6. Lucha armada y civil de 1948
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Entre los directores más activos de la oposición nacional destacó, por sus ideas renovadoras, pensamiento social avanzado y decisión de defender el triunfo, José Figueres. Preocupado como pocos por el mejoramiento integral de la democracia había manifestado su disconformidad desde 1942, en que desde una radioemisora denunció, según sus propias palabras, «el mal gobierno». A las pocas horas fue extrañado del país. Ahora ante los hechos consumados llamó a filas a todos los oposicionistas para que en alguna forma se levantaran contra el régimen constituido. El 12 de marzo se alzó en su finca «La Lucha». El mismo día el empresario y agricultor Francisco Orlich abrió un segundo frente en el norte del país (San Carlos). Estos dos frentes produjeron entusiasmo en todo Costa Rica, que incidió en el desarrollo del «frente interno» que se extendió de mar a mar y de frontera a frontera. La parte mayor de la lucha armada se efectuó en la zona montañosa del sur, a lo largo de la Carretera Panamericana y en las serranías y en los valles.
Los choques empezaron a menudear; luego hubo batallas en que los «ciudadanos-soldados» de Figueres dirigidos por expertos militares vencieron en varias oportunidades a las fuerzas gobiernistas. Las hazañas y la osadía de la juventud y la mística formada a lo largo de años originaron cuentos increíbles endosados a los héroes. Esto, a su vez, unió más a quienes actuaban en el frente interno. Así las cosas, las metas inmediatas de Figueres fueron tomar San Isidro de Él General y Cartago. La primera de estas poblaciones tenía aeropuerto y la segunda fama de ser un núcleo opositor al gobierno. Planeadas ambas acciones con cuidado e inteligencia se realizaron a la perfección. Otro triunfo fue el asalto y toma de Puerto Limón por un grupo al cual se denominó «Legión de Caribe».
Conocedor el Presidente Picado de la crítica situación por la cual atravesaban las fuerzas del gobierno en los campos de batalla y en las jornadas cívicas del frente interno; de la paralización de las mayor parte de las actividades, comprendió que estaba a punto de caer. Decidió reunir el Cuerpo Diplomático para que éste tomara bajo su protección la capital, y evitar la batalla de San josé. Al día siguiente, delegados del Cuerpo Diplomático pidieron audiencia a Figueres, que éste concedió. Las conversaciones se llevaron a efecto en Cartago, en el edificio del Colegio San Luis Gonzaga, Cuartel General del Ejército de Liberación Nacional. Figueres entregó a los parlamentarios un documento en el cual pedía rendición incondicional del gobierno y la entrega del poder a tres designados: José Figueres, Alberto Martén y Fernando Valverde Vega. El Presidente Picado rechazó la propuesta. Propuso entonces que entregaría la Presidencia al tercer designado, ingeniero Santos León Herrera.
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