Memorias Comunistas sobre la Guerra Civil de 1948

Conclusiones

Las memorias comunistas sobre la Guerra Civil de 1948 han sido múltiples y cambiantes. En parte, esa heterogeneidad se escondió en buena medida durante el periodo 1948-1984 por efecto de un interés por mostrar una unidad interna dentro del Partido Comunista, tanto en su periodo de clandestinidad como después de su legalización. A esta unicidad contribuyó el que Manuel Mora fuese el vocero más importante del grupo, quien acudía a las radios y periódicos a exponer los puntos de vista comunistas sobre el pasado y a quien entrevistaban los estudiosos interesados en la década de 1940. Este prestigio de Mora como fuente del recuerdo, expuso públicamente al líder de la izquierda de forma tal que no sólo él tendió a personalizar el recuerdo y las principales acciones sobre sí mismo, sino que su memoria también sufrió de transformaciones sutiles que, al ser públicas, volvían más evidentes los cambios en su testimonio. Aún así, muchos de los interesados en el análisis de los acontecimientos enmarcados en la Guerra Civil, no temieron en reproducir consistentemente los recuerdos de Mora sin cuestionarlos.122

Justamente por esa dependencia en una narrativa partidista, la crisis más seria sobre el recuerdo de la Guerra Civil entre los comunistas, se produjo en el contexto de la división del partido. Ya que la trayectoria histórica se convirtió en la herramienta legitimadora del presente, los grupos de izquierdistas divididos acudieron a ella para acusar a sus contrapartes de haber traicionado el sentido original de su lucha. En esos términos, el 48, y especialmente el recuerdo del Pacto de Ochomogo, se volvió más problemático, convirtiéndose a su vez en una fuente propiciadora de la división, la enemistad y las acusaciones.

Pero las memorias comunistas tampoco dan pruebas inequívocas de una unicidad antes de la ruptura del Partido. Conforme el contexto se los exigió y a medida que sus protagonistas se alejaron de los acontecimientos, los recuerdos comunistas comenzaron a tomar vida propia y a variar dependiendo de las exigencias que enfrentaban sus productores. Así, al ser enfrentados con otras fuentes, los testimonios de la izquierda sufrían por efecto de algunas de sus ambigüedades. No obstante, los testimonios de los comunistas —y no podía ser de otra manera— han jugado un papel fundamental en el entendimiento de ese periodo histórico. Pero a la luz de lo expuesto en este trabajo, frente a la constatación de la diversidad y transformación de las memorias de los líderes vanguardistas, sucede un nuevo acercamiento a lo que ocurrió entre 1940 y 1948 en Costa Rica, especialmente prestando atención al papel de las masas populares en ese impresionante proceso histórico.

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