Antes, durante y después de la Guerra Civil del 48
Enrique Tovar para Raíces
Adaptado y revisado para la web por CRM.
Contenido
| I. | Más allá del 48 |
| II. | Prefacio |
| III. | Cronología (Línea de Tiempo) |
| IV. | El chanchullo electoral de 1944 y la victoria de Ulate de 1948 |
| V. | La legítima victoria de Otilio Ulate |
| VI. | Bibliografía básica consultada |
Más allá del 48
Decía Benjamín Franklin que «nunca hubo una buena guerra, ni nunca hubo una mala paz». Lo doloroso del 48 fueron los muertos de uno y otro bando, las hostilidades bélicas y odios que se desataron, la zozobra nacional y la destrucción espiritual, emocional y material que pudo haber provocado.
Todas las guerras son malditas. Toda paz es bendita de Dios. Entre lo bueno del capítulo del 48 cabe mencionar la catarsis, la depuración que pudo haber producido, al revisarse y replantearse viciados procedimientos políticos, especialmente de tipo electoral, y establecerse mecanismos que condujeran a la pureza en los comicios y cimentaran la confianza del electorado en esos procesos cívicos.
A la luz de nuestra historia, el 48 indudablemente fue un salto hacia delante de una Costa Rica que atrás dejaba, en muchos aspectos, un modelo patriarcal y se abría paso hacia un estado moderno, con vías más firmes y definidas hacia el desarrollo social y económico.
Para ver o analizar un acontecimiento determinado siempre conviene echar una mirada hacia atrás y otra mirada hacia adelante. Muchas veces las elecubraciones de estudiosos o el exceso de texto de investigaciones abruman al lector y no permiten captar de forma rápida, inmediata y precisa los acontecimientos. Por recurrimos a esta forma de cronología sobre el 48, presentado por fechas a manera de cápsulas, con la intención de facilitar la comprensión de un episodio doloroso de nuestra historia pero al mismo tiempo luminoso y edificante.
Al día de hoy, cuando se conmemoran 70 años de la última Guerra Civil, entre lo bueno está, asimismo, que atrás han quedado los odios, salvo en algunos poquísimos resentidos que a veces braman en la prensa y las redes sociales. También, que en estas siete décadas Costa Rica ha sido, fundamentalmente, un país de trabajo, de progreso y de paz, donde los diversos sectores resuelven sus diferencias en las urnas, en los tribunales de justicia, o en la mesa del diálogo y dentro del imperio de la razón, como debe ser en una sociedad civilizada con un sólido Estado de Derecho.
Prefacio
Lamentablemente, pasar de la Costa Rica patriarcal -de una economía cafetalera-, a un Estado moderno, costó sangre.
Estructurar las bases hacia una nación más allá de la hacienda cafetalera, y dotarla de un Estado de derecho social, con gran impulso a la educación, a programas de salud, y estímulo a la producción, significó un salto que diversos sectores de nuestra sociedad no entendieron en su momento.
Atrás quedó la sociedad risueña y tranquila donde los gobernantes procuraban únicamente el fortalecimiento republicano y la vivencia democrática sin dar grandes aportes a la solución de los problemas sociales. La Costa Rica con presidentes llenos de sabiduría y de un admirable pacifismo, de ciudades de pocos habitantes rodeadas de plantaciones de café -ei precioso monocultivo que daba de comer a casi todos-, con sectores de población al desamparo de la atención médica y sin posibilidades de estudio o de superación, empezó a quedar atrás a partir de 1940.
Simultáneamente, las grandes potencias mundiales se desgarraban en una espantosa guerra (1939-1945) que dejó un saldo de 50 millones de muertos y también dejó al descubierto hasta donde la crueldad humana era capaz de llegar, con campos de exterminio, continentes desolados y el estremecimiento horroroso de dos detonaciones atómicas.
Los ideales sociales de Alfredo González Flores, Joaquín García Monge y del padre Jorge Volio, que se propagaron por algunos sectores de la sociedad costarricense, empezaron a encontrar forma con iniciativas del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, y cristalizaron poderosamente en muchísimos aspectos, con la obra y medidas promovidas por José Figueres Ferrer y su equipo de trabajo a partir de la Junta Fundadora de la Segunda República, conocida también como Junta de Gobierno.
Las elecciones sin fraudes, el derecho al voto de la mujer, el estatus de ciudadanos y ciudadanas a la población negra, la propagación de centros docentes, la realización de magnas obras para la electrificación nacional, la creación de la Contraloría General de la República como entidad para evitar la corrupción y procurar la mejor administración de los entes públicos, y la promulgación de una nueva Constitución Política, están entre los grandes logros que se concretaron en esa época aciaga y al mismo tiempo luminosa y edificante.
