos (Iglesia Las Animas), los Carmelitas Descalzos (Barrio Cuba); se inició el contrato con los Padres Claretianos; se fortaleció la presencia los Padres Salesianos, los Hermanos de La Salle que abren El Colegio La Salle y llegan algunas comunidades religiosas femeninas, para fortalecer la presencia de la Iglesia en la atención a los pobres, los enfermos y la educación católica.

Erige más de 10 parroquias y 2 coadjutoras territoriales. Elevó en 1944 al Santuario de Nuestra Señora de los Angeles al rango de Parroquia. Fue un enamorado del culto mariano. Visita toda la Arquidiócesis de San José varias veces, sobre todo a las parroquias más alejadas les daba mucha atención.

Funda el 31 de julio de 1950, Radio Fides que es inaugurada el 25 de julio de 1952.

La investigación histórica

Un carisma de Mons. Sanabria fue la investigación histórica, esto lo llevó a escribir varias obras tanto del quehacer de personas eclesiásticas como del ámbito nacional. En tiempos libres se dedicaba a estar metido en el Archivo de la Curia donde buscaba datos, los cotejaba y producía sus obras. Ya como Arzobispo fue menor esta labor, pero en los años de joven sacerdote disfruto esta vocación en especial.

Sus obras más significativas

  • Datos Cronológicos para la Historia Eclesiástica de Costa Rica (1935)
  • Los muertos de la Campaña Nacional (1932)
  • El Doctor Don Domingo Rivas (1930)
  • Anselmo Llorente y Lafuente, Primer Obispo de Costa Rica (1933)
  • La Primera Vacante de la Diócesis de San José (1933)
  • Bernardo Augusto Thiel, Segundo Obispo Costa Rica (1941)
  • Los últimos años de la Orden Franciscana en Costa Rica (1931)
  • El Obispado de Nicaragua y Costa Rica (Mensajero del Clero, 1932)
  • Episcopologio de Nicaragua y Costa Rica, 1531-1850. (1943)
  • Documenta Histórica Beatae Marie Virginis Angelorum (1945)
  • Fray Alonso Bravo de Laguna (Mensajero del Clero, 1930)
  • Una relación de la Batalla de Rivas (Mensajero del Clero, 1930)
  • Los orígenes de la Masonería en Costa Rica (1928)

Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, muere el domingo 8 de junio de 1952, a las 6:45 p.m. a los 53 años y 12 de episcopado.

 
Consideraciones finales

Es uno de los hombres más cultos de su época. Su aporte a la investigación histórica costarricense es muy relevante.

Juega un papel profético en la década de los 40 en la «cuestión social», e incluso se enfrenta a los sectores más conservadores de su tiempo. Era el interlocutor nato en sus ambientes.

Se preocupa por el fomento de vocaciones y la estabilidad del Seminario Mayor.

Era el pastor que cuida constantemente de su rebaño: en su fe, en su situación social, educativa y cultural.

Galería

 

Anecdotario

Anecdotario Costarricense, Francisco María Núñez

DEL SENTIDO HUMORÍSTICO DE MONSEÑOR VÍCTOR SANABRIA

Monseñor don Víctor Sanabria, que de Dios goce, fue muy sensible, tanto como desapegado a los bienes terrenales. Era’ más espíritu; que carne. Pero las gentes se empeñaban en creerlo rico. Una vez, dirigiendo la plática final en los Ejercicios Sacerdotales, vino al caso ese tema, y dijo:

—Ya me parece, el día que muera, ver el apu­ro de algunos prójimos, registrando mi escritorio, los armarios, las estanterías, todo, buscando mis tesoros. Y la pifia que se van a llevar.

Desde ahora me estoy riendo …

INFLUENCIA DE LA BUENA MÚSICA

Le correspondía al presbítero don Guillermo Arié Cascante hacer una conferencia a sus cofra­des sobre la influencia que ejerce la música en quienes la cultivan. Los hace más sentimentales; más espirituales. Recordemos que él es pianista y compositor.

Monseñor Sanabria puso una apostilla:

—No. dudo de que el artista pueda cometer sus pecados, pero por lo menos, cuando cae, lo hace artísticamente …

CONTENTARSE CON POCA COSA

Monseñor Ricardo Zúñiga, el padre Cayito, como se le conoce generalmente, es muy aficio­nado a la buena música, y cierta vez oía entu­siasmado una radiodifusión.

—¿Qué le parece?, le interrogaron.

—Es el Paraíso anticipado …

Y Monseñor Sanabria que lo oyó, comentó:

—Pues usted se contenta con muy poca cosa..

DE SU DISCRECIÓN

Un militar al servicio del Presidente Picado, sabiendo que Monseñor Sanabria había estado en los campos de la revolución, cerca de «La Lucha» imprudentemente lo interrogó:

—Monseñor, ¿cómo están las fuerzas de Fi­gueres?

