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Esta comedia no es divina

Comienza el gobierno del doctor

Capítulo 15

Comienza el gobierno del doctor

Los años que Federico había vivido recientemente lo habían motivado para creer en el trabajo como única fuente de progreso. Esta época estuvo inspirada por el Presidente León Cortés, que acostumbraba levantarse a las cinco de la mañana para ir a ver si los trabajadores de Obras Públicas llegaban temprano a sus labores.

León Cortés sobresalió por su empeño en construir obras de gran necesidad en todo el país y por su notoria honradez en el manejo de los fondos del Estado. En febrero de 1940 se realizaron elecciones para designar al sucesor y no hubo entonces, como en otras ocasiones, una gran lucha por alcanzar el Poder.

Uno de los hombres de gran prestigio que pudo haber sido candidato en esa oportunidad era el Dr. Ricardo Moreno Cañas, pero una bala homicida terminó con él y el país perdió a uno de los médicos más ilustres de la época.

La otra figura que logró sobresalir entonces fue la del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia; médico joven, recién graduado en Bélgica, conocido como hombre de sentimientos muy nobles. Curaba de gratis a los pobres y tenía grandes inquietudes por llegar a establecer en Costa Rica las reformas sociales que ya se pregonaban en Europa: socialización de la medicina y reglamentación laboral para dar

al trabajador una jornada razonable, un salario justo y derecho a vacaciones y a prestaciones por despido. Todas estas ideas se discutían en el ambiente, pero fue sin duda alguna el Dr. Calderón Guardia quien logró políticamente capitalizarlas a su favor.

Cuando llegó el día de las elecciones, Calderón Guardia, nominado por el Partido Republicano Nacional, prácticamente no tenía contrincante. Por ahí apareció una papeleta que proponía para presidente a Virgilio Salazar Leiva, candidato por el Partido Confraternidad Nacional (que antes se había llamado Confraternidad Guanacasteca y había sido fundado por el Dr. Francisco Vargas Vargas); pero este señor era totalmente desconocido y su inscripción como candidato sirvió solamente para simular una lucha que no existió. La verdad es que el prestigio alcanzado por el Dr. Calderón dejaba sin oportunidad a cualquier candidato que se le opusiera.

El gobierno de Calderón, que comenzó el 8 de mayo de 1940 dio muy pronto muestras de ser bastante diferente al de León Cortés. Don León era un hombre muy estricto y exigía eficiencia en el trabajo; no se andaba por las ramas si había que despedir a alguien por indisciplina o por incompetencia.

Con la llegada del Doctor, estas características de orden y severidad en la función pública fueron desapareciendo poco a poco; los seguidores de Calderón, cuando se criticaba su tolerancia, decían que el Doctor era muy bueno y no se atrevía a maltratar a nadie. Quizá en algún grado eso era cierto, pero resultó funesto para la administración pública, porque a veces se confunde la bondad con la alcahuetería.

Por una parte, el equipo de gobierno se preocupaba por impulsar las leyes sociales que habían servido de base a la campaña política, y por otra, amigos inescrupulosos que no le faltan a ningún gobierno comenzaron con sus maquinaciones subterráneas para aprovechar la función pública en beneficio propio. Y si al gobernante no se le podía imputar esa conducta, al menos era responsable de la indulgencia.

No obstante estas deficiencias de gobierno que comenzaban a aflorar, hay que abonarle a Calderón Guardia dos grandes realizaciones al puro comienzo de su gobierno:

Primero, la reapertura de la Universidad de Costa Rica, que había sido clausurada a fines del siglo anterior por razones económicas. Se abrían para la juventud nuevas puertas en beneficio de la cultura; ya existían las escuelas de Derecho, Farmacia, Artes, Pedagogía, Agricultura y Música; ahora se instalaban aulas para estudiar Ingeniería, Cirugía Dental, Ciencias Económicas y Filosofía, formándose así un valioso complejo universitario reunido todo bajo una sola rectoría.

Segundo: tanto el Dr. Calderón Guardia en Costa Rica como el Dr. Arnulfo Arias Madrid en Panamá, habían prometido en sus campañas políticas arreglar el viejo problema de límites entre los dos países, problema que en 1921 casi nos lleva a una guerra por la exaltación de los ánimos. Ahora, ambos políticos hacían honor a sus palabras formalizando un arreglo definitivo que puso fin a la querella, estableciendo así una paz duradera. Nunca se volvió a hablar de problemas limítrofes en la frontera con Panamá.

Mientras tanto, en el Congreso se comenzaban a discutir las leyes que dejarían establecido el Código de Trabajo y la Caja Costarricense del Seguro Social.

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