Los “exiliados” del 48
Carlos Revilla Maroto
En estos días la Asamblea Legislativa le otorgó el título de benemérita de la patria a Carmen Lyra (María Isabel Carvajal). Este título se une al que ya tenía de benemérita de la cultura, otorgado en 1976. De más está decir que es algo muy merecido y esperado. De esta forma nuestra querida Carmen Lyra pasa definitivamente a formar parte de ese grupo selecto de preclaros ciudadanos costarricenses, que se han distinguido por su servicio y devoción a la patria.
Pero no es de eso que quiero hablarles. Ya sobre Carmen Lyra se ha escrito mucho, de hecho para la sección de personajes de mi sitio sobre historia de Costa Rica escribí una reseña biográfica y digitalicé sus populares “Cuentos de mi Tía Panchita“.
Más bien quiero hablarles de otra cosa, eso si relacionado con ella y otros personajes de nuestro país, especialmente que participaron en los acontecimientos del 48.
No había terminado de votarse el acuerdo del benemeritazgo, en la Asamblea Legislativa, para Carmen Lyra, cuando ya las voces del odio volvieron a su rastrero trabajo de siempre. Tomando de excusa el hecho que Carmen Lyra murió en 1949 estando fuera del país, después de la Revolución del 48, la emprendieron contra don Pepe y Liberación Nacional, por, según ellos ser los culpables de haberla enviado al exilio.
Vean por ejemplo lo que escribió el SEC (Sindicato de Educadores Costarricenses) en un boletín donde anuncia el benemeritazgo de Carmen Lyra:
“Ella conoció y vivió en carne propia el exilio, y ahí en ese exilio tuvo que morir porque los sátrapas que gobernaban Costa Rica, no le permitieron que ella viniera a descansar en paz a su terruño adorado, en su casita con paredes de adobe y sus guarias moradas que con tanto cariño siempre protegió…”
Para Carmen Lyra siempre todos mis respetos, y verdaderamente tuvo que ser muy doloroso estar fuera de Costa Rica, pero pongamos las cosas en su lugar. Analicemos que entendemos por exilio, que aparentemente pareciera algo fácil, pero que en realidad no lo es, y no nos dejemos llevar por esas palabras sensibleras que escribe la gente del SEC.
Empiezo diciendo que la época en que murió Carmen Lyra fue muy especial y delicada, acababa de terminar la guerra civil, y ella era del bando perdedor, y no solo eso, una de las cabezas más visibles de los comunistas, junto a Manuel Mora y Carlos Luis Fallas (Calufa). Debido a esto muchos de los revolucionarios se la “tenían jurada”, esto es entendible, aunque no justificable, por las pasiones que desató la guerra fratricida. Como ya sabemos gobernaba don Pepe por medio de la Junta Fundadora de la Segunda República,
Hay dos acepciones principales para la palabra exilio: 1. “Expulsar a alguien de su país”, ejemplo “su abuelo fue exiliado por su ideología política” y 2. “Abandonar alguien su patria, generalmente por motivos políticos”, ejemplo “durante la dictadura muchos españoles se exiliaron a otros países”. Todos los que en el 48 se fueron al exilio, son del segundo ejemplo “Abandonar alguien su patria…”, a nadie, y enfatizo a nadie, se le extrañó del país en el 48; nunca hubo una orden o decreto para hacerlo.
Es más, el punto 3. del llamado “Pacto de la Embajada de México” (acuerdo preliminar) por medio del cual se dio por terminada la guerra civil dice textualmente:
“3. Se facilitará la salida del país, sin carácter de expatriación, de los Jefes Militares y funcionarios civiles más destacados, como una medida preventiva en su seguridad personal.” (la negrita es mía).
Sobre el mismo tema don Pepe nos dice en su libro “El Espíritu del 48“:
“Hago énfasis en que quienes abandonaron el país, lo hicieron voluntariamente. A nadie se exilió, ni en esos días ni en los siguientes. Sigue siendo verdad, que el único exiliado que ha habido en Costa Rica, de 1919 a la fecha, en que escribo estas líneas, he sido yo, pese a mi condición de genuino costarricense, a quien echó del país, el Dr. Calderón Guardia.”
Efectivamente a don Pepe si lo exiliaron, el presidente Calderón firmó un decreto para sacarlo del país, y solo pudo volver en 1944 al inicio del gobierno de Picado, quien derogó el decreto de marras, en un afán de reconciliación nacional, y así pudo regresar.
En cambio, ese cuentico de los “exiliados” del 48, ya se está convirtiendo en una especie de leyenda urbana o mito, que la gente se la está creyendo, pero nada más alejado de la verdad.
Sigo con don Pepe y el Espíritu del 48:
“…Manuel Mora, pidió asilo en la Embajada de México. Luego abandonó el país. Yo traté de disuadir a don Manuel, para que no se fuera. Le ofrecí toda la protección posible para su seguridad personal. Su amigo el Lic. Miguel Brenes Gutiérrez, le ofreció ocultarlo en su finca Coliblanco, entre las estribaciones del Volcán Irazú, hasta que se calmara la indignación popular contra él. Yo ofrecí colaborar con don Miguel, para darle protección y guardar el secreto de su refugio. Me enteró el Padre Núñez que a él correspondió llevar a don Manuel, un recado insistente de Monseñor Sanabria, rogándole que no se marchara. Razones personales afectivas, como su lealtad hacia algunos familiares y amistades, como Carmen Lyra, entre otros, se impusieron. Desoyó nuestro ruego y se fue del país. Yo le mandé a decir:
Usted no puede andar por tierras extranjeras, proclamándose como exiliado, porque sabe que faltaría a la verdad.
Yo también era amigo de Carmen Lyra y la respetaba. Aún pasados los años, me causa desazón y me intriga pensar cómo fue posible que personas de la calidad moral e intelectual de Manuel Mora, Carmen Lyra, Calufa Fallas y hasta el mismo Teodoro Picado, hayan servido de instrumentos de las ambiciones de Calderón Guardia…”
Hasta aquí las palabras de don Pepe, que son muy esclarecedoras.
Como vemos no hubo exiliados, simplemente se tuvieron que ir del país, en algunos casos por motivos de seguridad, como el de Carmen Lyra, y en otros porque si se quedaban los encarcelaban.
No crean, este asunto es complicado. A la propia Carmen Lyra, ya muy enferma y cercana su muerte, no se le permitió volver al país y murió en México como dice el texto que les transcribí al inicio. Pero tampoco esto que pasó es algo para hacer pucheros o algo parecido, como nos quiere hacer pensar el SEC. Lo cierto es que el regreso de ella, podía crear una situación de disturbios que se quería evitar, ya que solo unos pocos días antes se había dado un cuartelazo conocido como el «Cardonazo», que fue un intento de golpe de Estado —fallido— del grupo conservador y anticomunista del figuerismo, que tenía como líder al ministro de Seguridad de la Junta Edgar Cardona. Seguramente para apaciguar los ánimos en su propio grupo, entonces, se le impidió el ingreso. Hay que recordar también, que la constitución estaba derogada y solo regían algunos derechos (bien que mal era un régimen de facto). Es una pena este hecho con Carmen Lyra, pero en fin… cosas de la guerra.
Una etapa de la vida de Costa Rica, que por dicha ya se superó.
Enhorabuena por el benemeritazgo a Carmen Lyra, pero también por la claridad histórica, esto por supuesto en la medida de lo posible.
Originalmente publicado en Cambio Político
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