El Gobierno de la conciliación nacional en Costa Rica (1958-1962)

A su encuentro

El 8 de junio de 1958, Calderón regresó a Costa Rica y una gran cantidad de personas, desde diversos lugares del país, acudieron a su encuentro en el aeropuerto de La Sabana —ver Imagen 1—. En La Nación se describió la concurrencia como «la masa humana más grande que se ha visto en Costa Rica».52 Los calderonistas habían esperado diez años a que su líder pueda volver sin temor a ser tomado preso por los vencedores, por lo que el final del gobierno de Figueres había sido fundamental para su regreso. Sin duda, este ritual político fue el acto público más grande organizado por los calderonistas, quienes por una década habían sufrido la censura, sin duda se estaban transformando las relaciones políticas del país.

Imagen 1. Regreso de Rafael Ángel Calderón Guardia en La Sabana

Amnistía

Fuente: La Nación, 12 de junio de 1958, 24-25.

El evento transcurrió sin actos de violencia, tal como se habían comprometido los calderonistas y los excombatientes. Mientras que el discurso de Calderón, como ya lo habían señalado los comunistas, ahora era radicalmente diferente. Por ejemplo, agradeció a sus adversarios políticos por mantener una actitud respetuosa, calificada por él mismo como una aspiración a «superar la etapa política en la que predominaron las pasiones sobre la razón». Además, le atribuyó a todos los costarricenses la responsabilidad de «mantener el ambiente de paz, concordia y de respeto para quienes, en el campo de la política, sustenten una ideología distinta….».53

El cambio en los discursos, es decir, el llamado a la conciliación nacional por quienes antes habían perpetuado las hostilidades y el enfrentamiento, así como el regreso de Calderón, propiciaron a su vez, la reflexión sobre las consecuencias de la Guerra Civil de 1948 y sobre la fragmentación de la sociedad costarricense por al menos diez años de posguerra. Surgieron interpretaciones sobre el regreso de Calderón como el evento que iniciaba una verdadera etapa de conciliación nacional, adjudicándose a la sociedad en su conjunto, y no a actores específicos, los horrores de la guerra Es probable que este proceso contribuyera a darle paso al olvido. Por ejemplo, en un Editorial de La Nación se planteó:

El hecho evidente de que no sucediera nada anormal ha venido a ratificar la naciente confianza en el espíritu nuevo […] Pareciera que hubiera sido necesario ese sacrificio de todos, esa angustia de nuestros hogares y ese sacrificio colectivo que tantas vidas y millones nos han costado, para que volviendo los ojos hacia la razón el país enderezara sus pasos y Costa Rica volviera a ser Costa Rica […] El tiempo es tan buen consejero, lenitivo de todos los pesares y sanador de las heridas, ha hecho reflexionar a todos […] Que la lección la hayamos aprendido y bien…54

Durante 1958, con la victoria electoral de Echandi, se abrió la posibilidad de construir relaciones políticas distintas, que renunciaran al enfrentamiento armado como la vía para acceder al poder, ocupando su lugar el proceso electoral. Parece que a excepción de la ANE, existía un consenso sobre ese nuevo rumbo. Como concluía el mismo Calderón «Acaba de iniciarse un gobierno cuyo programa de conciliación nacional ha encontrado eco favorable en todos los sectores del país, políticos y no políticos».55 Es claro también, que el fracaso en las invasiones de 1948 y 1955 había hecho a los calderonistas replantearse sus estrategias políticas.

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