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Las cosas imposibles se hacen posibles haciéndolas

LAS COSAS IMPOSIBLES SE HACEN POSIBLES HACIENDOLAS

José Figueres Ferrer

Publicado en La Prensa Libre, 26 de julio de 1948.

El señor presidente de la Junta de Gobierno, en la ceremonia de la entrega de diez casitas a gentes trabajadoras de San Juan de Tibás, cuya crónica publicamos aparte dijo ayer las siguientes palabras:

Señores:

A mí una empresa como ésta que esta mañana estamos visitando no solamente me impresiona favorablemente sino que me emociona. Me despierta sentimientos muy variados, muy desordenados si se quiere, y tal vez no muy relacionados el uno con el otro. Sentimientos que trataré de expresar a ustedes, en esa misma forma desordenada en que se me vienen para transmitirles lo que yo pienso de estas cosas que espero que sea también lo que piensan y lo que sienten al respecto todos ustedes, que por el hecho de estar aquí presentes están demostrando que se preocupan también por el bienestar humano.

En primer lugar eso es un esfuerzo económico. Siempre se ha dicho que es imposible hacer casas de este precio y que es imposible financiarlas. Se está demostrando algo que a todos nos gusta mucho: que las cosas imposibles para hacerlas posibles lo que hay que hacer es: hacerlas. El padre y los cooperativistas están haciendo aquí lo imposible; casitas de 5000 colones financiadas de la nada. Eso es hacer lo imposible.

Eso tiene, costarricenses, un gran valor educativo. Al entregar a los trabajadores casitas limpias y bien pintadas no solamente es ponerles allí cuatro paredes, un piso y un techo: es ponerles una escuela. La casa es una escuela constante. Está educando al trabajador, a su esposa y a sus niños; los está enseñando a vivir mejor, a aspirar una vida mejor, les está dando lecciones si se quiere hasta de moral, porque la vida limpia, la vida ética y la vida bella tiende a ser la vida moral.

Mucho se habla ahora, en Costa Rica y en el mundo, en el siglo XX, respecto a lo que debe ser la sociedad particular y lo que debe ser la iniciativa pública, la obra pública, la obra de gobierno, la nacionalización o como quiera ponerse. Un poco difícil es que los hombres se pongan de acuerdo exactamente, en qué debe ser público, cuáles aspectos de la producción y la distribución deben ser llevados a cabo directamente por la nación, a través de sus organismos administrativos, y cuáles deben ser objeto de la iniciativa particular. Pero hay algo que nadie duda, yo creo que no hay nadie en el mundo que dude, que la casita donde se vive es, típicamente lo que debe ser propiedad particular. Yo creo que no hay ningún economista, ni ningún niño que todavía no haya ido a primer grado de la escuela primaria, no hay nadie en el mundo que no comprenda que de la puerta de la casa para adentro empieza la propiedad particular, la vida íntima y que la casa se convierte así en parte de nuestro ser. Los costarricenses acabamos de luchar por los derechos humanos.

Alrededor de la casa, alrededor de la habitación, un gran pueblo forjó una gran frase, expresiva de los derechos humanos. En Inglaterra se dijo en el siglo pasado, y se viene repitiendo más o menos la siguiente sentencia. El más HUMILDE CIUDADANO DESAFÍA de la puerta de su casa para adentro todo el poder de la CORONA; es decir en términos costarricenses todo el poder de la república, todo el poder gubernativo, toda la policía, toda autoridad. Puede en esa humilde casa entrar el frío, puede por las rendijas colarse el viento, puede, si las tejas se corren, meterse a través de las goteras, la lluvia. Puede en esa casa meterse la enfermedad. Puede en esa casa meterse la tristeza. Puede en esa casa entrar todo, pero no puede entrar sin permiso el Rey. Así lo expresan en Inglaterra. Es decir no puede de la puerta para adentro entrar, sin permiso, la autoridad. En la casa está de allí de la puerta para adentro, sintetizado todo lo que es el derecho humano, el derecho a la vida individual, lo más íntimo de nuestro ser. Así nosotros aquí en Costa Rica, nosotros, que acabamos de luchar por los derechos políticos, por el derecho a elegir, por los derechos cívicos. Nosotros, a través de este pequeño esfuerzo, que hoy visitamos aquí de la cooperativa Mariana, a través de este pequeño esfuerzo del padre Santiago Núñez y de un grupo de cooperativistas estamos expresando un anhelo del futuro, un anhelo que hoy es de unos pocos pero que debe ser general de la Nación. Estamos diciendo que así como en el pasado, Costa Rica siempre ha luchado por el derecho a votar, estos hijos mismos de esos ciudadanos deben también estar dispuestos a luchar por el derecho a vivir, y ésto lo está demostrando.

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