No le respondió nada.

—¿Cómo hizo, Monseñor, Ud. tan gentil siem­pre?

—Me tragué la lengua …

NO GUSTABA DE LOS APLAUSOS FÁCILES NI DE LUCIR SUS PARAMENTOS

Contra su voluntad, porque no gustaba de asistir a actos sociales, de simple protocolo, ni menos lucir sus paramentos oficiosamente, tuvo que asistir, en su calidad de Jefe de la Iglesia Ca­tólica Costarricense, al acto de toma de posesión del Presidente Calderón Guardia.

Dentro del recinto del Congreso faltaba espa­cio para los invitados, especialmente las Delega­ciones extranjeras. A la entrada de cada repre­sentación aturdían los aplausos. Cuando le tocó su turno a Monseñor Sanabria, la ovación se re­pitió por varias veces, cada una más nutrida que la anterior. fue algo apoteósico.

—Monseñor, usted se llevó las palmas, co­mentamos.

—Pero no fue al Arzobispo al que se aplaudió.

Las barras vieron un indio vestido de rojo y les llamó la atención.

SINCERIDAD CAMPESINA

Alguna vez, en los días difíciles que vivió la República, tuvo que conferenciar con el Dr. don Julio C. Ovares. Para Monseñor, lo fundamental era: mantener la paz y asegurar la constitucio­nalidad. La República perdía los estribos y se presagiaba el rompimiento del orden constitucio­nal. Con varias otras personas había conver­sado Monseñor, siempre sin resultado.

Cuando recibió al doctor Ovares, su saludo de bienvenida fue:

Usted y yo somos del campo y nos enten­deremos …

HUMILDAD DE SANTO

Sin aspavientos, sinceramente, tal como lo sentía, Monseñor Sanabria demostraba su hu­mildad. Los honores los rechazaba, sí agrade­ciéndolos mucho, rehusándolos por creerlos inme­recidos.

Una vez se comentó en su presencia:

—El Cardenal Spellman, figura de la Iglesia

Católica Norteamericana, de grandes simpatías en el mundo católico y en particular en Roma, propone el cardenalato para Monseñor Sanabria.

—Por caridad no lo repita, fue su respuesta inmediata. Apelando al sentido de humor que lo caracterizaba, agregó:

—Mejor seria que Su Excelencia no pensara en eso. Me parece una jaula demasiado grande para el pájaro …

PARCO PARA COMER Y TOTALMENTE ABSTEMIO

Era de poco comer y totalmente abstemio.

Cuando entraba a su Palacio un hermoso queque, decía:

—Ya hay pan para los pobres.

Una vez le interrogamos, periodísticamente:

—Monseñor, ¿cuál es su plato favorito? Confío en su discreción: el chorizo de Alajuela.

DISCRETO COMO NADIE

Era discreto como nadie. Cuando tenía que realizar un viaje, sólo la Compañía de Aviación y el hermano que lo financiaba, tenían la noticia con anterioridad. Su propio Vicario Capitular se enteraba a la hora de partir.

Al realizar su última visita a Roma, muy re­ciente, llegó al Aeropuerto como si fuera a des­pedir al Padre Francisco Smith que regresaba a Alemania. Su amigo y vecino don Adán Calvo, sospechó que estaba de viaje y lo interrogó:

—¿Se va del país …?

Sonrió, pero no dijo ni sí ni no. Poco después abordaba el avión.

PREDICABA CON EL EJEMPLO Y LA PALABRA

Don Vicente Bianchini, mayordomo de la Pa­rroquia de Cartago, le decía en una ocasión:

—Monseñor, la parroquia es muy pequeña en extensión y las entradas son escasas. ¿Cómo arreglar la situación del Párroco?

—Lo que sucede al Cura de Cartago, en pe­queño, lo confronta el Arzobispo de San José. en grande.

Que tenga paciencia y que acorte la faja …

POBREZA FRANCISCANA

Monseñor Sanabria no tenía reparo en decir, cuando se aludía a su situación económica:

—Yo soy tan pobre, que mi familia es la que me viste.

Vienen, preguntan a mi Ama de Llaves qué me hace falta y luego llegan los paquetes.

No tengo otro consuelo que pedir por ellos.

Que Dios se los pague …

FUENTE DE SUDOR

Monseñor sudaba demasiado, particularmente cuando pontificiaba. Estaba oficiando y limpián­dose con el pañuelo. Una vez en ia casa, tenía que cambiarse las ropas interiores y frotarse con alcohol para no resfriarse:

—Si en vez de sudor, expeliera agua potable, —decía humorísticamente—, sería una fuente …

HAY QUE DEJAR MADURAR LA MEMORIA DE LOS MUERTOS

Comentando los reconocimientos prematuros, Monseñor Sanabria decía:

—La vieja frase latina establece que de los muertos sólo se pueden decir· cosas gratas. La verdad es que, lo recomendable, seria dejar que madure su memoria …

¿CARDENAL?

