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El Gobierno de la conciliación nacional en Costa Rica (1958-1962)

Conclusiones

Desde la campaña electoral, Mario Echandi se presentó como la persona que lograría la conciliación nacional necesaria una década después de la Guerra Civil de 1948. Sin duda, su victoria en las elecciones presidenciales de 1958 demostró apoyo a su discurso de unidad de la familia costarricense. Como Díaz señala «la mayoría de los costarricenses estaba cansada de la persecución y la violencia y por eso abogaba por un fin de los conflictos internos que, en parte, fue ratificado por la elección de Echandi».136 Quizá la mayor incertidumbre al inicio de su período era si su discurso recibiría el sustento de la oposición en la Asamblea Legislativa y particularmente, de los vencedores y excombatientes.

El período de Echandi se caracterizó por una serie de transformaciones en las relaciones políticas de quienes, anteriormente, se habían enfrentado en el campo de batalla. En primer lugar, los calderonistas habían recuperado el derecho a participar en la política nacional por medio de las elecciones, logrando que los hermanos Calderón fueran electos diputados. Esta reincorporación es interpretada por Alfonso González como el proceso en que «los calderonistas fueron rehabilitados como parte de la comunidad nacional».137 Lo anterior dio lugar al regreso del Doctor a Costa Rica, quien fue recibido el 8 de junio de 1958 por una gran manifestación popular, a pesar de la fuerte oposición de los excombatientes por considerarlo una provocación y una amenaza a la estabilidad del país. Así, se llevó a cabo el Desfile de la Concordia Nacional.

En 1958 se marcó el inicio de una nueva etapa en la política nacional. Llegó a la presidencia un político que no era identificado directamente con los bandos enfrentados en la Guerra Civil de 1948, quien además había sido víctima de la violencia política de la posguerra. Es claro, además, que el fracaso en las dos invasiones de 1948 y 1955 y la muerte de Anastasio Somoza García, quien había respaldado las aventuras militares, habían hecho a Calderón reconsiderar sus estrategias políticas, renunciando a la vía armada. Al formar parte de la Asamblea Legislativa, los hermanos Calderón estaban aceptando como único mecanismo de acceso al poder, la vía electoral. No obstante, los comunistas permanecieron excluidos de la participación electoral.

Los rituales políticos de inclusión, clasificados en esta investigación como «la recuperación de derechos y espacios» y «las medidas de compensación», se orientaron al reconocimiento de la violación de los derechos de los vencidos como resultado de la persecución política que se desencadenó en la posguerra. En el caso de los comunistas, reafirmaron el acceso a medios de comunicación como la prensa y la radio, el derecho a manifestarse en las calles sin pasar por una serie de controles estatales y la inviolabilidad de la correspondencia. Así como la aprobación de la revisión de las sentencias emitidas por el Tribunal de Probidad, a solicitud de los afectados. Es probable que esta legislación incentivara el regreso de exiliados, sin embargo, aún es necesario realizar una investigación al respecto.

También, durante el gobierno de Echandi se dirigió una política de desmantelamiento de los arsenales, lográndose un intercambio con una compañía estadounidense que recibió las armas a cambio de tractores y maquinaria agrícola. Este ritual político fortaleció la representación de Costa Rica como país con una tradición de pacifismo y neutralidad. Justo, en un contexto regional que empezaba a complicarse, en primer lugar, por las fuerzas opositoras al régimen nicaragüense que estaban operando en la zona norte de Costa Rica mediante las provocaciones a la Guardia Nacional, especialmente entre 1959-1960 y, en segundo lugar, por el triunfo de la Revolución Cubana.

Ahora, si bien la conciliación nacional empezó a gestarse desde antes del gobierno de Echandi, es innegable que tuvo la voluntad política de promover políticas en esa línea, a diferencia de los gobiernos de Figueres y de Ulate. En este sentido, es fundamental señalar que la declaración de amnistía de 1955 no fue una concesión de Figueres, sino el resultado de la lucha de diversos sectores, particularmente, de las mujeres, quienes reclamaron su aprobación como una forma de sellar con la legalidad y el olvido, la violencia política. Además, las actividades realizadas por fuerzas armadas opositoras a la dictadura somocista en la zona norte del país contribuyeron al surgimiento de un discurso nacionalista que decantó en la cohesión para enfrentar las amenazas externas.

El proceso de conciliación nacional concluyó con la aprobación, el 30 de mayo de 1962, de un indulto general para todos los costarricenses sentenciados por delitos políticos o conexos. Esta política había sido impulsada por los calderonistas, posiblemente como escudo ante la llegada de Orlich a la presidencia. A nivel regional, el triunfo de la Revolución Cubana iniciaba una nueva etapa del anticomunismo, por ejemplo, el 29 de marzo de 1962 se autorizó el funcionamiento de la «Asociación Movimiento Costa Rica Libre»,138 mientras que la llegada de John F. Kennedy a la presidencia de los Estados Unidos significó la puesta en marcha de un «anticomunismo ilustrado» impulsado mediante la Alianza para el Progreso.139 Probablemente, ante las nuevas dinámicas regionales producto del contexto de Guerra Fría, a los Estados Unidos les favorecía que Costa Rica fuera un país democrático, desarmado y aliado incondicional.

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