Fue un largo trayecto de 15 años que convulsionó a la Patria, no solo por las innovaciones políticas, económicas y sociales que se pusieron en marcha, sino también por los enfrentamientos bélicos que abonaron con sangre las conquistas para la construcción de un Estado moderno, en beneficio del pueblo de Costa Rica.
La pacífica Costa Rica tuvo agitaciones durante tres lustros, dichosamente solo por períodos breves, que no dejaron de perturbar la tranquilidad y que mantuvieron vivos los odios que se habían desatado con los hechos del 48. Las hostilidades emergieron con más intensidad desde 1947 con huelgas que dejaron numerosos muertos, bombas ruidosas y de sistemática detonación, escaramuzas en las calles de la ciudad capital así como en algunos pueblos. Luego, en marzo y abril de 1948, se dio el levantamiento de armas desde las montañas de Santa María de Dota, insurrección que en forma relampagueante y sincronizada llevó al poder a un hombre único en nuestra historia -sin moldes anteriores ni posteriores-, que la gente vino a conocer en forma amigable o familiar con el nombre de don Pepe Figueres.
Posteriormente arremetieron las contrarrevoluciones al tiempo que el Estado costarricense se modernizaba, se abrían más oportunidades para todos, y Costa Rica, tierra de tranquilidad y hospitalidad, encontró en el trabajo, la producción y la justicia social, el marco adecuado para que aquí siguiera prevaleciendo su tradicional paz política que dichosamente se mantiene robusta hasta el día hoy -año de 2018- cuando se celebra el 70 aniversario de aquellos 40 días de lucha armada que dejó cientos de víctimas. Período en el que indudablemente brotaron las raíces del Partido Liberación Nacional (PLN), que en nueve ocasiones ha estado al frente del gobierno del país, más los 18 meses de la Junta Fundadora de la Segunda República.
Pero, finalmente, se silenciaron los fusiles revolucionarios y contrarrevolucionarios. El tiempo se encargó de disipar los odios entre hermanos, y la contienda electoral, el diálogo entre sectores opuestos, el entendimiento -donde ha venido prevaleciendo el imperio de la razón-, dieron paso al fortalecimiento de un Estado de Derecho, que es el que debe prevalecer en una sociedad civilizada.
La presente cronología de los acontecimientos más sobresalientes de esos tres lustros, arranca pues desde la toma de poder del Dr. Rafel Angel Calderón Guardia, en 1940, y concluye en febrero de 1955 cuando se oyeron los últimos disparos de una contrarrevolución de la que hoy día muy pocos se acuerdan o que casi nadie tiene presente, por efímera e inútil que resultó.
El sosiego o serenidad que en forma definitiva se cimentó en el territorio nacional desde los primeros meses de 1955, es el marco de esta cronología que tiene por título «Antes, durante y después de la Guerra Civil del 48».
Las nuevas generaciones tienen a mano en esta línea de tiempo un orden histórico de rápida consulta, de ubicación inmediata en el tiempo, para echarle una mirada a una época que fue decisiva en nuestra historia. Y las personas mayores, a su vez, tienen a su alcance un instrumento que les facilita localizar las fechas de hechos o episodios que vivieron, o sobre los que les tocó escuchar relatos a protagonistas o testigos de primera línea de una Costa Rica que dio un salto hacia delante, aunque por ello tuvo que pagar el precio de la sangre de muchos de sus hijos, y sufrir las tribulaciones propias de las hostilidades bélicas, por pequeñas o fugaces que pudieran haber sido.
Línea de Tiempo (Cronología)
En el Parque Morazán es el traspaso de poderes, donde don León Cortés Castro le entrega la banda presidencial al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, que en febrero de ese año había ganado las elecciones con una abrumadora mayoría de alrededor del 90% de los votos.
El Gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia le declaró la guerra a Japón, nación que el día anterior había realizado el ataque de Pearl Harbour. La declaratoria la formuló antes de que Estados Unidos, la nación agredida, la hiciera.
Foto: Declaración de guerra contra el Japón, 1941
El barco bananero «San Pablo» fue torpedeado por un submarino alemán, en momentos en que era descargado en el muelle de Limón. La explosión que produjo ocasionó la muerte de 24 personas.
El Bloque de Obreros y Campesinos (realmente el Partido Comunista) fue disuelto y en su lugar emergió el Partido Vanguardia Popular. Este cambio de nombre le sirvió para no ser rechazado por la Iglesia Católica y poder establecer una alianza con el Gobierno de Calderón Guardia, popularmente debilitado. Ante pregunta pública que le formuló Manuel Mora, jefe de los comunistas, el Arzobispo de San José, monseñor Víctor Manuel Sanabria -en respuesta pública- expresó que, luego de revisar el programa del Vanguardia Popular, no veía inconveniente alguno para que los católicos que así lo quisieren, ingresaran a dicho partido.
