Tres veces diputado
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Luis Alberto Monge fue diputado en tres ocasiones. La primera de ellas fue en 1949 cuando, a la edad de 23 años, integró la Asamblea Nacional Constituyente. La segunda oportunidad, cuando es elegido en 1958. Y vuelve a ser legislador en 1970. Fue jefe de fracción y Presidente de la Asamblea Legislativa.
-Usted fue diputado en el tercer gobierno de don Pepe, cuando dicen que nacieron todos estos problemas en su partido.
-Es cierto que Don Pepe estaba más cansado, pero, por ejemplo, desde la Asamblea Legislativa le dimos al país 859 leyes, proporcionalmente la cifra más alta en toda la historia del Poder Legislativo.
-¿Usted preparó su candidatura desde la Asamblea Legislativa?
-No. Más bien, hice obra desde la Asamblea Legislativa. El Parlamento es mi más importante escuela de formación política. Dejé huella. Alguna gente del partido empezó a decirme que quedó latente mi liderazgo en el Congreso, donde logré aglutinar legisladores de los diferentes partidos políticos, para conseguir la aprobación de importantes leyes para el país.
-Usted fue candidato en dos ocasiones. En la primera, perdió contra alguien que creció en Liberación Nacional y que luego se fue, como ocurrió treinta años después con Ottón Solís. Antes ya había ocurrido lo de Rossi en el 58, pero esa salida de Carazo, cercana a su gobierno, ¿ya era señal de crisis en el partido?
-No, no es así. Una vez me preguntó esto Enrique Benavides (qdDg), y me dijo que si la salida de Carazo se debió a la gravitación personal excesiva de Figueres sobre el partido, sobre todo por su candidatura del 70. La gravitación excesiva sí se dio, pero no fue por eso que se apartó Rodrigo Carazo, sino que se fue cuando esa gravitación no funcionó a su favor. Don Pepe lo metía en todo. Cuando ya no le sirvió Don Pepe para sus intereses, fue cuando lo denunció tan airadamente.
“Lo que ocurrió es que don Rodrigo se sintió muy seguro del apoyo de Figueres para su candidatura de 1970 y vio en una confrontación Oduber-Figueres grandes posibilidades de triunfo para él. No obstante, esta confrontación hubiera sido desastrosa para el partido, porque Oduber contaba con la maquinaria, y Carazo creía contar con el apoyo de Figueres. Posiblemente, entreviendo la posibilidad de esta peligrosa coyuntura, José Figueres decidió postularse él, y esta decisión no la pudo aceptar Rodrigo Carazo.
-Pero, como le dijo Benavides, Carazo también denunció ese fenómeno de los negocios personales en asocio con las funciones partidistas o de gobierno.
-Don Rodrigo Carazo es un político que, antes de ser Presidente, nunca se consagró a la política exclusivamente, sino que combinaba ese quehacer con exitosos y grandes negocios y empresas. A lo largo de los años, nos hemos hecho muy amigos, y no quiero juzgar su actuación antes de ser presidente y durante su administración.
-¿Fue Don Pepe el responsable de que se abrieran portillos peligrosos?
-Todas esas circunstancias dolorosas que se dieron desde el año 70 separaron poco a poco a nuestro partido de sus fuentes originarias de inspiración, y han dado lugar a que factores puramente emocionales o liderazgos de tipo personal hayan marcado a veces el rumbo. No hay duda de lo que el partido y el país le deben a Don José Figueres; pero Figueres fue muchas veces mucho más un líder emocional que un líder político. Esto explicaba que, a su lado, se encontraran tantos amigos y apasionados partidarios tanto conservadores como de izquierda. Por las mismas o parecidas razones, el partido como partido no pudo vincularse en forma sistemática a algunos de los gobiernos liberacionistas. Ha faltado relación recíproca en todos los casos.
-¿Qué recuerda usted de su enfrentamiento con Carazo? Se dice que fue la primera campaña mediatizada.
-En esa campaña, gravitó muy negativamente, en las acciones que apoyaban mi candidatura, el enfrentamiento muy amargado entre Figueres y Oduber. Acababa de ganar yo la convención, y salió una entrevista que le hicieron a don Pepe en la revista ´New Republic´, haciendo fuertes cargos de corrupción al gobierno de Oduber, que era del partido. A partir de ese momento, yo me precipité en picada, en todas las encuestas.
-Utilizaron la frase de que con Monge, lo barren, lo barren…
-En una entrevista, declaró que a mí me barría Carazo. Gente muy cercana a don Pepe se fue con Rodrigo Carazo, no tanto por estar contra mí, sino por estar contra Daniel Oduber.
“Creo que en ese momento Don Pepe llegó a creer que yo era de la escuela de Daniel. No se pueden revelar las cosas que sé de la inquina de don Pepe contra Daniel”.
-¿Siempre creyeron que usted era de los incondicionales de Oduber?
-Sí, creían eso, aunque no fuera cierto.
-¿Se sintió traicionado por Don Pepe o por Oduber?
-Sentí el dolor de que ninguno de los dos, Don Pepe ni Daniel, me apoyaba. Daniel preparaba el prospecto de Carlos Manuel Castillo.
-¿Fue muy duro Carazo contra usted?
-La campaña de Carazo fue apoyada por un consultor norteamericano, reconocido por su éxito en campañas negativas. Entiendo que Figueres le envió una carta a alguien, no sé si a Rodrigo, en la que le manifestaba que no le parecía correcto que se hubieran usado armas tan negativas contra mí. Por ejemplo, hubo un decomiso de millones de papelería en mi contra, que la tenían preparada para el final, hablando sobre mi vida social, sobre mi alcoholismo.
“A pesar de que el Tribunal Supremo de Elecciones hizo ese decomiso, en los últimos días distribuyeron en las casas de zonas rurales documentos en los que decían que yo no era católico, que era casado con una judía y que me había casado siete veces. Diay, era un Richard Burton pero panzón (risas).
“Había un operativo de teléfonos. Cada vez que yo no podía llegar a una reunión, por desorden o desorganización, decían que era que estaba internado para desintoxicarme. Por ejemplo, una vez me programaron dos reuniones a la misma hora, una en Desamparados y otra en Puntarenas. Mandé a Alfonso Carro a la de Puntarenas y me quedé en la otra. Después de la campaña supimos que utilizaron eso para lanzar el rumor de mi alcoholismo”.
-¿Qué pasó después de la campaña?
-Yo quedé mal. Daniel había insistido mucho en que pusiera en la jefatura de la campaña a Carlos Manuel Castillo. Lo sacó de la vicepresidencia de él para prepararlo para la futura campaña en contra mía. Eso significó sacrificar a Alberto Fait, que era mi jefe de campaña. Alberto fue tan generoso que siguió trabajando igual. El otro problema que me crié, fue que le di el primer lugar de San José a Carlos Manuel Castillo.
-En la precampaña, usted se enfrentó a don Hernán Garrón (qdDg). ¿Generó eso división en el partido?
-Alguna de la gente que estuvo con Hernán no se vino conmigo. Hernán quería el primer lugar por San José, al igual que Carlos Manuel. Pero lo puse en la segunda campaña, cuando gané.
“Cuando perdió contra mí, lo primero que hizo fue irse un tiempo para Venezuela. Después volvió, pero no toda su gente se vino conmigo. Él creía que yo le iba a dar el primer lugar por San José, pero yo había adquirido un compromiso con Daniel”.
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