La oposición de la Asociación Nacional de Excombatientes (ANE)
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Los excombatientes que se opusieron al recibimiento público de Calderón formaban parte de la Asociación Nacional de Excombatientes (ANE). El mes anterior al regreso de Calderón, esta agrupación activamente manifestó en la prensa nacional los peligros que podrían desencadenarse con la llegada del caudillo y con su recibimiento público y masivo. Los principales argumentos utilizados para incentivar la censura de dicha manifestación fueron las memorias de las víctimas de los diversos enfrentamientos y el recuerdo de los actos de violencia dirigidos por los calderonistas, especialmente, las dos invasiones:
Preparan carrozas, carteles y fanfarrias, para recibir a su jefe… En diciembre de 1948, con sacrificios de ciudadanos distinguidos por su posición de preeminencia social e intelectual, hubo que volver a detenerlo. Por último, en 1955, cuando Costa Rica vivía un clima de absoluta libertad y plenas garantías, intentó de nuevo volver a apoderarse, ilegalmente, del poder público […] Ante esta situación y sin poder olvidar que el grupo político del Sr. Calderón cometió en Costa Rica, a lo largo de muchos años, actos reprochables e inmorales que en muchos casos constituyen acciones de bandolerismo puro, la mayoría de los costarricenses se siente justamente preocupada de lo que podrá suceder ese día o en días posteriores…40
Asimismo, para demostrar la ilegitimidad del evento utilizaron la memoria de los caídos, como recordatorio de los «sacrificios» realizados, los cuales no debían olvidarse:
Muchas han sido las vidas, mucha la sangre, muchas las lágrimas y el dolor, que el nombre del Sr, Rafael A. Calderón ha costado a Costa Rica. En nombre de todos los compañeros caídos, esta Asociación, vigilante de que su sacrificio no se convierta en estéril, denuncia el acto de recibimiento del Sr. Calderón Guardia, como una manifestación política expresamente prohibida por la ley…41
Estos excombatientes no se oponían al regreso de Calderón al país, sino al acto público organizado para su recibimiento, pues lo consideraban una manifestación de carácter político. El sustento legal utilizado por la ANE fue el artículo 26 de la Constitución Política y el artículo 79 del Código Electoral, en los cuales existían disposiciones sobre las manifestaciones y desfiles políticos, siendo permitidos solamente durante los dos meses anteriores a una elección.42 Como respuesta, el Comité organizador del desfile se dirigió a los excombatientes asegurando que:
No puede ser un acto político, puesto que el período en que la ley permite manifestaciones de esa clase terminó. La campaña política terminó también cuando el pueblo dijo en las urnas el dos de Febrero, que deseaba el poder para el partido que había levantado la bandera de la UNIFICACIÓN NACIONAL.43
Asimismo, la ANE envió una carta al Ministro Vargas Gené, exponiendo «la honda preocupación» que sentían por el mantenimiento de la paz, de la concordia y de la armonía en toda la República.44 A lo cual el ministro respondió que la autorización que había dado se reducía al permiso de entrar al aeropuerto con el fin de saludar a Calderón y luego acompañarlo a su casa de habitación. Aprovechando la comunicación de la ANE para decirles: «estoy seguro de que por el interés nacional, no negarán la colaboración que con la mayor vehemencia les pido para que entre todos logremos mantener la paz y tranquilidad nacionales».45
A pesar de que, el 30 de mayo de 1958, tuvieron una reunión con el Ministro de Gobernación, lo cual demostraba su influencia y lo efectiva que había sido su estrategia de recordar la violencia política, para sembrar la inquietud, continuaron insistiendo en la necesidad de prohibir el desfile pues podía desencadenar «desórdenes de consecuencias imprevisibles».46 En apoyo en un Editorial del periódico La República afirmó:
La Asociación Nacional de Ex-combatientes tiene de su parte la razón y la ley. Es inconveniente y es ilegal que la llegada de un político a Costa Rica se preste para realizar manifestaciones que implican una provocación y que pueden ser fuente de desórdenes de imprevistas consecuencias. Los excombatientes han cumplido con su deber cívico de indicarle al Poder Ejecutivo los riesgos que pueden existir de permitirse un acto que se encuentra al margen de la ley.47
Por otra parte, los comunistas consideraban que los calderonistas tenían derecho a recibir a su líder político, tal como lo habían hecho los figueristas cuando su caudillo regresó del exilio en México y desfilaron por la Avenida Central sin que el gobierno de Teodoro Picado les opusiera ningún obstáculo. Por lo que denunciaron:
Los ex-combatientes figueristas han reaccionado mal. Han tomado el recibimiento del Dr. Calderón Guardia como una provocación a ellos y amenazan con promover violencias… El Dr. Calderón Guardia cambiando radicalmente su vieja línea, ha dicho en su último discurso que viene decidido a colaborar en una política de unidad nacional […] tiene el propósito de fomentar la tranquilidad pública y de desarrollar su lucha dentro de los cauces de la Constitución y de las leyes. Tal actitud nos parece positiva. Así las cosas nos parece que los excombatientes no podrían en ninguna forma justificar cualquier agresión a los calderonistas.48
Ante la inquietud sobre la forma en que podían actuar los excombatientes y la posibilidad de que lo hicieran de forma violenta, el mismo editorial de La República citado anteriormente, le pedía a la ANE:
Dejar en manos del Gobierno la solución del asunto, y acatar el acuerdo que se tome. Si la disposición ejecutiva es la de conceder de todas maneras el permiso, lo aconsejable es que cada cual se mantenga en sus actividades ordinarias, sin tratar de agruparse para impedir que la manifestación se realice. Es bueno darle al país una prueba más de cordura, de civismo, de madurez de juicio y aún de elegancia ciudadana […] Si el político ese quiere violar la ley, como su primer acto en Costa Rica, allá él. La gente de bien debe permanecer tranquila…49
El día antes de la llegada al país de Calderón, en La Nación se aseguró que «los sectores políticos antagónicos […] han contestado a las autoridades competentes que, aun sin abandonar su punto de vista que considera ilegal la actividad anunciada, no harán cosa alguna capaz de comprometer el orden y la tranquilidad…».50 Por su parte, quienes organizaron el desfile hicieron un llamado a la prudencia a quienes estarían en La Sabana: «quien haga algo inconveniente es bueno decirlo ahora y repetirlo: podrá ser cualquier cosa, menos un soldado del Partido Republicano y nunca un amigo de Calderón Guardia».51 De esta forma, a pesar de las tensiones políticas, representantes de los bandos enfrentados durante la guerra civil se comprometieron a no generar episodios de violencia.
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