Foto: Mitin del Partido Vanguardia Popular.
El Gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia emitió el Código de Trabajo, que fue un complemento de las garantías sociales. Su promulgación fue aprovechada con fines electoreros. Dio pie a una manifestación callejera en la que tomaron parte juntos -en un vehículo descapotado- el Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia, Monseñor Víctor Manuel Sanabria -Arzobispo de San José-, y Manuel Mora, líder de los comunistas.
Surgió el Bloque de la Victoria, al firmar el Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia (llevado al poder por el Partido Republicano) y Manuel Mora Valverde, jefe de los comunistas, un pacto electoral. Desde ese momento quedó oficializado el caldero-comunismo que habría de provocar la Guerra Civil de 1948.
Retornó al país José Figueres Ferrer, luego de casi dos años de exilio. Una gran multitud lo recibió en el aeropuerto de La Sabana, en San José.
Foto: Momento en que a su llegada al país, desde los balcones del Diario de Costa Rica, con un emotivo discurso, José Figueres anuncia la creación de la Segunda República.
Surgió el Partido Social Demócrata al fusionarse el Partido Acción Demócrata, encabezado por José Figueres Ferrer, y el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, fundado en marzo de 1940, a cuya cabeza estaba Rodrigo Facio. El Diario de Costa Rica se convirtió en el medio de expresión de este movimiento político.
León Cortés Castro, quien fue Presidente de la República de 1936 a 1940, y el líder de los oposicionistas a la alianza caldero-comunista, falleció en la ciudad de San José, a consecuencia de un derrame cerebral. Sus funerales se convirtieron en una multitudinaria manifestación política.
Estalló la Huelga de Brazos Caídos, que durante 12 días paralizó al país, y que dejó un saldo de más de una docena de muertos. En ese período menudearon los estallidos de bombas y el país sufrió una época de terror quizás como nunca antes la vivió en toda su historia.
La Policía arremetió en forma inusual, por su brutalidad, contra ciudadanos en Cartago que en las vías públicas expresaban su repudio al Gobierno de Teodoro Picado. Prácticamente estos hechos fueron el detonante para que la Huelga de Brazos Caídos tomara fuerza en otras ciudades. El joven Fernando Volio Jiménez fue víctima de una paliza por parte de la Policía, que incluso le dejó cicatrices en la cabeza por el resto de su vida.
En Cartago la industria y el comercio cerró puertas en protesta por los desmanes del Gobierno cometidos el día anterior. A partir de este día por todo el país se extendió la Huelga de Brazos Caídos. Costa Rica entró a vivir un ambiente de parálisis donde se atizaron los odios y las posiciones políticas quedaron definidas entre quienes apoyaban al Gobierno y quienes lo repudiaban.
Unas ocho mil mujeres desfilaron hacia la Casa Presidencial, frente al Parque Nacional, en San José (lugar que en la actualidad ocupa el Tribunal Supremo de Elecciones, TSE), en demanda de garantías electorales. Las mujeres se establecieron en el parque y dijeron que no se moverían del sitio hasta tanto no recibieran una respuesta positiva a su solicitud. Repentinamente, al ser las 11 y 30 de la noche, se produjo un apagón eléctrico y simultáneamente la Policía abrió ráfagas de metralla hacia los cielos -sin blanco alguno- con el propósito de que el estrépito provocara la huida de las mujeres, lo que en realidad sucedió. Esta acción de las autoridades policiales recibió el repudio general de la ciudadanía.
Se produjeron disturbios, de carácter político, dentro del templo católico de San Joaquín de Flores (Heredia), lo cual contribuyó a atizar más la tensa situación que entonces estaba viviendo el país, que se encontraba en campaña electoral. El Arzobispo de San José, Monseñor Víctor Sanabria excomulgó a los responsables de estos hechos, que no tuvieron ningún respeto por el templo. Como responsables fueron determinados miembros del Partido Republicano, el partido en el poder.
Foto: Iglesia católica de San Joaquín de Flores.
El periodista Otilio Ulate Blanco ganó las elecciones presidenciales al vencer al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia. Por primera vez en la historia electoral de Costa Rica, el proceso estuvo dirigido por el Tribunal Nacional Electoral, y los resultados de las mesas receptoras de votos, no fueron transmitidos desde la Casa Presidencial, sino que se dieron a conocer desde la sede del mencionado organismo electoral. También por primera vez fue exigida la cédula a los votantes. Todas estas medidas fueron adoptadas a fin de evitar fraudes.
Se produjo -o se provocó- un incendio en el edificio del Colegio Superior de Señoritas, en San José, donde se custodiaba la documentación electoral de los comicios del día anterior, cuyo resultado final había favorecido a Otilio Ulate. Desde la mañana de ese día hubo gran tensión, pues los calderonistas, al saberse derrotados, empezaron a decir que había habido fraude. Los dos bloques políticos se acusaron de ser los responsables del incendio, pero todo ello solo avivó más los odios y alimentó más la llama de la violencia que ya se venía dando en las calles desde casi un año atrás.