Con motivo de los últimos viajes de Monseñor Sanabria a Roma, realizados en forma casi diaríamos violenta, intempestiva, se hicieron mu­chas especulaciones: fue a renunciar su inves­tidura; a pedir un traslado de diócesis; se le lla­mó para hablarle de la posibilidad de elevarlo al rango de Cardenal, etc.

Oído esto último, dijo:

—¿Cardenal yo? Solamente que me dé una caída o que alguien quiera golpearme. Ni tengo méritos, ni aspiro a tanto. Cardenales, tenemos bastantes en nuestros bosques. Y esos sí que can­tan de lo lindo …

CASTIGO

Conversando dentro de la intimidad, sobre el caso de Picado y Calderón, sujetos a, la expropiación de sus bienes, dijo:

—Dios castiga sin palo ni azote. Están ex­piando sus propias culpas. La confiscación de la propiedad alemana e italiana, fue algo insólito. Lo sugirió Estados Unidos, pero ailá no se atre­vieron a ponerlo en práctica.

Están expiando, en propia carne, su perse­cución contra la llamada «propiedad enemiga» …

PACIENCIA

Cuando la revolución del año 1948 comenza­ba a tomar cuerpo se habló de paz y una comi­sión, integrada por Monseñor Sanabria, el Lic. don Ernesto Martén, y alguna otra persona, fue hasta Santa María de Dota, para conferenciar con don José Figueres o sus lugartenientes.

Se suspendieron las actividades bélicas; pa­saron las horas, y los resultados fueron infruc­tuosos. Llegó el momento del regreso. Los jefes mi­litares a quienes se había señalado una tarea que cumplir, malhumorados dijeron:

Tenemos que reponer el tiempo; que el jeep de Monseñor Sanabria siga a nuestro destaca­mento.

—Eso, no, replicó. Yo vine en misión de paz, no a amparar ningún movimiento. Ni menos a enfrentarme a las balas.

Se apeó del vehículo, se sentó a la vera del camino, y expresó:

—Si tienen mucha prisa, vayan a cumplir su misión, que yo espero sentado …

JUSTICIA

Monseñor Sanabria era un lector asiduo dei Boletín Judicial, anexo a La Gaceta, el diario oficial. ¿ Cómo perdía tiempo en esa bagatela, teniendo tanta tarea que cumplir, diariamente? Cabe recordar que el catedrático don Abelardo Bonilla, dice que en el Boletín Judicial es donde más se maltrata al idioma.

—¿Con qué objeto lee usted el Boletín Judi­cial?, le preguntó un docto jurisconsulto: cuan­do ni los abogados gustamos de ese deporte?

—Leo especialmente las sentencias, en primer término, para recordar «lo poquito» que aprendí de Leyes; en segundo, como disciplina de lógi­ca y de raciocinio y en tercero, para pulir mi estilo, en cuanto a precisión, laconismo, etc.

Sobre el mismo punto, agregó:

Cuando leo sentencias, unas veces las aprue­bo y otras las desapruebo mentalmente. Si el caso es de Casación, leo y releo con cuidado la sentencia del Juez de Primera Instancia; luego la de la Sala de Apelaciones; después el recurso de la parte perdidosa y de último el razonamien­to del propio Tribunal de Casación. Natural­mente, me duelo de no tener a la mano el expe­diente, para poder formar juicio, pero mental­mente apruebo o desapruebo la sentencia.

A veces, estoy de acuerdo con las tres senten­cias, siendo las tres distintas.

—Sólo Dios hace justicia, es mi conclusión definitiva …

EL PSICÓLOGO

En privado, solía tratar de los problemas p­olíticos, sociales, económicos, etc. Quería estar bien enterado. Oír, para formar juicio.

Cuando alguien, de su confianza, lo visitaba, suspendía su labor, por delicada que fuera. Hasta cerraba su Oficio, donde leía las oraciones del día.

—Permítame encender un cigarrillo en su honor, y hablemos. Cuénteme, usted sabe más que yo. Dentro de mis cuatro paredes, sólo pue­do percibir los chismes de ustedes los periodistas. Válgame Dios, y qué poco saben del «Santo te­mor a Dios».

Y soltaba una reflexión:

—Los costarricenses tienen un espíritu ana­lítico. Los caracteriza un sentido sintético. De todo hablan, pero en síntesis.

