Partido sin ideales
Contenidos
-¿Qué es lo que ha pasado con Liberación Nacional?
-Que hemos perdido coherencia y nos hemos alejado de las inspiraciones originales. Hay que regresar a las fuentes originarias de inspiración, así como a un concepto más ético del quehacer partidario. Es necesario un deslinde claro entre los negocios personales y las funciones de partido o de gobierno. Si un liberacionista quiere hacer negocios, que los haga. Está en su derecho. Pero no mientras sea funcionario del partido o funcionario de gobierno. Además, el partido no puede conformarse con una existencia propiamente legal, satisfaciendo las exigencias normativas del Código Electoral en cuanto a asamblea, comités, convocatorias, etcétera. Para que un partido político pueda estar en condiciones de participar realmente en los destinos de un pueblo, debe tener un programa de trabajo y una organización mucho más ambiciosos que no se circunscriben a los períodos de campaña electoral y que trascienden los requisitos mínimos de la legislación electoral vigente. El partido debe ser una empresa de todos los días, constante y dinámica y no simplemente una entidad política legalizada.
-Una vez le dijo usted a don Ignacio Santos que la política es brutal.
Es que la política es una jungla, es una cosa brutal, es de puñaladas, de puñaladas no sólo de los adversarios.
-Le pregunto ahora, lo que le preguntó don Ignacio hace un tiempo, ¿está en peligro su partido?
-Ya se van acumulando tantos errores y tanta mediocridad y ya también se fortaleció esa línea que yo denuncié desde el 11 de abril de 1970, en la Asamblea Nacional, a gente que llega al partido no a ayudar al país, no a ayudar a los gobiernos, sino que a ver qué agarran para hacer negocios, y eso ya no lo soporta el pueblo de Costa Rica. Ganar una convención y ganar unas elecciones, para mí, no es lo importante. Lo importante es ganarlas con una visión de futuro y con una visión de futuro que salve al Partido Liberación Nacional.
-Antes, usted hablaba de postulados básicos.
-De cuatro postulados. Que eran que el partido político debe tener un carácter permanente y doctrinario, pero no debe entenderse como un fin en sí mismo. Que debe contar con democracia interna. Los cargos se deben asignar de “abajo hacia arriba”; nunca mediante la designación exclusiva por parte de los dirigentes. Que debe tener una función docente. El partido debe ser una escuela de democracia y educación ciudadana. Y, algo que hay que recordar ahora: que la dependencia en determinadas figuras o dirigentes políticos, en torno a los cuales gira la vida del partido, conduce al origen de luchas intestinas por el poder y al abandono de los principios y las funciones primordiales de la organización política democrática.
“Siempre dije que debe evitarse la mezcla de los negocios personales con el desempeño de las funciones en el partido y el gobierno. No cumplir con esto le hizo daño al partido y al país. Siempre denuncié que el partido se estaba convirtiendo en un ´departamento de asuntos electorales´.
Comentarios Facebook