Foto: Colegio Superior de Señoritas.
Con el propósito de pacificar el país, con motivo de diversos problemas que se habían presentado por el resultado de las elecciones presidenciales, que ganó el periodista Otilio Blanco Ulate, el Presidente Teodoro Picado se reunió con los miembros del Tribunal Nacional Electoral.
Foto: Presidente Teodoro Picado.
El Tribunal Nacional Electoral dio a conocer el resultado de las elecciones nacionales para presidente efectuadas el 8 de febrero anterior: Partido Unión Nacional, que postuló a Otilio Ulate Blanco: 54.931 votos, y el Partido Republicano Nacional, que postuló a Rafael Ángel Calderón Guardia: 44.438 votos. La declaración de este fallo la firmaron los magistrados Gerardo Guzmán Quirós y José María Vargas Pacheco. El magistrado Max Koberg Bolandi salvó su voto, alegando que el recuento de los sufragios no se pudo concluir en el plazo fijado por el Tribunal y por tanto correspondería al Congreso resolver al respecto. Una vez conocido el resultado, Calderón Guardia pidió al Congreso la nulidad de las elecciones, pues alegó que había habido vicios en el padrón electoral. Con ello Calderón Guardia desconoció el pacto del 3 de agosto de 1947, con el que se dio fin a la Huelga de Brazos Caídos, en el cual el Gobierno y los opositores acordaron aceptar, como definitiva, la resolución que emitiera el Tribunal Nacional Electoral sobre el resultado de los comicios de febrero de 1948.
Foto: Max Koberg Bolandi
El Dr. Carlos Luis Valverde Vega fue herido de bala mortalmente cuando fue cercada la casa donde se encontraba por la Policía que andaba buscando a Otilio Ulate, el candidato triunfador de los comicios del 8 de febrero. Valverde Vega murió el 3 de marzo a consecuencia de las heridas.
Foto: Así quedó la casa del Dr. Carlos Luis Valverde, en Barrio Don Bosco en San José, después de la balacera que se produjo.
El Congreso (hoy Asamblea Legislativa) declaró nulas las elecciones nacionales que ganó el periodista Otilio Ulate el 8 de febrero de 1948. El Congreso, con 27 votos de los caldero-comunistas contra 19 de los de oposición, consideró que hubo fraude en las elecciones presidenciales, pero validó los comicios de diputados, que se efectuaron con base en el mismo padrón que se utilizó para escoger al futuro presidente de la República. El partido oficial, los calderonistas, junto con los comunistas, habían obtenido mayoría parlamentaria. Por otro lado, entre los 19 diputados que votaron contra la anulación de las elecciones presidenciales, había tres del partido oficial, y otro -también calderonista-, que estaba en desacuerdo con esa medida, fue secuestrado para que no pudiera asistir a la sesión parlamentaria. De este modo el Congreso desconoció el pacto del 3 de agosto de 1947, con el que se dio fin a la Huelga de los Brazos Caídos, en el cual el Gobierno y los opositores acordaron aceptar, como definitiva, la resolución que emitiera el Tribunal Nacional Electoral sobre los comicios de febrero de 1948. Esta fue la única vez en la historia de Costa Rica que las elecciones nacionales fueron anuladas.
Foto: Calderón Guardia presenta la solicitud al Congreso —de mayoría Calderonista—, para anular las elecciones. 1º de Marzo de 1948,
En el Hospital San Juan de Dios falleció el Dr. Carlos Luis Valverde Vega a consecuencia de las heridas de bala que recibió dos días atrás cuando su residencia fue rodeada por la guardia del Gobierno de Teodoro Picado. Por sus servicios al país, especialmente por ser uno de los mártires del 48, se le declaró Benemérito de la Patria. El ahora cantón de Sarchí en Alajuela llevó sus apellidos.
Antigua penitenciaría central, conocida como «la peni»; actualmente Museo de los Niños.
El periodista Otilio Ulate Blanco, fue encarcelado en la Penitenciaría Central (hoy Museo de los Niños) aunque liberado poco después. Este mismo día falleció el Dr. Carlos Luis Valverde Vega, con lo cual la situación política se hacía cada vez más difícil.
Las disputas políticas se protagonizaron en diversos lados. Una de ellas ocurrió en este día en el restaurante Chelles, en la Avenida Central de San José, que dejó un saldo de un muerto y varios heridos. Los ánimos cada día se iban caldeando y el país no parecía salir de la crisis en que se encontraba.