Las mujeres, en cambio, tienen también un gran sentido analítico, pero gustan más de los detalles y los pormenores.

FE

Su última intervención pública fue con mo­tivo del adentramiento del protestantismo, que cada vez logra más prosélitos. Razonaba:

—En Estados Unidos hay millones de perso­nas irreligiosas. Quizá no haya país que cuente con mayor número. Y dentro de esas masas irre­ligiosas, el menor número lo forman los intelec­tuales, con sentido filosófico. El resto es una masa sin filosofía.

Los dirigentes de la política de los Estados Unidos, deberían procurar resolver, en su propio territorio, ese fundamental problema de la irre­ligiosidad, despreocupándose de formar prosélitos en América Latina.

El protestante, después de todo, es cristiano.

Lo que se impone es formar más cristianos. No descristianizar a los católicos.

El problema, que los norteamericanos no ven, y que es el peligroso, es este: la conversión al protestantismo no es firme. Esos católicos capa­ces de abandonar el credo de sus padres, el de su patria, quedan como en el limbo: no son católi­cos ni protestantes. La tarea se resuelve, pues, en descristianizar a la América Latina.

Yo temo más al que no tiene ninguna fe, nin­gún credo, que al protestante. Este por lo menos es cristiano …

SOTANA

Cuando los banqueros intervinieron en el pro­blema político, se reunieron, por horas, a veces toda una noche, eh el propio Palacio Arzobispal. Una vez, mientras deliberaban, se oyó que to­caban duramente, a la puerta. Todos se volvie­ron a mirar. Había recelos manifiestos. Monse­ñor Sanabria se levantó, sin yacilvr y se dirigió a la puerta:

—Usted, no. ¡Puede ser peligroso!, dijeron.

—Yo soy el dueño de casa. Y después de to­do, no hay que confundir mi sotana con las ena­guas …

EL CAMPO

La pasión de Monseñor Sanabria era el cam­po. Todas las semanas sacaba un día para vol­ver a su aldea, San Rafael de Oreamuno. Iba a recorrer las heredades de sus mayores, lo que fue suyo y renunció en favor de sus hermanos, al alcanzar el rango de obispo.

Se descalzaba, arrollaba la sotana a la cintu­ra, se subía a los árboles a coger guayabas y fi­nalmente se tiraba sobre el césped, todavía cu­bierto por el rocío mañanero.

—¿Por qué no deja que su sotana le sirva de alfombra?

—Es que, —dijo sonriendo—, parecería de lejos una vaca negra …

LA MUERTE

Solía hablar de la muerte sin temores. Como quien ni la teme ni la busca. ¡Era más grande su fe! Pocos días antes de ocurrir su .. defunción, visitó con otras personas, el pueblo. Las invitó a ir a conocer su pequeña Capilla de Animas, donde quería reposar, después de muerto, libre de todo ruido. Como para reintegrarse a la tierra, sin alardes ni vanidades. Vean, dijo, mi nicho está a la medida. Y se introdujo rara probarlo.

—Monseñor, opinó una voz de mujer, ¡eso es de mal agüero!

—Pierda cuidado, la muerte va con nosotros.

Lo peligroso no es el rayo, sino la raya …

NO CONFUNDIR …

Monseñor Sanabria tenía dos tías: Rafaela y Tobías Martínez. La segunda se quejaba de un constante dolor de cabeza. Naturalmente, para ambas fue una gloria ver al sobrino vestir el traje sacerdotal y más luego ascender a Jefe de la Igle­sia Costarricense.

Un día fue Monseñor Sanabria a visitarlas.

Precisamente, cuando la tía Tobías estaba más acongojada. Al verlo entrar, corrió a saludarlo, agregando:

—¡Qué cosa más milagrosa! ¡Cuando lo vi, desapareció mi dolor de cabeza!

Monseñor, rápido e ingenioso, respondió:

—¡Eso sí que no! Le ruego, querida tía, que no me ponga a la altura de la aspirina …

EXCESOS EN EL COBRO DE HONORARIOS

Una comisión de Música Sagrada conocía del plan de aumento de sueldos que se asignaba a los maestros de capilla. En eso se presenta Mon­señor Sanabria con una carta en la mano, visi­blemente molesto, porque algunos interesados ob­jetaban la iniciativa exigiendo un arancel flexi­ble para los casos de funerales.

Un párroco, entendido en música, que formaba parte de la Comisión, le comunicó al señor Ar­zobispo:

—Figúrese que uno de ellos dice que varios compañeros piensan que sus honorarios deben estar de acuerdo con la categoría del funeral: si el carro fúnebre es tirado por una pareja de ca­ballos, menos de lo que podría cobrarse si van dos parejas o más.

—Pregúnteles, Padre, cuál sería también la diferencia si se «boñiguean».

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