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El Frente Norte

EL ASESINATO DEL DOCTOR CARLOS LUIS VALVERDE VEGA


El tres de marzo de 1948, nos asombró a todos los costarricenses una de las noticias más nefastas, dolorosas, trágicas y dramáticas de toda la historia nacional. Las emisoras de radio nos despertaron con una noticia verdaderamente lamentable. Al efecto, amenizaban sus programas con las notas de la desfalleciente «Marcha Fúnebre», la más célebre de todas las marchas fúnebres del mundo. A veces era interrumpida con las notas del Himno Nacional y lacónicamente trasmitida la infausta del asesinato del Dr. Carlos Luis Valverde Vega, a manos de los sicarios del gobierno, el célebre asesino Tavío, de origen cubano, mercenario de las fuerzas del Gobierno de Teodoro Picado.

El Dr. Valverde se encontraba en su casa de habitación en San José, reunido, según se dijo, con algunos personajes dirigentes de la oposición. Se anunció que trataban de la organización de la Revolución que pronto estallaría y ello ocasionó que Tavío con un pelotón de criminales como él, asaltaran la casa del doctor Valverde y sin darle oportunidad de defenderse, cayó mortalmente herido en el jardín del frente de su casa y luego rematado para no dejar dudas de su muerte.

El doctor Valverde había nacido en San Ramón, hermano de los Valverde de los que hemos hecho mención, Licenciado Rogelio Valverde y don Rodrigo Valverde, hombre agricultor de grandes méritos. Todos ellos, prominentes en la vida nacional y el doctor, notable por su inteligencia como médico, era, por su preparación e idoneidad, mencionado para ocupar la presidencia de la República. Además, era un hombre valiente y generoso y por eso había que acabar con su vida.

Pocos años antes, había ocurrido otro crimen horrendo. Había sido asesinado otro eminente médico nacional: el doctor Moreno Cañas. Otro de los grandes y famosos galenos que adornan y prestigian el Cuerpo Médico Nacional y de quien se asegura que hacía y hace milagros, ya que realizó curaciones realmente milagrosas. Aun se cuenta que hay personas que mantienen en su hogar retratos del médico, a los que se mantienen con velitas encendidas como si veneraran la efigie de un santo.

Pues bien, estos asesinatos, cuyo origen jamás comprendió el pueblo costarricense, llenaron de amargura el ambiente nacional. Ambos de carácter político, llevaron a la conciencia del costarricense el convencimiento de que nuestro país se encontraba en una encrucijada de la que no había otra salida que el movimiento armado.

El dolor y la amargura que produjo el asesinato del Dr. Valverde, por ser más reciente y el más cruel, enterneció y estremeció el alma costarricense hasta lo más profundo y obligó a todos los costarricenses de corazón puro y digno, a tomar la dura decisión de empuñar las armas para acudir en salvaguarda de la Patria mancillada por mercenarios extranjeros y aun por malos hijos de esta Patria.

Ejemplos como los anteriores, no dejan lugar a dudas de la razón de la causa revolucionaria y de la ineludible obligación de luchar por la nobleza de una bandera que debía ser izada en honor del prestigio nacional.

El asesinato del Dr. Valverde tuvo verdadera influencia moral y directa en la decisión del pueblo costarricense para la participación heroica en la guerra que se avecinaba. Este hecho brutal tuvo repercuslón en todos los ámbitos patrios, toda vez que el doctor era muy estimado como profesional y de gran sensibilidad humana.

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