Anécdotas de Juan José Echeverría Brealey (2)
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Que parecido a Figueres
En una oportunidad allá por los años 60, el Centro de Estudios Democráticos de América Latina (CEDAL), celebraba en las instalaciones de La Catalina un curso para dirigentes de las Juventudes Democrático Revolucionarias de América Latina (JUDRAL) en donde se había programado una conferencia al final de la tarde por parte de don Pepe. Como presidente de la Juventud Liberacionista que en ese momento era, fui invitado a la conferencia. Don Pepe y algunos de nosotros llegamos cuando los latinoamericanos se encontraban recibiendo lecciones y los esperamos en el salón principal, a la par del cual existía el antiguo bar de La Catalina. Don Pepe, que posiblemente tenía sed, se puso detrás del mostrador a buscar algunos refrescos y nos ofreció a los que ahí estábamos. El mismo sacó los vasos y nos estaba sirviendo cuando terminó la clase en que se encontraban los compañeros de Latinoamérica que entraron al salón.
Uno de ellos que había conocido antes, pero que era primera vez que venía a Costa Rica, se me acercó y me dijo: «que parecido el señor que está sirviendo al expresidente Figueres» yo le dije «es más que parecido, es el expresidente Figueres».
Esa actitud de don Pepe resultaba absolutamente incompresible para los jóvenes latinoamericanos.
Entonces están jodidos
Recuerdo muy especialmente otra ocasión allá por los años 80 en que vino a Costa Rica el ciudadano haitiano Jaén Bernard Sansaric, que en ese entonces con su Partido Popular Nacionalista Haitiano andaba buscando apoyo para un movimiento armado en contra de «Baby Doc» y contactó con políticos importantes de la Izquierda Democrática Latinoamericana. Me solicitó que le consiguiera una cita con don Pepe, que cuando le expliqué de qué se trataba, accedió gustoso.
Nos fuimos a la casa de don Pepe situada en San Ramón de Tres Ríos donde nos atendió con su característica informalidad y él mismo chorreó café para darle a sus visitantes.
Sansaric trató de explicarle a don Pepe sus planes para organizar una invasión a Haití que contaba con el respaldo y la ayuda del Gobierno Francés. Después de muchas explicaciones don Pepe, abruptamente, le interrumpió y le preguntó con quién estaban aliados ¿si con la KGB o con la CIA?. Se le contestó por parte de los haitianos que con ninguna de las dos. Que ellos eran un partido nacionalista independiente y socialdemócrata y que no tenían compromisos ni vínculos con ninguna de las dos centrales de inteligencia ni con las fuerzas políticas que representaban. Don Pepe se sonrió y les dijo poco más o menos lo siguiente: «entonces están jodidos, yo he vivido conspirando para derrocar dictadores toda mi vida y en esa labor he tenido que relacionarme tanto con la CIA como con la KGB. Les digo que la KGB es más leal y la prueba de ello está en que por fin logramos botar a Somoza».
Huelga decir la sorpresa que esta espontánea manifestación de don Pepe causo en los haitianos, que posiblemente no siguieron su consejo, pues su intento de revolución fracasó.
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