La historia del aguinaldo
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“Las cámaras empresariales se opusieron, y presionaron mucho a don Mario Echandi. Don Mario me lo vetó, y mandó una propuesta distinta, que consistía en generar una participación de los empleados en las utilidades. En México no resultó realista, porque, como tenían que compartirlas, entonces las empresas casi no reportaban utilidades.
“Hubo forcejeos y negociaciones. No era un veto total. Don Mario hace una nueva propuesta y la devuelve, por medio de don Luis Demetrio Tinoco, un gran hombre, ministro de Educación del Doctor Calderón, y secretario de la Presidencia de don Mario.
“Entre lo que iba y lo que venía, lograron quitarme los votos de los diputados de la Unificación, que eran Memo Villalobos Arce, Nago Hernández, Guillermo Jiménez Ramírez y Rolando Laclé.
“Los llamo y les digo ´¿cómo ustedes, que son del gobierno de las reformas sociales, se oponen al aguinaldo?´. Era un poquito de celo político. Ellos sabían que el aguinaldo me iba a dar fama.
“Alejandro Morera Soto era diputado del calderonismo y se oponía. Me reuní con él. Me dijo que esa ley iba en contra de los agricultores, y le expliqué que no era para los cogedores. Además, mi hermano Víctor Julio había sido jugador cuando Alejandro era capitán del equipo. Eso me ayudó mucho.
“También se oponía Sancho Robles, porque dijo que era muy difícil para los lecheros. Me comentó que él estaría de acuerdo si lo hacíamos escalonado. Le contesté que lo que podía ofrecer era mi palabra de honor de que iba a presentar el proyecto de reforma de la ley para hacerlo escalonado.
“Cuando don Mario estaba festejando que yo no había logrado sacar adelante el aguinaldo, le llegó el bombazo. Fue tal el boom y el éxito del aguinaldo, que nadie se volvió a interesar en el proyecto que yo presenté, como había prometido, para ponerlo en práctica paulatinamente. Finalmente se quedó tal y como estaba.
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