Al filo de la medianoche, desde las montañas de Santa María de Dota y de Tarrazú, y ante la situación política confusa y agitada que vivía el país, José Figueres Ferrer lanzó su grito Revolucionario, llamando a las armas a los costarricenses que anhelaran la pureza electoral y les pidió oponerse al régimen de Teodoro Picado Michalski, Rafael Ángel Calderón Guardia y los comunistas. Figueres, en su hacienda «La lucha sin fin», fue acompañado por un pequeño grupo de ciudadanos que apenas portaban unas cuantas armas. La noticia cayó como una bomba en San José, y rápidamente se desparramó por todo el territorio nacional. Inicialmente las fuerzas del Gobierno no tomaron en serio al emergente caudillo, pero en días posteriores se dieron cuenta de que Figueres se había metido de lleno en esta campaña, y que poco a poco costarricenses de todo el país se iban uniendo a su movimiento el cual, un mes después, alcanzó la victoria.
Las fuerzas rebeldes encabezadas por José Figueres Ferrer recibieron el primer embarque de armas procedentes del extranjero. En este día arribaron a San Isidro de El General dos aviones con armas y con unos cuantos combatientes, básicamente instructores, procedentes de Guatemala.
El Estado Mayor del Ejército de Liberación Nacional, comandado por José Figueres Ferrer, realizó su primera reunión en Santa María de Dota.
Santa María, Provincia San José, Costa Rica
Elementos del Ejército de Liberación Nacional, tomaron puerto Limón, en la zona del Caribe, con solo una víctima -Rolando Aguirre-, gracias a la acción sorpresiva y relampagueante de los rebeldes figueristas. La captura de esa ciudad fue vital para las fuerzas revolucionarias pues abrió otra vía para recibir armas del extranjero.
Foto: José Figueres se dirige a la Legión Caribe en Limón. Revolución del 48.
Culminó la «marcha fantasma» exitosamente realizada por el Ejército de Liberación Nacional al tomar, sorpresivamente, la ciudad de Cartago, con lo cual los rebeldes encabezados por José Figueres Ferrer pusieron en jaque al Gobierno de Teodoro Picado. La estrategia, denominada plan Magnolia, fue dirigida por el general dominicano Miguel Ángel Ramírez. La Guerra Civil se adentró así en su fase más crucial y decisiva al mismo tiempo.
Se produjo uno de los combates más sangrientos de la Guerra Civil, al enfrentarse en El Tejar del Guarco las fuerzas revolucionarias con soldados del Gobierno. Al acabar la batalla, quedó un saldo de 235 caídos (incluidos los fusilados en Quebradillas); de ellos, alrededor de 40 pertenecientes al ejército figuerista. En este combate participaron efectivos nicaragüenses al lado de las fuerzas del Gobierno. En la lucha se destacó Frank Marshall Jiménez.
El Tejar, Provincia Cartago, Costa Rica
Foto: Uno de los «tanques» usados por las fuerzas del gobierno en la Batalla del Tejar.
El presbítero Benjamín Núñez, capellán de los rebeldes, fue nombrado representante del Ejército de Liberación Nacional en las negociaciones que se emprendieron con representantes del Gobierno de Teodoro Picado, con el propósito de encontrar una solución pacífica y acabar con las hostilidades bélicas.
En la Embajada de México se efectuó un encuentro entre representantes del Gobierno de Teodoro Picado y los rebeldes alzados en armas con el propósito de establecer una solución pacífica y acabar con la violencia que desde hacía un mes conmovía y enlutaba al país.
Concluyó la última Guerra Civil en la historia de Costa Rica. En la Embajada de México, en San José, representantes del Gobierno de Teodoro Picado y del Ejército de Liberación Nacional, suscribieron un acuerdo de paz, con lo cual se puso fin a las hostilidades bélicas iniciadas el 11 de marzo de 1948.
Foto: En esta mesa se firmó el 19 de abril de 1948 el «Pacto de la Embajada de México» que puso fin a la guerra civil de Costa Rica.
Teodoro Picado, quien se vio forzado a renunciar a la presidencia de la República, salió exiliado hacia Nicaragua.
Foto: Teodoro Picado Michalski durante su exilio en Nicaragua.
Interinamente asumió la presidencia de la República el ciudadano Santos León Herrera, mientras los rebeldes triunfadores prepararon una Junta de Gobierno que asumió el mando, también temporalmente, a partir del 8 de mayo de 1948.
Foto: Santos León Herrera.
Se produjo el desfile de la victoria al entrar el Ejército de Liberación Nacional a San José y asumir la dirección de los cuarteles. Una multitud apiñada a lo largo de la Avenida Central, vitoreó a los triunfadores. Don Pepe Figueres, como ya cariñosamente se empezó a llamar a José Figueres Ferrer, desfiló en un vehículo descapotado.
Otilio Ulate y José Figueres Ferrer firman un pacto, mediante el cual don Pepe pasaría a gobernar durante 18 meses, para organizar el país, y luego le entregaría el poder a Ulate, ganador de los comicios del 8 de febrero de 1948.
Foto: José Figueres lee el Pacto Figueres-Ulate. Lo acompañan Santos León Herrera y Alberto Martén Chavarría.
La Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por José Figueres Ferrer, emitió el Decreto de Nacionalización de la Banca. El texto fue redactado por Alberto Martén y de inmediato don Pepe Figueres le puso el «ejecútese».
Foto: Placa con el Decreto-Ley de la Nacionalización Bancaria, que está en las oficinas centrales del Banco de Costa Rica.
José Figueres Ferrer, jefe de la Junta Fundadora de la Segunda República, abolió el ejército en Costa Rica, para lo cual, como acto simbólico, dio un mazazo a una de las paredes del cuartel Bellavista, en San José. Dicho cuartel fue transformado en la sede del Museo Nacional.
(Recreación)
Se efectuó una elección nacional para escoger a los integrantes de la Asamblea Constituyente, convocada por la Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por José Figueres Ferrer. El resultado fue el siguiente: Partido Unión Nacional, 34 constituyentes; Partido Constitucional (calderonista), 6; Partido Social Demócrata (figuerista), 4, y Confraternidad Nacional, 1.
Desde Nicaragua, y al mando de Rafael Ángel Calderón Guardia, un grupo de calderonistas en el exilio entró al territorio nacional para combatir a la Junta Fundadora de la Segunda República presidida por José Figueres Ferrer. La invasión contó con el apoyo de Anastasio Somoza García, dictador de Nicaragua. De esta manera se inició lo que se conoce como la Contrarrevolución.
Las fuerzas invasoras de Rafael Ángel Calderón Guardia emboscaron a una brigada de la Cruz Roja Costarricense, en El Murciélago (Guanacaste), a consecuencia de lo cual murieron seis de sus integrantes: Antonio Facio Castro, médico; Jaime Gutiérrez Braun, ingeniero; Jorge Quesada González, sacerdote; Oscar Mainieri Ibarra, abogado, Edgar Ardón Brenes y Jorge M. Delgado Flores.
Un destacamento de las fuerzas del Gobierno fue capturado en Puerto Soley (La Cruz, Guanacaste) por las fuerzas de Calderón Guardia que desde el 10 de diciembre de 1948 entraron al país desde Nicaragua. En el combate, por la toma de esta localidad, fallecieron el Lic. Eloy Morúa Carrillo, Efraín Roldan Pérez, Bernal Vargas Facio, y Víctor Manuel Víquez Arguedas. Los calderonistas luego se retiraron a Nicaragua, llevándose a un grupo de prisioneros los cuales, días después, fueron enviados a San José.
Foto: Pequeño monumento en Puerto Soley que recuerda a los caídos.
Fue instalada la Asamblea Constituyente, que le dio una nueva Constitución Política a Costa Rica. Entre sus novedades incluyó como precepto constitucional el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), como ente independiente, y el derecho al sufragio de las mujeres. La Constituyente fue convocada por la Junta de Gobierno, presidida por José Figueres Ferrer, con el propósito de restablecer el orden constitucional y para que se redactara una nueva Carta Magna. Los constituyentes tomaron de base la Constitución Política promulgada en 1871.
Se produjo el llamado «Cardonazo«, cuando Edgar Cardona Quirós se hizo fuerte en el Cuartel de Artillería, del que era su comandante. Inicialmente la insurrección puso en apuros al Gobierno presidido por José Figueres Ferrer, pero, posteriormente, con la acción audaz y oportuna de Frank Marshall, así como la acción de otros sectores leales a Figueres, la intentona golpista fue reducida. El saldo fue de seis muertos y 25 heridos. Cardona y varios de sus acompañantes fueron enviados a la Penitenciaría. Poco tiempo después fueron liberados.
Foto: Don José Figueres en el Cuartel Bellavista rodeado por algunos de sus hombres leales. 4 de Abril de 1949.
La Junta de Gobierno presidida por José Figueres Ferrer creó el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que se convirtió en una entidad básica para el desarrollo de Costa Rica.
Fue aprobada la nueva Constitución Política, con base en la de 1871. Esta Carta Magna incluyó la creación de las instituciones autónomas, el Servicio Civil, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), el derecho al voto femenino, y la Contraloría General de la República.
La Junta Fundadora de la Segunda República, encabezada por José Figueres Ferrer, entregó el poder a Otilio Ulate Blanco, quien había ganado las elecciones el 8 de febrero de 1948, pero el Congreso de entonces las anuló el 1º de marzo de 1948. De esta forma don Pepe Figueres, al igual que lo había hecho casi 125 años atrás Gregorio José Ramírez, entregó el poder no obstante haberlo conquistado en lucha armada. Ambos hechos son únicos en América Latina.
Foto: El presidente de la Junta de Gobierno José Figueres, el Dr. Marcial Rodríguez presidente del Congreso y Otilio Ulate, en el momento del traspaso de poderes.
Fue creado el Banco Central de Costa Rica.
En la finca La Paz -propiedad de Francisco Orlich-, en San Ramón de Alajuela, fue fundado el Partido Liberación Nacional (PLN). De esa manera se concretó una idea que había brotado un año antes en Ginebra, Suiza, donde se encontraron José Figueres Ferrer, Francisco Orlich Bolmarcich, Daniel Oduber Quirós, tres de los principales miembros de la Junta Revolucionaria de 1948, y Luis Alberto Monge Álvarez. En ese encuentro en Europa se estableció que la nueva organización política estuviera sustentada en la ideología social demócrata. Los colores verdiblanco de su bandera empezaron a ondear y acariciar por vez primera el viento de la Patria, el 8 de marzo de 1952 cuando José Figueres Ferrer lanzó su candidatura presidencial para los comicios del 26 de julio de 1953.
Bajo La Paz, Piedades Norte, San Ramón, Alajuela
Foto: Memorial en La Paz de San Ramón, recordando la fundación del Partido Liberación Nacional.
José Figueres Ferrer asumió su primer mandato constitucional, como consecuencia de su triunfo electoral del 26 de julio de 1953, al vencer a Fernando Castro Cervantes, del Partido Demócrata. Figueres obtuvo el 65% de los votos emitidos.
Foto: Toma de posesión José Figueres Ferrer.
El Gobierno de José Figueres creó el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU), con la misión de facilitar casas a las personas de limitados recursos.
Un avión de la fuerza aérea de Nicaragua, enviado por Anastasio Somoza, lanzó descargas de ametralladora sobre San José. Estas acciones movilizaron al Gobierno de José Figueres Ferrer para organizar sus tropas y adquirir dos aviones en Estados Unidos a fin de repeler los ataques.
Foto: Batería antiaérea en la Penitenciaría Central, hoy Museo de los Niños.
Se produjo el primer combate de la Invasión del 55, que se inició desde el 11 de enero de 1955. La batalla se produjo cerca de la hacienda Santa Rosa (al norte de Guanacaste). Entre otros, fallecieron los periodistas Jorge Vargas Gené y Oscar Cordero Rojas, así como Leonardo Montalbán, Eduardo Lobo, Mario Cordero Croceri y Rodolfo Chavarría.
Hacienda Santa Rosa, Santa Elena, Provincia Guanacaste, Costa Rica
Concluyó la Invasión del 55, que se había iniciado a principios de enero de 1955. El saldo fue de 11 muertos y 20 heridos por parte del Gobierno de José Figueres Ferrer, y 15 muertos y 62 heridos por parte de los invasores (calderonistas), que contaron con el apoyo de Anastasio Somoza García, dictador de Nicaragua. El 20 de enero aviones del Gobierno atacaron la Hacienda El Arreo, en Guanacaste, que sirvió de cuartel general de los calderonistas, que lo habían abandonado pocas horas antes del bombardeo aéreo.
El chanchullo electoral de 1944 y la victoria de Ulate de 1948
Basta hacer una revisión y una evaluación lógica sobre los resultados electorales de 1940 a 1948 para obtener una doble conclusión: en 1944 sí hubo fraude a todas luces y Otilio Ulate sí ganó legítimamente los comicios del 48. Vamos por partes. El Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, en 1940 llega a la presidencia de la República por un apoyo abrumador electoral, nunca antes visto, al obtener 90.005 votos, o sea, el 84% de los sufragios emitidos. Realmente no tuvo oposición, pues fueron muy débiles sus contrincantes, el Bloque de Obreros y Campesinos (comunistas), que consiguió 11.011 votos (10%) y el Partido Confraternidad 6.860 (6%)
El Gobierno de Calderón Guardia (1940-1944) tuvo mucho desgaste popular. Por un lado hizo un desenfrenado gasto público y por otro las medidas sociales -incomprendidas en su momento por trabajadores y patronos- golpearon severamente la imagen del Dr. Calderón Guardia. También por abusos personales (construcción y asfaltado de vía a Tapantí, finca de los Calderón), persistentes rumores de corrupción, falta de autoridad policial cuando se produjo el saqueo a los establecimientos comerciales de extranjeros (alemanes, italianos y españoles) en 1942, y seguidamente la expulsión del país de José Figueres Ferrer, quien fue interrumpido en un discurso por la radio, lo que significó un evidente bozal a la libertad de expresión. Además, la situación del país fue difícil por efectos de la Segunda Guerra Mundial. Ese desgaste pudo haber significado un 50% del apoyo electoral que recibió en 1940, cuando el Republicano Nacional fue prácticamente partido único. A partir del Gobierno de Calderón Guardia las fuerzas políticas del país quedaron divididas mucho tiempo en dos bloques.
Pero, curiosamente, con los resultados de las elecciones del 13 de febrero de 1944, el Partido Republicano Nacional (en el poder, con Teodoro Picado como candidato presidencial) presenta apenas un mínimo desgaste, pues obtiene 82.173 votos (menos de un 10% de los sufragios de 1940) contra un León Cortés Castro que sumó apenas 44.435, y que había hecho una manifestación de fuerza histórica, al llenar de gente toda la Plaza González Víquez, al sur de la ciudad de San José, pocos días antes de los comicios. Todavía algo más increíble: el partido cortesista no obtuvo un solo diputado por la provincia de San José, papeleta que encabezaba José Figueres Ferrer. Es obvio que si el desgaste del Gobierno de Calderón Guardia había sido tan grande, por los diversos factores arriba apuntados, su caudal electoral se tuvo que haber reducido considerablemente. Por eso, los votos de 44.435 que se le consignaron a León Cortés más bien pareciera que debieron haber sido los de Teodoro Picado, y los de éste los de León Cortés. Desde entonces emergió la figura de la «inversión de los votos en el conteo», que consistió precisamente en lo expuesto anteriormente. Es decir, sumarle al candidato oficial los votos mayoritarios y a su rival inmediato los de menor cuantía. Téngase en cuenta que entonces la lectura de los telegramas con el resultado de las juntas electorales se hacía en la Casa Presidencial. La garantía de la pureza electoral estaba reñida con la imparcialidad o con el mínimo de controles y transparencia que debe haber en todo proceso electoral.
En síntesis, es evidente que Teodoro Picado jamás pudo haber obtenido los votos que se le consignaron -por el gran deterioro que sufría el partido en el poder- y tampoco la fuerza electoral de León Cortés pudo carecer de la obtención de un solo diputado por la provincia de San José. Se trató del chanchullo electoral más descarado de la historia del país.
La legítima victoria de Otilio Ulate
El proceso de 1948 -cuyo triunfador fue el periodista Otilio Ulate Blanco, candidato del Partido Unión Nacional (que aglutinó todas las fuerzas de oposición)-, permite ratificar que en 1944 sí hubo fraude electoral al tiempo que coloca las cosas en el orden histórico lógico, al haber obtenido 54.931 votos contra 44.438 del Partido Republicano Nacional, que postuló al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia. Esa suma de sufragios calderonistas, los 44.438, se acomodan más a lo que debieron haber sido los votos de Picado en el 44, y no los 82.173 votos que se le consignaron. Al mismo tiempo, los 54.931 votos que consiguió Otilio Ulate pone de relieve el número aproximado de ciudadanos que ya desde 1944 se venían oponiendo al eje Calderón Guardia-Teodoro Picado-comunistas. Los números de los comicios del 8 de febrero de 1948, ratificado por el Tribunal Nacional Electoral el 28 de febrero de 1948, parecen correctos a la luz de los resultados de los comicios de 1940 a 1948. En esta elección de 1948 por primera vez el conteo estuvo a cargo de un tribunal electoral, por primera vez un tribunal electoral emitió la resolución del resultado, y por primera vez se exigió la cédula de identidad para emitir el voto. Es decir, se establecieron controles básicos para garantizar un proceso electoral más limpio, respetándose hasta donde fuera posible -con base en esas innovaciones- la voluntad popular.
Todavía más, el 3 de agosto de 1947, a fin de acabar con la Huelga de Brazos Caídos, el Gobierno de Teodoro Picado y los sectores de oposición, acordaron -entre otras cosas-, respetar como definitiva la resolución del resultado electoral del 8 de febrero de 1948 que emitiera el Tribunal Nacional Electoral. El primero en desconocer ese acuerdo, el 9 de febrero de 1948, fue el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, y el 1º de marzo de 1948, hizo lo mismo el Congreso, cuya mayoría tenían los diputados caldero-comunistas. En ese día el Congreso declaró nulas las elecciones presidenciales. Curiosamente no hizo lo mismo en lo que correspondió al nombramiento de diputados, para lo cual se utilizó el mismo padrón electoral. Claro, en los comicios del 8 de febrero de 1948, el caldero-comunismo había obtenido mayoría en el Congreso, y por eso consideró legítimo el capítulo respectivo a los legisladores.
Ante un panorama como el expuesto, a un hombre de paz como José Figueres Ferrer, no le quedó más recurso que alzarse en armas, a fin de entregarle el poder -unos 20 meses después- a su legítimo ganador, Otilio Ulate Blanco, que por cierto no participó en la Revolución.
Bibliografía básica consultada
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